—¿Sabes en que parte nos encontramos exactamente?

—¿Eh?

El peliverde miró a un lado y otro algo confundido hasta que dio con el camino que los llevaría hasta Sendoshi.

—No lo sé, pero creo que si seguimos ese camino deberíamos de llegar a Sendoshi.

Intentó apuntar en dirección a aquel camino, pero como si de una descarga eléctrica se tratase un extraño dolor en su brazo derecho lo detuvo en seco. No era excesivamente doloroso, pero sí lo suficiente como para replantearse utilizar ese brazo hasta estar seguro de lo que le sucedía.

Daigo miró su brazo —que ahora estaba completamente vendado hasta el codo— intentando descifrar como había acabado en ese estado. Una pelea, un puñetazo y una descarga eléctrica era todo lo que conseguía recordar. Nada más.

—Si quieres podemos ir juntos, quizá en el hospital de Sendoshi me puedan mirar esto.

—No lo sé, pero creo que si seguimos ese camino deberíamos de llegar a Sendoshi.

Miré el camino que señalaba el peliverde pero luego vi la figura fémenina de Koko, y qué figura... Inevitablemente mis ojos siguieron los pasos de la rubia, se marchaba directamente a Sendoshi por el sendero. —Koko! Espera!— Me apresuré a caminar unos cuantos pasos tras ella, pero no sabía sí me había escuchado o no.

—Si quieres podemos ir juntos, quizá en el hospital de Sendoshi me puedan mirar esto.

Volteé a ver a lo que se refería Daigo y mis ojos se abrieron de par en par evidentemente por la sorpresa del vendaje, ¿cómo lo había pasado por alto?

—¿Cómo te hiciste eso? Será mejor que te acompañe y vayamos a que te revisen...— Me acerqué a él retrocediendo unos cuantos pasos para observar con detalle el cabestrillo que le colocaron. —¿Quien te lo puso?— Pregunté. Realmente sentía que estaba olvidando algo importante pero no lograba recordar el que...

Mientras caminaba pudo escuchar perfectamente como gritaban su nombre, fue extraño pero allí estaba un pelirrojo que… Justo para cuando ella volteó, él hizo exactamente lo mismo y dejó de mirarle. «¿Qué? »Sumamente extraño, pero no estaba segura de nada, y siendo que sentía cierto vacío por no recordar absolutamente nada de lo que ocurrió en el día sencillamente optó por acercarse a aquellos dos personajes.

—¿Me hablaron…? —Preguntó mientras se acercaba algo desconfiada.

Mantenía una mirada suspicaz, que alternó entre el shinobi de Amegakure y el de Kusagakure.

Les conocía, creía saber que uno se llamaba Keisuke y el otro Daigo, pero no quería arriesgarse a soltar nombres y también estaba el factor de no recordar absolutamente nada. Era molesto y tal vez aquellos dos tenían algo que ver con ello, lo cual sería considerablemente malo.

Los ojos de Keisuke se abrieron como platos en vio el vendaje que llevaba Daigo en su brazo derecho, y no era para menos, pues el peliverde creía recordar que estaba perfectamente cuando despertó aquella mañana.

Estuvo a punto de responderle a Keisuke de alguna manera, de explicarle que él tampoco tenía idea alguna de como se había hecho daño o de por qué su brazo estaba vendado, pero la visión de una despampanante chica rubia inundó su cerebro y se encargó de deshacerse de todo su léxico.

—¿Me hablaron...?

—Eeeeeeeh...

Sus mejillas se sonrojaron un poco y su boca se quedó abierta mientras intentaba —sin éxito— articular palabra.

Volteó para mirar a Keisuke un segundo, luego miró a Koko y volvió a mirar a Keisuke.

—...Eeeeeh ¿Se conocen?

"¿Se conocen?". Le resultaba especialmente extraño preguntarles algo como eso a ellos dos, pues él también los conocía a ambos. ¿Verdad?

O eso es lo que él creía...

—¿Me hablaron...?

La voz de Koko anunció su vuelta, viré a verla.

—Eeeeeeeh... ...Eeeeeh ¿Se conocen?

El tono de duda se hizo presente en el peliverde, y es que no podía decir nada al respecto, después de todo frente a nuestros orbes se encontraba una bellezon; mis mejillas se enrojecieron un poco ya que la rubia buscaba una justificación a su llamado.

—Sí... ¿Tú no las conoces?— Pregunté con extrañeza al shinobi, aunque sinceramente no lograba recordar como me había topado con ese par, lo que estaba seguro es que esos eran sus nombres y nos habíamos visto en algún lugar.

—Pues...-- Me dirigí a la kunoichi. —Daigo se ha lesionado y también vamos a Sendoshi, pensé que podríamos ir juntos...— Señalé el vendaje que tenía el ninja como justificación. —Voy a acompañarlo al hospital para que le vean esas heridas.—

—Aunque aún no me dices como te has hecho esas heridas.— Lancé una mirada fugaz a Daigo.

—No estoy segura —respondió al peliverde.

La expresión de confusión en Koko era evidente, no estaba segura de nada de lo que había ocurrido hasta que el pelirrojo soltó una desafortunada frase.

—Sí... ¿Tú no las conoces?—dijo el chico.

La kunoichi dudó por un instante, pero miró en todas direcciones y no había ninguna otra fémina por allí cerca por lo que las opciones eran muy pocas dentro de su cabeza.

*Paf*

Se escuchó, como cuando alguien busca matar un mosquito golpeando las manos, solo que esta vez había sido la mano de la rubia contra la mejilla del de Amegakure.

La cara de la chica era otra, mostraba molestia y sus mejillas estaban levemente enrojecidas, sin mencionar que hacía un esfuerzo inútil por cubrir su busto con el otro brazo.

—¡Maldito pervertido! —Exclamó claramente enfadada con Keisuke.

Un segundo después, ignorando todo lo demás incluyendo el brazo roto del shinobi de Kusagakure, la joven pecosa desapareció de la escena empleando el siempre fiable Sunshin no jutsu. De esta manera se aseguraba que ninguno de los dos pudiera seguirla mientras regresaba a Nantonoya, donde al menos podría tener un momento de paz.

«¡Mira que hablar de las tetas de una chica de esa forma! »Pensaba muy molesta mientras marchaba.

—¿No las conoces? —Repitió con una voz más aguda de la cuenta como una clara burla al médico.

Lo demás que fue murmurando a medida que caminaba era algo totalmente inentendible, pero probablemente fueran una parda de insultos al denominado ”pervertido”.

—Sí... ¿Tú no las conoces?

¿Conocerlas?, ¿a quienes?

El peliverde no respondió completamente confundido, pues él no habia visto a ninguna otra chica en todo el lugar y al parecer Koko tampoco.

*Paf*

Enfadada y avergonzada, la rubia abofeteó a Keisuke con fuerza.

—¡Maldito pervertido!

Por el sobresalto, Daigo no pudo hacer nada más que mirar lo que sucedía completamente desconcertado, mientras se preguntaba cómo demonios se le había ocurrido a Keisuke decir algo así frente a ella.

Sin más, la chica se apresuró en marcharse utilizando el Sunshin no jutsu con tal de no estar mucho más tiempo cerca de aquel "pervertido".

—Eso ha sido desafortunado... —dijo mientras miraba el lugar donde estaba parada Koko hace apenas un segundo—. Si con "las conoces" te referías a Koko... la verdad es que tampoco estoy muy seguro.

*Paf*

Un azote ardiente hizo que mi cara se voltease a un lado, incrédulo por lo que acababa de ocurrir.

—¡Maldito pervertido!

Escuché por parte de la rubia en un tono de reprimenda y luego desapareció tras un parpadeo corporal que había visto en alguna otra oportunidad, llevé mi mano a mi mejilla, aún estaba anonadado por aquella reacción ¿acaso había dicho algo malo?

Pero no pasaron muchos minutos para que Daigo me sacara de la duda y escuché como manifestaba mi supuesto error.

—Eso ha sido desafortunado... —dijo mientras miraba el lugar donde estaba parada Koko hace apenas un segundo—. Si con "las conoces" te referías a Koko... la verdad es que tampoco estoy muy seguro.

—¿Yo dije eso?— Pregunté sorprendido por aquel desliz. —Vamos... Que no fue mi intención.— Manifesté acariciando levemente mi mejilla que seguro estaba enrojecida con la marca de la mano de la kunoichi. —Es que... Sinceramente no recuerdo de donde la conozco y a ti tampoco, me quedé pensando en ello y a lo mejor hubo la confusión.— Traté de justificarme de la mejor manera posible.

—Será mejor que vayamos andando al hospital sino se nos hace tarde.— Aseguré mientras daba los primeros pasos en sentido a Sendoshi.

—A todas estas...— Tomé una breve pausa para volver a hablar del tema. —No me dijiste sí la conocías o no.—

—¿Yo dije eso? Vamos... Que no fue mi intención —dijo Keisuke visiblemente confundido por lo que le había sucedido—. Es que... Sinceramente no recuerdo de donde la conozco y a ti tampoco, me quedé pensando en ello y a lo mejor hubo la confusión.

—Será mejor que vayamos andando al hospital sino se nos hace tarde.

—Vamos.

Mientras se dirigían hacia Sendoshi, Daigo empezó a mover su brazo y su mano para comprobar que tan herido estaba.

Maldición...

Daigo apretó su puño derecho con fuerza a pesar del dolor, frustrado solo por pensar que quizá esta lesión le impida participar en el torneo.

...Esto no puede dejarme fuera del torneo, no antes de empezar, no ahora que por fin he encontrado algo por lo qué esforzarme.

Entonces Daigo decidió que combatiría incluso con su brazo lesionado si hacía falta, todo con tal de demostrar que podría hacerlo, que por una vez podría combatir al mismo nivel que el resto de ninja.

—A todas estas...

—¿Eh? —Keisuke consiguió sacarlo por completo de sus pensamientos.

—No me dijiste sí la conocías o no.

—No —respondió sin titubear—. O sí, no lo sé, pero lo mismo me pasa contigo, uhhh... ¿Kōsuke-san?

Dijo el primer nombre que se le vino a la cabeza, con la esperanza de que aquello le ayudase a recordar mejor quién era aquel chico y de qué se conocían.

—No —respondió sin titubear.

"Rayos, ¿será que me estoy volviendo loco? Conozco persona que no me conocen y digo cosas que no quiero decir..." Me dije tras considerar si mi función mental se mantenía intacta.

O sí, no lo sé, pero lo mismo me pasa contigo, uhhh... ¿Kōsuke-san?

—Keisuke...— Comenté rápidamente para corregir al peliverde, aunque lo hice por inercia, un segundo más tarde caería en cuenta en que nunca le había dicho mi nombre, no que recordara, y Kōsuke y Keisuke eran muy parecidos para una coincidencia como esa, ¿no? —Ves! Keisuke y Kōsuke se parecen mucho, aquí hay gato encerrado.— Comenté con seguridad mientras intentaba darle la vuelta al asunto en mi mente.


Nuestros pasos nos llevaron al hospital de la capital del país, el camino hacia allí no había sido muy largo y tampoco muy ameno ya que nos mantuvimos un buen rato avanzando en silencio. Me encargué de dejarle en la manos de los médicos locales puesto que no tenía caso esperarle sí no recordaba más que su nombre y ni siquiera sabía como lo conocía...

—Espero no sea nada grave y que puedas participar en el torneo.— Comenté con sinceridad mientras lanzaba otra mirada fugaz a aquel cabestrillo. —Nos vemos.— Sin más que decir me esfumé del lugar con un gran dolor de cabeza.