Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—Digo que me preocupa que desciendas desde semejante altura, Ayame. Esos hilos metálicos son muy resistentes, pero como te haya salido defectuoso… —respondió él, con cierta vacilación. Pero ella no vacilaba. De hecho, con cada palabra que salía de los labios de aquel zorro de ojos rojos, le daban más ganas de cometer aquella locura—. No sé, Ayame. Pero si de verdad no te fías de mí y quieres comprobarlo, adelante.
Ella asintió.
—Eso pienso hacer.
Lanzó el kunai hacia arriba. El arma pasó junto a una de las ramas más gruesas que se extendían desde el tronco del árbol, y con un suave giro de muñeca, el hilo topó con ella y comenzó a enrollarse a toda velocidad hasta que quedó como tope el arma de filo. Ayame tiró varias veces del alambre, asegurándose de que aguantaría su peso sin problemas, y después de respirar hondo por última vez, se arrojó al vacío. La gravedad tiró de su cuerpo, y un extraño cosquilleo le subió desde el estómago al sentirse caer. Sin embargo, Ayame apretó las mandíbulas y se agarró con todas sus fuerzas al hilo, dejándose caer como el picado de un halcón sobre su presa.
El descenso duró varios angustiosos y eternos segundos y justo antes de llegar al suelo, Ayame chasqueó la lengua contra el paladar. La onda sonora se expandió a su alrededor, cargada con su chakra, se expandió a su alrededor. El eco de los obstáculos que encontrara llegaría de nuevo hasta ella...
Y le revelaría dónde se encontraba el dichoso brick.
Datsue evitó justo a tiempo chasquear la lengua, no delatando así su encubierta disconformidad. Sabía que había muy pocas probabilidades de que Ayame encontrase el cigarrillo, pero si el brick todavía mantenía su transformación… Si Ayame lo encontraba justo antes de que el sello dejase de hacer efecto…
Ni su laureada labia le sacaría de aquel atolladero.
«Tengo que ganar tiempo…» Pero tiempo era, precisamente, lo que le escaseaba. Porque la kunoichi, sin demorarlo más, lanzó el kunai con hilo hacia una de las gruesas ramas que había sobre sus cabezas, haciendo que se envolviese en él y quedase bien sujeto.
Su corazón, latiendo a mil por hora. Su sangre, fluyendo caliente por sus venas. Sus ojos, entornados de pronto. El tiempo pareció detenerse, como cuando ves ese kunai directo a tu cabeza y, por un instante, es el instinto y no la mente la que mueve tu cuerpo. Entonces, lo supo.
Actuó antes de pensar. Su mano, liberando el kunai sellado en la palma. Su cuerpo, inclinándose sobre la valla para alcanzar el hilo del que colgaba Ayame. Un repentino brillo mortal recorrió el filo del kunai. Se produjo un giro de muñeca, y entonces…
… el halcón se estrelló.
¿O sería capaz de remontar el vuelo? En honor a la verdad, Datsue era un cabrón, pero no un cabrón asesino. El Uchiha había cortado el hilo cuando Ayame ya había ejecutado buena parte del descenso. De caer mal, no debería llevarse más que algún contado chichón o moratón. «Te avisé que el hilo podía ser defectuoso, Ayame…» Un pensamiento mezquino que por un momento cruzó su cabeza.
De forma apresurada y nerviosa, guardó el arma incriminatoria colocándola entre su yukata y el obi, para luego inclinar todavía más su cuerpo hacia adelante y llevar una mano abajo, como si quisiese alcanzar a la kunoichi y salvarla de semejante desgracia.
—¡¡¡AYAME-CHAAAAAAAAAN!!! —chilló Datsue, como el novio que ve al amor de su vida cayendo tras un precipicio.
Mientras tanto, a unos metros de donde Ayame caería o aterrizaría, un pequeño brick perdió su transformación, volviendo al inocente y diminuto cigarrillo que en realidad era. Casi al mismo tiempo, Datsue se dio cuenta de su error. De su doble metedura de pata. Si Ayame ya no confiaba en él como para creer que lo del brick no era cosa suya…
… ¿cómo esperaba que se tragase que lo del hilo había sido un accidente?
«Oh, mierda...» A aquellas alturas, solo había un plan al que amarrarse, y ese era...
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Pero antes de que llegara a tocar suelo, el tiempo pareció detenerse durante un breve instante.
De repente sintió un extraño chasquido, y el hilo por el que se estaba deslizando perdió toda la tensión. Su cuerpo pareció flotar un instante en el aire, antes de que las garras de la gravedad la apresaran y tiraran de ella hacia el abismo. Ni siquiera tuvo tiempo de gritar. El corazón de Ayame se congeló en su pecho y ni siquiera escuchó el alarido de Datsue, un par de decenas de metros más arriba. Vio con terror cómo el suelo se abalanzaba sobre ella como un tsunami. Y supo con total certeza que no tenía manera humana de evitar el impacto.
Fue su instinto de supervivencia el que actuó.
Ayame se estampó contra el suelo. Pero no fue carne y huesos lo que encontró aquel monstruo de tierra, roca, hierba y hojas crujientes. Sino agua. Una violenta explosión de agua que volvió a caer tal y como había ascendido. Y, tras unos breves segundos de tensa pausa, se fue recomponiendo en una aturdida muchacha que luchaba por reincorporarse. Jadeaba con el gesto contraído por el dolor, pero no había marca alguna en su cuerpo que mostrara aquel daño. Sin embargo Ayame no estaba preocupada por eso. Miraba el hilo de alambre entre sus manos, profundamente confundida, y alzó la mirada hacia arriba.
—¿Cómo puede ser...? Me he asegurado de que fuera seguro... —Arriba, el kunai seguía amarrado a rama y el hilo colgaba justamente hasta la misma altura desde donde había saltado. Era en ese punto donde se había roto. Una súbita y amarga sospecha se instaló en el pecho de Ayame, pesada como el golpe de un martillo. Miró aterrada a Datsue, que la observaba inclinado sobre la valla de seguridad. Parecía preocupado... Parecía...—. No puede ser... —susurró, retrocediendo un paso.
Uchiha Datsue... ¿Había intentado matarla?
¿Pero qué razón iba a tener para hacer algo así?
Con un jadeo de angustia y sin perderle de vista, chasqueó con fuerza la lengua contra el paladar. Y la onda sonora se expandió a su alrededor, cargada con su chakra. El eco de los obstáculos que encontrara llegaría de nuevo hasta ella...
Y le revelaría dónde se encontraba el dichoso brick.
¤ Seidō: Hankyōteī ¤ Camino de la Voz: Ecolocalización - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos: Ninjutsu 40 - Gastos:
12 CK
(Ninjutsu 60) 18 CK (divide regeneración de chakra)
- Daños: - - Efectos adicionales:
Permite percibir la presencia y ubicación de cualquier objeto sólido en el momento actual
(Ninjutsu 60) Permite mantener la técnica en el tiempo
- Sellos: Pájaro (activar) - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 1 metro a la redonda por cada 10 puntos en Percepción
La tercera de las técnicas de voz de Ayame.
Como si de un sónar se tratara, la ecolocalización consiste en la interpretación del eco recibido a partir del rebote del sonido emitido contra cualquier objeto sólido. Conociendo este fundamento, Ayame ha sido capaz de desarrollar una técnica que le permite emular este fenómeno. Mediante la emisión de chasquidos o sonidos vocales de diferente frecuencia, aplica su propio chakra a las ondas sonoras que se extienden a su alrededor y es capaz de interpretar el eco recibido e identificar cualquier objeto sólido que se encuentre en el radio de acción de la técnica y su ubicación.
En el nivel más básico de la técnica sólo es capaz de tomar una instantánea del momento en el que la realiza, de modo que los movimientos podrían pasar desapercibidos si no es capaz de interpretarlos. Sin embargo, con algo más de maestría, Ayame puede mantener la técnica en el tiempo y utilizar la ecolocalización como si de sus propios ojos se tratara durante el tiempo que se mantiene activa.
«Cuando me fallan mis ojos, confío en mi oído.» — Aotsuki Ayame.
A aquellas alturas, solo había un plan al que amarrarse, y ese era...
… el de siempre.
Por suerte, Ayame logró aterrizar sin un rasguño, gracias a esa habilidad tan suya de convertir su cuerpo en agua. El Uchiha ya se lo había visto hacer en su primer encuentro, así como en algún lance puntual en las rondas finales del torneo mientras él se encontraba de espectador. Una técnica defensiva asombrosa, ahora que lo pensaba, porque, ¿cómo herir el agua?
—Contaminándola —farfulló para sí—. ¡Un momento, Ayame-chan! ¡Ahora acudo en tu ayuda! —chilló, desgañitándose la garganta.
Entonces retrocedió un par de pasos, justo para desaparecer de la vista de la kunoichi, y realizó el sello de la clonación. A su lado, surgió un Kage Bunshin no Jutsu.
—Hora de ejecutar el plan maestro —dijo el clon.
El Datsue real asintió, y le pasó un paquete de hilo shinobi.
—Kusagakure… —murmuró, con voz trascendental—, no Jutsu.
El clon se cuadró y le despidió con un saludo marcial. Acto seguido, guardó el kunai de su cintura —la copia del arma incriminatoria— en el portaobjetos, a la vez que sacaba un shuriken y pasaba el hilo metálico por su agujero. Del mismo modo en que había hecho Ayame, lanzó la estrella metálica a una de las ramas que pasaban por encima de su cabeza, haciendo que diese un par de vueltas sobre ésta y quedase bien amarrada.
—¡¡¡Ahí vooooooooy!!! —exclamó, saltando por encima de la valla.
• • •
Por las calles colgantes de Tane-Shigai, un joven chico iba dejando un rastro de improperios, chillidos y amenazas tras de sí. Por cada hombre atropellado, por cada mujer empujada, una nueva exclamación. Y es que ese joven chico con yukata y ojos zorrunos corría y braceaba como un pollo sin cabeza, con la espalda exageradamente encorvada hacia atrás y, por ende, la cabeza mirando más hacia el cielo que a lo que tenía ante sí.
Ese chico se llamaba Uchiha Datsue, y estaba haciendo lo que mejor se le daba hacer. Lo que todo kusajin aprendía cuando recibían la placa de shinobi. Huir.
—¡¡¡YEEEEEHAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
• • •
—Fiuu… ¿Estás bien, Ayame-chan? —preguntó el clon, una vez efectuado su descenso y aterrizado en tierra firme. Ayame, que no había permanecido ociosa, había encontrado un cigarrillo empapado gracias a su técnica de voz. El brick, no obstante, no aparecía por ningún lado.
¤ Kage Bunshin no Jutsu ¤ Técnica del Clon de Sombras - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Ninjutsu 70 - Gastos: 20 CK, el chakra restante se divide entre el número total de clones al final de cada turno (la regeneración de chakra se divide entre el número de clones) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Sello de clonación especial - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Similar a la técnica de clonación estándar, esta técnica crea clones del usuario. Sin embargo, estos clones son copias idénticas, no ilusiones ni imágenes. El chakra del usuario se distribuye equitativamente entre todos los clones creados por este método, dándole a cada copia una fracción equivalente del poder total del usuario. Los clones son capaces de realizar técnicas por sí mismo, de cualquier tipo, y pueden incluso sangrar, aunque se dispersarán ante tres golpes físicos cualesquiera o un ataque lo suficientemente fuerte (30 PV o más). Los clones también pueden dispersarse a la orden del usuario.
Cuando estos clones son creados, replican todas las armas no consumibles, pero sólo quitarán la mitad de daño. Es posible "pasarle armas" al clon al crearlo, en este caso el usuario pierde dichas armas de su repertorio y las posee su clon.
Los clones de sombra no pueden ser diferenciados del original, ni siquiera con el Byakugan, ya que todas las réplicas y el original tienen exactamente la misma cantidad de chakra y no están hechas de ninguna otra sustancia. Los clones devuelven al original las experiencias recibidas al dispersarse, siendo útiles para entrenamientos que requieran mucho tiempo, y para enviarlos a misiones de espionaje o recogida de información.
Debido a la forma en la que los clones son creados, el usuario debe dividir su chakra por igual entre él y sus copias, posible usando todo el chakra del que disponen rápidamente si hace demasiados clones. Además, se requiere bastante cantidad de chakra para poder hacer muchos clones. Si el usuario original queda con menos de 25 CK, todos los clones se deshacen. Para que los clones se coordinen entre sí y puedan realizar acciones combinadas, el usuario tiene que tener al menos 20 puntos de Inteligencia por cada clon creado. Todos los clones pueden usar hasta -25 CK, pero si alguno de ellos lo hace, la cantidad negativa de ese chakra también pasa al usuario, con lo que podría quedar inconsciente.
Los jinchuuriki son capaces de usar esta técnica hasta el extremo, ya que cuando se crea un clon se divide tanto el chakra del usuario como el chakra del bijuu disponible (y si en total el original tiene más de 25 CK, la técnica permanecerá activa). Sin embargo, no pueden utilizarse si se activan las capas de chakra de bijuu y no se controla a la criatura, pues la presencia del bijuu podría desestabilizar a los clones o tomar posesión del usuario. Incluso si el bijuu está controlado y dominado, si el usuario no tiene su favor podría aprovechar una fragmentación de más de un clon utilizando su chakra para tomar posesión de su cuerpo y liberarse.
(Ninjutsu 100) Siempre existe un enlace entre el original y el resto de clones. A pesar de que el usuario posea numerosos clones, él siempre podrá utilizar todo el chakra que quiera para sus técnicas, extrayéndolo del resto de clones. Después, el chakra vuelve a repartirse.
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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Y allí lo vio. Un pequeño y empapado pitillo que sobresalía a duras penas entre la hierba y la hojarasca. Con el rostro sombrío, Ayame se agachó para cogerlo y miró a su alrededor. Usó un par de veces más sus ecolocalización para asegurarse, pero no había rastro del susodicho brick.
—Maldito Uchiha... —maldijo entre dientes, aplastando el cigarrillo en su puño apretado. Durante un instante, llegó incluso a apenarse que no fuera la cabeza de Datsue la que estuviera estrujando.
—¡¡¡Ahí vooooooooy!!!
El Uchiha se descolgó en rapel, tal y como había hecho ella, y la muchacha apenas se le quedó mirando unos instantes. Unos instantes antes de que su mano se dirigiera a su portaobjetos. El alarido de rabia que Ayame no llegó a expresar se canalizó en el peligroso silbido de las dos estrellas de metal cuando surcaron el aire con una bonita parábola y terminaron por coincidir unos pocos metros por encima de Datsue, seccionando de forma limpia el hilo shinobi por el que se estaba descolgando. Por lo que, de no hacer nada para evitarlo, terminaría precipitándose contra el suelo, como ella había hecho segundos atrás.
De todos modos era Uchiha Datsue. Un astuto zorro... No... Un astuto y un maldito tanuki.
—Deuda saldada.
Tal y como había avanzado aquella surrealista escena, ya no podía esperar que el Uchiha le diera ningún tipo de explicación que pudiera tomar por válida, por lo que tendría que tirar de su sentido común. Y lo que le decía el sentido común era que aquel chico, de alguna manera que no alcanzaba a comprender, había transformado el cigarro en un brick para engañarla y hacerle aspirarlo. Ya ni siquiera se creía la versión de que había sido un Fūinjutsu. Perro, jabalí, carnero. Aquellos habían sido los sellos que había utilizado. Y, aunque no comprendía cómo funcionaban las técnicas de sellado, aquellos coincidían exactamente con los sellos de la técnica de transformación. En su momento no le había prestado demasiada atención, porque además la técnica de transformación sólo te permitía transformar al propio ejecutor en otra cosa, pero ahora estaba convencida de que Uchiha Datsue era capaz de transformar los objetos en otros.
Dos estrellas metálicas pasaron volando por encima de su cabeza, segando el hilo del que pendía. De forma limpia, rápida y escalofriantemente tranquila. ¿Quién había sido la mano ejecutora? La que sería su verdugo: Aotsuki Ayame.
—¡¡¡Ayame-chaaaaaaaaaan!!! —chillaba mientras caía, agitando los brazos como un pollo sin cabeza.
Quiso pensar en alguna técnica salvadora, en cualquier cosa que amortiguase la caída. Cuando se quiso dar cuenta, ya era demasiado tarde. El duro y frío suelo le recibió como una vieja amante despechada, y sus huesos emitieron un doloroso crujido. Un crujido y…
…¡Pluf!
• • •
Uchiha Datsue detuvo su frenética huida. Su clon había caído, nunca mejor dicho. Aotsuki Ayame había descubierto su verdadero ser, y, a falta de conocer cómo reaccionaría a las dos venganzas que había dejado en ella —una literalmente y otra a través de su novio—, y de si también averiguaría que había sido él, lo único que sabía a ciencia cierta era que…
…se había ganado una enemiga en Amegakure no Sato. Aquel había sido el precio de su vendetta. Solo el tiempo diría si le había salido rentable. Por el momento…
Solo quedaba correr.
• • •
Y una nube de humo envolvió el cuerpo del Uchiha, que desapareció del mundo como si de una simple ilusión se hubiese tratado. Una mala pesadilla. Un simple Genjutsu.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Aquel grito se clavó en sus tímpanos durante demasiado tiempo, antes de que el cuerpo de Datsue terminara de estrellarse contra el suelo. Ayame se llevó una mano a los labios, horrorizada. Pensaba que el Uchiha, como ella, tendría algún modo de evitar aquel destino fatal. Durante un instante se arrepintió profundamente de haberse dejado llevar por su rencor...
Hasta que el Uchiha estalló en una boluta de humo y desapareció sin dejar rastro.
La kunoichi suspiró profundamente.
—Ya no sé ni por qué me sorprendo —farfulló entre dientes, arrojando con rabia los restos del cigarro al suelo.
Datsue había huido al ver que Ayame se acercaba peligrosamente a la realidad que con tanto esfuerzo intentaba ocultarle. ¿Por eso había cortado su hilo también? ¿Pero qué clase de loco psicópata era?
—Todos los Uchiha son iguales... —añadió para sí, con lágrimas en los ojos, antes de darse media vuelta y echar a andar. En aquellos instantes, su única preocupación era deshacerse de aquel amargo sabor que llenaba su paladar y de la contaminación que llenaba su cuerpo. Aquella humillación era algo de lo que nadie podía enterarse jamás.
Pero Ayame estaba decidida a no dejarse engañar de nuevo. Y menos por él.
En un principio, Datsue no le había parecido una mala persona. Pero ahora, para ella, no era más que un vil y rastrero tanuki que mentía más que hablaba. Y lo peor era que, aunque ella no lo sabía, aquello no había terminado...
El tanuki aún le tenía preparadas un par de sorpresas más.