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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Cada uno había viajado hasta el valle por su cuenta. Datsue, Eri, Hana. Cada uno de mis conocidos había caminado por su cuenta hasta él lugar, o tal vez juntos, pero no conmigo. No, no, no es que me dejasen solo. Yo había decidido viajar por mi cuenta para meditar.

Observé mi reflejo en las claras aguas de aquél lago en el que una vez peleé contra un jounin de Amegakure. ¿Había cambiado algo o seguía siendo el mismo? Desde luego, en mi reflejo, solo se veía el paso del tiempo, y no es que me hubiera hecho viejo, pero había crecido.

Ja, por más que miré el lago ni va a aparecer un espíritu del agua fuese a salir del lago a darme una espada mágica que milagrosamente me ayude a ganar este torneo.

Aquello era una referencia a mi libro favorito, donde un muchacho que parecía que no tenia la fuerza para enfrentarse a nadie recibía una espada mágica de un espíritu acuático que salia de un lago como aquél.

El muchacho y su espada mágica vivían aventuras y derrotaba a todos sus enemigos, para finalmente, convertirse en un guerrero de leyenda. Al final del libro, se descubre que la espada no tenía ningún poder mágico, y que el poder había estado siempre en el corazón del muchacho.

Aunque yo no necesito una espada mágica, prefiero una hecha por mí...

La verdad es que me preocupaba bastante el no conocer a mis rivales. Los Ninjas no peleaban como Yuuna. Y si yo había entrenado con ella era por que mi objetivo era recuperar el pais del Hierro y pelear contra los samuráis.

No. Los shinobis tenían otro estilo. ¿Podría hacer algo contra ellos? Daruu había estado a otro nivel, pero... ¿Y aquellos que estaban a mi altura? ¿Tendría alguna oportunidad?

O tal vez sí que necesite una espada mágica...

Por lo menos, lo daría todo desde el primer combate. Quizás no ganaría, pero nadie diría que Reiji no lo había intentado. Y si ganaba, pues mejor. Por lo menos pondría a prueba cuanto había mejorado durante aquellos meses.

Eché un último vistazo a mi reflejo en el lago. Había cambiado. Si. Pero la verdadera pregunta era: ¿Había mejorado lo suficiente?
[Imagen: ksQJqx9.png]
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