26/06/2017, 17:24
Mogura se había separado del resto, Keisuke y Kaido partirían mientras él regresaba hasta su hogar para buscar un ejemplar de un libro que estaba leyendo. El capricho le terminaría costando más tiempo de lo que había programado y debido a eso tendría que reorganizar su viaje.
El negocio de inventario ninja estuvo muy activo ese día y no pudo hacer la vista gorda, hubiese sido irresponsable por su parte no brindarle apoyo a su maestro en aquella situación.
Siendo consciente de que estaba perdiendo otro día más de viaje, Mogura continuó trabajando en la tienda hasta que llegara la hora de cerrar, siendo ya imposible comenzar la travesía.
Un curioso giro del destino hizo que uno de los últimos clientes fuese un comerciante de Yachi, viejo amigo de la familia Manase. Entre otros objetos varios, el mercader buscaba medicina propia del maestro de Mogura. El comerciante tenía planeado regresar a Yachi el día siguiente, por lo que en un hábil intercambio se arregló que a cambio de llevar a su nieto hasta la frontera del País de la Tormenta, la medicina no tendría costo alguno.
De esta manera, a la mañana siguiente partiría el joven médico junto al mercader en un carro tirado por un par de caballos. Sin duda alguna la velocidad que manejaría sería muy superior a la que lograría yendo simplemente a pie.
Viajar de esa manera tenía muchas ventajas, Mogura podría dedicarse plenamente a la lectura de su libro. De igual manera el comerciante tenía la ruta mas que aprendida y sabía que caminos evitar y cuales eran los mejores para ahorrar tiempo.
No sería sorpresa alguna que un comerciante como ese tuviese permiso especial para cruzar por el túnel, Manase Mogura contaba en aquella ocasión con un permiso especial por ser participante del torneo.
Con la noche cayendo sobre ellos, ninja y mercader llegarían al poblado de Yachi.
Esa noche podría descansar en una cama caliente para poder salir fresco al día siguiente a su destino.
Con las luces de un nuevo día, Mogura comenzó su camino hacía las tierras de País del Fuego. Pero antes de dejar el poblado, arregló un trueque con el comerciante, dejandole su paraguas se llevaría un sombrero de paja y un abanico. No era ignorante del cambio de temperatura que había entre un país y otro.
Haciendo uso de sus recursos y en parte de su ingenio, el joven médico de Amegakure llegaría esa tarde a su destino, el Valle de los Dojos.
El negocio de inventario ninja estuvo muy activo ese día y no pudo hacer la vista gorda, hubiese sido irresponsable por su parte no brindarle apoyo a su maestro en aquella situación.
Siendo consciente de que estaba perdiendo otro día más de viaje, Mogura continuó trabajando en la tienda hasta que llegara la hora de cerrar, siendo ya imposible comenzar la travesía.
Un curioso giro del destino hizo que uno de los últimos clientes fuese un comerciante de Yachi, viejo amigo de la familia Manase. Entre otros objetos varios, el mercader buscaba medicina propia del maestro de Mogura. El comerciante tenía planeado regresar a Yachi el día siguiente, por lo que en un hábil intercambio se arregló que a cambio de llevar a su nieto hasta la frontera del País de la Tormenta, la medicina no tendría costo alguno.
De esta manera, a la mañana siguiente partiría el joven médico junto al mercader en un carro tirado por un par de caballos. Sin duda alguna la velocidad que manejaría sería muy superior a la que lograría yendo simplemente a pie.
Viajar de esa manera tenía muchas ventajas, Mogura podría dedicarse plenamente a la lectura de su libro. De igual manera el comerciante tenía la ruta mas que aprendida y sabía que caminos evitar y cuales eran los mejores para ahorrar tiempo.
No sería sorpresa alguna que un comerciante como ese tuviese permiso especial para cruzar por el túnel, Manase Mogura contaba en aquella ocasión con un permiso especial por ser participante del torneo.
Con la noche cayendo sobre ellos, ninja y mercader llegarían al poblado de Yachi.
Esa noche podría descansar en una cama caliente para poder salir fresco al día siguiente a su destino.
Con las luces de un nuevo día, Mogura comenzó su camino hacía las tierras de País del Fuego. Pero antes de dejar el poblado, arregló un trueque con el comerciante, dejandole su paraguas se llevaría un sombrero de paja y un abanico. No era ignorante del cambio de temperatura que había entre un país y otro.
Haciendo uso de sus recursos y en parte de su ingenio, el joven médico de Amegakure llegaría esa tarde a su destino, el Valle de los Dojos.
Hablo - Pienso