21/08/2017, 00:13
—Espero no haber llegado tarde…— Espeto el Hyuga al postrarse frente al tablón de anuncios de Sendōshi, había tardado mucho en el camino debido a las complicaciones que ofreció el clima, la idea era apoyar a su hermano desde las gradas.
—Bueno…al menos llegare a tiempo al hospital—Dijo y soltó una risotada mientras leía los anuncios, el sitio era tan diferente a Amegakure, al menos en el tablón podía ver los diferentes establecimientos donde podría alojarse, la cuestión estaba en coger un hotel que le permitiera quedarse un par de días sin quedar quebrado.
La afluencia era sorprendente y no era para menos, estaba en toda la entrada de Sendōshi y los combates en los dojos estaban en todo su apogeo, los motivos por los que no participo fueron diversos pero principalmente fue Chiho la que le pidió que desistiera, y el Ojiblanco con tal de complacerla no tuvo de otra.
—A ver, a ver…un hotel de una estrella, nada ostentoso— Murmuro para sí mientras miraba de reojo hacia atrás, estaba convencido de que encontraría algo barato en el tablón pero entre los avisos y precios, no encontró nada que le permitiera alojarse y darse un banquete.
—Tendré que caminar, si quiero encontrar algo mejor…— dejo el anuncio por un momento y observo todo en retrospectiva, no temía perderse simplemente le daba pereza caminar sin rumbo por un rato, aunque tenía quizás la mejor visión del sitio la pereza era algo con lo que no podía luchar.
—Nanbaka… ¿Nanbaka?...¡¡¡NANBAKA!!! —Dijo el Hyuga en voz baja, luego lo dudo por un segundo, para terminar afirmándolo, encontró en un reojo el anuncio que buscaba, un hotel con un paquete de estadía bastante barato que incluía la comida, una oferta limitada. —El nombre no reluce mucho, y tampoco creo sea una pocilga, siempre y cuando pueda dormir cómodo no hay problema. — Dicho aquello, memorizo la dirección y se echo a caminar hacia el sitio, miro hacia atrás un momento mientras caminaba y choco con alguien, sin llegar a derribar a nadie alcanzo a disculparse. — ¡Perdone usted! —Dijo haciendo una leve reverencia.
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—Raruh, raruh, ruh...— Aquello podría sonar cómo un animal rabioso, pero sólo se trataba de Kagetsuna refunfuñando porque le obligaron a cargar las bolsas de la compra. "¿Por qué me toca ser siempre la mula de carga?" Meditaba mientras su cara parecía la de un asesino serial. Llevaba los brazos colgando, con una bolsa en cada mano y un bolsón en la espalda lleno de provisiones. Sumado a su pereza, le hacían ver con una cara de asesino serial, pero simplemente estaba fastidiado por el trabajo.
—Vamos hijo, ¡sonríe!— Anunció el jounin mientras le daba una palmada en la espalda, provocándole perder el equilibrio tras el manotazo, a lo cual el joven Isa reaccionó volteando la cara y enseñando los dientes. —¿Hmmm? Hoy pareces de mal humor, ¿qué te pasa?— Volteó el mayor a verle. Quién claramente no llevaba nada de carga. —¿Estás estreñido o qué? Espero que no, ¡porque hoy cenaremos en grande!— Sonrió exageradamente.
"Lo voy a matar, ALGÚN DÍA LO VOY A MATAR" Más aquello sólo eran amenazas en sentido figurado. No le deseaba el mal, pero a veces se aburría del jolgorio y las bromas de su padre. "¿Cómo carajos llegó a jounin?" Aquel hombre presentaba cabello medianamente corto, en un tono purpúreo al igual que Kagetsuna y algunas mechas de cabello hacia adelante, puntiagudas. En cuanto a facciones, era alguien de apariencia madura, con mentón fuerte y nariz recta. Y sin embargo, mostraba la mayor parte del tiempo un rostro alegre y despreocupado, por no decir despistado.
Regresaban tras comprar víveres en la ciudad, pues aunque servían comida en el hotel, Kagekatsu insistía en tener reservas por si las moscas. Fue mientras caminaban entre la muchedumbre, que alguien topó a Kagetsuna en su andar.
Si bien no lo botó, el Senju tuvo problemas para no soltar las bolsas.
—¡Fíjate por dónde caminas!— Recriminó, para luego darse cuenta de que el rostro del muchacho era familiar. —¿Huh?, oeh, tú eres el del lago...
—¿Hmmm?, ¿es amigo tuyo, hijo?— Se volteó curioso el jounin.
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— ¿Hmmm?....Esta voz la conozco. — Pensó fugazmente antes de levantarse y observar el rostro del joven delante de si, esbozando una amplia sonrisa le palmeo el hombro velozmente pero sin mucha fuerza. — ¡Kagetsuna amigo mío!, Veo que estas algo liado déjame ayudarte, llevamos mucho tiempo sin juntarnos a armar jaleo, ¡JAJAJA!… —Argumento el Hyuuga de manera alegre, ofreciéndose a ayudar aunque en realidad conocía muy poco a Isa.
De cierta forma ver a Isa en aquel lugar lejos de su hogar le hacía sentir un poco más confiado, aunque Kagetsuna era un pesao, nunca se lo tenía en cuenta después de todo lo conocía desde muy joven, al menos de vista.
— ¿Necesito saber si ha visto a mi hermano… — Se rasco la nuca un par de veces, antes de volver a indagar algo, — ¿Sabes quienes han luchado ya en el torneo?…temo haber llegado tarde, para ver la pelea de mi hermano… —Dijo colocándose al lado del de cabello violeta, sin que nadie le invitara.
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El día no podía ponerse aún más fastidioso, o eso era lo que el ingenuo y joven Isa había de creer. Pero no tenía de que temer, ya que cierto muchacho Hyuga había llegado ahí para demostrarle todo lo contrario. No le fallaba la memoria, era el muchacho que alguna vez tuvo de compañero de pelea temporal, aunque a decir verdad, no le recordaba con demasiada estima desde ese encuentro. Quería despacharlo radio, más su progenitor, con su carácter alegre de siempre, se le adelantaría a las acciones.
—¡Oh!, así que de verdad eres un conocido de mi hijo.— Dijo sonriente el mayor, mientras el de cabellos bicolor abría la boca ante lo que se le venía encima. —Me empezaba a preocupar que con su carácter de anciano recluído no lograría trabar amistad con nadie. Pero si tiene colegas tan educados cómo tú, entonces ya no debo de qué preocuparme.— Terminó de decir para luego carcajearse y darle una palmada al tuerto en la espalda.
—¡NO, JODER, NO!— Dijo tomando aún con fuerza las bolsas. —Primero, no es mi amigo. Segundo, tampoco necesito ayuda. Tercero, tercero... No se me ocurre un tercer punto, pero reafirmo los dos primeros. Remató para luego enseñar los dientes.
—Oh, Kagetsuna, entiendo que no quieras ponerle cargas al jovencito al ser tu responsabilidad llevar las bolsas. Más qué amigos, son hermanos del alma. Qué conmovedor.— Afirmó mientras fingía limpiarse una lágrima.
—...— No dijo nada más, simplemente se quedó callado mientras parecía darle un tic nervioso en el párpado. Se había armado una buena, sin saber cómo salir de ella. Pero, al escuchar la pregunta del de ojos blancos, vió la oportunidad para salir del problema. —¿Hermano? No sabía que tenías un hermano... Bueno, yo también llegué tarde a espectar el torneo, apenás y alcancé a preguntar un poco.— Dijo ya más relajado.
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— Bueno en teoria no es mi hermano biologico, nos conocimos de niños en el horfanato y estamos juntos desde entonces — Afirmo rascandose la nuca nuevamente, el intercambio de palabras entre Isa y su padre le causaba cierta gracia, y le resultaba muy ironico puesto que consideraba al destino un ser caprichoso y miserable, dotaba a Isa de una familia siendo el alguien bastante detestable.
— ¿Les importaria si les acompaño? — Dijo energico, sonriente. — Acabo de llegar y busco un buen lugar para dormir, admito que ver una cara amiga es alentador tras un largo viaje repleto de desconocidos. — Dijo alternando la mirada entre isa y su padre, sabria que si se dirigia al viejo directamente este obligaria al de un solo ojo.
— He visto un buen hotel, aunque tendre que caminar unas cuantas calles y con el riesgo de que este lleno, justo cuando me he topado con ustedes — Dijo sacando el folleto de su bolsillo,aunque un poco arrugado trato de estirarlo y mostrarselo al padre de Isa, el sitio era uno de calidad media pero al lado de un barrio bastante malo.
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—Oh, pues eso lo explica.— En el tiempo que estuvieron en la academia, no había demasiadas personas con aquel rasgo tan distintivo cómo lo eran aquellos ojos blancos del Hyuga. Era lo más normal que pasara desapercibido, de por sí el Senju no le prestaba demasiada atención a los demás de su promoción. —¿Era alguien de nuestra promoción o al menos estuvo en alguna de las clases que compartimos?— Tenía las intenciones de cruzarse de brazos, pero la carga le impedía hacerlo, así que su típica pose de chico malo debería esperar.
Parecía que el encuentro casual iba a terminar pronto, hasta que le Hyuga pidió acompañarlos. Para colmo, observando a ambos cómo si supiera que no podían negarse. "¡Será putazo!" No tenía un mejor adjetivo en esos momentos.
—Claro que-
—¡Sí!— Se le adelantó el hombre con todo su entusiasmo. Sonriendo con su flamante y blanca dentadura y colando sus manos en al cintura. —Desde luego. Ah, por cierto, se me olvidó presentarme. Soy Isa Kagekatsu.— Añadió para luego llevarse la mano a la nuca y prorrumpir con una sonora carcajada.
"...No" Hoy no parecía su día.
—No hay problema. Es más, tengo una idea. Que Kagetsuna te acompañe a buscar el bendito hotel y si no encuentras lugar ahí, puedes venir al nuestro a ver si encuentras alojamiento.
—¿Pero qué dices papá?— Alegó mientras dejaba la boca abierta y la mandíbula torcida.
—Anda hijo.— El hombre tomó las bolsas que el de pelos bicolores llevaba cargando todo este tiempo sin descanso, con una sola mano cómo si no pesaran nada. Y nada le fastidiaba más al pelimorado que saber que su progenitor podía llevarlas él mismo pero prefería dejarle el trabajo pesado pro alguna razón. —Vayan ustedes, yo me llevaré esto. Si no encuentran sitio, pues ya sabes dónde estaremos. Chaiiiiiiiitooooooooo— Hizo un sello con la mano libre y al instante había desaparecido de la vista de ambos.
—Ahhh, pa' que vergas...— Exclamó y acto seguido dió un largo suspiro. —Bueno, ya no tendré que cargarlas... ¿A dónde vamos?— Se volteó hacia el castaño.
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— ¿Tu padre es alguien bastante extrovertido eh? — Espeto el ojiblanco disipando un poco el humo que habría generado el jutsu al desaparecer, — Pudo haber hecho eso desde un principio…hacerte cargar las bolsas fue adrede, creo. — Dijo sonriendo un poco aunque supuso aquello no le agradaría mucho a Isa.
— Es por aquí, aunque simplemente podríamos ir al sitio donde se están alojando y zanjaríamos el asunto. —Dijo mientras leía el folleto con la dirección, echándose a caminar calle arriba entre la multitud que recorría el sitio de un lugar a otro.
— ¿Que ha sido de tu vida desde la última vez que nos vimos? — Dijo mientras caminaba, aunque lo que en realidad hacia sitio en su mente era la escena anterior donde Kagetsuna y su padre habrían interactuado con él, ir a comprar los víveres con tus padres era algo molesto y aburrido para muchos, pero el chiste estaba en que los huérfanos no tenían esos incidentes.
— A la final nunca dijiste donde es que queda el dojo de tu familia, no los pude visitar por eso… — Dijo sonriente, aunque sabría que Isa no le diría apropósito para que no fuera.
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—Arsh... No era necesario que lo recalcaras.— Dijo claramente molesto el Senju, mientras estiraba los brazos. Poco más y se le entumecían por la fatiga. Conocía de sobra a su padre. —Ahí, alegrón cómo lo ves, no dudaría en meterme una patada en las pelotas y sin cambiar su cara de yo no fui.— Afirmó mientras volteaba a ver a los lados, cerciorándose de que de verdad se hubiese ido y no estuviera escuchándolo, o quizás de verdad le daría el puntapié. Al final, suspiró pesadamente y emprendió la marcha junto a Hazegawa.
—Yo no lo creo así, puede ser que sea más barato o más caro. Casi todo está lleno por el montón de gente que ha venido a espectar el torneo.— Respondía ante el Hyuga que se distraía con la guía de turismo. Parecía una caminata normal, hasta que el ojiblanco le preguntó sobre su vida. —Uhg.— Volteó la cara un momento, pues pese a ser una pregunta extremadamente normal en situaciones dónde no has visto a nadie por mucho tiempo, era muy renuente a contar al respecto, más con la delicada situación por la que atravesaba.
"Verga, no tengo ningún buen pretexto, supongo que tendré que hablar."
Suspiró, escuchando cuando el castaño buscaba indagar aún más respecto al dojo, ante lo cual el tuerto mostraba un claro semblante de incomodidad con las preguntas.
—Supongo que puedo responderte ambas dudas en una sola explicación.— No lo dijo con tono agresivo, sino con un tono difícil de interpretar, pero demostrando que no le era grato hablar al respecto. —Pues, mi abuela falleció a inicios del verano. Ella era la que se encargaba de nuestro dojo dentro de Amegakure, sin embargo... Uhhh, ni yo ni mi familia la habíamos pasado muy bien desde entonces. Mi papá debía encargarse de sus misiones y yo de cuidar a mi hermana, obviamente el dojo cerró por eso y si, tengo una hermana. ¡No se te ocurra preguntar si es bonita! Uhhh, sólo añadiré que me había alejado también de mis labores ninja por lo mismo. ¿Contento?— Se le era difícil tocar el tema, en el fondo aún estaba fectado, pero trataba de fingir ser el tipo duro de siempre aunque aún tuviera esos sentimientos atiborrándole.
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A pesar de lo pesado que solía ser Kagetsuna, no estaba siendo tan intenso como en ocasiones anteriores o al menos eso pensó el Hyuga, escucho lo que el de un solo ojo le dijo sobre su familia y el dojo, en aquel momento realmente compartió el sentimiento nadie más que el sabría como es el dolor de perder a un familiar.
— Lo siento, fue bastante…tonto de mi parte preguntar — De todas maneras no lo sabía, por cortesía se disculpo por la pregunta que habría formulado, por un momento se llevo la mano al mentón cuando Kagetsuna menciono a su hermana, información que nunca debió de haber mencionado.
— Espero tu hermana no sea como tu…me basta con saber eso — Dijo soltando una sonrisilla, mientras seguía caminando hacia el interior de la urbe de Sendōshi aunque el ambiente no cambiaba mucho, sí que lo hacían sus gentes pasando de turistas que buscaban refugio y comida a velocidades increíbles de todas las nacionalidades a ser un distrito comercial común como seria cualquiera de Amegakure solo que con menos anuncios de neón, y más anuncios tallados a mano, mucha música y personas escandalosas en el mismo distrito pero su rasgo más distintivo era el enorme hotel en toda la entrada del distrito, y mas allá un montón de casuchas, el gran anuncio del hotel coincidía con el del folleto.
— Soy un pro en esto de mapas y tal, que te lo digo… — Dijo el ojiblanco al llegar al sitio, desde la acera de la calle, lo primero que observo era la gran cantidad ingente de mesas con diversos juegos de azar bajo un largo techo con luces de colores, Los juegos de azar y las mujeres de buena vestimenta no se hacían pasar, justo cuando el par de gennis se postraban en la entrada, un grupo de jóvenes entraron al sitio a atender las mesas con ropa muy sugerente, en aquel momento Haze leyó el boceto por completo y entendió que aquello era un hotel y casino, uno de los grandes.
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—Bah, descuida. Normal en tí.— Y sí, eso lo dijo con toda la intención de insultarlo más que de reconfortarlo por su actuar. Y ni una buena, que al final el otro muchacho seguía con sus intereses. —Oeh, no empecemos, ¿quieres? Pero mira que te conozco, eh. Que en la academia también te hiciste fama solito por andar de coqueto, no era secreto lo de tu novia. Así que mejor, cuidadito.— No tenía ganas de amenazarlo de forma más directa, pero tampoco le iba a soltar más información sobre Hangaku.
Siguieron el camino que decía el de ojos blancos, el cuál sintió bastante largo y tedioso, más de lo normal en sus actividades. Recién caía en cuenta de lo grande que resultaba la ciudad, igual de ajetreada que él mismísimo distrito comercial de su natal aldea oculta.
Cuando por fin llegaron al lugar marcado, el Hyuga se vanaglorió por su don para las obviedades, pero eso pasó a segundo plano debido al ambiente general del hotel, en el cual se podía percibir ambición, deseo y ostentosidad.
—Joder.— Claramente supo que ese no era el tipo de lugar para alguien de su edad. —Oeh, este sitio parece bastante lujosito. ¿Seguro que es aquí? Porque tiene toda la planta de que alquilar aquí es más elevado que el puto salario de las misiones que hacemos.— Tenía problemas. Desde el inicio había rogado que fuera un lugar sencillo dónde pudiera despachar al Hyuga y librarse del posible tomento de terminar llevándolo al otro hotel dónde se hospedaba. Pero, al ver el sitio, dudaba muchísimo que el coste fuera menor y que por ende su plan estuviera destinado a fallar. —Fuff, ¿y a pus de hay?
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— ¡Ah!...Ya sé a qué te refieres, y nunca trate de ocultarlo… a la final, hace mucho que no hablo con ella, ya ni recuerdo a donde se fue. — Dijo esbozando una leve sonrisa, recordaba muy bien aquel hecho y la historia habría sido otra pero no lo admitiría, le era un poco triste aquel hecho.
— Tus capacidades para decir lo obvio nunca dejan de sorprenderme… — Dijo mirándole de reojo ante su comentario sobre la relación de costos, adelantándose hasta lo que parecía una recepción sin problemas para asomarse al tope el ojiblanco sonriente extendió el folleto y pregunto cortésmente. — Vengo a por la promoción del folleto. — Un destello de confianza emitieron sus ojos, pues nada le transmitía más confianza que un cupón de descuento.
La persona que le atendía era una fémina de unos treinta y tantos, maquillada para la ocasión como en todo casino-hotel, tenía un cigarrillo en los labios el cual tomo con su mano derecha alzándolo un poco, dejando que el humo se elevara más rápido de lo usual. — A ver corazón, ¿tienes un folleto de promoción? — Dijo con tono calmado, cogiendo el folleto arrugado con su mano libre observándolo por unos segundos, antes de sonreír y guardarlo dentro de un dossier. — Una planchada y otra vez a la calle, bueno la fecha es válida pero ya no nos queda la habitación que ofertábamos, te daré una de menor costo y te agregare un par de extras, para que sea equivalente a la del folleto, te sirve así? — Sus gestos eran calmados, tras decir aquello dio una calada a su cigarrillo observando al ojiblanco.
— Sí, me parece bien, me la quedo. — Dijo sonriente, esperando poder cerrar el trato pronto para lanzarse a dormir, la mujer le extendió una hoja con las condiciones de la promoción y coloco la llave de la habitación sobre la misma, pero al momento en el que el Hyuga se dignaba a coger la llave, esta coloco su palma sobre la llave impidiéndole cogerla.
— Un pequeño detalle, al aceptar las condiciones de la promoción…debes participar en las actividades del casino, por mas ridículas que parezcan. — Dijo sonriente, observando las uñas de sus manos, pintadas con colores extravagantes. — Firma si estás de acuerdo, necesitaras a alguien que sea tu aval, en caso de que necesites a un compañero para las actividades que así lo requieran. — Concluyo sonriente, señalando los sitios donde debía firmar.
« Esto tiene que una jodida broma…aunque bueno, el precio es bastante bajo y este sitio parece tener ciertos lujos… »
— No tengo un aval, solamente estoy yo… — Dijo rascándose la nuca, pensaba colarse de cualquier manera no podría perder aquella ganga, observo levemente de reojo a Kagetsuna pero supuso este nunca se prestaría para algo así, tras verlo unos segundos ratifico aquello a la recepcionista. — Sí, estoy solo… —
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