Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Aquella mañana no llovía. Cuando Kisame despertó de su sueño vio que las ventanas estaban secas y se temió lo peor. Salió corriendo a la calle y, para su alivio, comenzó a chispear suavemente de nuevo. Ese parón significaba algo. Desayunó con rapidez y trató de quitarse aquella tontería de la cabeza, seguramente no significaba nada, no podía estar todo el tiempo lloviendo, aunque aquella noche hubiera habido un parón, no tendría por qué significar nada...
Acabado su ligero desayuno, se vistió con calma y se dispuso a visitar a la anciana Kata como hacía un par de veces a la semana. Era una anciana jonin de la aldea, antigua sensei y posteriormente compañera del equipo de su padre. Le tenía un respeto desmesurado porque, además de eso, había cuidado de él mientras su progenitor estaba ocupado con las misiones de la Arashikage. Era una de las personas a las que más respetaba de la aldea, por su bondad y su buena intención con los niños. Era sabia y paciente, y le había enseñado mucho de modales y disciplina. Es muy posible que tuviera que ayudarla con la medicina, hoy era el día de toma y de eso se encargaba él.
-Señora Kata, soy Kisame -Dijo mientras tocaba a la puerta con un tono cálido que solo tenía con aquella mujer. Esperó unos instantes e insistió, pero esta vez un poco más fuerte -Señora Kata, es tarde ya, debería tomarse las medicinas -Dijo, ahora más alto y con mas nerviosismo. No obtuvo respuesta alguna...
Empezó a dar vueltas y a mirar por las ventanas, pero la anciana no estaba dentro de casa. Su corazón comenzó a latir con fuerza y corrió hacia su casa, a por las llaves de repuesto que tenía su padre para los casos de emergencia. En su cabeza volaban mil y una posibilidades, pero en el fondo de su razón, solo esperaba que cuando abriera la puerta, la anciana estuviera dormida tras una intranquila noche, sabía que aquella mujer se agitaba mucho cuando no llovía y eso podría quitarle el sueño.
Una vez tuvo las llaves, abrió la puerta y la encontró encharcada de agua, toda desmantelada y... su corazón se encogió por momentos. Fue rápidamente hacia su cuarto para descubrir un agujero en el suelo, tablas retorcidas y lo que parecía un túnel hasta alguna parte. Sin pensárselo dos veces corrió hacia la parte trasera de la casa y tuvo claras sus sospechas: El agujero de su cuarto conectaba con otro que había en la parte trasera de la casa...
No sabía como reaccionar, estaba en completo shock. No entendía el tipo de interés que podría tener una anciana como ella para para cualquier persona, ella era buena y jamás había tenido enemigos... Tenía que buscar ayuda, si habían podido llevarse a la señora Kata, seguramente a él se le quedara grande. Muy posiblemente el agua fuese de alguna técnica desesperada que logró hacer su madrina en su defensa, a pesar de que le faltara una pierna y tener graves lesiones en la espalda, aún podría resultar difícil asumir un ataque suyo para un simple genin.
-Ayuda, por favor... Han secuestrado a mi madrina... -Dijo el joven Kisame intentando aguantarse las lágrimas de impotencia. Esto le había tocado muy hondo pues, jamás antes había llorado después de su niñez.
24/09/2019, 01:30 (Última modificación: 25/09/2019, 15:40 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
Edito para avisar que va con hueco de nuevos esto xDD
Aquel día había sido, medianamente plácido. Minamoto, estuvo toda la mañana diciendo que algo malo estaba por ocurrir en algún lugar debido al cese de la lluvia de la madrugada. Shishio, por su lado, le reprendió por su actitud infantil ante tal fenómeno siendo que supuestamente era un hombre de ciencia, erudito cómo pocos en el campo de la tecnología dentro de Amegakure. Iroha, veía el mundo arder y sonreía mientras bebía de su café. El más escéptico de los presentes, obviamente era Rōga. "La puta madre, aquí van de nuevo." Rodó los ojos y se apresuró a comer, levantándose de la mesa sin quiera dar el provecho a los demás.
—¿A dónde se supone que vas?— Se giró la mujer mientras los dos varones del hogar seguían discutiendo.
—Muy buena pregunta, lo descubriré cuando llegue— Fue lo único que respondió.
La mujer sonrió y se encogió de hombros, metiéndose un pan dulce a la boca mientras la discusión continuaba.
Por su lado, el joven Yotsuki se dirigió a su cuarto para tomar a la que era su nueva compañera de viaje: Otome, mientras observaba en la esquina a la otrora guitarra acústica que yacía en un pedestal. "Oye, lo nuestro fue bonito, no te pongas celosa, ¿sí? Fuiste la primera en mi vida, pero ahora tengo un nuevo sendero que seguir." Le habló simbólicamente mientras acariciaba los trastes. "No te voy a olvidar, linda." Le tiró un beso mientras se echaba la carga al hombro y bajaba las gradas para salir por la puerta trasera que daba al callejón. "¿A dónde vas a llevarme hoy, Amenokami?" Se dijo mientras empezaba a vagar sin rumbo alguno.
Mientras sus andanzas continuaban en las calles, cantaba en voz baja una balada, irónica y poco apreciable en un sitio cómo aquel, dónde el sol era prácticamente una maldición, quizás sus palabras podrían considerarse un pecado.
...Creímos que atraparíamos el arcoíris
Montando el viento rumbo al sol
Y navegar en barcos de maravilla
Pero la vida no es una rueda
Con cadenas hechas de acero
Entonces, bendíceme...
Al ser temprano, algunos aún se alistaban para empezar sus rutinas diarias y no había mucho movimiento salvo por algún esporádico transeúnte que hubiese madrugado para laborar. Sin embargo, su apacible caminata se vio interrumpida cuando creyó escuchar en la lejanía a alguien sollozar por ayuda. "What!?" Inmediatamente intentó identificar la fuente del sonido y aceleró entre saltos hasta llegar a una casa cuya puerta estaba abierta, adentrándose de inmediato. "Mejor pedir perdón que pedir permiso." En el interior, encontró a un adolescente delgaducho de cabellos largos, con una apariencia que podría casi considerarse deprimente en contraste con el excéntrico niño.
—¡Oeh!— Se levantó las gafas oscuras y las colocó sobre su frente, dejando que sus ojos aúreos otearan la zona, incluyendo el agujero del piso. Se llevó la zurda a a cintura, mientras la diestra se posó en el mango de su guitarra-hacha. —Parece que Amenokami escuchó tu plegaría y me ha traído aquí...— Sonrió filoso de oreja a oreja.
25/09/2019, 15:59 (Última modificación: 25/09/2019, 19:23 por Taka Kisame. Editado 2 veces en total.)
Las emociones se cruzaban en su cabeza y nublaban su juicio. Intentaba tranquilizarse, pero la situación le superaba, seguramente le habían tocado la fibra más sensible de todas ellas. Ni aunque hubieran cogido a su padre estaría tan nervioso, aquel viejo gruñón seguro que podría apañárselas. Entre tanto, escuchó unos pasos a su derecha, parecía que alguien le había escuchado, y era normal, jamás antes había gritado así o se había preocupado tanto.
Cuando volvió la vista, limpiándose las pocas lágrimas que se le habían caído, recorriendo sus escuálidas mejillas. Le miró con atención unos segundos antes de decir nada. Era un joven de aspecto, a primera vista, jovial. Ropajes un tanto peculiares, no quiso fijarse demasiado. Aquel no era el momento...
-Se han llevado a mi madrina... -Comentó con tono amargo mirando el suelo empapado -Se nota que intentó defenderse, pero ya no tiene edad para esto... -Comentó apretando los ojos para evitar más lágrimas -Tengo que encontrarla... Como sea -Comentó, mirándole a los ojos ahora -Gracias por venir... Me llamo Taka Kisame
Se acercó a al cuarto donde había un agujero, abrió un cajón en un pequeño armario y sacó una bolsa de medicinas, que guardó en su portaobjetos. No sabía muy bien que hacer. Aunque había sido entrenado como ninja rastreador, estaba totalmente bloqueado, solo apretaba las medicinas con su mano derecha, mientras miraba al infinito, quién sabe donde, quizás allí sentía su presencia.
Cuando el muchacho finalmente le encaró, pudo notar que además de su escuálido aspecto, también era un shinobi. "Tendrá unos años más que lobo, pero carece tanto de físico como de temple." Juzgó sin perder su desafiante expresión ante la escena. Podría parecer pretencioso -que lo era- pero si de algo podía presumir, es de tener una carrera ligeramente larga respecto al promedio de su edad. No respondió nada ante las palabras del pelinergo, ni siquiera cuando le reveló su nombre.
Observó al muchacho dirigirse a la escena del crimen, detallando con especial cuidado las señales de violencia en la habitación. "¿Se la llevaron a través de ahí" Se agachó a observar de cerca mientras el mentado Kisame se perdía en su shock emocional. "El enemigo es un shinobi, aquí dentro de la propia Amegakure. Huh, primero lo de los extremistas que mencionó Amedama y luego esto. Hay demasiada ratita por aquí." Suspiró mientras se ponía nuevamente en pie y caminaba hasta el otro genin.
—Taka, ¿no? Debes enfocar tus emociones de otra forma— Sus palabras sonaban con confianza, con una madurez que no encajaba con lo que su aspecto denotaba. —¿Encontraste este sitio así esta mañana? Eso significa que no ha pasado mucho tiempo desde que ocurrieron los hechos, con suerte los captores no han ido demasiado lejos y podemos darles caza— Por la diferencia de altura, se limitó a darle un pequeño codazo. —Guárdate las lágrimas para después, para llorar de alegría cuando la veas de nuevo— Sonrió.
"Si hubiesen querido matarla, no se abrían molestado en fabricar una ruta de escape." Razonó para sus adentros.
—Y ahora centrémonos en lo importante, pues debemos actuar con prontitud. Puedo solicitar refuerzos, pero no esperar por ellos. Avisaremos mientras nos ponemos en movimiento y peinamos los alrededores. ¿Tienes alguna pista de quién podría estar tras tu madrina o alguna noción de a dónde se la pudieron haber llevado?— Se cruzó de brazos esperando respuesta.
25/09/2019, 19:58 (Última modificación: 25/09/2019, 21:36 por Taka Kisame. Editado 2 veces en total.)
El recién llegado parecía observar la escena, recogiendo información mentalmente de lo ocurrido mientras Kisame se perdía en sus pensamientos. No podía quitarse de la cabeza que si algo la había ocurrido, quizás tuviera que hacer una barbaridad. No estaba seguro de poder dejar vivos a esos shinobi que habían atacado a Kata. Intentó serenarse respirando hondo y dejó en paz las medicinas de la anciana. No era momento de ponerse sentimentales, aquellas palabras del chico le animaron un poco. Era alguien que denotaba experiencia a pesar de aparentar una edad no muy lejana a la suya.
No respondió a lo que le dijo el chico por el momento, simplemente comenzó a caminar por la habitación reconstruyendo los hechos. Estaba claro que habían entrado a raptarla de forma limpia, la señora había intentado defenderse con ninjutsu. Aquello les había salido mal, entonces idearon una vía de escape rápida. Estaba claro que los raptores eran shinobis, o al menos ninjas. De haberla querido matar, seguramente no se habrían molestado en escapar de allí con el cuerpo.
El amejin se separó de Roga unos pasos tras recibir sus palabras de ánimo, abrió ligeramente las piernas a la anchura de hombros y se dispuso a hacer sellos: Jabalí, perro, pájaro, mono, carnero, para después morderse el dedo pulgar de la mano izquierda: Dejó caer ambos hombros hacia abajo, con la palma de la mano izquierda apuntando al suelo y su mano derecha agarrando el antebrazo izquierdo.
-Kuchiyose no Jutsu! -Una gran nube de polvo blanco cubrió el espacio bajo su mano.
Una vez se disipó la nube, bajo ella apareció un mapache bastante voluminoso. Más o menos de unos 40cm de alto y más de 60 de largo. Con una tupida cola y un pelaje de color pardo con pintas blanquecinas. Un hocico afilado con dos grandes círculos negros alrededor de sus ojos. A pesar de su tupido pelaje, tenía aspecto esbelto y ágil, quizás algo más que un tanuki común.
-Necesito que memorices el olor de las sábanas que hay al lado del agujero, necesito que lo rastrees -Ante las instrucciones del Genin, el animal, como si hubiera entendido todo a la perfección se dispuso a olisquear las sábanas con cuidado -Tienes toda la razón, si me quedo lamentándome no voy a conseguir nada... Lo mejor es ponerse en marcha cuanto antes -Dijo con tono frívolo tomando su posición natural y acercándose a Roga -No lo tengo muy claro... Lo único que se me ocurre es que sea un enemigo de mi padre. Él es un veterano jonin de la aldea y tiene muchos enemigos. Esta mujer fue su sensei y compañera durante muchos años, hasta que quedó tullida y tuvo que retirarse de la vida shinobi -Respondió, ahora con un tono menos frío, pero muy serio -Si pudieron llevársela, o bien es mas de uno, o bien es alguien con un nivel superior a un genin común... Aunque fuese anciana, aún tiene potencia para hacer alguna que otra técnica elemental -Concluyó Kisame mientras le miraba a los ojos.
Entre tanto, el compañero del amejin volvió a su lado y le miró, como queriendo decir que ya lo tenía todo bajo control.
-Él puede llevarnos hasta ellos, tenemos que ponernos en marcha -Anunció señalando al animal con su dedo índice derecho.
¤ Kuchiyose no Jutsu - Requisitos: Ninjutsu 40
Permite al usuario utilizar técnicas de invocación. Como técnica no sirve de nada, pero da el derecho a aprender y ejecutar invocaciones propiamente dichas, por evolutivas o por pacto animal. Para realizar la invocación correctamente se necesita realizar la serie de sellos correspondiente: Jabalí, perro, pájaro, mono, carnero; y después efectuar el sacrificio de sangre necesario.
¤ Kuchiyose: Futsū no Dōbutsu ¤ Invocación: Animal Ordinario - Tipo: Criatura - Requisitos: Senjutsu - Gastos: 20 CK - Daños: 10 PV por golpe con las garras (Taijutsu animal) y 8PV por mordisco. - Resistencia: 20 PV (rompe el contrato), 40 PV (vitalidad total) - Chakra disponible: 40 CK - Duración del contrato: 10 días on-rol (máximo 3 al mismo tiempo) - Máximo número de usos: 3 por día (dormir unas horas on-rol se considera como descanso válido). - Dimensiones: Las de un animal común de su especie, o más pequeño, dentro de lo razonable
El usuario obtiene la habilidad de invocar animales shinobi comunes, que poseen las características típicas de un animal de su especie, pero que son capaces de hablar, empuñar y lanzar armas y objetos. Resultan extremadamente útiles para recopilar y transportar información, puesto que el tiempo de contrato de estos animales es muy largo y les permite viajar durante días. Un usuario que disponga de animales cuyas dimensiones son muy grandes debido a su especie, puede invocar crías o adultos jóvenes de menor tamaño, siempre dentro de lo que es razonable. Asimismo, los animales pequeños podrían llegar a tener versiones de treinta centímetros, o incluso cincuenta. La descripción de estos animales es libre, y el usuario lo interpretará como desee cada vez que los invoque.
«Se trata de tanukis de aspecto común, de unos 30 o 40 centímetros de alto y unos 60 o 70 centímetros de longitud. De pelaje grueso y de colores pardos, negro y blanco con larga y gruesa cola. Suelen caminar sobre cuatro patas. Son seres bastante rápidos y considerablemente sigilosos. Cuentan con una agilidad natural bastante grande, sin embargo tiene sus limitaciones, al igual que la capacidad de sus saltos. Pueden transportar pergaminos de tamaño mediano dentro de su cuerpo, utilizando 5CK para ingerirlos y 10CK para expulsarlos. También pueden ocultarse a la vista común durante unos minutos mientras permanezcan estáticos, esto les costará 10CK. Podrían rastrear a una persona en un rango de 500m si pueden oler antes un objeto personal de la persona en cuestion.»
"Ah vaya, que cuando tiene la cabeza en su lugar si sabe pensar." Sonrió al ver cómo invocaba un animal que se le antojó a un mapache. "Y ahora se hace el rudo." Rió por lo bajo de forma casi inaudible, porque obviamente se estaba burlando de aquel shinobi desnutrido.
—Va, va. A ver, avisaré entonces. ¡Kage Bunshin No Jutsu!— De inmediato hizo un solo sello y a al par de él surgió una nube de humo que reveló en su interior a una réplica exacta del Yotsuki. Una técnica que era casi una proeza a su edad, pero que iba a aprovecharla en su máximo.
—Ve a informar de esto al Edificio de la Arashikage, esfúmate en cuanto lo consigas, pues quién sabe si voy a necesitar más chakra luego— Le ordenó al clon.
—Roger that!— Y de inmediato el clon echó carrera fuera de la casa, aunque obviamente su velocidad tampoco era demasiado grande.
El original observó al pequeño animalito alzando una ceja y sonrió llevándose las manos a la cintura. "Qué curiosa invocación." No le eran ajenos los animales de ese tipo, pero aún así se le hacía llamativo que aquel escuálido sujeto poseyera un pacto.
—Bien, andando. Vos nos guías y yo te sigo— Esperó a que Kisame liderase la persecución.
¤ Kage Bunshin no Jutsu ¤ Técnica del Clon de Sombras - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Ninjutsu 70 - Gastos: 30 CK por clon, el chakra restante se divide entre el número total de clones al final de cada turno (la regeneración de chakra se divide entre el número de clones) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Sello de clonación especial - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Similar a la técnica de clonación estándar, esta técnica crea clones del usuario. Sin embargo, estos clones son copias idénticas, no ilusiones ni imágenes. El chakra del usuario se distribuye equitativamente entre todos los clones creados por este método, dándole a cada copia una fracción equivalente del poder total del usuario. Los clones son capaces de realizar técnicas por sí mismo, de cualquier tipo, y pueden incluso sangrar, aunque se dispersarán ante tres golpes físicos cualesquiera o un ataque lo suficientemente fuerte (30 PV o más). Los clones también pueden dispersarse a la orden del usuario.
Cuando estos clones son creados, replican todas las armas no consumibles, pero sólo quitarán la mitad de daño. Es posible "pasarle armas" al clon al crearlo, en este caso el usuario pierde dichas armas de su repertorio y las posee su clon. Si el usuario tiene alguna técnica activa mantenida en el tiempo, deberá pagar de nuevo el coste de activación si desea que su clon también tenga dicha técnica activa. Además la regeneración del chakra se divide como corresponde.
Los clones de sombra no pueden ser diferenciados del original, ni siquiera con el Byakugan, ya que todas las réplicas y el original tienen exactamente la misma cantidad de chakra y no están hechas de ninguna otra sustancia. Los clones devuelven al original las experiencias recibidas al dispersarse, siendo útiles para entrenamientos que requieran mucho tiempo, y para enviarlos a misiones de espionaje o recogida de información. Sin embargo, también devuelven al original el shock emocional del recuerdo de un ataque recibido, aunque en menor medida. Los efectos negativos, como el del cansancio, o cualquier otra penalización a los atributos, pasan al original si el clon desaparece.
Debido a la forma en la que los clones son creados, el usuario debe dividir su chakra por igual entre él y sus copias, posible usando todo el chakra del que disponen rápidamente si hace demasiados clones. Además, se requiere bastante cantidad de chakra para poder hacer muchos clones. Si el usuario original queda con menos de 25 CK, todos los clones se deshacen. Para que los clones se coordinen entre sí y puedan realizar acciones combinadas, el usuario tiene que tener al menos 20 puntos de Inteligencia por cada clon creado. Todos los clones pueden usar hasta -25 CK, pero si alguno de ellos lo hace, la cantidad negativa de ese chakra también pasa al usuario, con lo que podría quedar inconsciente.
Los jinchuuriki son capaces de usar esta técnica hasta el extremo, ya que cuando se crea un clon se divide tanto el chakra del usuario como el chakra del bijuu disponible (y si en total el original tiene más de 25 CK, la técnica permanecerá activa). Sin embargo, no pueden utilizarse si se activan las capas de chakra de bijuu y no se controla a la criatura, pues la presencia del bijuu podría desestabilizar a los clones o tomar posesión del usuario. Incluso si el bijuu está controlado y dominado, si el usuario no tiene su favor podría aprovechar una fragmentación de más de un clon utilizando su chakra para tomar posesión de su cuerpo y liberarse.
Al contrario de lo que ocurre en el resto de las técnicas de clonación, los Kage Bunshin pueden pensar por sí mismos y, a pesar de estar separados, pueden sentir en cierto grado el dolor que sufra el original, ya que en el fondo siempre están conectados por un enlace microscópico de chakra. Si el usuario sufre un daño único de más de 50 PV, todos los clones desaparecen.
27/09/2019, 03:03 (Última modificación: 27/09/2019, 03:09 por Taka Kisame. Editado 2 veces en total.)
Kisame observó totalmente alucinado como aquel chico de tan corta edad había hecho un kage bunshin sin darse importancia alguna. Francamente, estaba totalmente alucinado. Aquella técnica era toda una odisea para alguien que no lleva ninguna distinción de chuunin o jonin. Sabía cuales eran sus limitaciones, pero lo que si sabía es que había descuidado el taijutsu para dedicarse plenamente al control de chakra, y aquella técnica estaba totalmente fuera de su alcance en aquel momento... Quién demonios era aquel genin? Su rostro demostraba estoicidad relativa, salvo porque, en el momento que hizo la técnica, sus entrecerrados ojos se abrieron del todo para observarle hacerla con tanta facilidad. Tras eso, y para disimular, comenzó a caminar hacia la puerta.
-Aún no me has dicho tu nombre -Comentó Kisame con tono frío mientras seguía a su mapache. Si Roga le seguía, cerraría la puerta con llave tras de si y comenzaría a caminar tras el mapache sin decir ni una sola palabra. Seguramente aquel chico se habría llevado una impresión equivocada de Kisame y estaba totalmente avergonzado de haber dado una imagen tan frágil. Era un completo deshonor para él y quería enmendarlo como fuera.
El mapache caminaba despacio por entre las casas de la aldea, poco a poco, doblaba una esquina, luego otra... Comenzó a adentrarse en la zona mas periférica de la aldea después de un par de detenciones y un par de sprints por su parte. El pelinegro lo seguía con decisión, estaba totalmente seguro de que la encontrarían, aquel animal le había demostrado que el rastreo era su punto fuerte tras un par de experiencias.
Finalmente y tras un rato, llegó a un edificio bastante alto cuya puerta estaba cerrada a cal y canto con un grueso candado y una cadena. Tenía aspecto viejo y abandonado, como si hiciera muchos años que nadie vivía allí. La puerta y las ventanas eran de un metal medio oxidado al que se le caía la pintura a trozos. Las paredes, hace tiempo que habían comenzado a mostrar los ladrillos en algunas partes al habérseles caído el revestimiento de cemento. Había grietas en las paredes, no muy pronunciadas, pero si denotaban que aquella alta construcción llevaba mucho sin ser habitada. Algunos cristales estaban rotos, pero los huecos de las ventanas eran demasiado pequeños como para entrar rompiendo un cristal y la dureza de las mismas parecía ser similar a la de la puerta. El mapache miró a Kisame y dio una vuelta sobre sí mismo, señal que el escuálido amejin reconoció al instante.
-Creo que hemos llegado... -Dijo, mirando a la puerta sin saber muy bien qué hacer -Puedes abrirla? No sabemos en que parte de este lugar pueden tenerla cautiva -Dijo girando la cabeza levemente para mirar a su compañero.
Kisame no lo sabía, pero acababa de presionar el botón rojo imaginario del Yotsuki con aquella frase. Daba igual la seriedad o la cotidianidad del asunto, era inherente en su naturaleza cómo respirar. Nació para el espectáculo y espectáculo le iba a dar, porque dichosos eran aquellos que tenían a bendición de conocerle y por sobre todo. El genin sonrió.
—Yo soy...
De inmediato pegó un zapatazo con la pierna derecha para llamar la atención del otro, manteniéndola firme y recta mientras cruzaba la zurda por detrás en un arco de manera que se sostenía únicamente con la punta del pie. Viró la cabeza de manera que le viera de perfil, llevando la mano diestra a su rostro mientras sus dedos se perdían entre las mechas de colores de su fleco. Tomó el brazo de Otome con la mano que le quedaba libre y apuntó con la clavija hacia abajo. Con un único trueno en el exterior, pareció coronar y alumbrar su presentación.
—...King Rōga~ Sonrió enseñando su blanca dentadura de comercial de pasta de dientes.
Una vez que ambos se diesen por enterados, el de cabellos tricolores pasaría a seguir al mentado tanuki y a su peculiar invocador hasta un sitio que parecía olvidado de la mano de Amenokami desde hace mucho tiempo. "Vaya, es cómo en las películas. Seh, parece el típico lugar donde alguna organización criminal opera clandestinamente y que por alguna razón a ninguna autoridad se le ocurrió revisar antes." Rodó los ojos mientras detallaba la edificación.
—Déjame ver...— Se acercó hasta el candado y examinó la cerradura de este. —No debería ser más que un candado corriente, probaré por las buenas primero— Levantó la pierna derecha y con su mano pareció rebuscar en lo que era un forro falso doble del mismo, sacando del mismo un set de ganzúas. —Por precaución siempre prepárate para que las cosas empeoren, por lo que debemos saber con qué recursos contamos— Comentó mientras intentaba forzar el candado. —En mi caso soy especialista tanto en Ninjutsu como en Taijutsu, tengo también conocimientos del Genjutsu pero aún estoy aprendiendo a dominarlo, ¿y vos que me cuentas?— Inquirió sin siquiera voltearle a ver debido a que estaba centrado en su labor.
Juego de ganzúas 2/3 usos restantes.
Inteligencia 50 y Destreza 60: Eres capaz de abrir cerraduras sencillas utilizando ganzúas.
Tras aquella excéntrica presentación, el genin no supo muy bien que decir, salvo sorprenderse una vez más por aquella forma tan épica de decir su nombre. Aquel chico le parecía bastante peculiar, ahora totalmente confirmado tras su presentación, por lo que decidió no decir nada hasta que llegaran al lugar en cuestión, siguiendo al mapache.
El yotsuki se dispuso a intentar forzar el candado mientras preguntaba por las habilidades de su compañero. Algo que el mismo consideró lógico, sobre todo para saber qué puede hacer cada uno en caso de que las cosas se pusieran feas de repente. Kisame se mantuvo en silencio durante unos instantes pensando cual sería la mejor forma de decírselo sin parecer un auténtico novato. Aquel chico manejaba las tres facultades que un ninja puede aprender, aquello solo lo había escuchado en historias que su padre le contaba sobre un clan de ninjas con los ojos de color carmesí con un enorme poder, por lo que asimiló automáticamente que aquel chico podría pertenecer a ese clan, aunque por otra parte le extrañaba, ya que el mismo Ichiro le había dicho que había muy pocos y que hacía años que no veía a ninguno, por lo que tras razonar unos instantes lo descartó automáticamente.
-Yo... He dedicado mi vida únicamente al ninjutsu, así que supongo que si la cosa se pone fea tendré que quedarme atrás -Comentó con cierto tono lúgubre, viéndose totalmente abrumado por las enormes habilidades del ninja de la sonrisa perfecta.
El candado se abrió con facilidad y las puertas dejaron de estar cerradas y se entreabrieron solas un poco. Si Roga las abría, vería un pasillo bastante ancho con una sala a cada lado y, mas adelante, una estancia bastante grande con unas escaleras viejas y desconchadas de fondo que subían hacia arriba pero también bajaban hacia abajo. El interior del edificio no estaba mucho mejor que el exterior. El mapache de Kisame se adelantaría un poco y comenzaría a oler por el pasillo, pero tras unos instantes se quedó parado allí antes de llegar al umbral de las puertas, como si hubiera perdido el rastro.
—¿Y porqué habrías de quedarte atrás?— Le vio de reojo. —No veo una razón lógica para ello— Volvió vista al frente en cuanto logró remover el candado. "Este muchachito..." Una invocación no era cosa cualquiera, pero aquel muchacho la poseía y creía que quizá le estaba ocultando algo.
Ya adentro del edificio, notó que el animal de pronto se detuvo cuando tenían que seguir investigando, obligando al Yotsuki a alzar la ceja y cruzarse brazos. "Están aquí pero el olor se ha dispersado al parecer. No parece que su olfato sea tan preciso a pesar de todo." Oteó los alrededores y luego señaló con dos de sus dedos las escaleras.
—Andando— Aquello no fue un consejo ni una petición, claramente era una orden.
Los pasos de Rōga eran sigilosos, como los de un lobo que se encuentra acechando a su presa sin que esta se diese cuenta. Sólo esperaba que el menos Kisame fuese míninamente capaz de seguir su ritmo. No sabía a donde iban, pero tenía la certeza de que quedándose ahí parados no iban a descubrirlo. Debían actuar rápido e investigar el interior del sitio.
—Ten cuidado, quién sabe si existan trampas. El edificio estaba cerrado desde fuera, así que debe existir otra entrada. No me extrañaría que la puerta principal fuera un bait— Susurró. —Comentaste que tu padre tenía muchos enemigos... ¿Qué tan bien o mal ha hecho su trabajo para tener varios y que sigan vivos?— Lanzó filoso el comentario mientras ascendía.
El amejin continuó detrás de su compañero sin decir palabra alguna, ordenando con un gesto de su mano izquierda ir algo adelantada a su invocación, por si volviese a encontrar el rastro. En las salas de la entrada no parecía que hubiese nada, solo escombro y los cristales rotos de las ventanas. La sala era diáfana y tenía una mesa rota al lado derecho, con mas o menos cuatro o cinco sillas alrededor. Era dificil distinguir cuantas ya que algunas estaban literalmente a cachos.
El suelo estaba totalmente cubierto de polvo y cascotes provenientes del techo, quizás la escayola del techo se hubiera ido cayendo con el paso del tiempo y nadie hubiese tomado en cuenta aquel edificio para arreglarlo. Había varios montones de piedras esparcidos por toda la estancia, quizás fuera coincidencia o podría denotar algo sospechoso en ellos.
El pelinegro se limitaba a seguir a su nuevo compañero Roga en dirección hacia las escaleras, pero intentando ser todo lo sigiloso que podía.
La idea sería que tirases dados de 10 caras en un número igual a tu percepción/10. Si sacas 8 o más habrás tenido éxito, y cuantos más éxitos, mas cosas podrá ver.
Sugiero esta página para ello: https://www.wizards.com/dnd/dice/dice.htm
Kisame claramente no era el más platicador del mundo. Era como una sombra, una silueta delgada que estaba ahí y bien podía ser nada o nadie, que para colmo el color opaco no ayudaba demasiado a que se quitara ese estigma de encima, al menos no dentro de la cabeza del Yotsuki. "Con que no me estorbe... El único problema es que mi clon de sombras aún no ha dispersado. Verga, es que lobo será un lento." Al menos en lo que se trataba de carrera, no era ni de cerca alguien que llegara a las expectativas mínimas de velocidad de un shinobi promedio.
Estaba atento al sitio, pero la oscuridad del sitio no le estaba dejando ver con claridad y aunque podía improvisar alguna luz, no quería llamar la atención de los posibles malhechores.
30/09/2019, 20:15 (Última modificación: 30/09/2019, 20:15 por Taka Kisame.)
Mientras caminaba, no pudo evitar arrastrar un hilo shinobi que salía de uno de los montones hacia la barandilla de la escalera, activando así, lo que parecía un sello explosivo. Afortunadamente, ninguno de los dos estaba lo suficientemente cerca como para que dicho sello les provocara daño alguno, no obstante, su sigilo estaba totalmente roto en aquel momento.
-Mierda, creo que ya saben que estamos aquí... -Dijo Kisame mientras apretaba los puños
Comenzaron a escucharse pasos provenientes de debajo de sus pies. Al parecer, debajo de la planta baja había un piso más y en aquel momento estaba ocupado por alguien. No se descubrió, pero una voz se comenzó a escuchar desde el hueco de la escalera. parecía colérica y algo temblorosa, como si estuviera algo nervioso el que gritaba. Era una voz aguda, que denotaba que su dueño era bastante joven, quizás más o menos como Roga.
-Traednos al hijo de Ichiro y soltaremos a la vieja!! -Vociferó desde la parte baja de la escalera.
Kisame se quedó totalmente helado, no sabía que demonios decir. Aquellas palabras le habían dejado atónito. A él...? Es que querían hacerle daño por algo en concreto? Que tipo de enemigos tendría su padre, si lo que les gritaba era un niño? El hijo de algún criminal encarcelado? Alguno que hubiera muerto? Tenía demasiadas preguntas en su cabeza, por lo que simplemente se quedó quieto, sin saber qué hacer.
Un sello explosivo, probablemente pensado para algún intruso incauto que se aventurase rápidamente por ahí queriendo asaltar el sitio. Sin embargo, debido a la lentitud de sus pasos no llegaron a posicionarse al alcance del mismo, pero aún así, el factor furtivo se esfumó de inmediato. "Odio los explosivos." Tenía muy malas experiencias con ellos. "Están subiendo, ¿acaso este edificio tenía un sótano? Esto es malo, podrían dejarnos en medio de un ataque en pinza acá en las escaleras." Chasqueó la lengua.
Más pronto que pronto, una voz demandaría que bajasen, una similar a la suya. "Suena cómo alguien de mi edad, ¿un genin rebelde? Huh, esto está raro, pero aún así no puedo fiarme." Observó de reojo a Kisame, que por su reacción deducía que él era el mentado hijo de Ichiro que buscaban, encajando con la historia de que se trataba de que eran enemigos de su padre. Y sin embargo, al notar la forma en la que se había quedado pasmado, no pudo sino darle un manotazo detrás de la nuca para hacerlo reaccionar, sólo para luego tomarlo del cuello de la túnica y hablarle en voz baja.
—Escúchame bien, debes mantenerte cómo mi refuerzo, pero por todos los kami, mantén la compostura— Lo empujó con la misma fuerza. —¿Te quieren a ti? Pues démosles lo que quieren— sonrió.
De inmediato el de cabellos tricolor hizo tres sellos de una técnica muy básica de la academia, permitiendo al Yotsuki transformarse justamente en una copia idéntica y perfecta del pelinegro.
—¡E-estoy aquí! P-pero no le hagan nada a ella. Iré lentamente— Contestó con voz fuerte, actuando como si tuviese la voz entrecortada. Finalmente, se viró nuevamente al propio Kisame, susurrando algo que sólo él oiría. —Es mi responsabilidad por tomar la iniciativa en esta operación, así que no puedo permitir que te arriesgues de más. Confió en ti para actuar si la situación lo amerita— Dicho eso, empezó a bajar los escalones nuevamente hasta la primera planta.
"Cada quién sabe que tiene entre sus manos." Se dijo confiado para sus adentros.
30/09/2019, 22:53 (Última modificación: 30/09/2019, 23:12 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Kisame asintió sin entender muy bien que estaba intentando hacer. Obviamente era peligroso y no pretendía que otro se arriesgara en exceso por él, por lo que se mantendría atento a cualquier señal que le diese Roga para actuar, a la par de ordenarle a su mapache que se quedara justo detrás de Roga y una vez este encarara las escaleras, se quedaría estático y se haría invisible. El niño bajo la escalera parecía impaciente y apremiaba que bajara con voz rasgada ahora, parecía furioso.
-Vamos, huesudo cobarde, baja aquí -Vociferó ahora muy furioso, mientras esperaba a que Roga llegara -Pronto sabrás quien soy... -Añadió con cierto tono sombrío.
Lo que Roga vería una vez encarara la escalera, sería un joven ninja de bastante altura para su edad y un fornido cuerpo, se trataba de alguien que, claramente, contaba con una estirpe de gente colosalmente grande ya que fácilmente superaba el metro ochenta. Vestía con una camiseta sin mangas de color rojo apagado, tenía aspecto de estar vieja y daba la sensación de que las mangas hubieran sido arrancadas a la fuerza por la irregularidad del corte. Unos musculosos brazos que acababan en unos guantes sin dedos negros. Sus pantalones eran más parecidos a mallas, ajustados al cuerpo y de aspecto opaco, de color negro también. Sus pies calzaban unas sandalias ninja rojas, como su camiseta. Su cara tenía facciones infantiles aunque duras, una cicatriz enorme y mal cosida en la mejilla derecha y uno de los ojos morado, como si se hubiera peleado muchas veces durante su vida, y la última hubiera sido hace poco. Portaba una bandana ninja con el símbolo de Amegakure, pero tenía una raja profunda en medio, como si estuviera tachado. Su expresión reflejaba ira y asco, pero impaciencia al mismo tiempo.