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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
En Amegakure llovía como siempre, y hacía frío como siempre. A lo mejor no tanto como en otras épocas del año, pero igual era necesario salir con un poco de abrigo y por más costumbre que fuese, un cambio de atuendo al entrar a la casa.

Este relato, sin embargo, nos lleva unos kilómetros más allá de los límites de la urbe tecnológica. A un lugar donde si bien las precipitaciones eran comunes, no eran el pan de cada día. Un carro tirado por un humilde poni transportaba un par de cajas, en su interior descansaban diversos objetos, todos ellos formaban parte de la petición del comitente de aquella misión. A ambos lados del carro caminarían dos personas, ninjas. Simulando ser meros civiles.

El objetivo de la misión era sencillo, el cliente había pedido que una carga fuese ingresada en la aldea de Hantomura. El contenido de las cajas era bastante variado, pergaminos y tinta, algunos elementos y lo más curioso sin duda alguna serían las armas. Por razones que no se dieron a conocer en el documento, se solicitó que los encargados de hacer la entrega no estuviesen vestidos con elementos que los pudiesen identificar como shinobi de Amegakure.

De manera que ahí estarían, Manase Mogura y Umikiba Kaido. Cargando sus propias pertenencias en unas precarias mochilas de viaje y vistiendo capas gruesas de paja a juego con un amplio sombrero. Mogura por su parte, debajo de aquella capa vestía un kimono bastante sencillo y comunacho, hecho con la tela más barata que pudo encontrar y además un pantalón bastante simple. Colgando en el lomo del poni además habían un par de cantimploras hechas con una sección grande de bambú. Procuraba a su vez mantener su estilo usual de peinado con una tela enrollada a lo largo de su frente.

A pesar de lo precario que podría sonar aquella protección contra la lluvia, apenas se sentía, en parte a que solo había un poco de garua.

—No tiene sentido.

Diría el médico en un punto del viaje.

—¿Cómo lograría conseguir alimento para sobrevivir debajo de las alcantarillas?
Hablo - Pienso

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#2
El gyojin rompía los charcos bajo sus pies a paso continuado, protegido de la garua por una capa de viaje de lo más mundana. Un sombrero de paja le cubría también la cabeza, y su frondosa cabellera azul yacía atada en una cola de caballo, que sin su particular bandana atada a su frente, podía volverse rebelde con los vientos huracanados de los Campos de la Tormenta.

Kaido mantuvo el mismo paso del corcel que hacía un esfuerzo titánico en llevar a cuesta el carruaje. Uno que contenía el botín a proteger por aquel par de aparentes civiles, y que debía ingresar con éxito a una locación lejana.

El nombre del pueblo era Hantamura.

—No tiene sentido. ¿Cómo lograría conseguir alimento para sobrevivir debajo de las alcantarillas?

—Puede que los túneles tengan algún acceso al lago, y ahí cacen a algunos peces. O tal vez algún buen amenio lo está alimentando con presas más grandes. ¿Te acuerdas del chucho de la bruja del 71 que se perdió y nunca fue encontrado? —el amejin sonrió malicioso y miró a Mogura por encima del carromato—. quizás acabó en el estómago de esa criatura.
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#3
—Puede que los túneles tengan algún acceso al lago, y ahí cacen a algunos peces. O tal vez algún buen amenio lo está alimentando con presas más grandes. ¿Te acuerdas del chucho de la bruja del 71 que se perdió y nunca fue encontrado?

La mirada de ambos shinobi se encontraría por encima del lomo del animal. No recordaba a quien le había encargado aquella misión, pero si de haber escuchado que la misión falló por no poder dar con el pobre perro.

—Quizás acabó en el estómago de esa criatura.

No era algo totalmente descabellado, pero la teoria tenía un posible hueco.

—¿Cuanto tiempo pasaría un cocodrilo alimentado solo con un perro?

Cuestionó Mogura.

—Si se perdiesen animales todos los días tendría sentido pero incluso suponiendo que fue así, es posible que el animal se haya ahogado en algún canal y terminado a la merced del reptil.

¿Que otra alternativa tendría para hacerse con un perro?

—Y si hubiese salido a la calle alguien lo habría visto, tarde o temprano.
Hablo - Pienso

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#4
Como era asiduo en Manase Mogura, éste prefirió cuestionar con teorías adversas a las opiniones de su interlocutor. Que si un chucho no sería alimento suficiente, que si sólo era un caso aislado que no justificaba la existencia de semejante criatura en los bajos túneles de la ciudadela, de que ésto, de que lo otro.

Kaido suspiró al otro lado del carruaje.

—Qué se yo, joder, puede que sea un cocodrilo escurridizo. O que simplemente no existe y estamos perdiendo el tiempo teorizando acerca del jodido animal. Si tanto te preocupa, cuando volvamos de la misión nos damos un paseo por los túneles y confirmamos la teoría, ¿qué dices?
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#5
Por supuesto, primero se metían en los túneles. Alguna cámara mágica de la Arashikage los atrapaba en el acto. Al día siguiente eran llamados al despacho y quizás por la tarde Mogura tendría que preparar las valijas para ir hasta Uzushiogakure a presentar el examen de Chuunin.

—Primero empecemos por terminar esta misión.

...

La dupla seguiría avanzando en el camino al paso que aquel animal se mostraba motivado a llevar, seguramente llegarían antes de que la noche les cayese encima pero la tranquilidad del camino les terminaría por hacer creer que las horas pasaban de manera mucho más lentas.

Si existía al menos una manera de combatir aquella sensación era teniendo una conversación medianamente amena. No pretendía tener demasiados gustos en común con alguien como Umikiba Kaido, pero si tenía conocidos en común.

¿Has visto últimamente a Daruu?

Probablemente si, o quizás no. Pero a lo mejor le habría llegado la noticia.
Hablo - Pienso

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#6
Dígase una cosa acerca de Manase Mogura: que no era el tipo más conversador ni carismático, evidentemente. Su paulatina seriedad y las rutinarias formalidades que protagonizaban su forma de ser no parecían ser los aspectos más adecuados para que fuera a ser él ese alguien con el cuál se pudiera pasar un buen rato. Mogura era el tipo indicado si querías orden y rectitud. Un buen líder, quizás, para alguna misión en la que hubiera que poner más cabeza que cuerpo. En donde predominase el sentido común. No con el que te podías pegar unas buenas risas mientras te vaciabas una botella de ron.

Y en ocasiones resultaba ser un poco tedioso, y también hasta aburrido.

Pero nadie podía decir que no se esforzaba. Primero fue lo del cocodrilo, luego un par de sandeces más. Y ahora, finalmente, sacó a relucir un tema que había llegado a los oídos del tiburón de boca del propio Daruu.

Pues sí, hace un par de días. ¿Por qué? —indagó, aunque ya sabía de dónde venía esa pregunta. Al final iba a ser que Mogura era todo un cotilla. Curioso.
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#7
Pues sí, hace un par de días. ¿Por qué?

Se limitó a responder el azulado muchacho, manteniendo ante todo la agresiva postura que tenía al hablar. Y es que Mogura no preguntaba simplemente porque si, si quisiese saber como estaba Daruu, si seguía con vida y esas cosas básicas de ver como estaba una persona, se limitaría simplemente a pasar por el negocio de su familia.

—¿Se va a presentar al examen?

Volvería a consultar el médico, esperando que el pobre genin tuviese algún dato de relevancia.
Hablo - Pienso

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