Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
¡Cof, cof, cof! tosió el pobre dormilón, que después de aquella jodida palmada eléctrica —que bien le habría podido atravesar sin ningún problema si así Roga lo hubiese querido—. seguro le iba a costar bastante conciliar el sueño sin imaginarse a aquel estrambótico hijo de perra metiéndole un jodido Chidori en toda la cara. De hecho, aunque hubiese sido más un impacto contundente que una empalada, tenía la camisa rasgada y el abdomen sangrando.
Le miró desde la distancia y tratando de aupar el dolor que le abrazaba cual amante traicionera, corrió a cuestas hacia adelante y sacó dos shuriken, que lanzó paralelamente en dirección a su oponente.
Luego se llevó una mano al portaobjetos nuevamente, aguardando a ver cómo respondía Roga ante las dos estrellas voladoras que se dirigían a su dirección.
Puñaladas al pecho y chidoris sorpresa, cualquiera diría que ese par en realidad estaba tratando de matarse. Pero no, en realidad sólo era un encuentro casual y si el sensei no les había puesto un freno era por algo. En el caso de Rōga, no tenía muchísimas ganas de quedar hospitalizado de nuevo cuando recién superó la etapa de convalecencia previa. "Pero este puto loco no va a ceder." Se había mentalizado ya en una cosa, y esa era fulminarlo. No literalmente claro está, pero al menos debía asegurarse de que estuviera quietesito y no molestase más.
El de los pelos eléctricos tardó en recuperarse y nuevamente lanzó más cosas punzocortantes al Yotsuki, pero no se le pasó por alto que nuevamente había metido la mano en el portaobjetos. ¿Qué haría entonces el de cabellos tricolor? Realmente, al ver que ambas venían en la misma dirección mantendría su sonrisa y daría tres saltos en dirección diagonal hacia el frente y derecha, alejándose con ello tres metros de la trayectoria mientras se acercaba un poco a su contrincante. Oh sí, muy fácil y fresco ante la vista, cuando en realidad estaba haciendo el jodido esfuerzo de su vida por prever cualquier posible truco, pero no por ello iba a perder el estilo. "Ten paciencia lobo, pero tampoco esperes demasiado. Se justo, se preciso." El tiempo transcurría y la sangre iba corriendo, pero tampoco iba a arruinarlo todo precipitándose. Pese a que mantenía la vista en su oponente, su cuerpo se hallaba de lado, teniendo el hombro por delante para no exponer demasiado su torso dado las muy malas intenciones que le había mostrado en un inicio, además de que así no tendría que girar demasiado la cabeza para cuidar sus laterales.
No siempre tenía que recurrir a provocaciones o fanfarronerías para amedrentar psicológicamente a su oponente. Bastaba con ser él mismo.
Entonces, en el momento justo de que Roga diera el primer salto —en el interín de que hiciera el segundo y que presumiblemente iba dirigido hacia el frente—. una kemuridama rodó desde la mano de Zōzei con indudable fuerza y que estalló súbitamente en una pantalla de humo a un metro detrás del Yotsuki. Por tanto los séis metros de humo gris abrazaron al ninja desde su epicentro.
Detrás del velo oscuro, a unos dos metros de Roga y su abrazo de humo, el perezoso ejecutaba finalmente su estrategia secreta.
Un proyectil adicional salió desde la mano del ojeroso, siendo este una bolita no reconocible. "Piensa bien." Si era de luz, el problema estaba cubierto. Si era de sonido, pues estaba jodido. Si era de humo, pues al menos tomaría una bocanada de aire cuando estallase y así se evitaría al menos la mitad del problema. Al final terminó siendo la tercera, dejándolo en una muy mala posición. Si bien, tenía las gafas militares que permitían al menos distinguir un poco de lo que estaba ocurriendo dentro de la humareda, el problema radicaba en que sus pulmones le exigirían a gritos que saliera de ahí.
"Acechar a un cazador, es mala idea~" Tal y cómo se lo esperaba, el otro peliazul había pasado a la acción. Pero es ahí, donde la locura y la irreverencia por lo que representa el arte marcial entraba a jugar. Sólo debía contener la respiración el tiempo suficiente hasta que Zōzei revelara sus argucias.
Un sonido metálico, que alguien bien podría asociar a un kunai o una shuriken, pero este sonaría más como si rebotara tras caer de un lugar.
«¡Oh, ame no kami. Bendícenos este día y envuélvenos en tus mares para que Susanoo navegue libremente en las aguas de la furia!»
Dentro de la nube de humo se estaba oscuro. Aún y con aquellos lentes que bien hacían el efecto de cubrir ante la luz, y que por tanto, tenía una pantalla bastante oscura que agravaba la visualización. Pero la poca luz de sol que lograba atravesar los cúmulos de esta pantalla gasífera se volvió incluso más tenue ante el poder de Susanoo.
Y es que por encima del campo de batalla y debidamente camuflado por los efectos de la kemuridama, una enorme ola de siete metros de ancho y cinco de alto descendió pletórica sobre el campo, cubriendo gran parte del díametro al que Roga, sin saber lo que se le avecinaba, podía moverse; y rompiendo en cráteres la tierra bajo sus pies por la fuerza de los cientos de litros de agua marina que ahora revoloteaba alrededor de los presentes.
La masa de agua abarca 4 metros de ancho y 3 de alto, y recorre 10 metros
Suiton: Baku Suishōha: la masa de agua alcanza 7 metros de ancho y 5 de alto, recorre 6 metros y, al caer provoca un hundimiento en el suelo creando un pequeño lago de 10 metros de diámetro
El usuario escupe una gran cantidad de agua, que lanza al suelo. El agua rebota y crea una ola que recorre una distancia considerable y arrastra consigo a los enemigos. Utilizando una mayor cantidad de chakra, es capaz de crear una ola gigantesca que, al caer, rompe el suelo y crea un hundimiento en forma de estanque.
(Suiton 80, Suiton: Baku Suishōha) El usuario puede subirse encima de la ola, moviéndose a gran velocidad y atacando a sus adversarios.
Y sin embargo no sería la luz o las sombras lo que le alertasen, sino el sonido, el sonido de agua, mucha, muchiiiiiisima agua. "Eso no suena bien..." ¿Una alucinación? Para su desgracia, no era así.
Un golpetazo contundente y violento le caería encima, sin poder hacer demasiado para remediarlo. Tanto así sería, que antes de terminar totalmente sumergido en la nueva piscina artificial él ya estaría más que noqueado.
¡Fiusm! Roga sintió como la tierra frente suyo empezó a moverse, y de ella nació un enorme muro de roca que excedía con creces las dimensiones de aquella ola asesina. El agua impactó fortísimo y generó un estruendo aterrador, pero el muro contuvo el poder destructivo del mar e impidió que arrasara con el Yotsuki. El agua empezó a escurrirse por los laterales y el campo sí que se inundó, pero el estrambótico Roga no recibió ningún daño.
Zōzei veía incrédulo desde la otra punta y no se dio cuenta del enorme muro hasta que la kemuridama de dispersó con una fuerte ventisca.
Kurozuchi, al costado de Roga y sosteniéndole por el hombro; sonrió a ambos.
—Menudo espectáculo, coño. ¡Así me gusta joder! —les premió—. lo pusiste contra las jodidas cuerdas, Roga-kun. ¡Ese buen chidori que le metiste le hizo utilizar ésto! —señaló el mini-mar que ahora les cubría y solo entonces se dio cuenta de que lo verídico que era aquel dicho que decía que "A tiempos desesperados, medidas desesperadas"—. bien hecho.
Tras ellos, Myu veía al joven Roga con expectativa. Era bueno. Era jodidamente bueno. Y... quería batirse con él, algún día.
16/02/2019, 05:39 (Última modificación: 16/02/2019, 06:11 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
Y la mar se abrió y el seguía de una pieza. Cuando el humo se disipó la arena era ahora un chapoteadero olímpico. El sensei finalmente intervino en la pelea mientras el Yotsuki miraba el estropicio de los alrededores.
—Sólo díme que nosotros no tendremos que limpiar esto y seré feliz— Se encogió de hombros y sonrío con resignación.
"Será animal." No era la más destructiva de las técnicas que había presenciado, pero sin duda le parecía una exageración por parte de Zōzei. "Yo aquí esforzándome por controlarme y no dañarlo severamente ¡y el me sale con esto!" Se cruzó de brazos y negaba con la cabeza para sí. "Huh, debo ir ideando contingencias para técnicas de tanto alcance, que realmente no tengo nada realmente efectivo para quitarme algo así de encima." Era una nota que debía para tomar para futuro, y que la tendría muy en mente.
"Eso debió ser un gasto de chakra bruto." Pero a diferencia suya el dormilón si parecía poder extraer chakra de su cuerpo sin consecuencias demasiado graves para él. "Si tan solo pudiera..." Estaba consciente que su habilidad iba más allá de aquel chidori, pero las limitantes físicas le impedían utilizar todo su potencial.
—Oye Kōsen, te pasaste de intenso— Se acarició el pecho en la zona de la puñalada, aunque mantenía la sonrisa pícara. —Para ser un entrenamiento cualquiera diría que querías matarme—. Carcajeó.
—Yo... sólo quiero dormir —dijo—. pero intuyo que esta herida que me dejaste no me lo va a permitir.
El abdomen le sangraba a rocío.
—Deberías ir al hospital a verte eso antes de que te quedes sin tetilla.
—Tiene razón. Vamos, te acompaño; Zōzei. A vosotros dos, os dejo aquí un segundo mientras lo llevo. Portaos bien y tratad de no mataros antes de su primera misión, ¿está bien?
—Lo intentaré, sensei —advirtió, coqueta.
El jounin se alejó de la escena junto al muchacho malherido y desaparecieron de Torreón. Myu se le quedó mirando a Roga con intriga y en silencio.
"Ah claro, cómo no. ¿Acaso nadie piensa en mis propias heridas? ¡Que me apuñalaron en el pecho maldita sea! Si estamos con esas preferencias mal vamos." Infló los cachetes. Iba a cruzarse de brazos, pero le dolía demasiado el pecho. "No fue para tanto..." En realidad, no esperaba que Zōzei terminara tan lastimado, pues justamente nunca tuvo la intención de lastimarlo severamente. Había muchas cosas que en un combate amistoso jamás intentaría hacer. "¡Yo soy el que estuvo convaleciente hace nada!" Negó con la cabeza ignorando a Myu.
Simplemente suspiró y caminó hasta donde había dejado tirada su gabardina antes de iniciar el combate mientras pensaba en voz alta.
—¿Acaso quiere que nos quedemos esperando aquí sin hacer nada? No creo que regrese rápido del hospital si tienen que hacerle una revisión a Kōsen, maldita sea— Recogió su vestidura mientras se pasaba la mano por el esternón por enésima vez. —Verga, la camiseta era nueva y ya está rasgada— Agachó la cabeza y dejó sus brazos colgando con resignación.
"Tanto presumir de láseres y no mostró nah de nah." Seguramente esperaba reservárselos para un momento especial, pero aquello sólo dejaba intrigado al joven genin de cabellos tricolor.
—Pues...— Se colocó la chaqueta. —...no tengo ni una puta idea—. suspiró una vez más. —Kurozuchi dijo que nos portáramos bien, aunque a decir verdad ni siquiera es que pueda empeorar más las cosas de lo que Kōsen ya ensució. ¿Quién demonios cree que soy?, ¿un tarado buscapleitos?— Ladeó la cabeza y se llevó las manos a la cintura. —Ah, pero que ni piense que voy a limpiar este estropicio, nononono— Posó su mano en su antebrazo, revisándose el corte. —Ese bruto...— Chasqueó la lengua y apretó la herida.
Estaba un poco frustrado por perder el encuentro, por muy entrenamiento que fuera. No tenía conocimiento alguno de que su oponente tuviera una técnica demasiado destructiva, pero tampoco era una excusa para justificar su derrota. O al menos, esa era su forma de pensar. Lo llevaba muy mal para perdonarse sus fallos, por no decir que le era imposible. Más aún con alguien similar a su calibre. "Esto no se va a quedar así, debo empatarle de algún modo." observó durante unos instantes antes de relajarse. Sí, su sensei intervino, pero fue justamente porque dio por terminado aquel duelo, donde el ganador ya estaba definido.
—Oye, ya que estamos quiero hacerte una pregunta—. se cruzó de brazos y clavó si vista en la chica pelirrosa. —¿No les molesta que yo sea el tercero del equipo? Digo, por aquello de que ustedes dos ya se conocían desde la academia y yo sólo soy un extraño en la ecuación.
Ante la última interrogante, Myu tuvo que moverse inquieta; con temple pensativo. Se notaba que estaba meditando de forma introspectiva lo que iba a ser una respuesta que, quizás, no iba a complacer a todo el mundo. Acabó recostándose en uno de los pilares cercanos mientras una de sus manos jugueteaba con la coleta derecha de su enmarañado cabello fucsia.
—Para nada, muñeco —contestó con presuntuosa honestidad—. creo que ha sido una coincidencia que fuéramos elegidos para pertenecer al mismo equipo. Que nos conociéramos desde la academia no quiere decir que creyésemos que algún día íbamos a formar un grupo cuando nos dieran las bandanas, así que no es como que estuviéramos destinados el uno al otro. Además, el sensei fue bastante claro cuando nos convocó a la Torre. Sabíamos que habría un tercero —soltó un suspiro y continuó—. de alguna forma pienso que al que le molesta es a ti ser el outcast.
El de cabellos tricolor no pasó por alto el lenguaje no verbal de la pelirrosada, aunque no entendía porqué tenía que rebuscar la respuesta. Él era muy directo cuando tenía que decir algo, ¿tanto le costaba a los demás ser iguales? Parecía que sí, pero eso ya no era algo que pudiera arreglar. No se inmutó con la respuesta inicial, simplemente le dio igual. Aunque, no pudo evitar ladear la cabeza y alzar una ceja ante la última frase de Myu. "¿A que vino eso?" Por alguna razón sintió que ella estaba buscando provocarle, con una actitud de chulería similar a la extraña pechugona de Tanzaku Gai. "¿Todas las niñas bonitas son así de problemáticas?" rodó los ojos antes de responder.
—Para nada— sonrío y sacudió la mano, restándole importancia. —Sólo espero socializar y ya. Porque a decir verdad no he empatizado realmente con nadie más de la villa— hizo aquel gesto de sonreír y cruzarse de brazos, tan propio de él, por curanquegésima vez. Si, hasta hay que inventarse un número para llevar la cuenta de las veces que hace esa postura.
"Que al final voy a terminar llevándome mejor con los gaijin que con alguien de Amegakure." Ironía bastante divertida para él, pero que en aquellos momentos no podía considerarse adecuada precisamente.
—Bueno, quizás tu falta de empatía sea el problema. Aunque eso podemos arreglarlo con el tiempo y la confianza —dijo, acercándose un poco a él—. ¿qué hay de tu grupo de graduación? ¿no tienes algún amigo de allí?