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**Aotsuki Ayame** · 22/11/2021, 16:21

La presencia de Kokuō, bajo la apariencia modificada de Ayame, fue recibida con cierta frialdad. Los ojos perlados de Daruu la escrutaban, con los párpados entrecerrados.

—¿Desde cuándo llevas aquí? —inquirió el Hyūga, irritado.

Pero Kokuō no hacía uso de la mentira, ni siquiera de aquello que los humanos llamaban "mentiras piadosas" para evitar malentendidos o males mayores, por lo que siempre se mostraba con la verdad por delante. Y aquella vez no iba a ser una excepción:

—Desde el principio. No deseaba molestarles, así que esperé a que hubiesen terminado.

Y, a decir verdad, no había tenido que esperar demasiado.

Con respecto a la pregunta de Shanise; sin embargo, Kokuō intercambió el peso de una pierna a otra. Intercambió la mirada entre Kōri, que se mantenía en un gélido silencio tras el Hyūga, y el propio Daruu. ¿Cómo decirle de golpe y porrazo que Shanise quería colocarse a él el sombrero de Arashikage después de que Ayame se mostrara incapaz de aceptarlo?

—Creo que es mejor que se lo diga ella misma en persona —resolvió, al cabo de varios segundos, sin saber muy cómo explicarse.

**Amedama Daruu** · 22/11/2021, 16:30

Daruu levantó una ceja. Por su cabeza se le pasaron multitud de posibilidades. Miró a Kōri un segundo, hizo un ademán hacia un lado con la cabeza, indicando que iba a marcharse, y caminó pasando por al lado de Kokuō. Apoyó una mano sobre su hombro antes de marcharse. Bueno, no sobre su hombro en realidad.

—Estoy deseando verte de nuevo, Ayame. Ojalá te mejores pronto —dijo en voz baja, y resumió su marcha. Hacia el ascensor.

También resumió una metafórica marcha dentro de sus pensamientos. Ellos iban hacia su futuro.

**Aotsuki Ayame** · 22/11/2021, 16:36

Kōri le devolvió la mirada, tan inexpresiva como siempre. Pero la duda estaba en sus ojos. No, él tampoco sabía qué podía querer Shanise de Daruu, aunque estaba claro que no tardaría en saberlo. Kokuō tenía la respuesta a esa pregunta.

Daruu apoyó una mano en el hombro del Bijū cuando pasó junto a ella.

—Estoy deseando verte de nuevo, Ayame. Ojalá te mejores pronto.

Por sus palabras, estaba claro que el gesto iba dirigido a otra persona. Concretamente, a la que estaba encerrada dentro de sí misma, como una perla esperando el momento de abrirse de nuevo al mundo. Kokuō agachó momentáneamente la cabeza.

—La Señorita también —respondió, cuando Daruu había dado varios pasos hacia su destino—. Sé que ella también.