—jajajaja, sí, seguro que me va a ser la mar de útil, cuando tenga que servir la comida. Pero no cree esta técnica para convertirme en camarero, eso te lo aseguro.

— Hombre, espero que ningún shinobi cree técnicas para acabar usandolas de camarero, sino los pergaminos secretos de las villas estarían repletos de jutsus para hacer té.

La verdad es que acababa de mentirle vilmente, sí que esperaba que alguna que otra villa hiciera técnicas para servir bien el té, así los de Amegakure tendrían utilidad para cuando conquistemos eso a lo que ellos llaman villa. Un sitio donde siempre está lloviendo no puede ser un sitio de gente honesta y leal.

La verdad es que me lo estaba pasando bien, mi tono era más de cachondeo que de otra cosa aunque las cosas que decía no eran tan cachondeo.

—Pero tiene muchos beneficios, por ejemplo, puedo evitar salir despedido al recibir alguna técnica También puedo pegar mi mano a la de alguien, para evitar que realice sellos, todo depende de la situación, pero estoy seguro de que esto me salvará de una buena en un futuro.

— Sería más útil hacer una técnica para no comerte esa técnica, o para pararla. A ver, él no podrá hacer sellos, pero tú tampoco. Me parece un arma de doble filo, la verdad. Igual te sale bien o igual te acaba saliendo el tiro por la culata.

No debería haber dicho eso, pensé tras haberlo dicho, pero ya lo había dicho. Así que esperé que se lo tomase como una critica buena y constructiva a su actuación y su asombrosa aunque poco útil técnica

—Sería más útil hacer una técnica para no comerte esa técnica, o para pararla. A ver, él no podrá hacer sellos, pero tú tampoco. Me parece un arma de doble filo, la verdad. Igual te sale bien o igual te acaba saliendo el tiro por la culata.

—Cuando tu fuerte es el Taijutsu, no te preocupa no poder hacer sellos —Contestó en seguida bastante seguro de sí mismo—. Pero tienes razón, tal y como está ahora no podría hacer mucho si me llego a pegar a algo en medio de una pelea, por eso digo que no está terminada.

Daigo se llevó una mano a la barbilla, pensativo.

Tiene razón, hasta que no consiga dar con algo que haga de esto algo verdaderamente útil, no debería arriesgarme a utilizarlo en combate... suerte que cometí este error con él y no en el torneo.

—Trabajaré en ello —dijo, sonriente—. Quizás así consiga dar con algo que me ayude a terminar la técnica, prometo no hacer una locura como la de antes.

—Cuando tu fuerte es el Taijutsu, no te preocupa no poder hacer sellos Pero tienes razón, tal y como está ahora no podría hacer mucho si me llego a pegar a algo en medio de una pelea, por eso digo que no está terminada.

Una campana repiqueteó en mi cabeza. Ding, ding. Premio para el rubio. El fuerte del Kuseño era el Taijutsu, y él no tenía ni idea de cual era mi fuerte. ¡Eso es porque mi fuerte es el amor a mi villa, novato!

— Entonces, en vista de que usar jutsus es malo para la salud de ambos. ¿Qué te parece un combate de puñetazos y patadas sin chakra ni cosas raras? Así suelen ser los combates shinobi entre compañero de villa. Supongo que puedo hacer una excepción contigo.

Mi principal interes era medir fuerzas con un especialista en Taijutsu de Kusagakure, si tenía un estilo especial, lo sabría, y además así tambien sabría el verdadero potencial de Daigo. Ya que estaríamos usando su especialidad. Iba a perder casi seguro, pero lo importante era entrenar y sacar información.

—Entonces, en vista de que usar jutsus es malo para la salud de ambos. ¿Qué te parece un combate de puñetazos y patadas sin chakra ni cosas raras? Así suelen ser los combates shinobi entre compañero de villa. Supongo que puedo hacer una excepción contigo.

Nabi aceptó y el peliverde subió su guardia, sonriente.

—hecho.

En cuanto Nabi pareció estar listo, el peliverde cargó con velocidad, manteniendo ambos puños firmemente pegados a su quijada sin bajar la guardia ni por un segundo.

En cuanto llegó a distancia de golpeo, el boxeador dio un paso largo hacia la izquierda del rubio y fintó un gancho al hígado, que serviría para abrirle camino a un directo de derecha que se dirigiría hacia la nariz de Nabi.

Aunque se tomaba aquel entrenamiento como un combate cualquiera, el peliverde controlaba la fuerza de sus golpes para no herir a su compañero. Al fin y al cabo no deberían de hacerse daño en un entrenamiento.

En vista de que Daigo estaba más que dispuesto decidí darle la iniciativa que no tardó en aprovechar, recortó la distancia que nos separaba no demasiado rápido, no parecía especialmente agil ni fuerte y su carrera no era especialmente impresionante.

Me puse en guardia y esperé su ofensiva. Su puño izquierdo salió con fuerza buscando golpear la parte baja del torso, donde seguramente hubiera algún organo importante, levanté mi brazo derecho para detener tal golpe. Sin embargo, el verdadero golpe provendría de su puño derecho que se dirigía raudo hacia mi rostro.

La estrategia era bastante básica y su velocidad no era especialmente rápida, más o menos como la mía, vamos, bloqueé su puñetazo con mi mano libre y mi pierna derecha se levantó buscando golpearle en el pecho con mi rodilla derecha mientras mantenía todo el peso en la zurda.

La estrategia del boxeador parecía haber funcionado: Nabi cayó de lleno en la finta e intentó defenderse con su diestra.

¡Una apertura!

La ofensiva del peliverde no se hizo esperar. Su puño salió disparado hacia la nariz de Nabi, pero su mano izquierda se interpuso en el ataque, evitando que alcanzase su objetivo.

En el momento de impacto la rodilla de Nabi salió disparada hacia el pecho de Daigo a modo de contraataque, dejándole un margen de reacción muy corto para defenderse.

Utilizando la base de la palma de su zurda, el boxeador desvió la rodilla de su oponente con un golpe seco hacia la derecha mientras agachaba su cuerpo y él mismo se movia a su izquierda.

En cuanto acabo el movimiento su movimiento, contraatacó con un jab rápido con su izquierda.

Lo que estaba quedando claro era que Daigo sí que era asiduo a los combates cuerpo a cuerpo, probablemente más que yo. A pesar de eso estabamos bastante igualados físicamente así que el combate se estaba quedando bastante interesante a la espera de que uno de los dos conectase un golpe limpio.

Detuvo mi rodillazo con la palma de su mano con un sutil movimiento, tras lo cual se agachó y se movió a su izquierda. Y como no, tras ese desplazamiento volvió a la carga, con un puñetazo directo, esta vez sin fintas ni tonterias.

Pero tenía sentido, estabamos tan a la par que lo mejor era ir de frente. Me aparté a un lado para esquivar el golpe y despues le agarré el brazo con fuerte tirando de él y buscando propinarle un cabezazo en la cabeza.

El golpe del peliverde no hizo más que encontrarse con la nada, pues Nabi esquivó su jab moviéndose hacia su izquierda e incluso consiguió agarrar el brazo de Daigo al vuelo antes de que pudiese recuperarlo.

Nabi tiró de él con fuerza e intentó golpearlo en el rostro con la cabeza, pero el boxeador, lejos de resistirse, se dejó llevar.

La frente del Uzushiojin fue directa hacia la cara de Daigo, pero el boxeador tenía otros planes. Dio un paso hacia su izquierda, dejando su pie izquierdo justo al lado del pie derecho del rubio y agachó su cabeza hacia la izquierda.

Pero ninguna ofensiva se quedaría sin réplica durante este combate, así que mientras esquivaba el ataque y aprovechando el impulso que le había proporcionado Nabi al tirar de él, el puño derecho del boxeador salió disparado buscando impactar en la boca del del estómago de Nabi en posición supina.

El juego de pies de Daigo era tan envidiable como su pelo verde como la lechuga, puede que no tanto. Con una habilidad innata movió los pies para colocarse en la mejor posición para esquivar mi cabezazo sin perder la compostura, a lo que yo reaccioné frenando mi cabeza y preparandome, porque el contrataque era un hecho.

Su puño salió raudo hacia mi pecho, y mi mano le siguió, agarrando su puño y deteniendolo a escasos centimetros de su objetivo. Ahora tenía sus dos brazos quietos y aproveché para levantar de nuevo el pie buscando su estomago con la rodilla.

La ofensiva del boxeador fue detenida nuevamente por Nabi, quien consiguió detener su puñetazo con la palma de la mano justo antes de que este llegue a impactar en él.

Antes de que Daigo pudiese si quiera ver venir lo que le aguardaba, un potente rodillazo impactó en su estómago a modo de contragolpe, resultando especialmente doloroso pues no tuvo tiempo de tensar los abdominales antes de recibir el impacto.

Su torso de dobló por el impacto a la vez que sus brazos se escurrieron por fuera de los brazos de Nabi hasta encontrar su espalda, donde se encontraron y se entrelazaron con fuerza buscando aprisionar a Nabi en una improvisada llave.

Intentó posicionar su pie derecho tras el pie izquierdo de Nabi mientras empujaba con todo su cuerpo buscando que se tropezase y callese de espaldas. Si aquella estrategia llagaba a funcionar, el peliverde debería de caer encima del Uzushiojin con su puño a la altura del torso, preparado para golpear.

El intercambio de bloqueos y esquivas estaba durando demasiado, pronto el cansancio empezaría a hacer mella en su constante vaiven de puñetazos y patadas y cabezazos y guantazos y golpes en general y empezaríamos a escaldarnos de lo lindo sin pensar siquiera en bloquear.

Así que cuando mi rodillazo conectó, saboreé el momento, el milisegundo que tardó mi sistema nervioso en decirme: "TOMAHOSTIA" y al milisegundo siguiente estaba preparado para un puñetazo contraatacante o una patada voladora o algo por el estilo. Sin embargo, Daigo hizo algo que pensandolo friamente era la mejor opción, solo que yo pensaba en hostias y el pensaba en el combate en general, en cosas profundas y estrategicas.

Me empujó colocando su pie detrás del mio mientras me abrazaba, y yo hice lo primero y unico que se me ocurrió, que fue abrazarle más fuerte. Caí al suelo y el se cayó encima mio haciendo un hermoso emparedado, y como todos sabemos, lo bueno del emparedado siempre es lo de en medio, es decir, yo. La metafora no podía ser más perfecta.

Me dediqué a agarrarle a la altura de los hombros para que no pudiese despegar los brazos y le costase maniobrar, por lo menos hasta que recuperase el aliento, que el kuseño pesaba lo suyo como para que se cayese encima.

¿Ha funcionado? ¡No puedo creerlo!, ¡es la primera vez que me sale bien algo a parte de dar puñetazos!

Daigo se llenó de alegría y orgullo en cuanto sintió el impacto de su hombro contra el pecho de Nabi al caer al suelo.

Muy bien, ahora solo tengo que simular un golpe al rostro y esto estará acabado

El puño del boxeador salió disparado buscando detenerse a un par de centímetros del rostro de Nabi sin intención de impactar en él, no, aquel golpe tan solo había sido lanzado para demostrar una posición de superioridad, para darle fin al duelo.

Pero jamás llegó a su objetivo.

¡Maldición!

El uzushiojin sostuvo los hombros de Daigo con fuerza, entorpeciendo sus movimientos y provocando de forma no intencionada que la diestra del peliverde impactase con fuerza en el suelo, a pocos centímetros de la oreja izquierda de Nabi.

Jadeó agotado sin variar su posición durante unos segundos, entonces se dejó caer boca hacia su derecha, con la vista en el cielo.

—Ha sido un buen combate, Nabi-san, pero creo que ha sido suficiente por ahora —dijo mientras su pecho se inflaba y se desinflaba por sus jadeos.

Finalmente dejó de forcejear y se tiró a un lado. Le solté y se tumbó boca arriba jadeando. Desde luego estaba más cansado que yo, aunque tampoco estaba para tirar cohetes desde luego no me iba a quedar tumbado.

—Ha sido un buen combate, Nabi-san, pero creo que ha sido suficiente por ahora

Me senté y le miré, realmente parecía al limite.

— ¿Estás bien? ¿No te iras a desmayar ahora? Solo me faltaba tenerte que llevar a hombros hasta tu dojo.

Repasé mentalmente el combate que habíamos tenido, la mayor parte eran decisiones al milisegundo de qué golpe bloquear y cual encajarle a él, pero mientras pasaban las reacciones instintivas y los milisegundos nos daban un baile de Taijutsu puro y duro, yo había ido apuntando mentalmente.

Primero, si había conseguido asestarle ese rodillazo era porque él no usaba las piernas para golpear, sino para posicionarse y poco más. Ah, y para hacer la zancadilla. Era una forma de pelear extraña y poco efectiva desde mi punto de vista, sería mucho más logico usar solo las piernas para dejar los brazos para hacer sellos o llevar katanas. Pero una cosa estaba clara, si volviamos a repetir este combate en un año, él ganará.

Segundo, tenía mejor base física que él, pero su experiencia era mucho más vasta. Si hubiera sido un poco más fuerte o un poco más agil, me hubiera dejado fino.

— Ha estado bien, pero prefiero no repetirlo, por lo menos no solo a Taijutsu. Porque la próxima vez me ganaras y me dejaras la cara fina. Así que la próxima con Ninjutsu y esas cosas, si quieres.

—¿Estás bien? ¿No te iras a desmayar ahora? Solo me faltaba tenerte que llevar a hombros hasta tu dojo.

—Sí, tranquilo, no es para tanto. —Daigo se apoyó sobre sus manos para sentarse al lado de Nabi.

Esta era la primera vez en mucho, mucho tiempo que el chico entrenaba tan en serio y su cuerpo se resentía por ello. Porque correr de vez en cuando, practicar el ninjutsu a veces y hacer algún que otro combate de entrenamiento nunca es suficiente a la hora de ponerse a prueba en verdad.

Daigo lo descubrió hace poco en su combate con Kirin y hoy Nabi se lo confirmó, pero... ¿Acaso se había dado cuenta demasiado tarde? ¿Cómo planeaba ponerse a entrenar ahora si toda su promoción lo había superado? ¿Acaso valía la pena empezar a esforzarse ahora sabiendo que estaba tan lejos del nivel del resto?

Esto es mi culpa por hacer el vago durante toda mi vida como shinobi... Pensó afligido por su propia debilidad, puede que este solo fuese un entrenamiento, pero para él significaba una segunda derrota en su carrera como shinobi. Mi siguiente combate será en el torneo, pero sigo sin tener el nivel...

Resopló por la nariz, determinado.

...Así que tendré que esforzarme el doble que el resto para ganar

—Ha estado bien, pero prefiero no repetirlo, por lo menos no solo a Taijutsu. Porque la próxima vez me ganaras y me dejaras la cara fina. Así que la próxima con Ninjutsu y esas cosas, si quieres.

Daigo sonrió.

—Hecho, la próxima vez que combatamos será al cien por cien —dijo—. Te aseguro que para entonces ya tendré mi técnica acabada.

—Hecho, la próxima vez que combatamos será al cien por cien Te aseguro que para entonces ya tendré mi técnica acabada.

— Acabada es una palabra muy fuerte, Daigo. Solo espero que sigamos ambos de una pieza para entonces, pegarnos estando uno tuerto o manco sería una verdadera pena.

Me puse en pie de un salto, dispuesto a volver por donde había venido, no había mucho más que hacer y ya se acercaba la hora de la comida y los sitios buenos se acaban tan rápido como la vida misma.

— Bueno, yo marcho. Nos volveremos a ver, Daigo-san, Shinobi de Kusagakure. O tal vez no.

Y desaparecí sin dejar nada más que un enorme vacio detrás.