Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
La respuesta de Akasha le resultó confusa. Ella suponía —«¿Supones? ¿Cómo que supones?»— que se le podía tratar de kunoichi, pero que no se consideraba como tal. Cuando llegó el momento de revelar en qué Villa vivía, dio rodeos, para terminar confesando que vivía en una, pero que no se encontraba cómoda diciendo cuál era. «Sabe que soy de Uzu, así que… Esa descartada, o no tendría reparos en decírmelo. Ame o Kusa…» A falta de información, era imposible saber cuál.
Akasha continuó hablando, y le aseguró que mientras no hubiese participado en la destrucción de su aldea, no debía preocuparse.
—Qué va, soy un chico pacífico… —respondió, sin saber muy bien qué decir—. Vaya, pues siento oír lo de tu aldea. ¿Cómo se llamaba? —Entonces cayó en la cuenta que aquello parecía un interrogatorio—. Perdona, si no quieres responder no pasa nada. Soy de naturaleza curiosa, no puedo evitarlo —se excusó con una breve sonrisa.
El Uchiha había caminado hasta las espaldas del bandido, para tener en su rango de visión tanto a la kunoichi como a él. Uno nunca era lo suficientemente precavido. Y sino, que se lo preguntasen a Uchiha Akame, quien había esposado a un amejin y aún así casi había muerto apuñalado por este.
Observó, no sin cierto nerviosismo, como la chica clavaba sus ojos en los suyos y se acercaba. Había algo en su actitud, en su manera de ser, que le hacía mantener la guardia alta. Y no podía olvidar que había visto cómo paralizaba a dos hombres sin siquiera tocarlos.
—Bonitos ojos.
Aquello le pilló tan de sorpresa que apenas pudo farfullar un simple: gracias. «Joder, ¿qué coño te pasa?» Fue entonces cuando Akasha le pidió algo de comida. Una gota de sudor resbaló por su frente.
—Eeehmm... Joder, pues ya lo siento, pero no. —En realidad tenía un bocadillo, pero era por si tenía una emergencia y no podía parar a comer en ningún sitio—. Pues… Un sitio cerca… No sé, yo me perdí un poco también. Estaba yendo en dirección a Minori, un pueblo del País de la Espiral, pegado casi a la frontera, donde se come muy muy bien.
»Oye, pero… ¿Qué vas a hacer con este? Ya que te atacó a ti… Creo que deberías ser tú quien se ocupase de él —«Joder, ¡no quiero perder el tiempo entregando a las autoridades un matao que no lo conocen ni en su casa!»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
—Qué va, soy un chico pacífico…-Oh. - Bueno, eso decían muchos. Si lo era o no, solo él sabía. Y la única forma de saberlo era conociéndolo más. Pero como parecía ser una charla de "una sola vez en la vida" sepa Dios lo que pasaba luego.
—Vaya, pues siento oír lo de tu aldea. ¿Cómo se llamaba?
-..... - Lo miró con una sonrisa sin decir nada más. —. Perdona, si no quieres responder no pasa nada. Soy de naturaleza curiosa, no puedo evitarlo
-Otro curioso... - Dijo por lo bajo, aunque eso él si pudo escucharlo. La fémina había cerrado los ojos por un momento y recordó al estúpido de Kusa. -No pasa nada. - Sonrió por lo bajo. Por alguna razón su ánimo había decaído por un momento. No era fácil recordar lo que había pasado antes.
Cual fue su decepción cuando escuchó que el tipo no traía comida consigo. -!!!!! - Abrió los ojos como plato. ¡Casi le da un infarto! -No te preocupes. N-No es como si tuviera tanta hambre. - Le sonó la tripa. -Tsk... Esos animales salvajes del bosque de seguro gruñen mucho.
-V-Veamos. Minori.. Espiral... ¡Comida! ¡Comida, comida! ¿En serio se come bien? ¿Muy bien? ¿Y tu pagas? - Lo miró con ojitos brillosos, como si le estuvieran ofreciendo juguetes a una niña. Pero luego se dió cuenta de lo que hacía y retomó su compostura, llevándo el puño sobre sus labios. -Ehem... Bueno. Si. Yo iba al... Valle de los Dojos o como se llame. - Se encogió de hombros.
Oye, pero… ¿Qué vas a hacer con este? Ya que te atacó a ti… Creo que deberías ser tú quien se ocupase de él - En esos momentos se acordó del bandido, no porque lo había olvidado, sino porque no quería ni pensar más en él. Un tic nervioso invadió su ojo...
Poco después...
-¡¡¡A LA HOGUERAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! - Tiró el bandido al agua y de momento ambos pudieron ver como todos los peces y pececitos se tiraron por el bandido, y el resto fue historia. -¿¡Qué demonios fue eso!?
Lamentablemente no podía dejar al bandido vivo. Había hecho mucho daño. Ella no quería tener que estar llendo con él para Ame, ya tenía que ocuparse de sí misma como para tener cuidado que no contra-atacaran sus amigos. Y tal parece que el ninja no quería hacerse cargo de él, así que haría algo bueno por la madre naturaleza y alimentaría los peces.
27/10/2018, 02:37 (Última modificación: 27/10/2018, 03:23 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Ojitos de perrito hambriento. Voz apagada y débil. La pura inocencia de una niña pidiendo algo. Sus tripas, incluso, haciendo su papel de víctima. Akasha empleó todas y cada una de las armas existentes para despertar la pena en Datsue. Y, quizá, lo hubiese conseguido, de no ser por lo que pedía: invitarla a comer. «¡Venga hombre! ¡Así no hay quien ahorre!»
Con el dinero no se jugaba.
Pero antes de inventarse alguna excusa para quedar bien y al mismo tiempo negarse a pagar, Datsue sacó el tema del bandido. ¿Qué hacer con él? La kunoichi pareció sufrir un tic en el ojo y…
—¡¡¡A LA HOGUERAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
Datsue se quedó con la boca entreabierta, los ojos tan abiertos que ni se atrevía a pestañear y las manos ligeramente levantadas en un gesto de confusión. «Pero, ¿qué coño…?» Si aún estuviesen en el mar, donde podía haber tiburones… Pero, ¿qué iba a suceder a aquel hombre en un río, donde el mayor peligro que uno podía tener era no saber nadar?
—¿¡Qué demonios fue eso!?
—¿C-cómo?
No sabía si reír o salir corriendo. Probó a hacer lo primero, una de esas cortas carcajadas sin confianza en la que uno esperaba que todo fuese una broma. Un chiste que había tardado en pillar. Incluso miró hacia los lados para asegurarse de que no era víctima de una cámara oculta. Pero no, allí estaba, solo, ante una muchacha que se le antojaba cada vez más loca.
—Sí… Esto… ¿Estás bien? Quiero decir… ¿Te llevaste algún golpe en la cabeza o algo, mientras esos malnacidos te atacaban? —Quizá fuese eso. Un golpetazo en la nuca que le había producido una enajenación mental de manera temporal.
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Tal parece que ninguno de los dos se explicaba el como demonios pasó, solo pasó. Si se lo contaban a alguien más probablemente no lo creerían. Era una situación del "Ver para creer." Un hombre siendo devorado en pleno río por monstruos marinos. Ni Datsue ni Akasha podían explicarse como. Ellos solo... Miraban. La fémina se hubiera reído de la reacción de su acompañante si no fuera porque estaba embobada mirando los acontecimientos.
La jóven reaccionó tan pronto escuchó al muchacho dirigiéndose a ella con preguntas básicas para alguien que recién había salido de un peligro. —Sí… Esto… ¿Estás bien? Quiero decir… ¿Te llevaste algún golpe en la cabeza o algo, mientras esos malnacidos te atacaban? - Giró para tratar de ignorar lo que pasó en el río y retrocedió un poco del cuerpo de agua para asegurarse de que un pez no se quedara hambriento y viniera por ella, sobretodo los largos, que parecían ser los más salvajes.
-Pues, si. Estoy bien. S-Solo pasé el susto. - Se verificó el cuerpo para ver si no tenía algún tajo que no hubiera sentido antes por la adrenalina. -Fuera de la sangre del idiota ese... - Sus vestimentas estaban llenas de sangre por lo que había pasado. Y ella que justo quería bañarse en el río para limpiarse. -Demonios. No voy a poder entrar a ninguna villa con esta ropa. E-Es decir, se van a asustar y empezarán a interrogarme. No podré decir que fue el periodo porque tengo sangre hasta en el cabello... Pero el periodo también es raro y te mancha hasta donde no te imaginas. ¡Aaayy no! ¿¡Qué estoy diciendo!? - Empezó a reír de los nervios. Quizás lo de los peces la había dejado mas mal que los mismos bandidos. -Al demonio todo, tendré que decir que me atacaron. No seré ni la primera ni la última persona que atacan. ¿Por qué me hago tanto lío? Ya no puedo pensar bien. - Quizás el hambre la tenía mal o quien sabe que le pasaba. -No. No me llevé golpes a la cabeza.
-¿Qué hay de ti? ¿Estas bien? Bueno , tenías todo bajo control pero aun así... ¿Todo bien, verdad? ¿No te cansaste ni te hiciste nada allí parado? - Le tocó la frente con el dorso de su mano para ver si tenía fiebre. -¿No estas bajo los efectos de un hongo? - Aunque la pregunta mas bien se la hacía por los ojos. Hace tiempo no veía unos ojos tan rojos y... Extraños.
La fémina miró hacia un lado y vió unos sacos. Eran los sacos que los bandidos habían traído antes y estaban ahí tirados. Los habían olvidado, o simplemente eran los sacos de los que habían fallecido.
-E-Espera... ¡Mira eso...! - Salió corriendo hacia uno de los sacos, se arrodilló y empezó a abrirlos. -¡Joyas...! - Y seguía sacando cosas de ahí. -Ropa... Dinero... ¡C-Comidaaaaaaaaaaa! - Sacó unas bandejitas cerradas, eran varias las que habían allá adentro. -¡Mira, mira, comida japonesa! ¡Los Dioses nos han bendecido! - Le brillaban los ojitos y se le salía la babita. Giró y extendiendo el brazo le ofreció una bandejilla al chico. -¿Quieres? Porque si no quieres me lo como yo todo. Tehe... Hehehehe... Aunque deberíamos movernos de lugar. No quiero que nos encuentren aquí y nos interroguen. ¡Kyaaaa!
«¿Anguilas eléctricas?» Datsue nunca había sido el mejor en las clases de Fauna, naturaleza, y como un ninja debe sacar ventaja de ello, pero tenía toda la pinta que el bandido había tenido la mala suerte de caer de lleno en un nido de ellas. «Que me cuelguen si lo veía venir…» ¿Acaso Akasha era una superdotada? ¿Tan inteligente y perspicaz que había previsto aquellos acontecimientos?
No lo sabía, pero tenía que andarse con mucho ojo.
—Demonios. No voy a poder entrar a ninguna villa con esta ropa. E-Es decir, se van a asustar y empezarán a interrogarme. No podré decir que fue el periodo porque tengo sangre hasta en el cabello... Pero el periodo también es raro y te mancha hasta donde no te imaginas. ¡Aaayy no! ¿¡Qué estoy diciendo!?
«Izanagi, dame fuerzas y no me dejes caer en la espiral de locura de tu esposa». Akasha rio, y el Uchiha la imitó, más por compromiso y por lo incómodo de la situación que porque le hubiese hecho gracia. Akasha continuó hablando, desviando el tema de un lado para otro hasta que finalmente se centró en responder su pregunta: no, no se había llevado golpe alguno en la cabeza.
La kunoichi se acercó a él, y tras preguntarle si estaba bien trató de colocar el dorso de la mano en la frente suya, como queriendo saber si tenía fiebre. El Uchiha se inclinó hacia atrás de forma instintiva, retrocediendo un par de pasos antes de que llegase a tocarle.
—Sí, sí. Estoy bien —respondió rápidamente.
Akasha era como una tormenta. Un viento huracanado que iba de un lado para otro, sin dar tregua. Bien podía estar hablando más para sí misma, como preocuparse por Datsue, como de pronto fijar su atención en unos sacos que había en el suelo. Salió corriendo y los abrió, descubriendo ropa, comida y…
—¡Joyas...!
—¿¿¡¡Cómo!!?? —Al Uchiha se le iluminaron los ojos de pronto. Y no, no era por el Sharingan, sino por algo mucho más ancestral, antiguo y poderoso: la avaricia.
—¿Quieres? Porque si no quieres me lo como yo todo.
Datsue miró la bandeja de comida con una mueca de asco.
—No… Gracias. Oye… Esto… Bueno, ya que te salvé la vida y esas cosas… y estás tan hambrienta… —carraspeó—. Pues, vaya, yo creo que lo mejor sería que tú te quedases con toda la comida, y yo con las joyas y el dinero. Es lo más justo y lo más lógico, ¿no te parece?
Sí, sí. ¡Lo más justo! Le acababa de salvar la vida, después de todo. Un héroe se merecía su recompensa.
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Notó como él no dejó que le tocara para ver si tenía fiebre, así que se quedó con la mano a medio camino en el aire, mirándolo con los labios entreabiertos, algo sorprendida pero respetando la decisión del ninja de no querer que le tocaran. En esos momentos se dió cuenta que estaba irrespetando su espacio personal, así que dejaría las cosas ahí. Que se cuidara él solo.
En los sacos había encontrado diferente tipo de objetos: Joyas, comida dinero, algunos trapos, vestimentas... Cada saco tenía quizás, una que otra cosa diferente, dependiendo de como estos se hubiesen dividido lo que les tocara o lo que encontraran, quien sabe. Esos bandidos se dedicaban a robarle a diferentes personas, y por eso andaban en grupo. De esta manera les era más fácil asaltarlos y cometer abuso de poder. El dinero de las bolsas era debido al robo de aldeanos o al intercambio de la venta de esclavos o algún otro bien material. Independientemente de como hubieran obtenido ventaja económica, allá estaba en los sacos, la prueba de sus fechorías.
La comida bien pudieron comprarla en pueblos cercanos para no levantar sospechas, o robarla de personas inocentes que iban bien preparadas, pero de que habían joyas, las había.
—No... - Él había rechazado la comida, así que al escuchar el "No", Akasha ni se esperó a escuchar el "Gracias" cuando ya tenía abierto el paquete de Sushi y tenía uno dentro de su boca, mordiendolo, nom nom. —Gracias. Oye… Esto… Bueno, ya que te salvé la vida y esas cosas… y estás tan hambrienta… —carraspeó—. Pues, vaya, yo creo que lo mejor sería que tú te quedases con toda la comida, y yo con las joyas y el dinero. Es lo más justo y lo más lógico, ¿no te parece? - Vale, hombre. Que iba por pleno bocado cuando lo escuchó decir su plan maquiavélico de tener todas las joyas y toda la comida. Que la fémina podía ser buena gente, pero tampoco era idiota. Se ahogó tan pronto escuchó esa propuesta absurda. ¿Él? ¿¡Quedarse con todo el dinero y joyas!? ¿¡Todo!?
-¿C-Cómo...? ¿Todo...? - Preguntó limpiándose las lágrimas después de reponerse de la tos. -Nos repartiremos la comida, las joyas y el dinero, que yo también soy una muerta de hambre y necesito comprar mi ropa negra y utensilios de arte. - Lo miró desafiante. -Además de pagar la renta... - Le dió un escalofrío leve. -Nononono. No te daré todo el dinero ni joyas. Es la mitad y lo estoy pensando. - Sonrisa forzada con un tic en el ojo. -Acepta, antes que te de el 40%.
Sí, lo sabía, de primeras podía parecer una proposición un tanto injusta. La kunoichi reaccionó con incredulidad, tosiendo como si se hubiese atragantado. Luego, realizó una contraoferta, que a ojos de un tercero podía parecer mucho más equitativa: repartirse el dinero a partes iguales.
Ella lo miró desafiante, como retándole a que le llevase la contraria. E, incluso, antes de subir la apuesta y amenazarle con bajar su parte al cuarenta por ciento, tuvo un ligero tic en el ojo. El mismo tic que había tenido antes de tirar al bandido a la muerte.
El Uchiha tragó saliva. No hacía tanto tiempo, se hubiese cagado por la pata abajo. Hubiese aceptado la proposición y hubiese puesto tierra de por medio entre ellos dos. Pero Datsue, para bien o para mal, había cambiado. La vida le había cambiado a golpes, más bien.
Él era ahora un Hermano del Desierto, ganándose su nombre tras asesinar a un Uzukage impostor. Había sufrido, noche sí y noche también, las pesadillas de Shukaku, quien, inconscientemente, le estaba entrenando. Fortaleciendo mentalmente para soportar mejor las penurias y miedos que le presentaba la vida. Porque, ¿qué había peor que lo que el Ichibi le mostraba en sueños? Nada, y por eso mismo, el Uchiha había perdido parte del miedo que siempre había estado con él. Y, por último, Uchiha Datsue tenía una misión: rescatar a Aiko, su novia. ¿Y qué tipo de ninja se atrevería a colarse en una Villa extranjera cuando al mismo tiempo se dejaba atemorizar por una kunoichi a las primeras de cambio? Uno que no existía, y por eso, Datsue se obligó a dar un paso al frente.
—Ah, pero verás, Akasha, partes de una premisa falsa —le explicó—. Yo no voy a quedarme con todo. Las joyas y el dinero las iré repartiendo por el camino, a la gente pobre y necesitada, quizá incluso me tope con alguien que fue robado por esos canallas. Yo, a lo mucho, me quedaré con un billete de veinte y ninguna joya —le aseguró—. Pero sí, acepto tu propuesta. Yo me quedo con un billete de veinte, y tú con otro de veinte. Al cincuenta por ciento, ¿eh? Y el resto me lo llevo yo para ir repartiéndolo por caridad.
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Ay, no. Este tipo ya estaba insistiendo "mucho." Es decir, por segunda vez estaba intentando rechazar su propuesta en tono amable. Y Akasha sabía muy bien que pasaba si uno seguía diciéndole que "no" a las cosas. El tipo podría ponerse agresivo, intentar robarle, o intentar matarla. Su salvador podría convertirse ahora en su peor pesadilla. Esto hizo que la kunoishi se pusiera a la defensiva a pesar de que siguiera comiendo. "¿Y ahora cómo demonios voy a salir de esta...?" - Pensó mientras escuchaba lo que estaba diciéndo. Lo que él decía le ocasionaba más... Risa. Ahora tenía que aguantarse la risa para no parecer que se estaba burlándo de él de mala manera, pero es que la historia que le había montado era más falsa que ... Agh, maldita sea. ¿Quién demonios iba a repartir toda esa fortuna así por que sí?
-Me parece bien. - Le sonrió. -De hecho, me parece mejor idea de la que te propuse.
"Vamos, idiota... Piensa que yo necesito eso para comprarme cosas..." - Pensó.
-Bien. Está decidido. - Se levantó del lugar terminado de comer -o más bien, apresurándose a comer por si acaso tenía que salir corriendo como puta-. -Tu te llevas tu parte y repartes el dinero a la gente pobre y necesitada... Y yo me llevo mi parte y reparto el dinero a la gente pobre y necesitada. ♥ De esta forma, tu cubres esa area... - Señala por la dirección a la que se iba a ir Datsue, mientras se ponía la mochila en la espalda. -Y yo cubro mi dirección. ~ - Se acercó a recoger las bolsas que le pertenecían. -¿Te parece, guapo? - Le guiña el ojo. -Es un trato justo e igual ambas partes se benefician. ♥ Yo me quedo con un billete de veinte, y tu te quedas con otro de veinte.
Y entonces fue cuando empezó a rezar internamente. "Ashudaaaa... ~" - Pensaba con una sonrisa. "Se quiere quedar con mi parte tambieeeen. ~" - Vamos. Había vivido estafando gente en las montañas nevadas para poder sobrevivir. Algo tuvo que aprender de eso.
Datsue esbozó una pequeña sonrisa. Aquella chica se sabía defender. Era versada en el arte de la palabra y no tenía miedo en imponer su criterio. En no dejarse engatusar. Ni engañar. Desde luego, pese a sus esporádicos tics nerviosos y momentos locos, tenía madera de kunoichi.
El Uchiha nunca se había considerado un mal chico. Timaba a la gente, sí. Las engañaba para conseguir sus propósitos. Pero nunca en la vida había atracado a nadie. Ni había golpeado a nadie que no lo hubiese merecido. Sin embargo, ¿no eran sus pequeños timos una manera de robar? ¿Quizá incluso peor, porque lo hacía engañándoles? ¿Dándoles esperanzas de que realmente aquella crema haría rejuvenecer su piel?
¿Y acaso se podría considerar robo si se quedaba con todo el botín? Aquella mochila pertenecía a los bandidos, y por tanto, ahora no eran propiedad de nadie.
Hazlo, oyó en su interior. Una voz que conocía muy bien. Una voz que había estado emponzoñando su mente, y su corazón, desde hacía casi un año. Cada noche. En cada pesadilla. No, como ya se dijo en esta historia, Uchiha Datsue no era ningún héroe.
Y ahora menos.
Akasha captó un brillo peligroso en los ojos de Datsue.
—Lo siento, Akasha. Pero sé cuando alguien me está mintiendo. Lo dije antes, ¿recuerdas? —le indicó—. ¿De verdad necesitas tanto la pasta? Eres kunoichi. Con un par de misiones ya te llega para comer todo el mes.
1 Acción Oculta
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La mochila si era de ella: Ahí estaban sus pertenencias. Lo que no era de ella eran los sacos, esos eran de los bandidos. Pero el chico parecía que ahora si estaba poniéndo las cartas sobre la mesa. No más cuentos estúpidos. Ahora la señalaba a ella y juzgaba su posición como ninja. -Tsk... Lo dices como si fuera fácil. - Le miró algo molesta. -Hablas de mi como si con un par de misiones pudiera resolver mi vida. ¿Y tu qué? ¿En verdad vas a repartir esas joyas y dinero a los pobres? ¿Quieres que crea ese cuento así como si nada? ¿Qué me garantiza que no me estás metiendo el cuento para pasarte de listo y quedarte tu con todo, dejándome a mi como una imbécil en pleno bosque?- Y ahora se había puesto más directa. -Estaré agradecida contigo por salvarme, pero no caeré en esos juegos. Toma tu parte, yo tomo la mia, y cada cual hace con ella lo que quiera. Así de simple. ¿Qué hay de malo en eso? Tu harás de buen samaritano si lo deseas... - Dándole el sentido de la duda. -...pero yo haré con mi parte lo que yo quiera.
¿Cómo diablos sabía cuando mentía y cuando no? ¿Era psíquico? O quizás la mismísima experiencia como ninja o como persona, al igual que ella. Lo que no sabía era lo que la habilidad de sus ojos le permitía hacer. La fémina sostuvo en manos su parte de la bolsa de los bandidos y el dejó las de él allí.
Datsue dejó escapar el aire por la nariz lentamente.
—Tienes razón, Akasha. Un par de misiones no resuelven la vida a nadie. Y, en realidad, haces bien en no creer mi cuento. —Porque eso era, un cuento que se había improvisado para engañarla. Un cuento demasiado bonito para que fuese creíble en un mundo tan feo—. Perdóname, Akasha. Yo… No me considero mala persona. Pero desde luego, tampoco un buen samaritano. Yo… estoy pasando por una etapa difícil, ¿sabes? En la que… me cuesta encontrarme a sí mismo, si es que eso tiene algo de sentido.
»Lo que quiero decir es que… Bueno, que te duermas ya y dejes de dar por culo.
Y Akasha obedeció. Se desplomó en el suelo, inconsciente, como si su cuerpo creyese que Datsue era el dueño de su mente. Nada más lejos de la realidad… aunque algo de cierto había. Y es que el Uchiha había sumido a Akasha en un Genjutsu minutos atrás, justo antes de pedirle perdón. Había hecho la ilusión de tal forma que se confundiese con la realidad, emulando cada árbol, cada hierbajo y cada curva del río que había a su lado. Todo para que no se diese cuenta de que había caído en su Saimingan.
Luego, haciendo uso de su poder, la había hecho entrar en un estado de sueño profundo mediante hipnosis.
—Lo siento, tía. Pero de verdad que es más fuerte que yo —habló, más para sí mismo que para ella, pues no podía oírle—. Al menos, esto te enseñará una valiosa lección, ¿eh? —dijo con voz amable—. No fiarte de los ninjas desconocidos. Bueno, en realidad no la aprenderás, porque… te borraré la memoria de lo que aquí ha sucedido. Pero yo me entiendo.
CK:
260/310
–
-18
–
-32
–
Acción oculta revelada: Usar el Saimingan en Akasha.
¤ Saimingan ¤ Ojo Hipnótico - Tipo: Apoyo (Genjutsu visual) - Rango: A - Requisitos: Uchiha 60, Sharingan de Tres Aspas activo desde el turno anterior - Gastos: 18 CK, impide regen. de chakra - Daños: - - Efectos adicionales: Distracción, control, ataque sorpresa, engaño - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: -
Mediante su Sharingan, el usuario es capaz de hacer entrar en un Genjutsu a su oponente con mero contacto visual. Cuando el oponente entre en su ilusión, podrá mostrarle lo que desee, emulando visión, sonido, e incluso sensaciones como el dolor o el placer. Mientras se realiza el Genjutsu, el usuario no puede atacar a la victima, pues cualquier daño externo anularía el engaño, y durante el transcurso del mismo, tanto usuario como oponente estarán paralizados en el sitio. El ejecutor será capaz de modificar el entorno por completo durante el transcurso de la ilusión, y de hacer que la ilusión dure todo el tiempo que haga falta, hasta un máximo de diez turnos. Si dispone de menos de 40 de Inteligencia, no será capaz de mantener ninguna técnica activa mientras la utiliza. No se puede utilizar junto a jutsus complejos y que requieran un excesivo control, como criaturas dirigibles o clones de cualquier tipo.
(Uchiha 70) Por 32 CK adicionales al gasto base, si la Inteligencia del usuario es mayor que la Voluntad del oponente en más de 30 puntos o en más de 10 si el PV del oponente ha descendido por debajo de su 60%, si la víctima está completamente inmovilizada, o si se trata de un civil, el usuario puede utilizar la técnica para crear un estado de sueño profundo mediante hipnosis. Luego podrá interrogar al afectado libremente si así lo desea o dejarlo caer inconsciente. Si sufre daños, o pasan tres turnos, despertará. Mediante este uso de la técnica también se puede inducir una parálisis en lugar de un sueño profundo.
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—Tienes razón, Akasha. Un par de misiones no resuelven la vida a nadie. Y, en realidad, haces bien en no creer mi cuento.
"Esto es bastante... Extraño. Lo descubrí y ahora cambió su forma de hablar. ¿Se está sincerizando de verdad o está cambiando el juego para que le de las joyas? Como sea. Lo mejor es que me largue."
—. Perdóname, Akasha. Yo… No me considero mala persona. Pero desde luego, tampoco un buen samaritano. Yo… estoy pasando por una etapa difícil, ¿sabes? En la que… me cuesta encontrarme a sí mismo, si es que eso tiene algo de sentido.
-Es que todos pasamos por eso. - Respondió dentro del Genjutsu. -Solo tienes que ser fuerte y encontrar la mejor manera de llevarlo. Si quieres desahogarte, te escucho, pero no me jodas tratando de engañarme. - Y se estaba arriesgando. Era probable que él se estuviera victimizando...
"Oye... ¿La comida estaba... envenenada...? - Pensó a la vez que sentía como su cuerpo comenzaba a adormecerse. "No me jodas... ¿Estaba envenenada...?" - Se desplomó en el suelo con los ojos cerrados.
Con una frialdad que le sorprendió hasta a sí mismo, el Uchiha caminó hasta los bolsos que la kunoichi había dejado para él. Aquellos que seguían en el suelo. Se aseguró de que, efectivamente, solo había dinero y joyas. De haber algo más —como comida, ropa o cualquier cosa inútil—, lo sacaría y dejaría en el suelo.
Luego, caminaría hasta el cuerpo inconsciente de la kunoichi, arrebatándole los bolsos con el dinero que se pensaba quedar para ella. Hecho esto, extrajo un pergamino de uno de los bolsillos de su chaleco Chunin. Realizó una tanda de sellos, manteniendo el último —el Carnero—, y todos los bolsos desaparecieron en una masa de chakra absorbidos por el makimono. Volvió a guardar el pergamino en el bolsillo del chaleco.
«Al fin un golpe de suerte, ¡joder!»
—De verdad que… Bueno… —carraspeó, al mirarla—. Te dejaré toda la comida, ¿vale? Y… realmente no te estoy robando, porque esto no era tuyo… —intentaba justificarse. Sabía que en aquel caso no había defensa posible que lo consiguiese. Por eso, cerró la boca, y se puso manos a la obra.
Tomó una aguja de un bolsillo interior del chaleco, y, con delicadeza, lo enterró en el cerebro de Akasha. Sennō Sōsa no Jutsu. Técnica de la Arena Manipuladora de las Memorias Ocultas. Gracias a ella, Datsue podría eliminar cualquier recuerdo elegido por él. El Uchiha sabía bien cuál borrar: todos en los que él apareciese. Concretamente, eliminaría todo lo que había pasado desde su heroica aparición, y el último recuerdo de la kunoichi sería el de cuando se tropezó con una piedra y cayó de culo, mientras el bandido avanzaba hacia ella con una garra en la mano.
¿Cómo había terminado inconsciente en el suelo, a salvo de los malhechores y con comida? Eso, esperaba Datsue, era una pregunta que la chica jamás sabría responder.
¤ Sennō Sōsa no Jutsu ¤ Técnica de la Arena Manipuladora de las Memorias Ocultas - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Ninjutsu 80 - Gastos: 160 CK - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
El usuario sella determinados recuerdos del objetivo enterrando una aguja extremadamente pequeña en el centro de memoria del cerebro. Estos recuerdos pueden ser restaurados cancelando la técnica al destruir la aguja mediante el sello del carnero. Si el usuario la cancela, los recuerdos volverán a la víctima; pues, en realidad, esta no los borra ni lava el cerebro, simplemente los oculta durante un tiempo. Para la correcta utilización de la técnica la víctima debe encontrarse inconsciente o totalmente incapacitada; además, el usuario necesitará de un turno completo de concentración que no habrá de ser interrumpido.
¤ Ippan no Fūinjutsu ¤ Técnica de Sellado General - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Fūinjutsu 15 - Gastos: 10 CK (sellado de objetos y armas), 5 CK (liberar) - Daños: - - Efectos adicionales:
Sella objetos y armas en pergaminos
(Fūinjutsu 30) El usuario gana la capacidad de sellar objetos y armas de cualquier extensión (preguntar a un administrador en caso de duda) en pergaminos. Además, puede guardar gases venenosos, líquidos...
(Fūinjutsu 60) El usuario gana la capacidad de sellar objetos y armas de cualquier extensión (preguntar a un administrador en caso de duda) en cualquier tipo de recipiente (preguntar a un administrador para saber qué recipiente podría ser válido, solo es posible sellar 1 objeto), y en su propio cuerpo (1 por cada 10 de Inteligencia)
- Sellos: Buey → Serpiente → Tigre → Jabalí → Carnero (mantenido durante unos segundos) - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: (ver descripción)
Técnica estándar de fūinjutsu, que utilizan muchos shinobi con diferentes niveles de maestría en técnicas de sellado. Los ninjas con un nivel de maestría bajo son capaces de sellar objetos y armas, normalmente de tamaño pequeño o mediano, y únicamente en pergaminos. Los ninjas de nivel medio son capaces de sellar muchos tipos de sustancias distintas en pergaminos. Los ninjas de nivel alto, en su propio cuerpo o incluso en recipientes.
La técnica no funciona instantáneamente. Para sellar objetos en un pergamino, se ha de abrir ese pergamino. En el caso de querer guardar algo en el propio cuerpo, no es necesaria tanta preparación. Para guardar cosas en un recipiente externo, se ha de disponer de uno válido (obviamente). En cualquiera de los tres casos, se ha de estar a menos de tres metros de donde se va a sellar el objetivo, y a menos de diez del objetivo. Una vez realizados los respectivos sellos, se mantiene el último y el objetivo se deshace en una masa de chakra, que viaja a velocidad moderada hasta introducirse dentro del lugar donde se desee sellar. Entonces aparece la marca deseada, y el sellado se completa.
Se ha de remarcar que esta técnica de sellado no dispone de una clave para nada complicada. Los sellos podrán ser rotos y su contenido liberado por cualquier practicante de fūinjutsu con suficiente maestría (15, 30 ó 60).
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Había caído al suelo y si el ninja no le hubiera quitado las memorias era probable que la fémina lo estuviera buscando para vengarse... Pero no vengarse de mala manera, es decir: A los extremos, quitándole la vida o haciéndole algo doloroso. ¿Entonces...? Se vengaría como toda buena rival de anti-héroe, metiéndose en su camino para molestarlo y quitarle dinero, o cosas por el estilo. Era una lástima que todavía estuviera comenzando su camino del ninja, de lo contrario le hubiera dado una buena zunda por haberse atrevido a entrar a su mente Y quitarle el botín.
Pasaron los minutos... ¿Media hora? Quizás. Y fue abriéndo los ojos poco a poco para encontrarse con el desmadre a su alrededor. ¿Qué...? ¿Había tenido una pesadilla...? No... Cuerpos. Sangre. Habían cuerpos quemados, árboles con pistas de que algún fuego les había rozado... Habían tantas cosas que no habían antes. ¿Qué pasó? ¿Cuándo decidió tomar una siesta? ¿¡Qué carajos...!?
Se sentó de golpe y vió cosas fuera de lugar. Bolsos con comida, prendas de vestimentas, y lo más importante: Ella estaba llena de sangre seca. ¿¡Pero de quién carajos!? Verificó su cuerpo con rapidez para ver si estaba herida, si se estaba desangrando, y definitivo, no habían señales de herida mortal. "¿Qué pasó...? ¿Cómo llegué a esto? ¿Estoy bien...?" - Tenía miedo. Si. Miedo a que la hubieran tocado y se hubieran aprovechado de ella de tal forma. Estaba intranquila. No encontraba ninguna explicación científica que pudiera darle las respuestas que buscaba. Ni ganas tenía de quedarse en ese lugar. Estaba desorientada y no sabía si estaba dentro de una trampa. Ella estaba segura de que había estado ahí antes y que los árboles ni el suelo estaban quemados. Y cuando decimos "quemados" no nos referimos a chamusqueados tipo "incendio forestal", sino a que hubo alguna actividad con fuego que les quemó un poquito, aunque el suelo parecía ser el más afectado en el area donde ese ninja quemado había estado.
"¿Por qué...? ¿Cómo murieron?" - Comenzaba a pensar que fue que se salió de control, pero eran tantas las preguntas que invadían su mente que... Oh, conocía ese sentimiento. Soledad.
Se levantó del lugar y recordó lo que vivió en las Montañas Nevadas. Su mochila seguía en su espalda y la verificó para ver si estaba intacta. Verificó también los bolsos del suelo y metió todo de provecho allí, para emprender su camino hacia... ¿Hacia dónde iba...? Todavía estaba atontada. Ah, si. Amegakure... ¿Cuál era el camino...? Se detuvo por unos momentos y observó a su alrededor, tallándose los ojos, para seguir caminando hacia la aldea de la lluvia.
El Uchiha se había sufrido una bajada de tensión tras semejante gasto de chakra abrupto. Se había tenido que sentar, mientras un repentino sudor frío le invadía el cuerpo. «Joder, sí que gasta energía el condenado jutsu».
Cuando dejó de ver puntitos de luz aquí y allá, extendió una mano hacia la mochila de Akasha. No pensaba robarle nada —al menos que la tentación fuese demasiado grande—, pero sí cotillear. «Veamos qué guardas por aquí…»
Sus ojos se abrieron como platos al descubrir lo más valioso: una bandana ninja. De Amegakure. No, no tenía valor económico, pero no todo se basaba en el dinero. «Parece mentira que yo lo diga».
Se le pasaron varios pensamientos por la cabeza. Uno de ellos era robarle la placa. Quizá, algún día, le viniese bien. Pero, por el otro, ¿para qué correr el riesgo? Si se quedaba sin placa, la kunoichi tendría que solicitar una nueva. Tendría que responder preguntas. Preguntas de cómo la había perdido. Ella, obviamente, no se acordaría. Pero alguien avezado podría tirar del hilo, inspeccionarla…
… descubrir la aguja que había enterrado en su cerebro.
Después de todos los problemas que había dado, y de los avisos de Hanabi-sama, aquello era lo último que le convenía. No, no podía arriesgarse. Ya había pasado el límite de lo saludable. No sin lamentarlo por dentro, devolvió la bandana a la mochila.
Luego, se levantó y formó el sello del Sunshin no Jutsu. Cuanto más lejos estuviese de ella cuando se despertase, mejor.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80