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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
El único aviso que recibió Kazuma fue un fuerte sonido a electricidad chisporroteando por el aire. Una lanza hecha de relámpagos impacto en el tronco donde se encontraba, destruyendo el mismo y electrocutandolo parcialmente a él. El combate había escalado a nueva alturas, no solo en cuestión de estrategia sino que literalmente ahora estaban luchando a una altura considerable del suelo.

El joven Ishimura trató de sujetarse a lo poco que quedaba de árbol, pero sus músculos aún entumecidos por la descarga le imposibilitaba aquello. Inevitablemente se precipitó hacia el suelo mientras veía desde donde le habían atacado. Si bien a la chica se le había ido la mano con aquel ataque, también había demostrado tener una buena capacidad para planear una emboscada.

Golpeó el suelo con fuerza suficiente como para sacudir y despertar todo su cuerpo. El dolor era bastante pero eso le recordaba agradecer el que no hubiera caído de cabeza, rompiéndose el cuello. Mientras la chica aún estaba en las alturas, el de ojos grises se levantó como pudo con la ayuda de una rama cercana y de lo poco de adrenalina que quedaba en sus venas.

¡Anzu el combate ha terminado! —Gritó hacia las alturas con su voz fatigada—. ¡Has perdido!

El Shinobi hizo un gesto para que la chica se tocará el vientre como él lo estaba haciendo. En aquel lugar encontraría un pequeño y discreto sello explosivo que había sido colocado cuando fue empujada en el estómago.

¡Puede que no conozca todas tus habilidades, pero no hay manera de que puedas hacer un sello antes que yo! —El de Uzushio mostró que confiaba plenamente en su capacidad para realizar movimientos manuales y esperaba que la de Taki comprendiera que implicaba aquello.

Si bien él no estaba en condiciones de correr, ella tampoco estaba en condiciones de contra atacar. Un movimiento en falso y con un sello de serpiente el detonaría el sello explosivo en su oponente. Luego vendría la inevitable caída y el golpe, con aquel chance no le tomaría más que unos instantes el desplegar y arrojar su fūma shuriken y luego de eso no podría evitar el ataque de todas sus otras armas arrojadizas.

Si bien Anzu se mostraba fuerte y agresiva como una bestia de las montañas, Kazuma se manifestaba como el lobo astuto que era capaz de llegar a la yugular de su enemigo.


Estado de Ishimura Kazuma

  • Puntos de Vida:

    41/150


  • Puntos de Chakra:

    110/110


  • Acciones Ocultas: 1 Revelada


    ¤ Bohimei - Espalda o Cinturón
    ¤ Hitai-ate - Frente o Cuello
    ¤ Fūma Shuriken [1] - Pierna opuesta al portaobjetos
    ¤ Portaobjetos Básico - Pierna Derecha o Cintura (8 de 10 Espacios Usados)
    ¤ Sello Explosivo de Clase C [1]
    ¤ Comunicador Básico [1]
    ¤ Hilo Shinobi [1]
    ¤ Shuriken [3]
    ¤ Kunai [2]


    Daños Causados:

    Daños Recibidos: 40 (Técnica) + 20 (Caída) = 60 (Daño)




    Luego de iniciar el combate, cuando te empuje en el estomago. Fue ahí cuando te coloque el sello explosivo.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
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#32
Anzu no pudo contener una exclamación de júbilo ante el éxito de su ofensiva. La jabalina eléctrica de color azulado que disparó contra Kazuma impactó justo a su lado, destrozando los troncos de bambú sobre los que estaba apoyado el gennin, y electrocutándolo de paso. El chico cayó al suelo como un muñeco de trapo, golpeándose con fuerza, y por un momento Anzu temió que se hubiera hecho daño de forma irreversible. Mierda, creo que me he pasado... A pesar de la pedantería de Kazuma, y de su aire de sobrado, no podía evitar preocuparse por su salud. Al fin y al cabo, no era más que un entrenamiento.

-¡Eh, niño pijo, ¿estás bien?! -le gritó la kunoichi sin abandonar su posición, encaramada a un grueso tronco de bambú gracias al chakra de sus pies-.

La Yotsuki suspiró con cierto alivio, casi de forma inconsciente, cuando vio a su rival levantarse -no sin esfuerzo-. Kazuma parecía bastante malherido, y los bunshin de Anzu lo rodearon con aire amenazador. Aunque sólo fuesen simples copias, tenían su utilidad.

-¡Anzu el combate ha terminado! -gritó el chico-. ¡Has perdido!

La sonrisa que lucía en su rostro, orgullosa y triunfal, se le heló en los labios deformados por su cicatriz. Clavó sus ojos grises en el muchacho que trataba de mantener el equilibrio, a unos metros de distancia bajo sus pies.

-¡Puede que no conozca todas tus habilidades, pero no hay manera de que puedas hacer un sello antes que yo! -Kazuma se tocó la barriga de forma elocuente-.

En efecto, el chico de Uzushio le había pegado una etiqueta explosiva al empujar a la kunoichi, justo antes de emprender su huída entre los bambúes. Ella sonrió. Si Kazuma se fijaba más atentamente, vería que la camiseta de Anzu estaba rasgada casi por la mitad... Y la tela donde estaba el sello había sido cortada. Apenas le había llevado unos instantes, durante la persecución, y con ayuda de un buen kunai.

-¿Pensabas que no iba a ver una nota explosiva pegada en mis propias narices? -preguntó, de forma retórica-. Te lo dije antes, y te lo repito... ¡Kazuma-san, deja de subestimarme!

Anzu bajó saltando de tronco en tronco, siempre atenta por si su rival decidía hacerle alguna treta improvisada. Una vez en tierra firme, levantaría las manos con gesto conciliador.

-Pero tienes razón, el combate ha terminado -no había intención de mentir ni traicionar en su voz-. Y... gracias, Kazuma-san. ¡He aprendido mucho en este entrenamiento! Ahora deberíamos volver con Hida-sensei, seguramente querrá verte esa herida.



Estado
  • PV:

    107/120


  • CK:

    77/90

    +20


Inventario
  • Bandana de Takigakure (brazo derecho)
  • Portaobjetos básico (cinturón)
    • Kunai x2




Según tengo entendido, sería capaz de ver el sello explosivo desde el principio, ya que, bueno... Está pegado justo en mi camiseta XD Y rasgar el trozo de tela correspondiente con un kunai me llevaría apenas unos instantes, creo que es razonable :3 De todos modos, si hay algo mal, avísame U^^
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#33
Finalmente el entrenamiento… o lo que en principio tenía intenciones de ser un entrenamiento se daba por concluido. La propia chica de Takigakure lo estaba admitiendo, cosa que impresiono un poco a Kazuma, puesto que esperaba que ella se empeñara en continuar hasta que alguno de los dos terminará inconsciente.

¿Pensabas que no iba a ver una nota explosiva pegada en mis propias narices? —Preguntó, de forma retórica—. Te lo dije antes, y te lo repito... ¡Kazuma-san, deja de subestimarme!

¿Y tu pensabas que en verdad te pegaría un sello explosivo? —Dijo mientras levantaba la vista—. Eso sería demasiado para un entrenamiento, por eso solo te puse una calcomanía… La cual creo que vale menos que la camisa que rompiste.

Desde un principio no tenía intención de lastimar a la Kunoichi, después de todo solo debía ser un entrenamiento. Aunque le parecía una lástima que su oponente no se tomara las cosas de la misma manera. El cuerpo le dolía y podía sentir pequeñas quemaduras en los lugares donde su sudor se había evaporado al contacto con la técnica de Raiton.

Pero tienes razón, el combate ha terminado —no había intención de mentir ni traicionar en su voz—. Y... gracias, Kazuma-san. ¡He aprendido mucho en este entrenamiento! Ahora deberíamos volver con Hida-sensei, seguramente querrá verte esa herida.

No se encontraba seguro de que tanto pudo haber aprendido la muchacha, puesto que si fuera la misión que estaban simulando, seguramente habría matado a su objetivo y perdido cualquier información que este pudiera proporcionarle. Pero si solo fuera combatir, ahí posiblemente si hubiese tenido mucho éxito.

Yo también aprendí un par de cosas… Como que prefiero las peleas de verdad —dijo mientras sonreía—, y que definitivamente no me gusta los ataques de Ninjutsu.

Sin más que decir se encaminó hacia la hoguera donde se encontraba el sensei de Anzu.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
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#34
Para bien o para mal, ambos gennin parecían coincidir en que el entrenamiento había terminado. Kazuma estaba un poco dolorido, y quizá tuviese alguna quemadura o moratón -provocado por la caída-, y Anzu había roto su camiseta. A pesar de ser una prenda sencilla, de color blanco liso y un poco vieja, la kunoichi no tenía un fondo de armario demasiado amplio. Mientras más salía su mente del trance en el que se sumía para combatir, más empezaba a ser consciente de la verdadera pérdida. Soy estúpida, ¡por todos los dioses! Voy a tardar por lo menos un mes en ahorrar lo suficiente para reponer esta camiseta...

Los jóvenes ninjas caminaron durante unos minutos por el bosque, embriagándose del aire limpio propio de aquel paisaje natural y de la belleza del paraje. Cuando llegaron al claro, Hida ya había fregado los utensilios de cocina y estaba empacando su pesada mochila color caqui.

-¡Vaya, aquí vuelven los pequeños saltamontes! -saludó, con su habitual tono conciliador-. ¿Qué tal ha ido?

-Bien, Hida-sensei -contestó su alumna-. La verdad es que he aprendido un par de cosas muy útiles.

El jounin tomó la espada de Kazuma, que yacía sobre la hierba junto a las mochilas, y se la extendió con cortesía.

-Aquí tienes, Kazuma-kun. No quisiera que te olvidaras de una espada tan magnífica -junto al cumplido, le dedicó una mirada que daba a entender algo más-. Un arma peculiar, sin duda.

En apenas un par de minutos, Anzu recogió sus bártulos y los guardó cuidadosamente en su mochila, de aspecto idéntico a la de Hida. Los dos ninjas de Takigakure parecían dispuestos a partir pese a que aun quedaban algunas horas para el anochecer. La Yotsuki echó un vistazo al camino que bajaba hacia el Sureste, justo el rumbo contrario al que ella y su maestro seguirían, camino a la Villa Oculta de la Cascada.

-¿Sabrás orientarte, Kazuma-san? Recuerda, ¡no te salgas de los caminos! La próxima vez puede que no encuentres a una pareja de ninjas tan molones como nosotros para que te saquen las castañas del fuego -añadió, con un guiño cómplice-.

-Ha sido un honor y un placer, Kazuma-kun -agregó Yotsuki Hida-.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#35
De alguna manera, después del combate, el aire del bosque se sentía especialmente fresco y la brisa con su arrullar esparcía cierta sensación de tranquilidad. Tanto verde y tanto silencio hacían difícil imaginar que hacía unos segundo un trueno desgarrador marco los movimientos finales de un “combate” entre Genins.

Después de caminar en silencio, uno junto al otro, por unos segundos se reencontraron con el sensei de la jovencita. Les recibió con amabilidad e interés, y con los trastes vacíos y limpios que habían utilizado para alimentarse hace poco. Anzu respondió con sencillez, asegurando que había aprendido cosas muy útiles.

«Supongo que puede que encuentre alguna utilidad en las artimañas que utilice —se aseguró a sí mismo—. Puede que las aplique o que aprenda a contrarrestarlas.»

Se encontraba observando a la Kunoichi cuando Hida se dirigió hacia él. Con cortesía le extendió su espada como con intención de mostrar que sentía cierto respeto por la misma. En aquel instante Kazuma no pudo reprimir una leve mueca de preocupación, como la de un chico que sabe que estará en problemas cuando llegue a casa.

Gracias —dijo cuando la tomo con cierta precaución, como si fuera a quemarle—. Aunque no creo que exista forma en que pueda olvidarme de Bohimei.

Su actuar era un poco extraño, pero no era algo que pudiera explicar. Bohimei tenía una actitud difícil de sobrellevar, pues solía ser muy caprichosa en cuanto a cumplir los deseos inconscientes de su amo. De resto solía permanecer en silencio si no tenía nada importante que decir, a menos claro que se diera la casualidad de que alguien más le pusiera las manos encima. Por alguna razón se sentía ultrajada cuando un extraño la tocaba, como cuando un desconocido se atreve a rozar el cuerpo de una mujer casada. Eran poca las ocasiones en las que había permitido que aquello pasara, pero cuando se daba el caso, Bohimei se extendía por horas en sus quejas y lloriqueos dentro de la mente del Ishimura.

Una compañera difícil sin duda. —Respondió luego de haberla tomado.

Mientras los nativos de Takigakure levantaban sus pertenencias para ponerse en marcha, el de ojos grises revisaba sus sandalias y sus ropas, asegurándose de que todo estuviera en orden para emprender la caminata al pueblo más cercano. Todo eso mientras sostenía su espada y manifestaba una expresión idéntica a quienes le están montando una bronca bien merecida, como la de cualquier hombre casado que llega tarde y ebrio a casa.

¿Sabrás orientarte, Kazuma-san? Recuerda, ¡no te salgas de los caminos! La próxima vez puede que no encuentres a una pareja de ninjas tan molones como nosotros para que te saquen las castañas del fuego —añadió, con un guiño cómplice.

No creo que tenga dificultades si me mantengo alejado del bambú. De todos modos, por ahora no quisiera tener que darle a nadie más el honor de alimentarme o de freírse con un rayo jejeje —dijo con humor—. Pero en serio, ha sido un honor conocerlos. Gracias por todo.

Y sin más palabras que dedicar, dio una leve reverencia y comenzó su camino de retorno a Uzushio.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
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