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Reviviendo Recuerdos - Karamaru - 25/07/2016 ¿Hacía cuánto tiempo no entraba a ese lugar? Habían pasado meses sino años desde que el calvo se entrenaba diariamente bajo la mirada de su sensei. Como un pequeño con mirada inocente que aceptaba sin rechistar cada orden dada, como un pequeño que entrenaba a doble-turno solo para ver un futuro mejor. Un futuro que lo vería participar en un torneo... y perder en la primer ronda sin provocar ningún rasguño. Su tiempo en las nevadas tierras del norte había concluido, tan solo unos días atrás había arribado a la gran ciudad y no podía perder tiempo sin entrenar. Necesitaba recordar sus orígenes, acordarse de su pasado para buscar su futuro con más ganas. Necesitaba volver a ver a los ojos a sus antiguos profesores, gente sabia que seguramente le podría dar algún consejo. «Realmente recordaba todo más grande. Y más aterrador desde luego» Dando vueltas por los diferentes pisos del edificio la nostalgia se iba apoderando de su cuerpo y su mirada melancólica recorría cada centímetro de pared. En ese salón había hecho su primer clon. Y en ese otro su primera discusión con un compañero. Y en ese otro su sensei le había dado una larga charla sobre lo diferente que era ser un shinobi en el mundo exterior a un monje en un templo. Porque cuando era pequeño, cuando no existían los problemas, todo era más fácil. Sí, uno corría con la responsabilidad de entrenarse duramente todos los días. Tenía que cumplir las exigencias de su templo pero, así y todo, se vivía siempre con una sonrisa. Después de haber visto tanta sangre en aquel terrible día, esa felicidad era lo único que le recordaba que todavía hay niños que tienen que ser felices. Esos mismos niños que lo veían desde el salón de clases mientras el pasaba con la mirada pérdida. Niños que soñaban ser como él, un gennin, sin saber ni conocer los hechos que les podrían terminar ocurriendo. Como ver a un bijuu y cientos de personas asesinadas. Pero después de todo, ¿Quién podía culparlos? En uno de los pisos más altos, un gran balcón salía del edificio. Cruzando el ventanal, el cenobita se volvió a empapar de la interminable lluvia de Amegakure y se acercó al barandal. Apoyó sus brazos y miró el horizonte, como si buscase algún tipo de respuesta. Cerró los ojos y dio un largo suspiro. Algún día... RE: Reviviendo Recuerdos - Manase Mogura - 1/08/2016 Probablemente nunca podría llegar a olvidar sus primeros días en la academia, no fue un lugar que lo vio crecer pero si un lugar que lo obligo a amoldarse al nuevo modo de vida que le tocaría. Si sus progenitores no se hubiesen marchado sin mas puede que eventualmente creciese como un niño normal, uno que no sea una maquina de matar a los 15 años. A medida que iba recorriendo los pasillos del edificio por su cabeza iban pasando imágenes de años pasados en aquella institución, los adiestramientos y entrenamientos que organizaban los profesores y las charlas sobre como iba a ser el futuro. Había cosas que llegaba a extrañar y cosas que realmente no quería volver a tener que vivir. Había pasado un año y un poco más desde aquel día inolvidable en el Dojo del Combatiente, la gran final del torneo que todos esperaban y que terminó de la peor forma posible. Mogura y varios más habían tenido la suerte de haberse "salvado" ese día, gracias a que tuvo la oportunidad de asistir en algún punto de su vida a un lugar como la academia ninja de Amegakure. Podría decirse que este lugar salvó mi vida... Podría decirse, si. El joven médico iba recorriendo los pasillos hasta terminar llegando al balcón del monje, el cual regalaba una vista privilegiada de un sector de la urbe super moderna que era la Lluvia. Lo primero que salió fuera fue su paraguas y una vez abierto se colocó debajo. Oh... Por una razón u otra no había visto que había alguien ahí. Detuvo sus pasos casi en seco pensando que estaba interrumpiendo algo pero parecía que aquel muchacho estaba mirando a la nada como pronto iba a hacerlo Mogura. Espero no te moleste compartir la vista del balcón. Dijo mientras se aproximaba hasta el barandal y colocaba su mano libre sobre este. RE: Reviviendo Recuerdos - Amedama Daruu - 3/08/2016 Era un día como otro cualquiera. Llovía, como cualquier otro día, y Daruu entrenaba, como cualquier otro día. Golpeaba el muñeco de entrenamiento con la diestra, y luego con la siniestra, auspiciado por aquella suerte de selva tropical que había en Los Invernaderos. Limpió una gota de sudor con el dorso. Allí no estaba bajo la bendición de Amenokami: la lluvia, y era realmente un fastidio. Una selva tropical, sí, pero sin lluvia. No muy realista, pero servía para entrenarles en terrenos a los que no estaban acostumbrados. Los Invernaderos eran unas salas enormes, habilitadas en el piso interior del Torreón de la Academia de Amegakure. Los estudiantes solían odiarlos, pero Daruu había comprendido que era necesario pasarse de vez en cuando a nadar en un charco que no era el tuyo. Era la única manera de estar realmente preparado para misiones en el exterior. Daruu se sentía como un pez en su charco, de hecho, bajo la lluvia. Pero desde que se había marchado junto a Seremaru un año, se había dado cuenta que necesitaba las dos cosas: lluvia y claridad en el cielo, de vez en cuando. Pero aquello no era claridad, era un puto agobio. De modo que decidió dar el entrenamiento por terminado y volver a lo que realmente le gustaba: bañarse con el torrente del Dios de la Lluvia. Salió del Invernadero y subió con el ascensor a uno de los pisos superiores, donde había una terracita que acostumbraba a visitar. Para su sorpresa, ya había dos personas allí. A una de ellas no lo conocía, el otro era fácilmente reconocible por su pelo. Mejor dicho, por la ausencia de su pelo. Era el joven al que había confundido tiempo ha, en el Torneo de los Dojos, por un buda cuando su pierna estaba rota. Se acercó a paso decidido y se aclaró la voz para llamar la atención de los chicos. —¿Karamaru, verdad? —preguntó. Había averiguado el nombre del muchacho, pero no estaba seguro de que la información que le habían dado fuera correcta—. ¿Me recuerdas? Me rompí una pierna en el Torneo. Te preocupaste por mí. Nunca tuve oportunidad para agradecértelo, de modo que muchas gracias. Hizo una queda reverencia. RE: Reviviendo Recuerdos - Karamaru - 9/08/2016 Si le decían que encontraría gente en ese mismo lugar antes de llegar al balcón seguro que Karamaru no lo creería. Solo iban a ser algunos minutos viendo un lindo paisaje y pensando que haría después. Recién llegado a la ciudad tras su año de viaje tenía dos cosas claras, ir a la academia y hablar con Yui. Más de trescientos días pensando en los hechos que ocurrieron y cómo el viejo los había salvado fue lo que tuvo el calvo para pensar y re-pensar. Era indispensable aclarar sus dudas con la mandamás de la aldea. Un largo suspiro se vio acompañado de las palabras de un joven que se asomaba al balcón al igual que lo había hecho Karamaru segundos atrás. Se sorprendió un poco al mirarlo y no conocerlo, pero era un shinobi. Su frente lo delataba. Espero no te moleste compartir la vista del balcón. Sabes cuál sera la respuesta. Es un lugar público, puedes acompañarme si así deseas. Volvió su vista al frente y espero en silencio a que se acercara al barandal. Tal vez la compañía de un igual no le haría mal, tal vez podrían reflexionar juntos, pero no le daban tiempo para comenzar conversación que ya escuchaba otra voz mencionando su nombre ¿Karamaru, verdad? ¡Sumen uno más a la fiesta! Un morocho con la cara pintada se le acercaba por detrás al igual que como lo había hecho el anterior. Pero a este lo conocía, o mejor dicho, lo recordaba. El problema es que su recuerdo no se ubicaba justamente en el mejor de los contextos. Sabes mi nombre, eso adelanta presentaciones.- Karamaru hizo una reverencia y volvió a levantar la vista- Recuerdo tu rostro.... ¿Hanaiko? ¿Puede ser? —La verdad que no es algo que quiera recordar demasiado pero un placer poder haberte ayudado ¿Cómo lo llevan?. El calvo miró al del paraguas, olvidando preguntar por su nombre, pero por lo menos no lo dejaba afuera de la charla. El pelado dio media vuelta y se volvió a apoyar sobre el barandal, esperando que el morocho lo siguiera. RE: Reviviendo Recuerdos - Manase Mogura - 14/08/2016 En el momento en que pensó en como iniciar una conversacion con aquella única alma que lo acompañaba en el balcón, un tercer individuo se sumo a la escena revelando la incógnita del nombre del pelado. Karamaru... Mientras escuchaba atentamente las palabras que aquel chico de pelo negro y cara pintada tenía para decir. Un agradecimiento pendiente por preocuparse por una herida en el torneo. Su memoria rápidamente le recordó que hubo una persona llamada Karamaru representando a Amegakure en el evento, lo mismo con aquel otro muchacho. No sería muy disparatado pensar que dos participantes del torneo estuvieron ahí ese día... Pensaba para si mismo juzgando las posibilidades de que se habría encontrado con dos personas que se llamaban igual a dos participantes pero que no fuesen las mismas. ¿Habaki Karamaru y Hanaiko Daruu? Al notar que podía incluirse en la conversación, se giró ligeramente en dirección a ambos para poder verlos a ambos. Mi nombre es Manase Mogura, es un gusto conocerlos. Estuve ese día en el torneo también. Se presentó haciendo una respetuosa reverencia y dejando en claro que al menos los tres compartían la pesada experiencia de aquel inolvidable día RE: Reviviendo Recuerdos - Amedama Daruu - 30/08/2016 —¿Hanaiko? ¿Puede ser? —Sí, me llamo Hanaiko Daruu. ¡Mucho gusto! —La verdad que no es algo que quiera recordar demasiado pero un placer poder haberte ayudado ¿Cómo lo llevan? —¿Habaki Karamaru y Hanaiko Daruu? Daruu dirigió la mirada hacia el shinobi de cabello oscuro, que hasta ahora no había intervenido. Torció la cabeza como un cachorrillo confuso. La pregunta que había hecho sonaba a esas que se hacen cuando conoces de antemano a alguien, pero Daruu no tenía ni idea de quién era él. —Mi nombre es Manase Mogura, es un ggusto conocerlos. Estuve ese día en el torneo también. Ah, claro, el torneo. Daruu no recordaba el nombre de Mogura, así que seguro que había sido uno de los asistentes al público o algo así. Era una alegría amarga, esa de conocerse por aquél fatídico día, pero el muchacho pensaba bañarse en ella y regodearse. No conocía a mucha gente, y de esa gente que conocía, no conocía a muchos ninjas como él. Y de esos ninjas, no conocía a mucha gente de su edad, rango y aldea. —¡Mucho gusto, Mogura! Se puso al lado de ellos y se apoyó en la barandilla, contemplando su aldea. Dio un pequeño suspiro. —Hace poco que he vuelto a Amegakure de un largo viaje —dijo—. Es curioso lo de menos que se puede echar a la lluvia. RE: Reviviendo Recuerdos - Karamaru - 1/09/2016 Ya posaban los tres gennin sobre el balcón viendo las gotas de agua caer. Las presentaciones estaban hechas, Daruu, Mogura y el calvo daban cabida a la reunión que se estaba dando en ese momento. Se sentía cómodo y feliz de estar en su ciudad en su academia con compañeros que esperaba algún día poder llamar amigos. Cómodo de saber que tras tanto tiempo, finalmente se volvía a juntar con personas que lo ayudarían y lo apoyarían a pesar de no ser siquiera conocidos. Porque hay veces que la bandana es más importante que el nombre. Hace poco que he vuelto a Amegakure de un largo viaje Estaban ambos en la misma situación, tanto Daruu como el cenobita. Y era verdad lo que decía, por más que uno sienta a veces que odia la imparable e incesante lluvia de la ciudad, llega un momento en donde uno la extraña. Y cómo uno la puede llegar a extrañar... Yo igual, estuve bastante tiempo en el norte. Lo sucedido no dejó mi cabeza muy tranquila. Es bueno volver a sentir esta lluvia. Miró de reojo hacia dentro para ver si algún maestro pasaba pero no había suerte. Su deseo de buscar debería de esperar, y tal vez no pudiese pedir otro antes de ir a visitar a Yui. ¿Y tu Mogura? ¿Volviste a la ciudad al instante o recorriste tierras lejanas? O estaba en lo correcto o no tenía buena memoria pero no recordaba ver a ese gennin en el torneo. Estaba seguro que no había participado pero ni siquiera lo había localizado por alguna de las calles o gradas de la ciudad ya ahora destruida. Pero lo conocía ahora, y conocía a Daruu también, y tenía la chance de conocer a los dos. Por lo menos la amistad lo hacía olvidar el triste pasado. RE: Reviviendo Recuerdos - Manase Mogura - 6/09/2016 El tercer muchacho tomaría su lugar en el barandal como lo habían hecho los otros dos. Parecía ser que solo Mogura había permanecido en la aldea tras el incidente en el Dojo del Combatiente, tanto Daruu como Karamaru habían tomado un desvió en su camino, en cuanto a las razones de ello solo podía estar seguro de las del calvo. Claramente no fue algo fácil para nadie. Juzgó rápidamente en base a lo que expresó el monje. Si, volví bastante rápido. Las cosas estaban demasiado locas como para estar dando vueltas por aquellos lados. Contestó a la pregunta apreciando la vista que ofrecía aquel balcón del edificio. No pudo evitar recordar aquella figura que fue la responsable de volver a todo el mundo a la vida después de que esa criatura hiciese de las suyas. Puntualmente el hecho de que el sabio nombrara al par que ahora se encontraba su lado en ese mismo barandal. Es agradable que nuestros caminos se hayan cruzado en circunstancias mas pacificas que la última vez. Expresó con un poco de formalidad su contento por la situación, por tener la oportunidad de conocer en persona a dos participantes de aquel torneo que se vio completamente eclipsado por lo que le siguió. ¿Saben algo de Aotsuki Ayame?¿Qué ha pasado con ella? Se sentía como preguntar por una especie de celebridad para él, pues a pesar de ser de la misma aldea y de posiblemente no distar mucho en edad no tenia mas referencia de ella que lo que llegó a saber por lo que escucho y vio en un sitio muy lejos de su hogar. RE: Reviviendo Recuerdos - Amedama Daruu - 9/09/2016 —Yo igual, estuve bastante tiempo en el norte. Lo sucedido no dejó mi cabeza muy tranquila. Daruu sintió una imperiosa necesidad de saber qué le había pasado a aquél muchacho, pero no hizo preguntas. Hay cosas que es mejor que se queden en secreto. —Es bueno volver a sentir esta lluvia —concedió, finalmente. Después de eso la conversación viró hacia Mogura. Daruu aprovechó la oportunidad para perder un poco la mirada entre los edificios recubiertos de hojalata y las tuberías metálicas de un edificio en ruinas allá a lo lejos, en un rincón de la aldea. —¿Y tu Mogura? ¿Volviste a la ciudad al instante o recorriste tierras lejanas? Si, volví bastante rápido. Las cosas estaban demasiado locas como para estar dando vueltas por aquellos lados. Es agradable que nuestros caminos se hayan cruzado en circunstancias mas pacificas que la última vez. »¿Saben algo de Aotsuki Ayame? ¿Qué ha pasado con ella? Daruu dio un pequeño respingo, casi imperceptible. No sabía si alegrarse de oír su nombre o si molestarse. Era la jinchuuriki de la aldea, así que debía estar acostumbrado a que hablasen de ella como si fuese alguien famoso. Pero también era su amiga. Y... —Está bien —dijo, simplemente. El silencio cayó sobre el trío, el silencio de la lluvia. Era un silencio que no era silencio, porque estaba cubierto por un manto de agua y tormenta, como de costumbre. Pero para ellos, era silencio. No pasó mucho tiempo. Quizá un minuto, dos a lo sumo. En la calle, a lo lejos, el grito de un niño pequeño llamó su atención. —¡¡AYUDA, POR FAVOR!! ¡¡UN LADRÓN, UN LADRÓN!! RE: Reviviendo Recuerdos - Karamaru - 17/09/2016 ¿Aotsuki Ayame? ¿Quién sera? Seguramente sería raro preguntar eso a sus compatriotas. Parecía una persona que debía conocerse, o por lo menos ellos la conocían, y de sobra por lo que se veía. Tal vez era alguien importante cercana a Yui, o alguna amiga en común que Karamaru desconocía. Su caracterizada curiosidad no se despertó en ese momento. Raro en él pero esa era la verdad. La calma de la lluvia sobre su cabeza y sobre la ciudad, la capacidad de perder la mirada entre los edificios que lo vieron crecer, y otras cosas que se generaban en esa ciudad en ese momento mantenían en un estado de paz al monje. Todavía se encontraba un poco distante de la conversación, cómo si la nostalgia se apoderase de él. Está bien Supongo que mejor que sea así, por lo menos Mogura no se llevará una noticia triste. Dio un largo suspiro en cuanto la conversación desapareció de la cabeza de los tres gennin. Reinaba ese nostálgico y relajador sonido de lluvia que se apoderaba de los hombres en el balcón. Apoyados en el barandal mirando la nada pensando en todo. ¡¡AYUDA, POR FAVOR!! ¡¡UN LADRÓN, UN LADRÓN!! El calvo buscó una mirada cómplice en la cara de los shinobi. Solo sonrió, se paró sobre la baranda del balcón y volvió a mirarlos. Nuevamente, tras un año, volvía la acción. Esperando que lo siguieran, lleno de emoción comenzo su descenso sobre las resistencias paredes de la academia en busca de ese malhechor. RE: Reviviendo Recuerdos - Manase Mogura - 24/09/2016 Para una persona como él que no tenía prácticamente ninguna relación ni siquiera de conocidos con Ayame, las palabras que Daruu soltaría resultarían bastante apropiadas. A fin de cuentas él solo la conocía como la campeona del torneo y poco más. Eso es bueno, gracias. Dijo en respuesta con una leve inclinación de su cabeza en señal de respeto. Estaba satisfecho con la noticia y no deseaba entrometerse mas de lo correcto en el tema. El silencioso sonido de la lluvia de Amegakure tomaría la escena, el agua rebotando contra todo lo que había tomado la decisión de hacer su vida bajo la protección de su deidad. De pronto... ¡¡AYUDA, POR FAVOR!! ¡¡UN LADRÓN, UN LADRÓN!! El grito de auxilio de un infante llamaría la atención de los presentes, el calvo los miraría un par de veces mientras se subía al barandal para luego salir corriendo, claramente haciendo uso de su habilidad para trepar superficies verticales. Mogura por su parte miró al Hanaiko un segundo. Vamos también. Acto seguido, dio un salto colocándose de la misma forma que el monje lo habría hecho segundos atrás encima de la baranda. Miró hacía abajo un instante y se lanzó a la carrera detrás del muchacho. RE: Reviviendo Recuerdos - Amedama Daruu - 30/09/2016 El grito del ladrón sobresaltó a Daruu, quien buscó la mirada preocupado de sus compañeros. Encontró la de Karamaru, pero era de todo menos de preocupación. Parecía hasta contento de que hubiera problemas. «Menudo idiota.» —Vamos también —dijo Mogura, y él y Daruu saltaron al mismo tiempo en la barandilla de la azotea. —¿Por qué ha sonreído? —le preguntó, y bajó por la fachada sin esperar respuesta tras encogerse de hombros. Descendió junto a la lluvia, y como ella se precipitó hacia el suelo, pero en el último momento dio un brinco y voló en paralelo al suelo, dio una voltereta y patinó un momento. Un par de mujeres, que estaban tratando de reparar una máquina expendedora de bebidas, tuvieron que apartarse para que Daruu no las arrollara. —¡Perdón, perdón! Hizo una seña y él y sus compañeros siguieron los gritos del niño. Daruu giró una calle, y luego otra, y llegó frente a un muchacho desvalido, que vestía apenas una camisa de lino y unos pantalones rotos. Iba descalzo, y la magullada piel de sus pies, llena de callos, revelaba más de lo que podría haberles contado en una hora sobre su vida en la calle. —Ayuda... ayuda... —¿Qué ha pasado? ¿Quién es el ladrón? —El colgante de mamá... se lo ha llevado... Iba a venderlo para comprar comida, dijo que me pagaría mucho dinero, que lo tenía guardado en el callejón... Señor ninja, por favor... —¿Cómo era ese hombre? —Pues... era... era... era rubio y bajito, regordete... Tenía un cinturón muy raro y de color muy chillón... Se fue por allí —Señaló la otra apertura del callejón. Daruu salió corriendo inmediatamente en esa dirección. —¡Ve a la Torre de la Academia y entra a la recepción! ¡Quédate allí hasta que volvamos! Los shinobi registraron todos los callejones adyacentes, pero no había ni rastro del mangante. Daruu resopló, se apoyó en una pared y se apartó el agua de lluvia de la cara con el dorso de la capa. —Mierda... Quiero ayudar a ese crío. ¿Habéis visto como está malviviendo? Y todo eso bajo la lluvia. »No quiero ni pensar en lo que le ha pasado a su madre. Por cómo hablaba ese colgante se lo ha dado hace poco. Y eso sólo puede significar... Sacudió la cabeza. RE: Reviviendo Recuerdos - Karamaru - 1/10/2016 Tras el descenso en velocidad Daruu se había puesto al frente y el calvo lo siguió sin chistar. Sin prestar atención hacía donde iban Karamaru iba a ritmo constante tras su compañero que parecía más determinado a guiarlos, cómo si tomar la batuta fuese algo natural para él. «Juraría que provenía del otro lado, espero no tener razón» Y por suerte no la tenía, ya que el morocho había encontrado al niño en cuestión de segundos. Después de un año entrenando el monje ya sabía en que debería seguir mejorando, un oído así no es bueno para ser shinobi. —¿Qué ha pasado? ¿Quién es el ladrón? —El colgante de mamá... se lo ha llevado... Iba a venderlo para comprar comida, dijo que me pagaría mucho dinero, que lo tenía guardado en el callejón... —¿Cómo era ese hombre? —Pues... era... era... era rubio y bajito, regordete... Tenía un cinturón muy raro y de color muy chillón... Se fue por allí. Una mezcla de tristeza y rabia se apoderó del cenobita que atónito veía una situación completamente injusta. Si Yui conocía la situación de estas personas la gran pregunta es por qué no hacía nada para evitarlo. No debe de ser fácil manejar la aldea pero cosas como esas no pueden ocurrir, y Karamaru se lo reclamaría en algún momento. «Allá vamos» Siguiendo la estela que la capa azul y verde dejaba el calvo corría buscando al gordo rubio y mal hombre que se había aprovechado del nene. Pero su ubicación fue indescifrable y los tres shinobi se volvieron a juntar tras la búsqueda con la misma cara de desilusión. No quiero ni pensar en lo que le ha pasado a su madre. Por cómo hablaba ese colgante se lo ha dado hace poco. Y eso sólo puede significar... Muerte. Lo sé. Con suerte podemos llegar a pensar que fue abandonado, pero lo dudo bastante.- Karamaru negó con la cabeza. En algún lado ese hombre debe de estar y no debe de ser lejos de aquí, ¿A ninguno se le ocurre nada? La verdad es que el pelado no conocía bien las calles de la ciudad como para llevar una búsqueda exhaustiva así que esperó paciente la respuesta de alguno de sus compatriotas. RE: Reviviendo Recuerdos - Manase Mogura - 8/10/2016 El joven médico se encogió de hombros ante la pregunta del muchacho con el que había quedado durante un par de segundos en el balcón, realmente no conocía casi nada del monje como para darle una respuesta útil sobre su actuar. Por supuesto, una persona que realmente se encontraba adaptada al clima de Amegakure tendría la ventaja sobre el muchacho del paraguas quien le trataría de seguir el paso unos metros detrás. Una cosa buena que pudo sacar de todo el tema fue que no resultó ser el detonante de la molestia causada a las señoras que se encontraban reparando la maquina. Humildemente me disculpo por las molestias. Incluso se tomó un par de segundos para frenar y hacer una formar reverencia, lo que resultaría en que fuese el último de los tres en llegar hasta el joven damnificado. Quien tuviese aunque sea un par de segundos para ver a aquel niño se daría cuenta de la mala suerte que había tenido en la vida, y sumado a eso le habían robado su pertenencia mas valiosa. Rubio, bajito, regordete y con un cinturón de un color chillón. En su mente iba armando un perfil sobre como podría lucir el criminal en cuestión. El niño por su parte fue enviado a la recepción de la Academia y prácticamente al terminar la oración Daruu dirigió sus pasos en la dirección que había sido marcada como la última donde fue el ladrón. Finalmente tras una persecución que no tuvo un final productivo, el trío de ninjas se aglomeró para replantear su estrategia. Las palabras del joven Hanaiko de cierta manera le hacían mella en particular a Mogura, si lo colocaban junto a aquel niño era el ejemplo perfecto de opuesto. Hmm... estás especulando un poco ¿no crees...? Contestó ante la veloz conclusión que había sacado el monje, si bien podría culpar también al morocho de la cara pintada por haber dejado sin terminar su oración. Se me ocurre algo... Dijo levantando su dedo indice mientras levantaba ligeramente su mirada por sobre le hombro buscando algún posible lugar que pudiese servir de escondite. ...si la persona en cuestión es un hombre bajo y gordo, recorrer una distancia larga en poco tiempo sin duda alguna debería dejarlo exhausto, jadeando. ¿No deberíamos haber sido capaz de escucharlo...? Arrojó la teoría sobre la mesa esperando contribuir con la empresa recién formada. RE: Reviviendo Recuerdos - Amedama Daruu - 15/10/2016 Daruu se cruzó de brazos y atendió a las elucubraciones de Mogura, no demasiado convencido. —Si la persona en cuestión es un hombre bajo y gordo, recorrer una distancia larga en poco tiempo sin duda alguna debería dejarlo exhausto, jadeando. »¿No deberíamos haber sido capaz de escucharlo...? —Tienes razón, pero también podrías no tenerla —soltó Daruu, y se dio cuenta de pronto de que había sonado demasiado seco para lo que pretendía—. No me malinterpretes. Sólo quiero decir que las apariencias engañan. Como ninjas nosotros mismos somos capaces de cosas increíbles. Y he visto a más de un ninja corpulento moverse muy ágilmente. A Daruu le dio un escalofrío al rememorar como si hubiese sido el día anterior la tremenda sensación de impotencia bajo el chakra opresor de aquél hombretón del Valle de los Dojos. Incluso cuando hacía uso de todo su poder, aquél mastodonte se movía a la velocidad del rayo. —De todas formas, echemos un vistazo por aquí, por si acaso. Miró a su alrededor. Estaban en un cruce de callejuelas, una explanada de ladrillo frío y sin alma. Habían unos contenedores al fondo. Unas cajas a la derecha. Y una escalerilla metálica en la pared de la izquierda. |