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¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Uzushiogakure (https://ninjaworld.es/foro-uzushiogakure) +--- Foro: Calles de la Aldea (https://ninjaworld.es/foro-calles-de-la-aldea) +--- Tema: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! (/tema-los-uzurenos-se-van-de-parranda) |
RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Inuzuka Nabi - 10/01/2018 —Duelo de… ¿caballeros? Ah, claro, como por tradición se sienta el patriarca a pie de mesa, ya no podemos hacerlo ninguna de nosotras, ¿eh? ¡Maldito marichulo opresor! ¡Y una mierda te sientas ahí! ¡Ese sitio es para Koko, que para algo es la anfitriona! — ¡DE CABALLERÍAS! ¡Caballerías es montarse en un caballo y darse de hostias! ¡Pero ¿no te acuerdas de cuando lo hicimos en la academia?! ¡Despues el loco soy yo! ¡Unos cuantos alzan a uno y tienen que intentar hacer caer al otro, joder! ¡Y prefiero a Koko antes que a Datsue! ¡PERO DEJA DE GRITAR! No es que estuviese enfadado, es que si me gritan pues grito yo más alto, faltaría más. Acompañe mi apasionado discurso sobre el reglamento con aspavientos y señalando al Uchiha, que para exacerbar aún más la situación se acomodó y se puso toh shulo. Casi todo lo que Datsue hacía o decía eran mentiras, algunas buenas otras nefastas, casi todas para su diversión, pero, sin duda, había mejorado desde los tiempos de la academia. O tal vez fuera que tener un bicho psicópata en su interior lo había retorcido más de lo que yo pensaba, aunque también podía ser que ese bijuu solo constituyera la chispa que le faltaba para encender el fuego de su potencial hijoputesco. Con estos Uchihas nunca se sabe. —Aquí os espero. ¿Os ponéis a la cola o todos juntos? Todo parecía perdido cuando Koko interrumpió, preguntando por la comida, todos nos distrajimos por nuestros estómagos, por nuestros instintos más primarios, pero hubo alguien que no. Alguien se sobrepuso a los instintos primarios de ingerir alimentos gracias a otros más apremiantes, como el de expulsar excrementos. Sabía que no podía simplemente plantarlo ahí en medio, sino Koko se enfadaría, yo me enfadaría, Eri se enfadaría, todo un clan se enfadaría. Debía dejarlo donde no ensuciase nada importante, en una basura por ejemplo, ¿y que mayor basura que la arrogancia y la sed de venganza? Porque salir al patio en busca de un pino donde plantar otro no era una opción. No sé en qué momento me fije en Stuffy, posicionado estrategicamente en el lado ciego de Datsue, ya que él estaba mirando a Koko. Ni sé por qué asentí levemente cuando nuestras miradas se cruzaron, dándole permiso para abrir fuego. No sabía qué estaba pensando esa bola peluda llena de malas intenciones, tal vez si lo hubiera sabido... hubiera asentido con más convicción e incluso le hubiera preparado una pista de despegue a ese misil aire-tierra. En ese parentesis temporal en el que vi como alzaba el trasero y apuntaba al cogote del Uchiha, comprendí algo muy importante. Igual Datsue no era el más vengativo de esa sala e igual Stuffy no era tan lelo como parecía. Tal vez sí hubiese entendido que le prometió sexo perruno con una buena perra y después desapareció sin dejar rastro y tras eso no se dignaba ni a disculparse con él. Tal vez ese proyectil no solo llevaba una cantidad ingente de mierda, sino también los sentimientos heridos de un animal a menudo ignorado y maltratado. Durante ese periodo, pasado obviamente a cámara extremadamente lenta para que yo pudiese hilar todas esas cosas mientras Stuffy preparaba su movimiento, Datsue había estado distraídamente enumerando mil y un platos para comer. Entonces, se abrió fuego. —. Yyyyyyyyyyyyyy Su voz sonaba grave y lenta mientras una bola marrón oscuro salía disparada con un sonido tan suave que apenas podría advertir a unas palomas. —deeeeeeeeeeeeee Describió una parabola digna del mejor lanzamiento del mejor arquero con su mejor arco usando chakra y todo. Esa belleza no había sido fruto de su habilidad ni de su suerte, esa parabola, que justo haría aterrizar la caca sobre el cogote de Datsue, era hija de todos los sentimientos de Stuffy, propiamente implantados en ese lanzamiento, que hacía que fuera inesquivable. Si no le caía en el cogote, sería en el pecho, o en la cara, o en el brazo, pero estaba marcado. —pooooooooooostreeeeeeeeeee… El impacto fue ensordecedor. Tanto, que todo quedó en silencio, seguramente tardarían unos segundos en reaccionar. No sabía si alguien más lo había visto, todo el proceso de ignición, viaje e impacto, pero había sido hermoso. Perfecto. Tal vez el proyectil no era el más digno, ni el más letal, era indiferente, eso no restaba belleza a la ejecución. Antes de que nadie dijese nada, le dediqué unos aplausos a Stuffy mientras una lagrima rebelde de orgullo se escapaba de mi ojo derecho. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Koko - 10/01/2018 La pregunta sobre la comida tal vez no haya sido la más acertada, principalmente porque Datsue comenzó a enumerar una buena cantidad de alimentos que en gran mayoría, eran productos del mar y por tanto determinados platos resultaban bastante costosos, aunque uno en particular dibujó una mueca de asco en la rubia. «¿Nunca probaste el puto caviar? » Además, en pleno invierno podía complicarse el conseguir algunos de los animales que el Uchiha estaba mencionando sin mencionar que —se supone— aquello era una fiesta que de no ser por ella hubiese tomado lugar dentro de un departamento bastante pequeño en el que dudaba muchísimo que entrase tanta gente. Aunque, por obra del destino, cierta criaturita decidió darle una buena probada de un plato al que fijo no era alérgico. Ese perro… Stuffy, el que amenazaba con hacer sus gracias en algún lugar dentro de la residencia logrando así atraer problemas, se decidió a ejecutar una maniobra de lo más compleja soltando un zurullo que voló directamente hasta aquel shinobi tan arrogante que se había decantado por tomar la silla donde usualmente se sentaba el líder del clan. Eso si es que se decidían a comer en ese comedor, cosa rara en la actualidad. Y si a la Kageyama se la veía horrorizada, no era por la desgracia que había caído sobre Datsue, era más bien por la posibilidad de que se sacudiese la mierda y la tire sobre la mesa o el piso. —¡Ni se te ocurra sacudirte eso aquí! —advirtió a la vez que se ponía de pie, dispuesta a llevarlo hasta el baño o a los jardines. Pero una de las criadas le ganó de mano y posó una mano en el hombro limpio del shinobi. —Venga conmigo por favor, lo llevaré al baño —le dijo cordial, no parecía asqueada en lo más mínimo por aquella masa marrón. Mientras tanto, otro de los criados se acercó con una toalla bastante simplona aunque tristemente era blanca, pero seguramente podría ser reemplazada fácilmente así que si Datsue se lo permitía, procedería a quitarle de encima tanta materia fecal como le fuese posible. De todas formas, la pecosa no se mostraba para nada feliz con lo acontecido y se planteó el poner una advertencia al dueño del perro… pero en el fondo le cayó muy bien aquello, ideal para callarlo con sus pretenciones. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Uchiha Datsue - 11/01/2018 ¡Chof! El sonido de una bola grande y maloliente impactando en su hombro izquierdo. Clic. El sonido de su mente, como el último engranaje al ser encajado, al comprenderlo. Track. El sonido de su cuello, crujiendo al girar. Flup. El sonido de su orgullo al romperse. ¡Crack! El sonido de su corazón, eclipsado por las carcajadas de Plum mientras le señalaba con un dedo, al partirse. ¡Fiuss! Su Sharingan al centellear en su mirada. Zass… Flip. Su mano, rauda y veloz, liberando la bomba adhesiva sellada en su antebrazo. La dejaba caer bajo la mesa, trazando una pequeña parábola hasta situarse bajo los pies de Nabi. El Uchiha realizaba el sello, la bomba estallaba en una masa viscosa de aceite, encharcando a Nabi y a Plum como efecto colateral —o no tan colateral—. Aprovechando la confusión, Datsue se había levantado de golpe y, sin ningún tipo de pudor, había cogido la caca con la mano y se la había lanzado a Nabi con toda la rabia del mundo, directo a su cara. A su boca. Ejecutada su primera parte de la venganza, giró sobre sus talones, echando la silla hacia atrás con tal fuerza que se estampó contra la pared. Entonces encontró a su objetivo. —¡HIJO DE PERRA! —rugió, abalanzándose sobre Stuffy—. ¡VOY A MATARTE! ¡Qué le vinieran Plum o Eri a hablarle sobre lo inocente y bueno que en realidad era Stuffy! ¡La mala influencia que su dueño hacía sobre él! ¡Que vinieran, si se atrevían, porque iba a hacer un estofado con aquel chucho! RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Uzumaki Eri - 11/01/2018 En su mirada, todo pareció ir a cámara lenta, cuando, después de que Koko preguntase sobre la comida que les gustaría tomar, Datsue había sido el primero en hablar, acto que hizo que todas las miradas se posasen en él. Mala idea pues, por ello, todos presenciaron aquella atroz escena donde era bautizado, y no precisamente con agua bendita. La cara de Eri fue de espanto al ver eso, primero pasó por asombro, luego por una mueca de asco hasta llegar a la horrorizada al ver como Datsue, el intrépido e impecable, había sido mancillado. Lo peor, sin duda fue, que no tardó en actuar, y por ello después de hacer que algo explotase a los pies de Nabi y pringase al mismo y a Plum en el proceso. No contento con aquello, le lanzó la hez recién salida del horno a Nabi, dirección: su cara. Eri simplemente no sabía como actuar, bueno sí; levantándose lo más pronto de la mesa y alejarse de aquello pues sabía que tarde o temprano iba a salir escaldada de allí, y la verdad, no le apetecía llegar a casa apestando a mierda de perro. —¡HIJO DE PERRA! ¡VOY A MATARTE! Aquel chillido no fue para Nabi, el cual ya había recibido bastante, si no para el pobre —aunque culpable— Stuffy. Eri corrió a sujetar a Datsue de la mano —si sujetaba más estaba en riesgo severo de ser manchada— para frenarle. —¡Datsue, por favor! —pidió —. ¡Relájate! ¡No es el momento ni el lugar! —regañó, señalando a sus alrededores, parándose en Koko. En esto, Sora se posicionó al otro lado y le sujetó la mano libre, haciendo más presión de la que Eri era capaz. —Si vais a pelear, hacedlo fuera al menos... —rogó el Akimichi sin alzar la voz, pendiente de si algún resto de hez podía caer en su preciado kimono. Menos mal que había guardado sus regalices y su libro, porque si no... RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Inuzuka Nabi - 11/01/2018 Con todas las miradas clavadas en Datsue, todos tuvieron tiempo suficiente para reaccionar a su reacción llena de locura y odio mal dirigido. Pues no coge, el puto psicopata, y se gira hacia mi, bomba en mano, para atacarme. No estaba en condiciones de esquivarla con un triple mortal inverso precisamente, aunque podría haberlo hecho si esa vibora no fuera tan rastrera como para atacar en terreno neutral. Me levanté de golpe, echando la silla hacia atrás con un sonido estridente, y me cubrí la cabeza con un brazo y las partes importantes con el otro. Como había supuesto, la bomba explotó, en una sustancia pegajosa y pesada, pero que no olía a caca. — Joder, me habías asustado, si esto no es... Justo cuando iba a descubrirme algo golpeó el dorso de mi mano y parte de ese algo llegó hasta mi pelo. Mi hermoso y desordenado peinado heredado durante siglos en mi familia. Eso sí era una caca. —¡HIJO DE PERRA! . ¡VOY A MATARTE! — ¡Controla tu puto temperamento, maldito psicopata! Si Datsue esperaba encontrar a Stuffy lo llevaba claro, en el momento en que lo perdió de vista éste desapareció. Y parecía tonto el hijo de perra. No estaría lejos, pero con sus sentidos animales y su agilidad, tenía mis dudas de que el Uchiha pudiese pillarlo ni detectarlo sin ser detectado. Como no pusiese a todos los guardias a buscar... En cualquier caso, el cabrón descontrolado había preferido atacarme a mi, que era el más inocente de esa sala, en vez de ir a por el animal en primera instancia. Por suerte, el Akimichi y Eri lo sujetaron, dándome una diana inmóvil a la que atacar. La materia fecal ya era solo un poquito más solida que un puré espeso y con tropezones. Así que no me quedaba otra que usarlo como si fuese agua más que como si fuera una piedra. Hice un tajo vertical en el aire con la mano que tenía la mierda deshaciéndose y a punto de empezar a gotear grotescamente, con Eri sujetándolo por un lado y Sora por el otro, además de no estar prestando toda la atención que debería a su archienemigo, es decir, yo, iba a recibir el último clavo del ataúd de su dignidad. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Uchiha Datsue - 12/01/2018 Pero cuando sus ojos apuntaron hacia donde momentos antes había estado aquel chucho infernal, tan solo halló un suelo que de tan limpio que estaba reflejó su propia cara descompuesta por la ira. Desaparecido su primer objetivo, retornó al mal mayor. Fue entonces cuando lo vio. No le hacía falta tener el Sharingan activo para saber lo que iba a pasar. Aquella mirada de Nabi… aquel movimiento de su brazo… En Oonindo, había dos tipos de personas. Los que se enfrentaban a sus problemas; y los que huían de ellos. Por muchos años, por mucho tiempo, Datsue había sido del segundo tipo. La vida, sin embargo, le había obligado a enfrentarse a ellos. Su profesión lo había hecho. Zoku también, elevándolo a la enésima potencia. Por eso, aunque estuviese sujetado por las suaves pero férreas manos del Akimichi y su —ya no tan— Uzumaki favorita, no tuvo miedo. Encontrarse entre la espada y la pared ya era una sensación familiar. Cabe decir, que incluso entre las personas que se enfrentan a sus problemas, también hay dos tipos de personas. Los que lo abordan de frente; y los que usan alguna excusa, algo con lo que escudarse. Datsue tenía fama de ser del segundo tipo, y en aquella ocasión… … su fama era merecida. En su mano izquierda, un escudo grande y fuerte, pero demasiado pesado, demasiado lento. En su diestra, un mini-escudo, pero liviano y ágil como una pluma. No lo dudó: dio una pequeña patada al talón de Eri, una zancadilla para desestabilizarla y resultarle más fácil el movimiento, y entonces dio un fuerte tirón de la mano de ella, que ahora él también sujetaba, de suerte que se puso en medio, como una valiente heroína sacrificándose por su amado. Sí, la idea era que Eri recibiese todo el amor de Nabi en su lugar. Mientras tanto, Plum, mascullaba, maldecía y amenazaba de muerte al Uchiha por haberle manchado su precioso yukata. —Oh, ¡Nabi! ¡¿A Eri también?! —exclamó, incrédulo—. ¡Lo tuyo ya no tiene nombre! ¿¡Es que no tienes límites!? RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Koko - 12/01/2018 La situación se estaba yendo de las manos y pronto algunos guardias del clan hicieron acto de presencia, unos cuatro para ser exactos, todos de cabellos entre rubio y blanco, de ojos de variados tintes y armados, algunos con katanas, otros con lanzas, incluso uno llevaba un par de tonfas. Enorme la sorpresa que se llevaron todos al notar los trozos de mierda esparcidos por todas partes, incluyendo alguna que otra salpicadura sobre el mantel. Los que actuaban como meseros casi de forma instintiva desenfundaron unas dagas, cada uno llevaba una guardada ante cualquier eventualidad y entre todos los Sakamoto, se encargaron de rodear a cada uno de los que consideraron involucrados en el revuelo. Es decir, Datsue, Nabi, Plum, Eri y Sora, en caso de que alguno más decidiera moverse de su asiento, probablemente pasarían a estar en la mira también. Eso sí, la criada —que había querido llevar a Datsue al baño para que pudiera limpiarse— intervino de otra manera, distinta a la de los demás ya que vio perfectamente como Nabi volvía a arrojar el zurullo hacia el Uchiha aunque de una forma de lo más extravagante. Al ver imposible que pudiera parar el proyectil con una bandeja, decidió optar por lo sano, se interpuso entre los dos shinobis sosteniendo la bandeja en alto y claro, dándole la espalda al Inuzuka para que la mierda no le de en la cara. —¿¡Dónde se creen que están!? ¿¡En una puta granja!? —bramó Koko cuya paciencia se había acabado y se había puesto de pie dándole un fuerte golpe a la mesa. Acto seguido dio unos pasos, acercándose a los más escandalosos pero en ese preciso instante, un ruido pudo escucharse a la distancia, uno que pareció retumbar por toda la residencia y se asemejaba mucho al de un martillo chocando contra el piso una y otra vez. —No jodas… —dijo uno de los guardias que tenía pinta de ser el más experimentado por su aspecto tosco y algunas cicatrices en el rostro. Antes se mostraba muy seguro de su accionar, apuntando su lanza a Nabi, pero ahora se le veía horrorizado. Y así como ese guardia pareció entrar en pánico, todos los demás Sakamoto también lo hicieron, todos comenzaron a dudar de si permanecer allí o huir, pero indistintamente de lo que hicieran la información le llegaría de todas maneras a aquello que se iba acercando… —Estarán felices, eh, ni una hora —dijo Koko más que fastidiada quien decidió tomar asiento nuevamente mientras murmuraba cosas inentendibles. Unos minutos pasaron, el sonido del martillo se hacía cada vez más fuerte, estaba cerca y para los entendidos aquella espera fue atroz, era como si les estuviesen torturando de la peor manera pero por lo menos, mantuvieron sus posiciones para asegurarse que el conflicto entre el Uchiha y el Inuzuka no empeoraría, incluso la criada que ahora tenía la espalda cubierta de mierda se había quedado estática en su lugar. Y finalmente… una puerta se abrió de golpe, dejando ver a una mujer enorme, de una altura que seguramente superaba los dos metros, de cabellos largos y blancos, ojos pequeños y amarillos con un atractivo que parecía ser un denominador común en aquella mansión. Llevaba algo así como un bastón y traía puesto un yukata bastante sencillo de colores blancos y celestes y a diferencia del vientre plano de la mayoría de mujeres del clan, esta mujer tenía una barriga bastante grande, cualquiera podía deducir que estaba embarazada. Pero lo más llamativo de esta fémina no era ni su atractivo ni su robusta complexión, sino que lo que estaba usando a modo de bastón para caminar, era en realidad un martillo, uno casi tan alto como ella… un dai tsuchi. La mujer miró atentamente a cada uno de los allí presentes, deteniéndose un momento en registrar los rostros desconocidos y también las manchas marrones dispersas por todas partes incluyendo el cuerpo del Uchiha, el del Inuzuka y el de una de sus criadas… suspiró pesadamente, soltó una sonrisa bastante… psicótica… y finalmente habló. —¿Alguno con ganas de contarme lo que pasó aquí? —dijo con tono amable, esperando pacientemente una respuesta. Ninguno de los Sakamoto parecía dispuesto a responder, ni siquiera Koko. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Uzumaki Eri - 12/01/2018 Aquello se les había ido de las manos y ella precisamente no estaba en su totalidad exenta de culpa. Sin embargo sus palabras no valieron de nada para Datsue, y mucho menos para Nabi que, seguramente y tras haberse estado criando en la naturaleza durante un año, estaba acostumbrado a esas batallas campales de tirarse heces con alguna familia de monos. Por ello, el Inuzuka cogió lo que quedaba de excremento y se lo fue a lanzar al Uchiha que, dada su alta estima por su persona, decidió utilizar el cuerpo de la kunoichi como escudo, la cual no pudo resistirse y acabó cerrando los ojos con fuerza, resignada a cumplir con su cruel destino. Pero aquello nunca ocurrió. Una criada —Shiona-sama la tenga en su gloria— se interpuso entre aquello y ella, aunque sí que salpicó por todos los lugares de la sala. Eri se zafó del agarre de Datsue y lo miró con sus azules ojos llenos de rencor. Se sacudió el vestido que se le había deformado y se alejó de él a zancadas, evitando, por supuesto; los trozos de excremento que habían esparcidos por el suelo. Lo peor vino después, y si había algo peor que estar embadurnada en mierda era que... ¡PAM! La puerta del salón se abrió de golpe y una gran mujer entró por ella, alta, y... Posiblemente estaba embarazada. Eri la miró directamente, aunque se acongojó un poco tras mirarla directamente a los ojos. Y qué decir de su martillo. —¿Alguno con ganas de contarme lo que pasó aquí? —preguntó la matriarca de los Sakamoto, y ninguno de su familia se atrevió a hablar. Akimichi Sora, por su parte, no era bueno con las palabras y varias veces se había visto intimidado por las mujeres, por lo que soltó el brazo de Datsue lentamente y dio unos cuantos pasos hacia atrás con la vista clavada en el suelo. Uzumaki Eri, que ya era más experimentada, miró con odio a Datsue que probablemente iba a ser quién hablase y por primera vez, intervino ella. ¿Qué era lo peor, que la aplastasen con un martillo? ¡Pues en la conciencia de Datsue y Nabi quedaría! —Discúlpenos, Sakamoto-sama —empezó la pelirroja, con una reverencia —. Mi nombre es Uzumaki Eri —se presentó —, y gracias a la amabilidad de su familia, hoy veníamos a celebrar el retorno de un compañero nuestro, Inuzuka Nabi, junto con algunos compañeros más de la academia: Akimichi Sora, Aburame Plum, Uchiha Datsue y Uzumaki Hanako, además de Koko-san, quien nos iba a acompañar esta noche también. Hizo una breve pausa para tomar aire y continuó. —Sin embargo, tras unas rencillas entre Uchiha Datsue e Inuzuka Nabi —aquello último lo dijo mirando a los mencionados con cara de pocos amigos —. Su salón ha sido víctima de lo que ve ahora, y por ello le pido mil disculpas, Sakamoto-sama, yo misma me ofrezco a limpiarlo si así lo desea, pero por favor, perdónenos por haber hecho algo así —si por ella fuese, habría intentado interpretar más su papel, dramatizando un poco, pero no era momento ni lugar para poner en práctica su carisma, así que optó por hablar bien y terminar todo con una gran reverencia, esperando que funcionase. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Inuzuka Nabi - 12/01/2018 La cosa se había salido de madre, y todo por culpa del indecoroso de Datsue. Le agrede Stuffy y viene a por mi, tantos años de amistad para que ahora pague conmigo sus putos problemas con mi puto perro. Si es que no se puede uno fiar ni de su sombra. Y no contento con eso, con la sensación de que todo el lio que había formado era insuficiente, decidió involucrar a Eri, usándola de escudo. Ese era justo mi limite, la idiotez de involucrar a gente inocente en una guerra propia y la prepotencia de insinuar que encima la culpa fuera mía, cuando yo solo me estaba defendiendo de su ataque. Hasta ahora la situación había tenido gracia, hasta ahora que Datsue había cruzado una linea roja y las lineas rojas no están para ser cruzadas. — Habías dejado claro que eras un pedazo de mierda, pero no sabía que te llevases mal con los de tu propia especie. Que sepas que si Akame me hubiese tirado mierda a mi, yo no me habría lanzado a por tu cuello, gilipollas. Iba a seguir insultándole un rato más con tal de contenerme de saltar y liarla aún más, pero alguien ya había metido armas de por medio y no quería que nadie aparte del Uchiha saliese herido de allí. Y yo que pensaba que había madurado durante aquel viaje... No te lo perdonaré jamás, Uchiha Datsue. Jamás. No sé ni cuando entró ni lo que dijo, pero la señora Sakamoto estaba en el lugar pidiendo explicaciones. Eso era irrelevante, si ese traidor hijo de un chacal pensaba que le iba a quitar la vista de encima por un milisegundo estaba muy equivocado. Ya había dejado claro que usaría cada movimiento a su alcance, por bajo y repugnante que fuera para tomar ventaja. En diplomacia estaba en clara desventaja, así que casi mejor dejar que sacasen la conclusión que quisieran. A pesar de que yo era la victima de todo eso y Datsue el que me había involucrado dejando libre al verdadero culpable. Era como si te ponen de mierda hasta el cuello sin tener nada que ver en el ataque inicial, pero sin el como. Dios, era tan frustrante que me plantee apuntarme a clases de interpretación a ver si así la gente me hacía caso de una puta vez en vez de ignorarme y tomarme por lelo. Si hubiéramos estado él y yo solos, del Sunshin que me hubiera pegado ya estaría en Amegakure y ahí podía podrirse con su querida mierda. Siendo un grupo de conocidos, salir por patas podía malinterpretarse como que asumía las culpas del desgraciado egoísta hijo de hiena que solo busca vejarme y mermar mi inexistente reputación delante de todos para afianzar su ego. El muy puto. ¡Y ESO NUNCA! Pero de momento esperaría a ver cual era la versión oficial antes de quejarme. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Uchiha Datsue - 12/01/2018 En un período muy corto de tiempo, el Uchiha tuvo que soportar todo tipo de afrentas hacia su persona. Primero, los gritos amenazadores de Plum. También los chillidos histéricos de Koko. Y las acusaciones —viles y traicioneras—, de Nabi. Pero, lo peor de todo, sin duda, fue la mirada decepcionada de Eri. Hubiese preferido que le hubiese gritado, o incluso dado una bofetada, a esa expresión muda y llena de rencor. Sintió un pinchazo en el pecho… …o quizá era en el estómago. Probablemente, porque se estaba muriendo de hambre. Pero no pudo rebatir ni replicar a ninguno de ellos. A Plum ni siquiera le dio tiempo a acercarse lo suficiente a él como para lanzarle ese puño que mantenía en alto, tensamente apretado. Como si hubiesen despertado al mismísimo demonio, los criados y guardias de los Sakamoto empezaron a temblar, mientras se escuchaba un sonido metálico y pesado retumbar por toda la casa, como si alguien estuviese arrastrando algo muy pesado. Track, track, track… Y la puerta se abrió, dando paso a una giganta de dos metros de altura y… claramente embarazada. Pese a que su voz sonó amable, tenía esa aura en ella que te hacía saber que mejor sería responderle, y responderle bien. Datsue se acercó un poco más al Akimichi, concretamente, a su espalda. En aquellos momentos era el escudo que mejor le convenía, mientras dejaba que Eri diese las respectivas explicaciones. «¿Rencillas entre Nabi y Datsue? No, no, no. ¡Fue él quien empezó! ¡ÉL!». Pero mejor no tentar a la suerte. En su experiencia, siempre que abría la boca la cagaba con una Sakamoto. En aquella ocasión, probaría por permanecer en un discreto segundo plano. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Koko - 13/01/2018 Koko no hablaba, mantenía la vista fija en un punto aleatorio de la mesa y si se la miraba con suma atención se podría notar que estaba temblando al igual que todos los demás Sakamoto. Se notaba el miedo a leguas, y no iba a ser ella quien dese una explicación a la que era madre de prácticamente todos los que habitaban la residencia. Los guardias eran más de lo mismo, se mantenían fijos en sus posiciones pero lejos de mostrar firmeza, estaban temblando igual o peor que la pecosa. Sabían lo que ocurriría en el peor de los casos y no les agradaba pero para nada. Con algo de suerte aquellos ajenos al clan entenderían lo que significaba aquella presencia en esos momentos. Pero la Uzumaki dio un paso al frente y se decidió a hablar, dejando a todos los del clan atónitos, con los ojos abiertos de par en par, las bocas entre abiertas —incluyendo a aquella rubia que se había sacrificado para salvar a la pelirroja de la peor de las humillaciones—, temiéndose lo peor. La mujer, la enorme fémina que se había presentado usando un gran martillo de guerra a modo de bastón fijó su afable mirada sobre la menor. Escuchó con suma atención cada palabra de la misma y la analizó de pies a cabeza sin dejarse ningún detalle. —Entiendo —afirmó con una expresión neutra que todos en el clan interpretaron como algo malo. Pero nada ocurrió. En su lugar la matriarca volvió a hablar. —Saori, mi niña, ve a asearte por favor —dijo esta vez mirando a la criada que se había sacrificado. Esta última se volteó mirando a la mayor, le dedicó una reverencia puede que algo exagerada y se retiró por una de las tantas puertas que daban con el comedor y que estaban despejadas. Con ese asunto ya resuelto, la enorme mujer con un gesto de su mano hizo que todos los guardias y criados guardasen sus armas y se apartasen de aquellos de rostros desconocidos para ella. Los miró uno a uno con suma lentitud y paciencia hasta que luego de varios minutos —que para los Sakamoto fueron eternos— volvió a dar una pequeñísima orden, con la misma autoridad con la que había acallado todo conflicto anteriormente. —Agradecería que Inuzuka Nabi y Uchiha Datsue diesen un paso al frente. Quisiera escuchar sus versiones de los hechos. Su rostro y tono tan neutros probablemente eran excesivamente perturbadores para todos los pertenecientes al clan, quienes parecían estar luchando por no tener un infarto allí mismo ante la tensión de tener a la matriarca delante de ellos y, por lo que ellos sabían, de mal humor. —Y procuren no interrumpir al otro mientras den explicaciones —afirmó al fin, dedicando una sonrisa reconfortante especialmente dedicada al que veía con el sharingan. Le hubiese dedicado una al Inuzuka de no ser porque no sabía cuál de todos era. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Uzumaki Eri - 13/01/2018 La mujer y madre de todos los Sakamoto pareció... Bueno, no pareció nada, ya que su rostro, neutro, no denotaba ningún tipo de sentimiento, ni bueno ni malo; al discurso que había soltado Eri. La pelirroja permaneció un poco más, inclinada, hasta que por fin la gran mujer habló, alejándose un poco hacia atrás pues había perdido todo el protagonismo. —Agradecería que Inuzuka Nabi y Uchiha Datsue diesen un paso al frente. Quisiera escuchar sus versiones de los hechos. Ahí se confirmaban todas sus sospechas, y es que, a parte de no haber recibido contestación alguna más allá de un entiendo, acababa de hacer que aquellos dos fuesen los que dieran las explicaciones, pasando totalmente a un segundo plano. Ahogó un suspiro y bajó la mirada. Tampoco es que quisiese meter en problemas a sus amigos, pero ambos se lo tenían más o menos merecido. Pero lo más seguro es que luego le echasen las culpas a ella, así que, rendida ante aquella noche, simplemente esperó a que el Uchiha y el Inuzuka hablasen, con la cabeza gacha y sin ánimos de matar a nadie, ni si quiera con la mirada. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Inuzuka Nabi - 13/01/2018 —Agradecería que Inuzuka Nabi y Uchiha Datsue diesen un paso al frente. Quisiera escuchar sus versiones de los hechos. Llegados a ese punto, pues habrá que dar el paso. Di ese paso en frente, mirando a la mujer a los ojos, más resignado que otra cosa. Si hablaba antes, Datsue podría rebatirmelo todo cuando acabase, pero si hablaba despues, parecería que solo me estaba excusando. Así que a la puta todo, hablé primero. — Soy Inuzuka Nabi. Primero de todo, yo no tenía nada que ver con todo esto hasta que Uchiha Datsue me involucro sin más motivo que un odio mal dirigido. Ya que fue mi compañero, Stuffy, y no yo, quien tenía un problema con él. Es Uchiha Datsue quien ha llenado esto de esta cosa pegajosa y quien ha empezado a lanzar mierda, me temo que yo me dejé llevar por la rabia e intenté devolvérsela, pero eso es todo en lo que me he involucrado. ¡PODERES DIPLOMÁTICOS ACTIVAOS! Baje la cabeza como haciendo una pequeña reverencia a la mujer aunque en realidad era para dar pena por los trozos de mierda que se me habían quedado pegados en mi hermosa cabellera. RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Uchiha Datsue - 14/01/2018 Tuvo que contenerse —y mucho— para no replicar a Nabi tres o cuatro veces, o, directamente, lanzarle más mierda —tanto literal como metafóricamente—. Sin embargo, hasta él sabía reconocer que aquello no sería una buena idea. No con la que parecía ser la madre de familia presente. Cuando el Inuzuka terminó, Datsue salió del escondrijo que había hallado en la espalda del Akimichi y dio un paso al frente. El tiempo que le había brindado Nabi mientras hablaba le había servido para ordenar sus ideas y la manera de afrontar aquel discurso. —Yo… Lo siento mucho, Sakamoto-sama —inclinó medio cuerpo, en señal de disculpa absoluta, y se mantuvo así durante unos eternos segundos—. Este chico… Nabi, nada más llegar a la mansión empezó a meterse conmigo. Se carcajeó en mi cara de que él y su perro se habían me… Quiero decir —se corrigió a tiempo—, orinado en mi felpudo. Todo el mundo es testigo —dijo, haciendo un gesto con la mano para señalar a Eri, Koko y el resto—. Luego, en la mesa, estaba diciéndole a Koko-chan mis preferencias sobre la comida cuando su perro, efectivamente, me lanza un excremento a un hombro. Fue demasiado bullying para mí. Simplemente, dije basta. Lo cual no es excusa, por supuesto. Como Eri, reitero mis disculpas y me ofrezco a limpiar hasta la última mota de polvo, o cualquier otro castigo que usted crea conveniente —dijo, inclinando la cabeza en señal de respeto. Había pensado en soltar alguna lagrimilla, en acusar a Nabi de matón y de recibir siempre burlas y bromas pesadas de él en la Academia, pero, a medida que hablaba, cambió de idea. Intuía que aquella mujer era una superior, por no hablar de que las Sakamoto tenían un sexto sentido para saber siempre cuando mentía o exageraba las cosas. «No, más bien creo que piensan que siempre miento, y como la mayoría de las veces es cierto, tienen un porcentaje de éxito tan alto». RE: ¡¡Los Uzureños se van de parranda!! - Koko - 14/01/2018 Claramente cada versión tenía sus detalles y diferencias pero la matriarca rápidamente encontró un punto en común entre ambos relatos que la hizo arquear una ceja y centrar su mirada en el Inuzuka. —¿Stuffy es tu perro ninja? ¿El que se supone que los Inuzuka adiestran para que los ayude en combate? —preguntó, ahora girándose de cuerpo completo para mirar fijamente al chico—. En otras palabras, lo que desencadenó todo fue tu perro. Ningún Sakamoto se atrevió a mover un solo músculo, seguían firmes en sus posiciones como estatuas y Koko incluida, estaba sentada en la mesa mirando en dirección a la puerta por la que habían ingresado inicialmente, es decir, la del lado contrario a la que abrió la mayor de las Sakamoto. —En ese caso, Inuzuka Nabi será quien limpie la materia fecal de su mascota, los demás pueden ir a asearse mientras su compañero termina —afirmó con absoluta seriedad y dando un suave, pero sonoro toque en el piso con el martillo que usaba a modo de bastón. Al escucharse ese ruido todos los Sakamoto guardaron sus armas y se pararon firmes, los guardias simplemente desaparecieron cruzando la puerta de detrás de la enorme mujer y los criados cada uno se dirigieron a los invitados para básicamente solicitarles que les siguiesen para guiarlos a distintos baños. Lo que menos se esperaba la mujer era alguna queja o algo similar, por lo que dio por entendidas sus palabras y se dirigió caminando lentamente hasta una silla libre al lado de Koko, una de tantas hijas suyas. —Mi niña, estás teniendo en cuenta tu situación, ¿verdad? —preguntó algo dolida antes de tomar asiento a su lado—. No me gustaría verte ir de nuevo. —Solo le ofrecí un lugar para la fiesta a Datsue, a los demás no los conocía hasta hoy —afirmó, claramente nerviosa y evitando el contacto visual. Mientras las féminas hablaban lo suyo, uno de los criados se había encargado de llevarle materiales de limpieza a Nabi, sin importarles que estuviese cubierto también de materia fecal. |