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El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Uzushiogakure (https://ninjaworld.es/foro-uzushiogakure) +--- Foro: Edificio del Uzukage (https://ninjaworld.es/foro-edificio-del-uzukage) +--- Tema: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres (/tema-el-escudo-las-espadas-y-los-cerezos-silvestres) |
RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Datsue - 25/03/2022 Dioses, se sentía fatal por Hana. Lo que le contaba era… crudo, real. La kunoichi había descubierto que las batallas a muerte no eran como se las imaginan los estudiantes en la Academia de las Olas. Quizá ella ya se lo hubiese olido de antes, pero el mazazo de la realidad es doloroso incluso cuando te lo esperas. El miedo que te atenaza, el instinto de supervivencia que te chilla al oído que huyas. Quizá otros Kages hubiesen abroncado a Hana. Quizá en otras Villas, la huida era penada. Pero Datsue no podía hacerlo. No podía culparla. Él había pasado por lo mismo tiempo atrás. ¿Cómo iba ahora a abroncarla? No, no iba a… —¿Ranko? ¿La de la final de los débiles? —intervino Shukaku, para sorpresa de Datsue, saltando a la mesa del escritorio—. ¿Me estás diciendo que una puta kusareña tuvo más ovarios que tú? ¿Que plantó cara a aquel bicharraco mientras una uzujin se cagaba encima? ¡JAAAAÁ! Pero, ¡qué deshonra! ¡Deberíamos quitarle la bandana, Datsue! —¡Shukaku! —¡Y darle mil latigazos como escarmiento! ¡Hay que dar ejemplo! —¡Shukaku, basta! —¿Acaso vas a permitir la cobardía en tu villa? ¡Huía mientras tu Kage perdía un brazo! RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Himura Hana - 25/03/2022 —¿Ranko? ¿La de la final de los débiles? ¿Me estás diciendo que una puta kusareña tuvo más ovarios que tú? ¿Que plantó cara a aquel bicharraco mientras una uzujin se cagaba encima? ¡JAAAAÁ! Pero, ¡qué deshonra! ¡Deberíamos quitarle la bandana, Datsue! —¡Shukaku! —¡Y darle mil latigazos como escarmiento! ¡Hay que dar ejemplo! —¡Shukaku, basta! —¿Acaso vas a permitir la cobardía en tu villa? ¡Huía mientras tu Kage perdía un brazo! Finalmente, alguien le decía a Hana lo que ella misma pensó en su momento y aún le venía a la mente de vez en cuando. Que no era digna de la bandana. No respondió al momento, con delicadeza se llevó la mano a la parte de atrás de la cabeza y deshizo el nudo de la bandana. La cogió con ambas manos y la miró un segundo, aún con los ojos vidriosos pero sin derramar una sola gota. — No, Datsue. Ichibi-san tiene razón. — por algún motivo, a ella le parecía más respetuoso llamarle Ichibi que Shukaku, ya que era como un titulo. — Yo... no soy fuerte como tú, no soy valiente como Ranko, no soy inteligente como Eri... Realmente estos meses, pensaba que no tenía sentido alguno intentarlo, ¿sabes? Hizo una breve pausa, dejando la bandana finalmente encima del escritorio. — Si quieres quitarme la bandana, estás en tu derecho y me parece apropiado. Pero volveré a la academia y volveré a conseguirla. Porque sí, Ryu me da miedo, Kurama me da miedo y no sé cómo reaccionaría si volviese a tener que enfrentarme a ellos. Sin embargo, cuando fui a tu discurso y dijiste que Yui había muerto, me di cuenta de lo que de verdad da miedo. Tragó saliva, no queriendo dejarse llevar demasiado por el momento. — Me da miedo que algún día seais solo nombres que alguien anuncia. Que un dia me entere de que Ranko, Ren o tú habéis muerto en una guerra en la que yo decidí no involucrarme. Las pesadillas sobre enfrentarme a Ryu eran manejables, éstas me hicieron vomitar y llorar toda una noche. Aunque no tenga una bandana, iré a luchar contra quien tenga que luchar porque no seais solo nombres. Para que seais kages, padres y abuelos. Porque lo único que quiero es que todos vuelvan vivos a casa. En algún momento, que no sabría precisar, había levantado la mirada a la de Datsue, frunciendo el ceño con determinación y alzando levemente la voz. Todo eso se vino abajo en cuando se percató de que lo estaba haciendo. — Lo-lo siento, me he dejado llevar. — ahora podía ser buenamente una simple civil, todo ese rollo estaba fuera de lugar. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Datsue - 26/03/2022 «Vaya, Hana, no sabía que se te daba tan bien hablar». Datsue se emocionó especialmente cuando Hana mencionó que su mayor miedo era que algún día se convirtiesen en solo nombres que alguien anuncia. Era una frase bonita, y aterraba todavía más. —Parece que te ha salido competencia, Datsue. Ya no eres el único de esta villa con discursitos pomposos. Shukaku rio, y Datsue se puso algo nervioso. Hana había cometido un error, tan solo uno: llamar Ichibi al Gran Shukaku. El Uchiha se había esperado que Shukaku la interrumpiese, llevado por la ira más primitiva. O que, al menos, una vez terminado de hablar, le dejase las cosas claras. En su lugar, tan solo había reído. Y ahora reía un poco más. Sin hacer nada. Sin decir nada más. Y eso le asustó más que cualquier otra cosa. «Qué cojones, Shukaku. Espero que no estés pensando en nada raro». —La bandana está bien dónde está —terminó por decir finalmente, cuando logró centrarse. Después de haberla escuchado, lo pensaba todavía más—. Y, si te sirve de consuelo, mi yo del pasado hubiese sido el primero en huir al ver a Ryū —tuvo que confesar. Algo que, desde luego, no hubiese hecho meses atrás—. Escucha… Probablemente pienses que lo digo por consolarte. Quizá hayas oído historias de mis inicios. Datsue el Intrépido, me llamaban. Rio. Qué tiempos aquellos. —Lo cierto es que solo era intrépido cuando mis amigos estaban cerca. En el fondo, los usaba de escudo. El gallito al hablar, pero luego siempre me ponía detrás de ellos cuando las cosas se ponían realmente feas. —Y, aunque sonase contradictorio, echaba de menos aquellos tiempos. No su forma de ser, había sido demasiado cretino y jeta como para hacerlo. Pero sí aquellos años en los que su mayor preocupación era devolverle la jugarreta a la chica que le había medio jodido su primer polvo. En los que veía a sus amigos a diario. Ahora, Nabi estaba criando perros como si todo aquello de la guerra no fuese con él. A Eri hacía meses que ni la veía, ¡ni siquiera en su proclamación como Uzukage! Y Akame… Bueno, mejor ni abrir ese melón—. Pero en algún punto, me encontré con Shukaku y… Supongo que encontré una razón para ser valiente. Para convertirme en lo que soy ahora. Veo que tú también la has encontrado. »Y por eso, quiero que lo sepas. Si algún día nos vemos obligados a luchar codo con codo en la guerra que se avecina…. »Te confiaría mi vida. Te confiaría mi vida con los ojos cerrados. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Himura Hana - 26/03/2022 Ichibi habló de nuevo, señalando lo pomposo de su discurso. Hubiese saltado a decirle algo, como que lo sentía o que no era su intención soltar un discurso, que había sido sin querer, pero estaba completamente centrada en Datsue, en cual sería su respuesta. ¿Tendría que volver a la academia de verdad? ¿Le diría ahora lo decepcionado que estaba? Era un sinvivir. —La bandana está bien dónde está. Y, si te sirve de consuelo, mi yo del pasado hubiese sido el primero en huir al ver a Ryū. Escucha… Probablemente pienses que lo digo por consolarte. Quizá hayas oído historias de mis inicios. Datsue el Intrépido, me llamaban. Asintió levemente y volvió a coger la bandana en silencio, prestando toda la atención del mundo a las palabras de su kage. A pesar de que eran palabras de Datsue, eran en contra del mismo Datsue, lo cual hacía que Hana estuviese conflictiva. No acababa de creerse lo que le estaba diciendo. ¿Datsue huyendo de una pelea? Era dificil de creer. —Lo cierto es que solo era intrépido cuando mis amigos estaban cerca. En el fondo, los usaba de escudo. El gallito al hablar, pero luego siempre me ponía detrás de ellos cuando las cosas se ponían realmente feas. La mirada de Hana ya estaba completamente fuera del rango de ojos llorosos, en su mirada solo quedaba una clara confusión. Incredulidad, sobre todo. — Pero en algún punto, me encontré con Shukaku y… Supongo que encontré una razón para ser valiente. Para convertirme en lo que soy ahora. Veo que tú también la has encontrado. Empezó a ruborizarse con la última frase de Datsue, y entonces su kage fue a rematar. »Y por eso, quiero que lo sepas. Si algún día nos vemos obligados a luchar codo con codo en la guerra que se avecina…. »Te confiaría mi vida. Te confiaría mi vida con los ojos cerrados. Se sonrojó violentamente. El nerviosismo de duda pasó de cabeza a nerviosismo de pura vergüenza. Datsue estaba diciendole que le confiaría su vida. Con total confianza, con total seguridad. Se sintió increiblemente importante, sintió energias renovadas, se había inflado de una confianza que parecía no tener fin. Sin embargo, estaba demasiado nerviosa para articular palabra alguna, confianza sin fin y ninguna forma de canalizarla. — Yo... eh... um... sí... pu-puedes confiar en mí, Datsue... Y-yo... me esforzaré... p-para que no te arrepientas... El calor en sus mejillas solo parecía ir a más. Como le había pasado en las noches anteriores, las palabras de Datsue resonaban con fuerza en su interior. No podía parar de escuchar cómo le confiaría su vida, a ella. No podía traicionar esa confianza. Y no podía parar de bajar la mirada al escritorio y subirla a Datsue, una y otra vez, mientras jugueteaba con sus mechones delanteros. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Datsue - 26/03/2022 Datsue asintió, más que conforme con la respuesta. No necesitaba más que eso: su esfuerzo. Eso, y que no muriese en el proceso, a poder ser. —Entonces está decidido —dijo, esbozando una sonrisa—. Pues… ¡eso era todo! Solo te llamaba para ver qué tal te iba. Si alguna vez necesitas algo de tu Kage, lo que sea, ¡no dudes en venir a pedírmelo! Salvo si era para pedir un aumento de sueldo. Esperaba que nadie tuviese nunca tal desfachatez. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Himura Hana - 26/03/2022 —Entonces está decidido . Pues… ¡eso era todo! Solo te llamaba para ver qué tal te iba. Si alguna vez necesitas algo de tu Kage, lo que sea, ¡no dudes en venir a pedírmelo! Hana asintió y se quedó unos segundos esperando a que Datsue le dijese algo más, pero pronto se dio cuenta que lo que esperaba era que se fuese. Se levantó de golpe en cuanto se dio cuenta. — Oh, sí, claro. Em, sí, pues si solo era eso, sí, me marcho. Sí. — hizo una breve reverencia, volviendo a colocarse su bandana y girandose para irse por donde había venido, haciendo otra leve reverencia al Ichibi, incluso si éste no estaba mirando. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Datsue - 26/03/2022 Unos momentos más tarde…
Hana salió tan tranquilamente del edificio del Uzukage. Era una mañana como otra cualquiera, un día soleado y tranquilo, y caminó con el rubor todavía en sus mejillas por el puente que salvaba el río. Quizá pensase que la conversación con Datsue no había salido tan mal, después de todo. Quizá pensase que su encuentro con un bijū había sido más idílico de lo que en un primer momento se hubiese imaginado. Quizá, quizá, quizá. Lo único real, lo único concreto, en realidad… ¡¡¡¡¡BAAAAAAAMMMMMMM!!!!! … fue que recibió una bijudama en la espalda. En forma de esfera. Que estalló en un radio de seis metros y medio. Por suerte, no había nadie en el puente para recibir el daño. Para gran suerte, la bijūdama no era especialmente destructiva (40PV). El Gran Shukaku apareció tras Hana, con una sonrisa traviesa dibujada en la boca. —Como vuelvas a llamarme Ichibi… Oh, Hana. Entonces, conocerás el verdadero terror. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Himura Hana - 26/03/2022 La charla había ido bien. Mucho mejor de lo que pensaba, en verdad. Datsue le había dado toda su confianza y le había dicho que estaban bien, que era todo lo que necesitaba. Aún se sonrojaba un poco al recordar sus últimas palabras, diciendo que le confiaría su vida. Pero todo eso fue rápidamente apartado cuando algo reventó a su espalda, tirandola de cara al suelo y destruyendo la parte trasera de su camiseta. Se giró de inmediato en el mismo suelo para ver qué había sucedido, y allí encontró al causante. Soltó la kodachi, aún envainada, a la que había llevado la mano por puro reflejo y tragó saliva, con algo de sangre. Además de la herida en la espalda, le sangraba la nariz del golpetazo que se había dado al caer de cara. —Como vuelvas a llamarme Ichibi… Oh, Hana. Entonces, conocerás el verdadero terror. — L-Lo siento, ¿Shukaku-san? — el daño que había recibido no había sido para tanto, le dolía, claro, pero sabía que el bijuu podía haber elegido dejarla hecha sopa si hubiese querido. Lo miraba más preocupada de su siguiente reacción y de que hiciese daño a terceros que con verdadero temor, ya casi tira el puente abajo por llamarlo por el nombre equivocado. Esperó haber acertado esta vez. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Datsue - 26/03/2022 Shukaku cruzó las garras sobre su pecho y asintió, algo más complacido con eso. —Shukaku-sama suena mejor —dijo, escogiendo un apelativo que le encajaba más con su ser—. O el Gran Shukaku, Dios del Fūinjutsu y Padre del Desierto. ¡Que no se repita! Casi al instante, Datsue se asomó por la ventana al escuchar la explosión, asustado. —¿¡Qué cojones ha pasado!? «¡¿Nos están atacando?!» El Sharingan brilló en sus ojos y casi se le sale el corazón por la boca. «No, por favor… No otra vez… No… ¿Qué cojones…? ¡¿Shukaku?!» No se lo podía creer. ¡No se lo podía creer! —¡SHUKAKU! ¡PERO QUÉ COJONES HACES CON MI VILLA! —¡Ha sido un accidente! ¡A Hana se le activaron un par de sellos explosivos! ¡Parece que venían defectuosos de fábrica! ¡JIA JIA JIA! ¿Qué? ¿Cómo? Era algo tan rocambolesco que hasta podía ser cierto. O una mentira tan estúpida que solo a Datsue se le ocurriría soltarla. —¡No te preocupes! ¡Hana se encargará de arreglar los… pequeños desperfectos! —dijo, echando un vistazo al puente. Habían saltado algunos que otros tablones de madera y la barandilla de la izquierda estaba destrozada—. ¿Verdad que sí, Hana? Ahora mismo le digo a la encargada que te encomiende la misión. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Himura Hana - 26/03/2022 —Shukaku-sama suena mejor. O el Gran Shukaku, Dios del Fūinjutsu y Padre del Desierto. ¡Que no se repita! — C-Claro, Shukaku-sama. Al parecer, estaba funcionando para que se calmase, así que Hana le seguiría el rollo. Cualquier cosa porque el Shukaku no decidiese explotarlo todo. Entonces apareció Datsue y ella decidió simplemente dejar que hablasen los mayores, limpiandose la sangre con la manga. —¡No te preocupes! ¡Hana se encargará de arreglar los… pequeños desperfectos! ¿Verdad que sí, Hana? Ahora mismo le digo a la encargada que te encomiende la misión. — Sí, claro. No hay problema, Shukaku-sama. — contestó de inmediato en cuanto le preguntó. Esperó a que le diesen el pergamino y los materiales para empezar a arreglar el puente de inmediato. Poco a poco, mientras arreglaba el lugar, le calaba lo que acababa de pasar. Realmente los bijuus daban miedo, esa imprevisibilidad no le gustaba nada. De vez en cuando se le escapaba una mirada al interior del edificio con la sensación de que aún estaría el Shukaku vigilandola o a punto de explotarla. Cuando el puente estuviese como nuevo, se marcharía del lugar, con un recordatorio en la espalda del temperamento de los bijuus. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Suzaku - 27/03/2022 El inesperado anuncio había llegado de sopetón, en forma de una carta que Suzaku no había dejado de mirar una y otra vez desde que la había recibido, como si no terminara de creer lo que estaba leyendo. Era una orden, una solicitud de audiencia para aquella mañana. Y estaba firmada por el mismísimo Uzukage. Suzaku temblaba de los pies a la cabeza, con todo tipo de escenarios dibujándose en su mente. ¿Acaso había hecho algo mal? ¿O estaría relacionado con el incidente ocurrido durante la proclamación de Uchiha Datsue como nuevo Uzukage? «Ay, no... Ay, no... Ay, no...» Se repetía, una y otra vez. Tendría que disculparse de nuevo por lo ocurrido... y por el comportamiento de su hermana. Y, pese al miedo que sentía, se presentó más puntual que nunca en el Edificio del Kage. Concretamente, una hora antes. Tuvo que esperar en la recepción durante todo aquel tiempo, entreteniéndose como podía mirando a través de las ventanas. En cierta manera le alivió comprobar que no parecía ser la única que había recibido aquella solicitud de audiencia. Justo antes de su turno, se cruzó con una chica de cabellos rubios, más mayor que ella, a la que no recordaba haber visto antes. Pero estaba tan nerviosa y asustada ante su reunión, que no le prestó demasiada atención. Comenzó a subir la escalinata de piedra, escalón a escalón, de camino hacia el segundo piso. Intentando calmarse, sus ojos viajaban entre los cuadros de los cerezos, pero ni siquiera eso logró alejar sus pensamientos. Y apenas había llegado al primer piso cuando el sonido de una violenta explosión la sobresaltó. Apartando todos sus problemas a un lado, y con el corazón martilleándole con fuerza en el pecho, Suzaku subió los escalones que le quedaban de dos en dos. ¿Qué había sido eso? ¿Una explosión en el Edificio del Uzukage? No estaba segura de dónde había venido el sonido, pero no le importó. En aquellos instantes, todas sus preocupaciones se volcaron en la preocupación de un posible atentado. Por eso, y olvidando cualquier tipo de decoro, abrió las puertas del despacho del Uzukage de par en par, resollando ligeramente. —U... ¡Uzukage-sama! ¡¿Se encuentra bien?! RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Datsue - 27/03/2022 Datsue soltó un chillido por la sorpresa cuando alguien gritó a su espalda. —¡Por Susano’o, qué susto me has dado! —exclamó, llevándose una mano al pecho. Parecía que aquel día no ganaba para disgustos—. Sí, sí, no te preocupes. Parece que alguien… gastó una pequeña broma en el puente. No estaba mintiendo, pero desde luego no estaba contando tampoco la estricta verdad. Cerró la ventana y fue a acomodarse en el sillón, e hizo un gesto con la mano a la kunoichi para que tomase asiento en frente. Por suerte para él, justo había entrado una persona a la que ya conocía. De lo contrario, hubiese tenido que pasar por la vergüenza de preguntar su nombre. Eso sí, hubiese estado bien haber podido consultar su expediente en los minutos previos, como había hecho con el resto. ¡No sabía nada de su historia! Más allá, claro, de que tenía una hermana que le detestaba. —Bueno, antes de nada… ¿Qué tal todo, Suzaku? —preguntó, mientras ponía el expediente de Hana en un cajón y abría el de la Uchiha. No iba a poner a leerse todo ahora, pero al menos quería ver sus notas de la Academia. Algo que podía comprobar con un rápido vistazo—. Te hiciste kunoichi hace poco, ¿verdad? ¿Qué tal es tu nueva vida? ¿Es cómo la esperabas? RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Suzaku - 29/03/2022 El Uzukage, asomado a los ventanales en aquel momento, pegó un agudo chillido ante la entrada de Suzaku. —¡Por Susano’o, qué susto me has dado! —exclamó, llevándose una mano al pecho. Y Suzaku, con las mejillas tan encendidas como su cabello, inclinó el torso en una profunda reverencia que casi le hizo rozar la nariz con las baldosas del suelo. —L... ¡Lo siento, Uzukage-sama! ¡No era mi intención, Uzukage-sama! —Sí, sí, no te preocupes. Parece que alguien… gastó una pequeña broma en el puente. «¿Una broma? ¡Si ha sonado como si alguien hubiese puesto una BOMBA!» Pensó la Uchiha, parpadeando perpleja. —¡Pues sea quien sea el graciosillo, espero que reciba un buen escarmiento! ¡Menudas bromas! —exclamó indignada, cruzándose de brazos, mientras recorría el interior del despacho para acudir al encuentro del Uzukage y sentarse en el asiento que le había reservado. —Bueno, antes de nada… ¿Qué tal todo, Suzaku? —le preguntó, mientras metía en uno de sus cajones una serie de papeles y sacaba otros. Suzaku reconoció enseguida su foto en la portada y la angustia creció en su pecho. —P... p... pues bien... No me puedo quejar... —respondió, mientras sus iris iban y venían sin poder evitarlo entre los papeles y el rostro del Uzukage. ¿Para qué eran esos papeles? ¿Iba a hacerle un examen de algún tipo? ¡No había tenido tiempo de prepararse! ¿Y si lo hacía mal y le quitaba la bandana que tanto le había costado conseguir? —Te hiciste kunoichi hace poco, ¿verdad? ¿Qué tal es tu nueva vida? ¿Es cómo la esperabas? Suzaku inspiró por la nariz. —Sí, bueno... Lo cierto es que no me esperaba una explosión en el puente del Edificio del Uzukage... Como tampoco me esperaba que estallara una guerra contra un Bijū con aires de superioridad nada más conseguir la bandana. Así que... no puedo decir que esté siendo lo que esperaba... —¡Pero pienso dar lo mejor de mí para proteger a la aldea y a mi hermana! —añadió, con la determinación brillando como ascuas en sus ojos. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Datsue - 1/04/2022 Era complicado darle un escarmiento al graciosillo en cuestión, aunque Datsue meditaría sobre la propuesta de Suzaku. Con la más absoluta discreción, cuidado y temple, sí. Pero lo haría. Porque la pequeña Uchiha llevaba razón: ¡ya era hora de que Shukaku también se llevase un susto! Lo que le conducía a la siguiente pregunta: ¿qué le asustaba a Shukaku? O, mejor dicho: ¿existía algo que le asustase? Sin estar muy seguro de la respuesta, volvió a centrar su atención en la kunoichi. Por lo que podía comprobar de unas primeras impresiones, era una chica enérgica, con sentido del humor y una tía optimista. «¡Por fin, joder! ¡Algo de paz y tranquilidad!» No es que se quejase de los anteriores entrevistados, pero… Desde luego, algunos no se lo habían puesto fácil. ¡Uno de ellos hasta le había confesado que tenía un local en el que vendía drogas! ¡Drogas! ¡Así, sin más! Vale, Suzaku tenía una hermana que le había dicho de todo en su discurso inaugural, pero es que la perfección no existe. —Ah, ¡así me gusta! ¡Decidida a proteger a los tuyos! —exclamó, admirando la determinación con la que contaba a tan tierna edad. Datsue con sus años en lo único en lo que pensaba era en cómo forrarse. Eran otros tiempos. Tiempos más fáciles para ser ninja. Tiempos más fáciles para vivir—. Y no te preocupes por… esto —dijo, dejando ya su expediente a un lado. Había notado cómo lo miraba con ansiedad—. Como ya dije a algunos de tus compañeros, esto no es ningún tipo de prueba. Verás, me estoy entrevistando con todos y cada uno de los ninjas de Uzu. Quiero conoceros… a todos. Quizá me lleve meses, ¡quizá años, incluso! Pero es algo que quiero hacer. »Creo que es importante. A mí me ayudó mucho conocer a Hanabi en su momento. Y, qué leches, también me ayudaría a seleccionaros mejor para las misiones. Esto se deja demasiados detalles fuera —dijo, señalando por última vez el expediente—. Y, hablando de misiones, ¿tienes preferencias de algún tipo? Entendería que prefirieses evitar las relacionadas con la guerra. Eres muy joven, y hace poco que te graduaste. Sí —añadió, ya más para sí mismo que para ella—. Lo mejor será escoger encargos menos… peligrosos. RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - Uchiha Suzaku - 3/04/2022 —Ah, ¡así me gusta! ¡Decidida a proteger a los tuyos! —exclamó el Uzukage, y Suzaku ensanchó una sonrisa llena de orgullo—. Y no te preocupes por… esto. Como ya dije a algunos de tus compañeros, esto no es ningún tipo de prueba —agregó, señalando a su historial. —Ah... N... ¡No estaba preocupada! ¡En absoluto! —respondió, intentando disimular lo evidente mientras se maldecía a sí misma en sus interiores por haber sido tan obvia. «¡Pues claro que se te ha notado, tonta!» —Verás, me estoy entrevistando con todos y cada uno de los ninjas de Uzu. Quiero conoceros… a todos. Quizá me lleve meses, ¡quizá años, incluso! Pero es algo que quiero hacer. —¿¡A todos?! Pero si debe haber... —Suzaku comenzó a hacer cuentas mentalmente. Ya sólo con los genin graduados en el último año debía de haber decenas de ninjas, ¿qué había de los años anteriores? ¿Y si sumaban los chūnin? ¿Y los jōnin?—. ¡Debe de haber millones de shinobi! en Uzushiogakure Pero el Uzukage estaba dispuesto a hacerlo, y ella no era quien para recriminarle o intentar hacerle cambiar de opinión. De hecho, era una actitud muy positiva aquella: que quisiera conocerlos a todos quería decir que los tenía en cuenta. No eran simples números para él. Y ella debía asegurarse de dar la mejor imagen posible para no perderse en un remolino de caras y nombres. Pero era una genin recién graduada sin demasiado poder. Maldita sea, ¡ni como Uchiha conocía la técnica insignie del clan!, ¿qué podía hacer para destacar? —Y, hablando de misiones, ¿tienes preferencias de algún tipo? —le preguntó el Uzukage, devolviéndola a la realidad—. Entendería que prefirieses evitar las relacionadas con la guerra. Eres muy joven, y hace poco que te graduaste. Sí. Lo mejor será escoger encargos menos… peligrosos. —¡N... No se preocupe por eso, Uzukage-sama! —clamó, quizás más alto de lo que había pretendido en un principio—. ¡Si quiero proteger a mi hermana y a la aldea debo correr riesgos! Hace tiempo que lo asumí. Por eso... Por eso, si es necesario que me plante frente al feo hocico de ese sucio zorro de nueve colas, ¡lo haré sin dudar y le patearé el trasero! Vale. Quizás se había pasado de entusiasmo. Pero luchó con todas sus fuerzas para que el arrepentimiento no asomara a su gesto. |