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RE: Operación Tambor de Raijin - Akamatsu Nao - 29/04/2022 No era su intención tomar la posición del líder que le inspiraba valentía a todos, pero al final fue un efecto colateral que resultó bastante bien. Para Nao, la situación era irónica. Miles de personas gritaban en nombre de aquellos que les inspiraban a batallar, pero en él regresó la duda que tenía tiempo atrás cuando se encontró con Lyndis. ¿Por qué peleaba él si no tenía apego a nada? «Quizá no la necesito.» Se abalanzó volando sobre su ave contra el líder enemigo, pues viendo el agua en el suelo fruto de la anterior marejada gigante, no se fiaba para nada de las técnicas de hielo del sirviente del ejército de Kurama. «Pelear es la razón en sí misma.» Dibujó un león que saltó y corrió entonces hacia el Yuki, dispuesto a clavar sus fauces en él. El felino avanzaría por suelo corriendo a toda velocidad contra Hakai, mientras Nao se acercaba igual a toda velocidad por el aire, tratando de quedar volando por encima de la cabeza del tipo elegantoso. «Al final, pelear es como la vida. No se trata de tener un propósito para hacerlo, sino de darle uno.» Sería la conclusión a la que su alma había llegado. Tenía miedo de pelear, pero el miedo a perder a Lyndis o a Ranko era aún mayor. Y por ello, estaba decidido a ensuciarle el trajesito al tipejo del copo de nieve. Estado de Nao - PV: 190/190 - CK: 116/200 -36 –(regeneración dividida) - Daños: 60 PV por León - AO: - RE: Operación Tambor de Raijin - Sagiso Ranko - 30/04/2022 "¡No!" Hizo un sello, pero no pudo hacer nada más. Recibió la explosión de frente, apenas cubriéndose el rostro. Las vendas negras de sus brazos se chamuscaron, y su larga blusa/kimono púrpura quedó hecha jirones ardientes. Ranko rodó en el suelo, adolorida, apagando las llamas con el agua fría y sucia de los arrozales. "Perfecto. Sólo... Perfecto" Se levantó con dificultad, respirando pesadamente. Su trenza, normalmente esponjosa, colgaba empapada a su espalda. El grito de "por Kurama" le hizo apretar los dientes, enojada, pero cuando sus aliados empezaron a gritar sus propias razones, se calmó un poco. Es más, rió. Rió mientras arrancaba su blusa arruinada, ahora más una molestia, quedando en pantaloncillos negros y una blusa ajustada a juego. Se quitó las vendas de sus brazos también. Volteó hacia Hakai, calmada. —Qué... Precioso que tantos de nosotros... Coincidamos en su contra, Yuki Hakai. Aunque... es horrible que tantos tengan que sufrir. ¿Su Kurama se regocija de... Tantos ninjas del copo de nieve... Muriendo? ¿Te sientes seguro bajo la... Sombra de un tirano como él? Ranko caminaba trabajosamente hacia él, ralentizada por el dolor. Para nada esperaba hacer cambiar de opinión a su enemigo, simplemente quería tenerlo concentrado en ella. Que no volteara hacia Nao y sus bestias de tinta sino hasta que fuese muy tarde. Mientras andaba, Hakuto se prepararía, concentrando chakra en las piernas, lista para saltar hacia un lado de manera evasiva, o hacia adelante para entrar de nuevo a la ofensiva. Sin embargo, no haría ninguna de las dos sino hasta ver qué haría Hakai. Y si él se distraía... Bueno, esperaba ser lo suficientemente veloz. RE: Operación Tambor de Raijin - Zhaoren Lyndis - 2/05/2022 Animada por los gritos de fondo, y sin prestar atención a que bando apoyaba cada uno de esos alaridos, fue lo suficiente para mantener su sangre hirviendo y que la voluntad por combatir no desapareciera. El hielo se recubrió en los brazos de aquel hombre, y tras hacer el gesto de dar un puñetazo, aquellos bloques salieron disparados en su dirección. Lyndis encendió su chispa interior, recubriéndose ahora de varios relámpagos amarillentos que pasaban de un lado a otro por su cuerpo en ocasiones. Golpeó aquellos bloques de hielo con sus brazos recubiertos de electricidad, destruyéndolos sin mucho problema. — Perfecto, ya somos dos — respondió sonriente, y bastante decidida, a continuar por su parte ese combate individual. Acto seguido y tras una breve carrerilla, saltaría buscando golpearlo en el torso con una patada alta (40 PV) sin perder el gesto de sus labios. RE: Operación Tambor de Raijin - Narrador - 2/05/2022 Ranko intentó llamar la atención de Hakai, en un vano y perezoso intento de que el ataque de su compañero acertase. Y fue vano porque el mismo Nao había llamado más atención de la necesaria. La de sus hombres, la de los contrarios y la de Hakai. — No me des la cantinela mientras hay un ejercito a las espaldas de cada uno de nosotros, ¿quieres? Kages, bijuus, no hay tanta diferencia. Tampoco es que Nao hubiese intentado la sutileza y la discreción en ningún momento, un enorme leon de tinta venía corriendo por tierra mientras él se acercaba por aire. Lidiría con el peligro inminente primero. Cargó chakra en un brazo mientras con el otro sacaba algo de su portaobjetos. Cuando el animal se lanzó a morder, encontró un poderoso rayo helado que le atravesó de principio a fin, congelandolo en el sitio y rompiendose poco después. Después de eso, lanzó cuatro agujas con su otra mano a Ranko. Parecía que las había lanzado sin el menor pensamiento, pero su precisión era letal (8 PV por aguja). Empezó a retroceder para tener mejor visión tanto de Nao como de Ranko. _________________________________________ Ken sonrió cuando vio a Lyndis deshacer su técnica a puñetazos. Sí, joder, eso era precisamente lo que quería ver. Su mirada se tornó avizada y concentrada en Lyndis. Ni siquiera Ranko la había mirado nunca con esa intensidad. — ¡Sí, joder! — gritó cuando la vio concentrar el chakra para saltar. Él mismo concentró chakra también, pero en sus brazos para bloquearla. La capa de hielo de hace un momento volvió a cubrirle, con las mismas finas agujas sobresaliendo de la misma. Éstas se clavaron en la planta del pie de Lyndis, a través de su calzado incluso. Tras el golpe, el hielo se deshizo rápidamente. Ken no esperó más señal, fue a por Lyndis fintando un puñetazo con la diestra para entonces soltarle un puñetazo con la diestra. No es que hubiese fintado, sino que imprimía tanta fuerza en cada golpe que parecía que estaba actuando. RE: Operación Tambor de Raijin - Akamatsu Nao - 2/05/2022 Pese a que todo parecía salir mal, para Nao aquello era demasiado perfecto. Le había costado disimular la sonrisa cuando Hakai destruyó a su león y todavía se detuvo y tomó unos segundos para atacar a Ranko. «No sé porqué esperaba algo más...» Para cuando el pelinegro tratase de alzar la mirada para tener mejor visión de ellos, realmente tendría la sombra del ave y a su creador volando cerca de él. Era sorprendente que Hakai cayera en una distracción tan obvia, siendo que el ave volaba más rápido de lo que él podría siquiera correr. «Vamos a ensuciarle el traje» El ave se precipitaría en una picada a toda velocidad ante el shinobi del copo de nieve, siendo que Nao por su lado, saltó hacia la derecha, tomando una trayectoria diferente llevándose la mano diestra al mango de la espada y la zurda al portaobjetos. Si Hakai levantaba la mirada, se encontraría con el flash de una luz proveniente de la hoja del ninjatō dirigida directamente a su rostro que buscaba interrumpirlo por unos instantes en caso de que planeara defenderse o esquivar. Pero la cosa recién empezaba ahí. En cuanto Nao tocase tierra, nuevamente usaría la mano derecha para hacer un sello para moverse a toda velocidad hacia la posición de Hakai incluso si se había reposicionado. Una vez enfrente, no dudaría. Pero lo que seguiría a continuación no sería un puñetazo, no sería una puñalada, ni siquiera alguna triquiñuela de ninjutsu. Sería el frío veneno proveniente del frasco que Nao abanicaría con su mano izquierda, buscando rociar a quemarropa al tipo confianzudo. Estado de Nao - PV: 190/190 - CK: 97/200 -5 – -14 –Shunshin 0/5 - Daños: 60 PV por Ave - AO: - RE: Operación Tambor de Raijin - Sagiso Ranko - 3/05/2022 "¡Ahí!" En cuanto Hakai alzara la mano para atacar al león de Nao, Ranko liberaría el chakra de sus piernas, lanzándose de nuevo hacia adelante mientras destruía el suelo bajo sus pies y sacaba su sai y su kunai, uno en cada mano. El brillo de las agujas le alertó, aunque apenas y pudo bloquear una con cada arma, así que dos agujas se le clavaron, una en el hombro y otra en el muslo. Ranko buscaría darle una patada a las piernas de Hakai [-31PV], no para barrerlo y derribarlo, sino para evitar que se moviera. Nao se acercaba, y quería proporcionarle la oportunidad de golpear. Si acertaba con su patada, intentaría apuñalarlo con el kunai [-18PV] para luego retroceder un poco, fuera del alcance del ave que se cernía sobre el Yuki. La castaña se mantendría alerta, buscando no alejarse demasiado del enemigo. Estaba claro que Hakai se enfocaba más en ataques con técnicas, y estaba segura de que un par de patadas bien colocadas lo acabaría, pero no podía mantenerse tan cerca todo el tiempo, para evitar el fuego cruzado con Nao. RE: Operación Tambor de Raijin - Zhaoren Lyndis - 4/05/2022 El golpe conectó, pero sobre una superficie helada que atravesó su pierna para hacerla caer dolorida. Apenas habían intercambiado dos golpes, pero Lyndis estaba disfrutándolo. Joder que si estaba haciéndolo. Ken arqueó su puño hacia atrás, sobreactuando tal vez y haciendo que esté fuera lento. Aquello no era un simple golpe sin más. Era un paso más allá, era literalmente la declaración e invitación a su combate individual. Y vaya si pensaba aceptarlo. Cerró su puño derecho, y subió con un gancho ascendente mientras seguía arrodillada para golpear el puño de Ken con el suyo propio con toda su fuerza, haciendo que saltaran chispas y las gotas de agua que recubrían sus brazos por el agua de los arrozales (39 PV). Tras ello, repetiría el mismo movimiento que él, haciéndolo lento y exagerado para buscar darle un cabezazo (27 PV). RE: Operación Tambor de Raijin - Narrador - 4/05/2022 Hakai no tuvo tiempo ni de alejarse ni de coger visión perimetral ni nada de nada. Pues en cuanto lanzó el rayo de hielo, Ranko se le lanzó encima de nuevo, destruyendo el suelo bajo ella. Sin dudar ni una milesima de segundo, hizo un movimiento con la muñeca, sacando de su manga un kunai. Eso era precisamente el tipo de movimiento desesperado que estaba esperando. Lanzó una patada a sus piernas, lo cual solo le facilitó desviar el golpe con elegancia buscando clavarle el kunai en el muslo antes de que pudiese recomponerse (18 PV). Por suerte, ni siquiera tuvo que retroceder después, pues la Sagiso fue la que se alejó de inmediato. Ese pequeño intercambio le había parecido más que satisfactorio. Tan satisfactorio que se había olvidado que estaba en un dos contra uno. Nao no tuvo necesidad de hacer ningún destello para desviar la atención de Hakai, Ranko la había absorbido toda. Para cuando el Yuki se percató de la sombra que se cernía sobre él, ya tenía al ave a un palmo de él. El animal de tinta impactó de lleno, tirando a su victima al suelo y dejandolo cubierto de tinta y con una terrible contusión por todo el cuerpo. Sin embargo, esos animales crueles de las villas no tenían suficiente con cubrir de tinta a un hombre, no, aún tenían que seguir meandose encima suyo, degradarlo más. Y así, Nao apareció a su lado, no para apuñalarlo o cortarle el cuello, sino para rociarle alguna especie de liquido que olía a perfume de hippie pacifista. Ofendido, Hakai le intentó cortar con el kunai en cuando lo vio aparecer. — ¡Me cago en...! — empezó a maldecir, intentando quitarse la tinta y el extraño liquido de Nao de encima, entonces comenzó a hacer efecto. — ¡Hijo de puta! Fue a rascarse pero se detuvo a tiempo, retorciendose sobre sí mismo, sabía que rascarse solo lo empeoraría. — ¡Se acabó! ¡PREPARAOS! — e hizo un sello a una mano. Tras ese único sello, la técnica más poderosa tuvo lugar. Una técnica que te permite salir de cualquier combate airoso, sin un rasguño y además de forma inmediata. El Shunshin. Para cuando Ranko y Nao entendiesen lo que estaba pasando, Hakai ya estaría a cuarenta metros del lugar, perdiendose entre sus tropas que avanzaban sin prestarle la más mínima atención. Era lo suficientemente inteligente para no meterse en peleas que no iba a ganar. __________________________________________________________ Ken estaba en una nube. Lyndis no solo le estaba combatiendo cuerpo a cuerpo, sino que lo estaba haciendo como dios manda. Sus puños chocaron en el aire, haciendo una breve y corta onda expansiva y mandó el agua que tenían encima por los aires de forma espectacular. A pesar de que la Oni estaba cubierta en electricidad y eso le daba ventaja sobre él, no parecía importarle demasiado. Iba a seguir chocando cada golpe que pudiese chocar. A menos, claro, que Lyndis ofreciese su cabeza de esa forma. Lanzó un cabezazo tan lento como había hecho él anteriormente. Al ver esa cabeza, no pudo contener las ganas de esquivarle el cabezazo, pasar su brazo por la nuca de la kunoichi y tirarse hacia atras con todo el peso de su cuerpo y todas sus fuerzas buscando estamparla contra el frio barro (20 PV). RE: Operación Tambor de Raijin - Akamatsu Nao - 4/05/2022 No esperaba para nada que Ranko se lanzase de esa forma, siendo que él lo que menos quería es que ella resultase aún más herida. Sin embargo, gracias a ella logró dar de lleno a Hakai, el cual intentó lanzar un tajo al castaño, siendo que este pegó un brinco hacia atrás para evitar que le diera con el filo mientras observaba como cómicamente Hakai empezó a quejarse como un niño encaprichado. Nao tuvo que aguantarse la risa aún en esa situación. ¿Los ideales de las aldeas o de Kurama? Nada de eso parecía importarle, pero todo había valido la pena solo por el hecho de ver a aquel sujeto con el traje sucio, aunque para su mala suerte, el líquido que le lanzó no pareció causarle demasiado daño. «Upsi.» Ciertamente no sabía como funcionaba el veneno aquel, pero sin duda fue mucho menos efectivo de lo que él esperaba. Tampoco pudo continuar su plan, pues aunque había contemplado que huyese, no pudo evitar que se fuese con el rabo entre las patas. Miro a Ranko, siendo que la alegría de esa victoria moral no compensaba para nada todo el castigo que la kunoichi había recibido. No le dijo nada, pero la mirada de Nao cambió a una más triste, arrepentido de que las cosas llegaran tan lejos. Ahora mismo Ranko y Lyndis estaban en muy mal estado, siendo que esta última aún estaba enfrascada en combate con el guardaespaldas. Sin embargo, siempre tenía en mente que antes de actuar, las decisiones no las tomaba él. Activó el sello de comunicación. —Akamatsu Nao informando, Yuki Hakai está herido y ha huido con un Shunshin no Jutsu para refugiarse entre sus tropas — Mientras hablaba, colocó un pergamino en el suelo y dibujó de nuevo otra ave para montarse en ella. Esperaba entonces una confirmación sobre cómo debían proceder. Perseguir a Hakai podría ser un poco suicida siendo que estaba muy bajo de chakra, y más aún intentando romper entre filas enemigas. Realmente no quería arriesgarse más, sus compañeras necesitaban tratamiento médico. Las órdenes eran detenerlo o ralentizarlo, aunque ciertamente estaba un poco frustrado por no haber logrado aniquilarlo. Estaba muy preocupado por la forma tan violenta en la que Ranko y Lyndis se estaban arriesgando, ciertamente temía que pese a su estado ellas quisieran seguir en combate. Si, era una guerra, pero no quería que se matasen por luchar hasta las últimas consecuencias. «Nuestro escuadrón está al limite. Hemos perdido a un integrante, y nuestras dos mejores combatientes ya no pueden más...» Una vez más, rogaba poder protegerlas, y también, que Ranko tomase la decisión de velar más su propia seguridad y la de todos. «Aún tenemos que encargarnos de su jodido guardaespaldas.» Tenía que ayudar a Lyndis, costara lo que costara. Estado de Nao - PV: 190/190 - CK: 51/200 -10 – -36 –Shunshin 1/5 - Daños: - - AO: - RE: Operación Tambor de Raijin - Zhaoren Lyndis - 5/05/2022 El agarre fue inesperado, y la caida contra el barro y el agua otra sorpresa. La chica no podía dejar de esbozar una sonrisa de lo mucho que estaba disfrutando el combate. Debería haber intentado zafarse cuando la agarró o en su defecto al caer al suelo, pero cuando ocurrió esto último, se aferró con sus manos el brazo que le rodeaba el cuello para soltarle una brutal descarga ahora que la tenía presa y le costaría huir de ello (60 PV). Tras ello, seguramente la soltaría y ambos volverían a mantener una distancia prudencial de un par de metros. El pelo de la joven ahora estaba alicaído debido al agua, así como algo de suciedad tanto por su rostro como por el resto del cuerpo. Se le notaba visiblemente cansada, pero en su interior ardía de la emoción por aquel combate. Se pasó uno de los pulgares por los labios para quitarse algo de la sangre que caia por su nariz a la vez que algo de tierra, aguardando el siguiente golpe de Ken para buscar como responder. — Joder, ya era hora de alguien que supiera pelear entre todo ese ejército — bramó tras darle un puñetazo al suelo. RE: Operación Tambor de Raijin - Sagiso Ranko - 5/05/2022 Y se marchó. Ranko levantó sus armas y flexionó las piernas cuando Hakai dijo que se preparan, mas su enemigo simplemente hizo un Shunshin fuera de allí, apareciendo en la lejanía, ocultándose entre sus tropas. Era... Satisfactoriamente decepcionante. Ir a por él, a pesar de ser su primer impulso, sería una pésima idea. No por la carrerilla, sino por meterse en una multitud enemiga. Ranko no podría encargarse de tantos, mucho menos en su situación actual. Se apretó el muslo. La herida del kunai del niñato no le sangraba mucho, como si la adrenalina del combate le impidiera desangrarse por algo tan pequeño, pero le ardía bastante. Mientras Nao comunicaba lo sucedido a los de arriba, Ranko volteó hacia Lyndis. La ogresa parecía estar disfrutando del combate, pero no sabía que tanto más resistiría. Ranko guardó su sai mientras hablaba. —Nao-san, mantenme al tanto de las instrucciones que manden. Iremos tras Hakai si nos lo piden. Pero ahora necesito ayudar a Lyndis. Definitivamente el manto de líder le quedaba mejor a Nao, y se lo habría dicho con una sonrisa si no fuera por las prisas. La castaña correría hacia el oponente de Lyndis, y le arrojaría sus tres shuriken uno tras otro [-8 PV o -12PV cada uno] El dolor de la explosión aún le hacía mella en su velocidad, así que le tomaría un poquito mas de tiempo llegar a ellos. RE: Operación Tambor de Raijin - Narrador - 6/05/2022 Ken solo ensanchaba su sonrisa con cada intercambio entre él y Lyndis. La Oni posó sus manos sobre el brazo que la apresaba y empezó a acumular chakra, Ken no intentaría zafarse sino que usaría el otro brazo para asestarle un codazo en toda la cara a Lyndis antes de soltarla por la terrible corriente electrica que le pasó. Durante unos segundos, el brazo se le quedó colgando inerte antes de recuperar algo de sensibilidad. Había sido una técnica fuerte, sin duda. Entonces la chica se alejó y justo cuando Ken se dispuso a seguirla y no darle cuartel, llegó el sonido de la decepción. Tres shurikens se clavarian en su brazo y su sonrisa desaparecería, volviendo a mostrar una seriedad completa. — Terrible final. — dijo, casi melancolico, mirando el origen de los shurikens. No iba a tener su combate digno hoy. Hizo un único sello, dedicandole una miraba sombría a Lyndis, y desapareció al igual que Hakai, apareciendo ya entre las filas de su ejercito. — ¡Retirada! ¡Reagrupaos en la retaguardia! La voz de Hakai resonó por los alrededores y toda la parte del ejercito que él había comandado hasta pasada la unidad de cuerpo a cuerpo empezó a retirarse. Al parecer, aparte de esa parte, el resto del ejercito de Kurama estaba teniendo dificultades para llevar a cabo el ataque por lo flancos. Así que la decisión de reagruparse parecía ser la mejor, sí. Pero ahora la alianza tenía la voz cantante, podían dificultar dicha retirada y tomar ventaja de ella o usarla para descansar. Tras unos segundos, Nao recibiría respuesta. — Perfecto, el ataque por los flancos ha sido neutralizado por completo. El Mariscal se ha ocupado él solo del flanco este y ahora se dirige a vuestra posición a lidiar con Hakai. Seguid sus ordenes. Antes incluso de que la mujer acabase de hablar, un enorme estruendo sonaría entre Ranko y Nao, era Shiten aterrizando y partiendo el suelo bajo sus suelas. — Por Kintsugi-sama, aún no me acostumbro a los saltos del dios conejo. ¿Cómo lo haces para no destruir donde aterrizas, Ranko-san? Y es que el suelo encharcado no era el mejor sitio para una mole de cientos de kilos para aterrizar tras haber saltado con toda su fuerza. Se había hundido practicamente hasta la rodilla. Sacó una pierna y después la otra y encaró a sus subordinados. — Bueno, ya me lo contarás luego mientras celebramos. Bien hecho repeliendo a Hakai, sois libres de descansar o seguir peleando, cómo veais. Dicho eso, empezó a correr en dirección al ejercito de Kurama. Ahora que le veían la espalda, podían ver la cantidad de senbon y shuriken que llevaba clavados en ella. Y aún así, no se lo había pensado dos veces en ir detrás de Hakai. Ese era su Mariscal. — Pero ¡Mariscal! ¡Espere! — intentó detenerle la médica, haciendo un pequeño trote tras él. Jamás sabrían si le había oído e ignorado o simplemente el sonido de la batalla era el único canto que entraba por los oidos del Senju. Todos a su alrededor avanzaron sin pensarselo dos veces, bastante más animados. Habían ganado una pelea, pero quedaba mucha guerra. Todavía quedaban muchos heridos por las técnicas de amplio rango de Hakai, ese muñeco de nieve había congelado piernas que sin el tratamiento adecuado podían quedar inutiles para siempre. Ken había estado golpeando todo lo golpeable en el tiempo que habían tardado en llegar. Hematomas, contusiones, huesos rotos, fracturados... Había donde elegir. Sin embargo, Sakumi se acercó a Lyndis y Ranko, haciendo oidos sordos y ojos ciegos al resto del campo de batalla. — ¿Necesitan que las cure? — preguntó a la espera de que ambas hubiesen decidido descansar. No estaban en condiciones de seguir y como unidad médica del escuadrón, era su responsabilidad curarlas. Por muchos heridos que hubiese en el campo de batalla, ellas estaban primero. Nao estaba perfecto, así que no era una preocupación. Si le respondían afirmativamente, empezaría a curarlas de inmediato, a la que Ranko decidiese. RE: Operación Tambor de Raijin - Akamatsu Nao - 6/05/2022 Escuchar la retirada del ejército enemigo no fue una decepción, sino más bien, el alivio más grande que pudo escuchar. La tan ansiada respuesta llegó a sus oídos, siendo que el Mariscal mismo les caería desde el cielo pronto, de la forma más literal posible. «¿Todos en Kusagakure tienen que hacer todo de forma tan violenta?» Pensaba mientras veía al enorme sujeto esforzarse por salir del lodazal y alzarse de pie, dejando que su imponente altura dejara impresionado a los más chicos. Luego de ello, se alegró aún más de escuchar que eran libres de descansar o seguir en la batalla, ante lo cual Nao definitivamente quería lo segundo. —¡Kobayashi-san! — sonrió al ver a la médica sana y salva. Su líder se marchó, llevando una para nada despreciable cantidad de puñaladas en la espalda. «Y dijeron que él solo barrió un flanco...» Suspiró. Él apenas podía arreglárselas en un uno versus uno. Aún montado sobre su ave que estaba posada sobre el suelo, se permitió cerrar los ojos para poder descansar. Aún con los gritos alrededor, buscó un poco de paz en su interior. Ciertamente no tenía ni un solo rasguño, o siquiera una mancha en la ropa, pero su chakra estaba a mucho menos de la mitad y aunque quisiera seguir peleando, con sus reservas actuales sus capacidades estaban limitadas. Respecto a si curar a Lyndis o a Ranko, a sus ojos ambas estaban igual de fatal. —Descansaré, un poco. Cuando quieran, nos llevaré a... bueno, ya lo pensaremos — Se reacomodó el pincel en la boca. —Creo que pude haber hecho más para ayudar, me disculpo — Inclinó la cabeza para reverenciar, y tras alzarla se reacomodó el fleco cabello con su mano derecha. Se alegraba que estuvieran "bien", pero consideraba que las cosas podrían haber ido mejor si él hubiera tomado otras decisiones. CK: 71/200 +20 – Shunshin 2/5 RE: Operación Tambor de Raijin - Zhaoren Lyndis - 6/05/2022 Ken estaba tan decidido como ella en llevar esa pelea hasta el final, solo el hecho de que uno de los dos cayera al suelo inconsciente o muerto los detendría. Por parte de Lyndis, no buscaba la intención de matar, pues podría volver a darse de hostias con él en cuanto recuperaran el aliento. Pero lo que hubiera hecho Ken... Únicamente él o sabía. Sin embargo, había otro factor que hubiera detenido el combate, y de hecho lo hizo. Varios shuriken golpearon los brazos con los que se defendió Ken para evitar que fuera una herida fatal. Ambos miraron en el acto a quien los había lanzado con una mirada asesina, y poco después Ken se retiró entre la multitud usando un sunshin. — ¡Ni se te ocurra huir, cabrón! — Pero ya era demasiado tarde. Instintivamente por el enfado, Lyndis se volteó hasta recortar la distancia con Ranko, la cual se vería superada tanto en altura como en volumen corporal en el estado que estaba Lyndis. — ¿¡Por qué has hecho eso!? ¡Estaba a punto de...! Le costó darse cuenta de la situación que la rodeaba, y ahora encima estaba gritándole a viva voz a su pareja por su obsesión por seguir combatiendo. Giró el rostro, gruñendo y mirando hacia donde Ken se había retirado. Comenzó a desinflarse como un globo, aunque este cambiaba de color a uno bronceado y expulsaba algo de vapor de su cuerpo. Lyndis mordía su labio, y estaba visiblemente enfadada. Si hubiera sido otra persona, a saber como hubiera respondido, pero si alguien era capaz de gritarle de vuelta y ponerla en su sitio, esa era o su madre o Ranko. — ¿Estás bien? Y un fuerte impacto la hizo callar. Se trataba ni más ni menos que del mariscal Shiten. Todo fue bastante rápido, pero Lyndis fue capaz de ver su destrozada espalda como si no hubiera pasado nada. Era como volver a ver la espalda de Kenzou deteniendo la mayor de las calamidades con sus manos desnudas. Ella estaba destrozada tras su combate uno a uno contra Ken, y Shiten estaba más fresco que una rosa tras haber reventado el solo un flanco entero. Un puto y jodido flanco entero, una única persona. ¿Cómo de lejos estaba él de Kenzou? ¿Y Lyndis de Shiten? Y de la misma forma que apareció, se fue sin darle apenas tiempo a Kobayashi a responder. La médica corrió entonces ante las dos kunoichis buscando auxiliarlas. — Estoy bien, tan solo necesito sentarme un poco y... — Y acto seguido casi se desploma por completo en los brazos de Ranko. La adrenalina del combate y su enfoque igual a un caballo con orejeras en la lucha, había hecho que su cuerpo ignorase por completo el dolor y las heridas que había acumulado poco a poco; y ahora que se había creado un respiro y se había detenido, el cuerpo le dijo basta. RE: Operación Tambor de Raijin - Sagiso Ranko - 7/05/2022 Su contrincante retrocedió como Hakai, y pronto se escuchó la orden de retirada enemiga. Ranko se sentía levemente angustiada. No porque deseara seguir combatiendo, sino porque había fallado en detener al objetivo, y ahora podía reagruparse. "Maldición. Si hubiese sido más rápida... Más fuerte..." apretó un puño mientras guardaba su kunai. Lyndis, por su parte, parecía sí estar molesta por no seguir peleando. Y Lyndis, alta como una torre infernal, le gritó. Ranko frunció el entrecejo. Sabía cómo era la ogresa de Kusagakure, y no se molestaría por ello, aunque tal vez se lo reprocharía más adelante. Pero la misma Lyndis se calmó, preguntándole cómo estaba, aunque algo que al parecer cayó del cielo evitó que respondiera. Shiten, el mariscal, había destrozado el suelo y salpicado a las chicas, y preguntaba cómo lograba no caer tan desastrosamente. —S-suelo... Dirigir la fuerza a... —pero el hombre no le dejó terminar. Simplemente les dio la... ¿Orden? De descansar o seguir luchando. "Esa... Esa no es una instrucción explícita..." Y así, sin más, Shiten cargó de nuevo contra el enemigo, con la espalda mostrando todo el daño que había recibido. Ranko tragó saliva, deseando poder hacer eso. —Eso iba a preguntarte a ti... —le dijo Ranko, sonriendo al fin después de largo rato. Nao y Sakumi se acercaron, ampliando la sonrisa de Ranko al verlos con bien. La castaña inclinó la cabeza al escuchar las palabras del Amejin —. Nao-san. Sus palabras dominaron el campo de batalla, y sus bestias se deshicieron de aquella tormenta de nieve. Creo que hizo bastante. Creo que usted debió ser el líder del grupo. Curiosamente, Nao sí había seguido las órdenes de Ranko: no entrar a la nevada y atacar a distancia. Aunque la castaña consideraba que había sido la determinación del artista lo que les había dado ventaja. Antes de que Ranko pudiera sugerirle a la médica que se enfocara en Lyndis, la peliplateada fue a dar a los brazos de la coneja. —¡¡Lyndis!! ¡Sakumi-san, por favor, atiéndela a ella! —le pidió con suma preocupación. Sabía que sobreviviría, pero no podía tranquilizarse al verla así, al sentirla herida. |