![]() |
(Examen) El péndulo y los Uchiha - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Uzushiogakure (https://ninjaworld.es/foro-uzushiogakure) +--- Foro: Calles de la Aldea (https://ninjaworld.es/foro-calles-de-la-aldea) +--- Tema: (Examen) El péndulo y los Uchiha (/tema-examen-el-pendulo-y-los-uchiha) |
RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Sama-sama - 11/02/2018 Pronto, los Uchiha dejaron atrás el bosque, y entraron en un terreno más bien llano. Desde allí, vieron la entrada del pueblo, protegida únicamente por una cerca de madera que lo rodeaba. Aunque el poblado tenía un tamaño considerable, pronto descubrirían que se trataba de un núcleo de casitas bajas dispuestas en zig-zag a lo largo de cuatro aspas como podrían ser las de un molino. En cada uno de los cuatro cuadrantes restantes había un campo de cultivo, aunque, a juzgar por los que vieron, a izquierda y a derecha de la entrada, estaban bastante abandonados. Abandonado también parecía el pueblo. Igual que no había nadie vigilando, tampoco nadie paseaba por las calles. Caminaron durante un corto tiempo, y entonces descubrieron a una niña rubia, vestida con un camisón rosa. Se balanceaba sobre un columpio de aspecto rudimentario. Ahogó un grito cuando los vio, y se escondió detrás del árbol cuya rama hacía de soporte para las cuerdas. —¡Papá, papáaaaa! Dentro de la casa más cercana, hubo un pequeño revuelo. Un hombre fuerte, de casi dos metros de altura, vestido con un delantal de herrero, salió del edificio envuelto en una capa de sudor. Se puso delante de la niña dando dos zancadas enormes. —¿Quiénes sois? ¿Qué hacéis aquí? —inquirió—. En Minoshi no nos gustan los extranjeros. Los Uchiha tuvieron una sensación... parecida a la que se tiene cuando uno se sabe vigilado. Aunque, por supuesto, no había ojos a la vista. RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Datsue - 13/02/2018 Los Hermanos del Desierto se adentraron en las calles fantasma de aquel pueblo llamado Minoshi. Nada de lo que veían invitaba a la prosperidad y al negocio, y, ni mucho menos, a que dos ayudantes como ellos recomendasen la compra de ninguna casa a su jefe. A no ser que quisiese retirarse a un sitio tranquilo y desértico, claro. Porque allí no se veía movimiento alguno, ni ruido, ni los característicos cuchicheos de toda aldea de bien. Ni siquiera ladridos de algún perro suelto. Nada. Incluso los campos de cultivo parecían descuidados, abandonados a su suerte. «Esto no me gusta un pelo…». Entonces, entre el silencio y la espeluznante quietud, un movimiento rosáceo. Luego, un chillido agudo. Era una niña, que al verles, se había asustado y gritaba por su padre. Un hombre salió de una casa segundos más tarde. Alto, de constitución fuerte y con un delantal que delataba su profesión. Datsue había visto cientos de aquellos en Los Herreros. En actitud defensiva, les preguntó quiénes eran y qué hacían allí. Datsue levantó los brazos y enseñó las palmas de las manos, en señal de tregua, mientras retrocedía un paso. Su actitud era la de alguien que teme el conflicto. —No hemos venido en busca de problemas, señor —se apresuró en decir, cordial—. Somos los ayudantes de Suzuki Okane, reputado comerciante de Yamiria. Mi nombre es Kurosawa Akira —hizo una pequeña reverencia—, un placer. RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Akame - 13/02/2018 —Ōe Kenzaburō, para servirle —agregó Akame cuando su comnpañero les presentó ante el herrero y su pequeña. El Uchiha no había perdido detalle del paisaje, que lucía tan desolador como podía esperarse de una aldea controlada por una banda de asaltadores. Los campos estaban descuidados, no se veía un alma por la calle y en general todo parecía apelmazado bajo una atmósfera gris y taciturna. «La gente de aquí debe haber sufrido mucho a manos de los bandidos. No va a ser fácil sacarles algo de información sin delatarnos, o sin que nos echen a sus nuevos amos encima. Cualquier campesino haría lo que fuese por evitar que le pasen a cuchillo, o que quemen su casa con la familia dentro...» Akame se irguió al mismo tiempo que su Hermano después de haberle ofrecido al humilde artesano una reverencia. —Venimos de parte de Okane-dono, dado que está interesado en hacer unos negocios en este pueblo —comentó el Uchiha, fingiendo una mirada distraída a su alrededor—. Aunque, francamente, estamos agotados. ¿Podría indicarnos dónde queda la posada de Minoshi, buen hombre? «Todo pueblo debe tener una posada...» RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Sama-sama - 15/02/2018 El hombre hizo un gesto con la mano derecha, y la niña salió corriendo adentro de la herrería. El herrero se cruzó de brazos y soltó un resoplido, casi parecido a un gruñido. —Me importa una putísima mierda quién seáis, gusanos —dijo—. He dicho que en Minoshi no nos gustan los extranjeros. Dos pequeñas manitas, que levantaban algo con gran dificultad, aparecieron por el marco de la puerta. Ese algo que levantaban era una maza con pinchos, y ahora era sujetada por el herrero. —Os váis ahora u os parto la cabeza. Una elección muy simple. RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Datsue - 20/02/2018 «La madre que me parió…» Ver a una niña sujetando una maza con pinchos que casi le doblaba en tamaño y peso era algo cómico, incluso entrañable. Cuando ésta se la cedió a las fortachonas manos de su padre, en cambio, el Uchiha empezó a verlo con otros ojos. Tragó saliva y retrocedió un paso, mientras levantaba las manos en señal de tregua. —Está bien, está bien. —A Uchiha Datsue no le hacía falta que le amenazasen dos veces. Con una siempre llegaba—. P-pero que sepa usted que informaremos de esto a las autoridades p-pertinentes —añadió, con voz temblorosa, cuando ya se había alejado unos pasos—. Amenazar a unos hombres de bien que solo buscan hacer buenos negocios… ¡Esto es inaudito! «Esto se ha puesto más complicado de lo que preveía… Pero me da que al menos hemos dado la nota y llamado la atención…». Siguió alejándose, esperando que su Hermano le acompañase, para regresar sobre sus pasos y, amparados por la soledad, trazar un nuevo camino hacia su objetivo. RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Akame - 20/02/2018 La situación dio rápidamente un giro que Akame no habría esperado. La pequeña infante le tendió una enorme maza repleta de puntiagudas espinas de hierro que lucía lo suficientemente contundente como para que, de impactarles, el herrero no lo tuviera difícil para cumplir su amenaza. Claro, aquello no era nada para los dos mejores genin de las últimas promociones de Uzushiogakure no Sato... Pero sí para Kenzaburō y Akira, los lazarillos del rico comerciante Suzuki Okane. «¿Si te importa una mierda para qué cojones nos preguntas?», habría dicho —en otras circunstancias— el joven Uchiha. Sin embargo, la situación ameritaba una reacción bien distinta a la bravata del corpulento artesano. —Pero, buen hombre, repórtese... —empezó a decir Akame, retrocediendo un par de pasos y fingiendo un miedo que no sentía—. Sólo cumplimos con nuestro trabajo y... Entonces Datsue le acompañó en palabras y acciones; ambos Hermanos del Desierto retrocedían con visible temor a aquella enorme maza, pero sin querer todavía dejar la última palabra por decir. —¡Sepa usted que el alguacil se enterará de esto! —dijo Akame, quebrando a propósito su voz para no imprimirle autoridad ni convicción ninguna—. Ya verá cuando tenga que contarles a sus vecinos cómo usted solito ha echado a perder el dinero que Okane-dono pensaba gastarse en sus negocios aquí. Así el fingido ayudante se dio media vuelta y empezó a caminar para alejarse de aquel tipo enorme y belicoso. «Meh, el plan A ha fallado...» RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Sama-sama - 21/02/2018 Nunca le des la espalda a alguien armado. Cuando los muchachos se dieron la vuelta, el Herrero pareció convencido de la decisión. Incluso intercambió un par de palabras con su hija diciéndole que ahora podían volver adentro y que ella podría seguir jugando. Sin embargo, tan discreta como brutalmente, uno de los dos Uchiha recibió un brutal golpe en la nuca con la maza pinchuda (-50 PV). Datsue cayó al suelo, totalmente inconsciente y sangrando ligeramente por la parte de atrás de la cabeza (-10 PV por cada turno de Datsue, si no se para la herida). El golpe fue fulminante, pero aún así tuvo suerte, porque si uno de los pinchos se le hubiese clavado probablemente habría muerto en el acto. Sin tratar de detenerse, el hombretón giró sobre sí mismo y quiso atizarle en el lateral de la cara también a su compañero, Akame. RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Datsue - 22/02/2018 Normalmente, uno iba a un examen con la lección aprendida. Quizá fuera el caso de Datsue, pero aun así, durante aquel examen, el Uchiha estaba aprendiendo sobre la marcha más cosas que nunca. Era como una esponja, absorbiendo todas las enseñanzas que le llegaban desde distintos medios. Aprendía que las cosas no siempre eran lo que parecían. Lo había aprendido con la falsa imagen de Zoku, y con la batalla antes de su aparición. Aprendía las no siempre claras prioridades del ninja, e incluso conceptos básicos del jutsu, ilustradas por Raito. Y ahora, en una misión simulada, aprendía algo tan elemental como… … no dar la espalda a alguien armado. Una lección que aprendería con sangre… y a destiempo. Porque, cuando se quiso dar cuenta, ya caía inerte sobre el suelo, inconsciente. PV: 140/190 -50 –RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Akame - 25/02/2018 Lo que ocurrió a continuación era, probablemente, lo que Akame menos se hubiese esperado. Tal vez por eso mismo ni siquiera oyó los furiosos pasos del herrero sobre la tierra mientras se les acercaba a toda velocidad, enarbolando su pesada maza de hierro. Al menos, él había tenido más suerte que Datsue; el furibundo gorila decidió atacar a su Hermano primero y, valiéndose del elemento sorpresa, le asestó un tremendo golpe en la cabeza. «¿¡Pero qué coj...!?» No tuvo tiempo para sorprenderse. Sus ojos se volvieron rojos y el Sharingan le permitió percibir cómo los bíceps del herrero, poderosos como serpientes de acero, se contraían violentamente para darle a sus brazos la fuerza necesaria. Aquella maza negra y pinchuda se precipitaba contra su rostro a toda velocidad. «Si me da, estamos muertos». Akame se agachó con rapidez para intentar esquivar el fatal golpe y hacer que la maza pasara de forma inocua sobre su cabeza. Entonces tuvo que pensar rápido. «Si machaco a este tipo, levanto la liebre. Pero si sigo fingiendo, al final me va a terminar enganchando... Además, hay que tratar la herida de Datsue-kun. Mierda...» —¡Herrero-san, por favor, deténgase! ¡Se lo suplico! —gimió lastimeramente el Uchiha, alzando ambos brazos de forma penosa en gesto de sumisión, cubriéndose parcialmente el rostro. Claro, sus ojos del color de la sangre ya se habían fijado en los del herrero, y las aspas del Sharingan habían comenzado a girar. Aquello, al menos, detendría la súbita estampida de violencia. —No venimos a causar ningún daño, por favor, no nos mate —diría el Uchiha en la realidad. Aquellas palabras nunca llegarían a los oídos del herrero, sin embargo. Porque dentro del Saimigan, en el mundo ilusorio que estaba completamente bajo el control de Akame, la cosa sería distinta. Muy distinta. El desdichado herrero se vería de repente inmerso en una oscuridad total. Nada había que pudiera ver, oír o sentir. Era como si aquella negrura le hubiera absorbido por completo, como si acabara de zambullirse en un barril de petróleo. Entonces dos destellos carmesíes aparecerían frente a él; dos enormes orbes rojos que lloraban sangre, con sendas pupilas negras y aspas del mismo color que le miraban fijamente, como intentando aplastarle. —Escucha atentamente —la voz resonaría en la cabeza del herrero, proveniente de todas partes y de ninguna—. No venimos a causar problemas, sino a resolverlos... Cosa que nos acabas de hacer tremendamente más difícil. Así que puedes colaborar con nosotros, bajar tu arma, ayudarme a atender a mi compañero malherido y ofrecernos cobijo. Puedes ayudarnos a solucionar esta situación, a poner a salvo a tu hija. O puedes negarte, morir aquí y ahora, y dejarla huérfana de padre. La oscuridad se arremolinaría en torno al herrero, como tomando forma material, apretándole todos los huesos y músculos del cuerpo con suficiente fuerza como para sugerir claramente que aquella no era una amenaza vacía. —¿Y qué va a ser? 204/240 -18 – -18 – reg. dividida –RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Sama-sama - 27/02/2018 La mirada del herrero quedó fija en el horizonte, buscando unos horrores que sólo existían dentro de su cabeza. Sus ojos subieron y se pusieron casi en blanco, y abrió la boca como si se quisiera beber todo el aire. Soltó el arma, que cayó al suelo con un buen golpe seco. Dentro de la pesadilla, el hombre balbuceó un par de veces hasta que logró articular las palabras: —Está bien... por favor... detén esto... monstruo... «Aprendes bien, Akame-kun... JIAJIAJIA...»
Si Akame decidía acabar con la hipnosis, el herrero miraría a Akame con una mezcla de odio y miedo. Se agacharía, sin dejar de mirarlo, para recoger su garrote pinchudo, y se alejaría, dándole la espalda, hacia el interior de la herrería. —Renka-chan —dijo—. ¡Renka-chan! Vete con el tito Wanko, y dile, por favor, que estoy indispuesto y que voy a tardar un poco más en salir a verle. La niña salió de la herrería asomándose tímidamente y le dedicó a su padre una mirada suplicante. Luego a Datsue y a Akame, cargada del odio y el rencor más absoluto. Luego, de nuevo una mirada suplicante a su padre. —Vale... La niña salió corriendo en otra dirección. —Pasad. Hace mucho calor, pero es lo que hay. Tengo la fragua y la cocina en el piso de abajo. Ahora os subo un poco de sopa y un botiquín para tratar a ese otro. Por la estructura del edificio, Akame entendió que tenía tres pisos. En el sótano, como había dicho el hombre, estaban la fragua y la cocina. En la planta baja, sólo había una mesa cuadrada con hasta cinco sillas, un sillón viejo y una sobria decoración. Arriba debían de estar los dormitorios. El herrero bajó al piso inferior. Primero subió con un botiquín. El contraste fue bien agradecido, porque de paso, había dejado su arma abajo. Al cabo de un tiempo, subió con tres boles de sopa de verduras. Para aquél entonces Datsue ya habría despertado. Los dejó, metódicamente, en forma de triángulo en la mesa, y él tomó asiento en uno de los vértices. Se cruzó de brazos, y les echó una larga mirada. —Ahora, decidme: ¿qué hacen dos shinobi en este lugar en el culo del mundo? —dijo—. ¿Sabéis los problemas en los que nos vais a meter? RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Akame - 27/02/2018 «Oh, cállate» le espetó Akame al verdadero monstruo, ese que le hablaba desde los rincones más oscuros de su mente. Así pues, con la palabra del herrero, todo se vino abajo. La oscuridad desapareció tan repentinamente como había llegado, los gigantescos orbes que supuraban sangre espesa y oscura se esfumaron ante las narices de su víctima, y de repente ambos volvieron a estar frente a la casa del artesano. En aquel pueblo aparentemente abandonado. El Uchiha ignoró las miradas de odio y frustración de los civiles; al fin y al cabo, ellos mismos no eran dueños de sus destinos. ¿Cómo podía hacerlos responsables de aquello? «Cargaré con vuestro odio si eso es lo que necesito para superar esta prueba», se dijo el genin. Luego cargó a su compañero y se dirigió hacia la casa. Una vez dentro, Akame buscó algún sitio sobre el que dejar a Datsue y esperó, con todos los sentidos alerta, a que el herrero volviese. Luego vendó como pudo la cabeza de su compañero y trató de incorporarle cuando vió que ya estaba volviendo en sí. Cuando el artesano volvió con los boles de comida y los dejó ante ellos, Akame le dedicó una larga mirada. —Gracias, herrero-san, pero no tenemos hambre —dijo con toda la tranquilidad que fue capaz de imprimir a su voz. «Estás que pruebo algo de lo que me sirvan aquí...» Por contra, el hombretón les hizo la pregunta que probablemente llevaba atosigándole desde que Akame utilizara su Genjutsu sobre él. El Uchiha se tomó su tiempo para responderla, echando primero un vistazo alrededor con su Sharingan; quería comprobar que no había ningún observador inesperado. —Venimos a encargarnos de esos problemas —replicó el Uchiha—. Estamos aquí en misión secreta de parte de Uzushiogakure no Sato. Se nos ha informado que Minoshi ha sido tomada por una banda de delincuentes, y nuestra intención es descubrir todo lo que podamos sobre ellos. El genin se inclinó hacia su interlocutor. —¿Cuál es tu nombre? RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Datsue - 28/02/2018 Datsue nadaba en la oscuridad. Flotaba, suspendido en el vacío más absoluto. Pero entre tanta oscuridad, una pequeña luz, un diminuto punto cada vez más nítido y claro. Veía una pequeña caja al otro lado de la luz. El rostro de un joven escuálido con la nariz partida. Unas vendas girando alrededor de su cabeza… Una habitación, con cinco sillas y una mesa. A Akame. Al Herrero, trayendo comida. No entendía lo que había ocurrido, o cómo había pasado de caer inconsciente a levantarse en lo que parecía ser la casa del herrero con la cabeza vendada. Lo que estaba claro, es que había recibido un buen golpe, porque le dolía la cabeza que daba gusto. Sospechaba que había sido el propio herrero el responsable de aquello, como también tenía la certeza de que su Hermano se había encargado de todo, controlando la situación. Por el momento, con saber aquello le bastaría. Datsue acercó una mano, hambriento, hacia uno de los boles con sopa de verduras que el herrero había dejado en la mesa. —Gracias, herrero-san, pero no tenemos hambre. La mano de Datsue se quedó a medio camino, como un kusareño indeciso a pocos metros de la mujer que le gusta. Fragmentos lejanos le llegaron a la memoria. Imágenes sueltas de Yakisoba —o Zoku, más bien—, ofreciéndoles un bocadillo. Imágenes de él comiéndoselo, y de lo que sucedía a continuación. Y la confesión, tan fría como dura, de Zoku al confesar que había asesinado a Gouna envenenando su bebida. Así de fácil y sencillo había sido matar a una de las mujeres más poderosas de todo Oonindo. A Datsue se le cerró el estómago, y volvió a reclinarse sobre el respaldo. «Qué coño, pero si ni siquiera tengo hambre de verdad. Tan solo es Raito, jugando conmigo con su Genjutsu». Era sorprendente la facilidad que tenía para olvidarse de que estaba dentro de una ilusión. De que aquello no era real. Probablemente, no sería la última vez. Tratando de palparse la herida por encima de la venda, todavía sumido en dolor, dejó que Akame y el herrero llevasen el peso de la conversación, hasta que, en un momento dado, tuvo que intervenir. —¿Cuál es tu nombre? —¿Y por qué coño me atacaste? —preguntó a continuación, con gesto dolorido e indignado al mismo tiempo. A medida que su cabeza se iba despejando, cada vez tenía más claro que había sido él. RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Sama-sama - 28/02/2018 El Herrero los miró con los ojos entrecerrados un momento cuando se negaron a comer de su sopa de verduras. Luego, extendió el brazo y cogió el plato de Akame, atrayéndolo hacia sí, y cambiándolo por el suyo propio. Cogió firmemente el cucharón y empezó a comer, sorbiendo muy fuerte y preocupándose muy poco o nada de mancharse la ropa en el proceso. —Me llamo Dandan Yoru —dijo el hombre después de unas cuantas cucharadas—. Y no venís a encargaros de los problemas, sino a causarlos. Por eso te golpeé la cabeza, y por eso volvería a hacerlo. —Quedándose tan pancho, volvió a sorber un poco de sopa con la cuchara—. Decidme, ninjas, ¿si tuvierais que saquear y robar para vivir, para poder cocinar sopa de verduras cada día para vuestra hija, lo haríais? RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Akame - 1/03/2018 Desde el mismo momento en el que el herrero abrió la boca, Akame supo que la había cagado. En gordo. Y es que claro, presa del momento y de su propia idiotez y falta de raciocinio, no sólo le había revelado a aquel tipo que ellos dos eran ninjas, sino también la naturaleza de su viaje a Minoshi. «Puerca miseria, ¡la he liado!» pensó furiosamente el Uchiha. «La niña... ¡La niña!», se dio cuenta luego, conforme ataba rápidamente los cabos. En ese mismo momento se puso de pie con rapidez y se dirigió hacia la ventana más cercana. Con la espalda apoyada contra la pared, se asomaría discretamente para intentar advertir si veía a alguien en la calle desierta. Luego le lanzaría una mirad fugaz al artesano —quizás bandido—. —La niña. Dónde ha ido —exigió saber, tratando de conservar la calma—. ¿Cuántos de vosotros hay en esta aldea? Quizás estaba sobrerreaccionando, pero en ese momento sólo podía pensar que una docena de hombres armados iba a echárseles encima de un momento a otro. Las dudas y el estrés amenazaron con hacer mella en su mente y apartarle de aquella actitud analítica que era menester mantener para cualquier ninja que quisiera conservar la cabeza sobre los hombros. —Datsue-kun, ¿puedes caminar? RE: (Examen) El péndulo y los Uchiha - Uchiha Datsue - 1/03/2018 «Oh, mierda…» Toda la tapadera, todo el embuste que con tanto mimo habían planificado y preparado en el examen teórico, tirado a la basura a la primera de cambio. Allí estaban ellos, frente a uno de los salteadores, tras haberle revelado quiénes eran y sus verdaderas intenciones. Era como tratar de hurtar a alguien y, justo antes de hacerlo, decírselo verbalmente. «Puto desastre, joder. Ni un kusareño... ¡Ni un kusareño lo hubiese hecho peor!» Se contuvo de dar un puñetazo al aire como un niño enrabietado, desviando su frustración a un simple chasquido de lengua. —Quizá lo haría —reconoció Datsue, a la pregunta de Dandan Yoru, tratando de enfocarse en la misión—, pero pararía en cuánto pudiese, en cuánto se me presentase la primera oportunidad, porque sabría que, pese a ser una solución a corto plazo, solo causaría más problemas a medio —Datsue no estaba hablando por hablar. Intentaba camelarse a aquel hombre. Mostrarle el peligro en el que se estaba metiendo, arrastrando a su hija con él. Si lo conseguía, quizá se prestase a colaborar por las buenas…—. Y qué pasará con la niña cuando quede huérfano de padre, ¿eh? Porque por este camino, eso es lo que sucederá. «Y hablando de la niña…» Akame se levantó como un resorte, directo hacia la ventana, preguntando hacia dónde se había ido la niña y cuántos eran. «Tierra trágame…» No solo habían revelado su identidad a uno de los saqueadores, sino que habían dejado escapar a una testigo, por muy niña que fuese. Ahora sí que estaban jodidos. Activó el Sharingan por puro instinto, clavándose en las facciones del herrero. En sus ojos. En sus pupilas… No, no buscaba hacerle caer en una ilusión. Simplemente, comprobar la veracidad de su respuesta. Y es que a Uchiha Datsue se le daba bien reconocer ciertos patrones cuando alguien mentían. Después de todo, él trataba de corregirlos a todas horas. —Datsue-kun, ¿puedes caminar? —C-creo que sí. —Y, como para demostrárselo a Akame y a sí mismo, trató de levantarse. 242/260 -18 – reg. dividida –Percepción : 40 + 18 = 58 |