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RE: Operación Tambor de Raijin - Narrador - 7/05/2022 Sakumi asintió, diligente, al comando de Ranko. Redujo la distancia que le separaba de Lyndis en un suspiro y posó las palmas de sus manos en las contusiones y moratones más graves que se apreciaban en el cuerpo de la kunoichi, tras examinarla brevemente. Un chakra color verdoso emanó de sus manos, a medida que los hinchazones, los cardenales y los tejidos en Lyndis se iban reparando (24PV). Poco a poco. Muy lentamente. A su alrededor, el ejército de la Alianza avanzaba en tropel. —¡Buen trabajo, chicas! —gritó alguien al pasar al lado. —¡Estuviste enorme ahí arriba, Nao! —gritó otro, mirándole brevemente antes de seguir avanzando. Pronto la División de Corto, Medio y Largo Alcance les superaron. Tras sus heroicos actos, destrozando a los Comandantes del Ejército de Kurama, para que luego Shiten se sumase también en la punta de ataque, el avance de la Alianza era imparable. Se oían gritos continuos de retirada del bando contrario, y parecía que a la Alianza tan solo les quedaba deshacerse de los restos. Quizá todo había pasado más deprisa de lo que se imaginaban, pero la batalla llevaba ya librándose desde hacía algo más de una hora y, aunque había estado reñida, Lyndis, Nao y Ranko habían decantado la balanza definitivamente hacia su favor. La División de Refuerzos llegó a su altura, y esta vez sí Ranko y compañía tendrían que avanzar si no querían separarse del ejército. 19:05 PM
Algo más lejos del fragor de la batalla, donde estaba situada la General de la División de Comunicación, Uzumaki Kaia, junto a un pequeño grupo de Inteligencia, se debatía los próximos pasos a seguir. —Todavía no tenemos un número claro de bajas, pero… esto ha sido un éxito rotundo —dijo uno de ellos, observando un mapa de los Arrozales del Silencio con distintas figuras encima que representaban los ejércitos—. Deberíamos acabar con ellos para impedir que se refugien en la Villa de las Aguas Termales. —Estoy de acuerdo. Viendo cómo ha salido todo, podríamos incluso brindar apoyo a la Operación Trombón de Fūjin. —Estoy de acuerdo. Podría venirles de fábula nuestra ayuda. Si nos damos prisa, llegaríamos allí sobre la una de la madrugada. ¡Apenas una hora más tarde de lo que ellos tienen previsto llegar! —Voy a comunicárselo al Gran Mariscal, a ver qué decide —dijo Uzumaki Kaia. Por instinto, se llevó una mano al oído, donde tenía puesto el sello de comunicación—. ¡Uzumaki Kaia, reportando! ¡Comuníquele al Señor Presidente que el ejército de la Alianza está haciendo huir al ejército enemigo! ¡Las bajas enemigas son ya incontables! ¡Solicitamos permiso para seguir avanzando hacia la Villa de las Aguas Termales y brindar apoyo a la Operación Trombón de Fūjin! »Sí. Sí, claro. Espero —iba diciendo mientras una voz resonaba en su oreja derecha. Pasó un largo minuto hasta que la boca de Uzumaki Kaia se ensanchó en una amplia sonrisa. Miró a sus compañeros—. Señoras. Señores. Lo tenemos. Permiso concedido. »¡Shiten! —exclamó, esta vez posando una mano en su otro oído. Tenía tantos sellos por el cuerpo que era un milagro que no se hubiese confundido ni una vez en todo aquel tiempo. Bueno, no suerte. Lo de ella era otra cosa—. ¡Dale caña y barre con todo! ¡Pronto tendremos un nuevo objetivo! RE: Operación Tambor de Raijin - Sagiso Ranko - 8/05/2022 Ranko soltó un suspiro de alivio y sonrió cuando Sakumi se dispuso a curar a Lyndis. Miró a todos pasar, y se alegró de que los ánimos de sus compañeros siguieran tan altos. Iban ganando, ¿No? Buscó rápidamente a Higanbana, su wakizashi, la cual su clon había soltado cerca de donde había estado Ken anteriormente, así como los shuriken que había lanzado. —Cuando estés lista, seguiremos, Lyn-chan. Pero no podemos quedarnos atrás. Sakumi-san, creo que tu combinación acompañando a Nao-san en el aire funcionó muy bien. Su él está de acuerdo, podrían seguir así. Nao-san, tomaste excelentes decisiones. Me alegra tanto tenerte en el equipo. Dicho esto, y con sendos gestos afirmativos de cabeza, Ranko esperaría a que Lyndis se incorporara y a que los otros comenzaran a avanzar. Le parecía tan amargo dejar el cadáver de su compañero kusajin, aquella muerte evitable, pero no podía hacer nada en medio de la guerra. No podía hacer nada más que llevarse el peso de su fantasma. RE: Operación Tambor de Raijin - Zhaoren Lyndis - 8/05/2022 Lyndis seguía visiblemente molesta, y sin prestar nada de atención a lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Sentía alivio, allá por donde las manos de Kobayashi pasaran por encima de su cuerpo con aquel brillo tan característico. Se tapó la boca, con la mano, a la vez que se la mordía enfadada, fácilmente, siendo ocultado por sus labios. Miró a Ranko cuando esta se dirigió hacia ella, y después volvió a mirar hacia delante sin tener los ojos posados en ningún lado. Le jodió de sobremanera que Ranko la hubiera interrumpido, pero era más que claro que era la única que podía haber intervenido. Si hubiera sido cualquier otro, se hubiera girado a molerlo a golpes con todo lo que le hubiera quedado en sus reservas. Iban ganando, y estaban comiéndoles el terreno de sobremanera gracias a la increíble actuación de todos; Ranko y Nao habían hecho un trabajo sobresaliente en cada uno de sus campos. Tal vez no estaba visualmente presente, pero el intercambio de información por parte de Nao en todo el campo, así como su apoyo aéreo, tanto habiéndolas transportado como atacando desde las alturas, fue excelente. Además, actuó tomando buenas decisiones como segundo líder del grupo. Ranko por su parte como líder del grupo, actuó como el mejor líbero posible. Puede que no fuera lo que ella tenía en mente en un principio, pero el haber sabido adaptarse a la situación, saber interpretarla y como moverse en el campo de batalla. Claro que la fuerza bruta era más que útil, pero saber aplicar aunque fuera una pequeña cantidad en el lugar indicado, era lo realmente necesario. Debía de estar contenta por ello, pero solo podía pensar en las ganas que tenía de haberle dado una paliza a Ken hasta dejarle los dientes por todo el barro. — Sigues siendo la líder, cuando nos veas en condiciones de luchar, te seguiremos — respondió a Ranko, intentando como fuera necesario centrar sus pensamientos de ira. RE: Operación Tambor de Raijin - Akamatsu Nao - 10/05/2022 Nao suspiró ante los elogios de Ranko. ¿Él, un líder? ¿Cómo le decía que había estado improvisando todo ese maldito rato? No hubo momento donde no dudase un segundo de lo que estaba haciendo. «Pero al menos salió bien.» Al menos tenía ese consuelo, pese a que en su última acometida no fue capaz de rematar a Hakai. Sí, se le quedó ese mal sabor en la boca, puesto que realmente si tenía muchísimas ganas de darle su merecido. «De haber sabido que haría eso, le hubiera escupido en la cara para que sufriera la humillación allá donde quiera que vaya.» Una lástima, la verdad. Negó con la cabeza ante las palabras de Ranko, puesto que se negaba a aceptar el halago pese a todo. —Un líder debe poseer ante todo, fuerza. De lo cual, yo carezco bastante— Si tuviera que definir a un líder, sería algo como Shiten, de hecho. Ciertamente el ideal de "líder" del muchacho estaba algo influenciado por sus viejos libros e historietas que solía leer, por lo que él no entraba dentro de su propio estándar de héroe. Aunque para su mala suerte, pronto escuchó también a parte del ejército que avanzaba lanzarle algunas palabras, ante lo cual se sonrojó, dándose cuenta de lo que pasaba. «NO SE SUPONÍA QUE YO FUESE A LLAMAR LA ATENCIÓN, AHHH.» Su plan era intentar distraer al ejército de Kurama, no de pronto ser el portavoz que grita y da ánimos a los demás. Lo último que necesitaba era que pensaran que era un tipo peligroso o algo por el estilo, siendo que lo único que hizo fue presumir en exceso. Ranko dio un último halago, haciendo que el ya de por sí apenado Nao alzara ambas manos negando. —Ahh, que no fue gran cosa, en serio — Ciertamente no sabía como manejar las cosas. —Pero bueno — Suspiró y movió un poco el pincel entre sus labios. —Ciertamente no queremos que la retaguardia nos alcance — Sacó un pergamino y tomó su pincel para dibujar otra ave. —Nos llevaré cuando deseen, aunque quizá Kobayashi-san debería ir con alguna de ustedes para intentar seguir dando tratamiento mientras volamos. Podemos volar sobre la vanguardia, ya que de todas formas podíamos elegir descansar o no. Si nos necesitan, nos lanzaremos de nuevo. Aunque siendo sincero, apenas tengo chakra ya... Estaba en su límite completamente. CK: 35/200 -36 – Shunshin 3/5 RE: Operación Tambor de Raijin - Narrador - 10/05/2022 Entre los gritos de retirada y la huida en trombón, dos hombres corrían entre las filas de sus propias fuerzas para llegar hasta el flanco del ejército. Uno de ellos era Yuki Hakai, acompañado de su siempre irritado compañero, Yuki Ken. Ambos llegaron hasta un pequeño escuadrón que se encontraba en la retaguardia del flanco derecho. Hincaron la rodilla ante una persona oculta bajo la capucha de una túnica. Una túnica negra con copos de nieve blancos. —Nuestro ejército huye, mi General —dijo con una seguridad en su voz impropia de quien comunica eso a alguien al que debe rendir cuentas. —Tsk. —Una mujer que estaba al lado del encapuchado, con una larga coleta pelirroja y ojos verdes, le llamó la atención. Vestía también con una túnica negra con copos de nieve dibujadas en ella—. No tu General. Fue entonces cuando Hakai y Ken se dieron cuenta. Los ojos de aquel hombre no eran los de una persona. Ni tan siquiera los de un mortal. Eran los de… —¡MI EMPERADOR! —¡KURAMA-SAMA! —gritaron los dos al unísono, postrando ambas rodillas al suelo y hundiendo el rostro hasta la superficie del agua. —Buen trabajo, Comandante. Es hora de ejecutar la segunda parte del plan. Alguien dentro del escuadrón asintió, realizando el sello del Carnero. Una densa niebla surgió de forma antinatural a su alrededor, fruto del Kirigakure no Jutsu. Afuera, los gritos de los shinobis y kunoichis de la Alianza cada vez estaban más cerca. Los tambores resonaban, pletóricos en su avance. Pronto, el flanco del Ejército de Kurama también caería. Pronto, la Alianza se metería de lleno en la niebla, o haría que se desvaneciese con uno de sus fūtones, encontrándose en su interior a tan solo un hombre. No. No un hombre… UN DIOS.
Pasaron varios minutos hasta que todo esto sucedió. Varios minutos en que Kurama estuvo listo. En el que frente a la palma de su mano había formado una cantidad ingente de chakra blanco y negro. —Osáis cuestionarme. Osáis cruzaros en mi camino. Os plantáis ante mí creyendo que con solo los números bastará, como si mil hormigas pudiesen hacer algo frente a un Dios. Sin mayor estrategia que la de atacar, cuando yo llevo preparándome durante meses… ¡años! Qué atrevida es la ignorancia. ¡Qué atrevida es la humanidad! —Ya había contemplado suficiente de aquel dantesco y penoso espectáculo—. Oh, pero al menos, hay una cosa que sí hacéis bien... »MORIR. ¡¡¡BBBBAAAAAAAAAAAAAMMMM!!!
La Bijūdama (666 PV, 133 metros de ancho, 444 metros de explosión hacia adelante) fue el último gran trueno en la batalla. El último estruendo salido del tambor de Raijin. Hubo una luz cegadora, que pilló a todos por sorpresa, y luego la nada. No hubo tiempo a Kawarimis. Ni a Shunshins. Ni a ningún truco ninja de última hora. Fue un ataque injusto. Fue un ataque inclemente. Fue una auténtica masacre. De un plumazo, la bijūdama barrió con todo el frente del ejército de la Alianza, de un costado a otro. Centenares de shinobis y kunoichis, con sus sueños y sus esperanzas, con sus madres y sus hijos, fueron borrados de la faz de Ōnindo en un suspiro. Sus sueños, arrebatados. Sus esperanzas, robadas. Y ni siquiera tuvieron tiempo a defenderse. Se produjo un gran silencio, tan solo menguado por el eco de la explosión. Y entonces, poco a poco, se fue escuchando algo. Al principio tan solo era una docena, distintas voces a las que se fueron sumandos centenares. Eran… … chillidos de horror. —¿Ahora… lo comprendéis? —dijo, sin aliento. Un pequeño contratiempo de estar en el cuerpo de un humano. Allí adentro, existían ciertos límites que incluso a él le costaba traspasar—. Ocúpate… de barrer… el suelo con el resto… »… mi General. • • • Todo eran chillidos arrancados por el dolor, gritos de confusión y llantos. Llantos de los viudos. Llantos de los huérfanos. Llantos de padres. Llantos de ninjas moribundos. En las primeras filas del ejército —las pocas que habían sobrevivido—, las voces se alzaron, caóticas, sin un timón que las dirigiese. —¿¡General, cuáles son sus órdenes!? —¡¿Kaido?! ¿¡Umikiba Kaido!? —¿Está vivo? —¡Está muerto! —¡¿Dónde está?! —No… ¡No le encontramos! Hay… ¡Hay demasiados cadáveres! —¿¡Y Shiten!? —¡Iba al frente! ¡Tuvo que recibir la Bijūdama de pleno! —¡Tenemos que retirarnos! ¡La posición está perdida! —¿¡Qué dices!? ¿¡Dirías eso si estuviésemos en la Espiral y no en el Bosque!? —le espetó, cogiéndole por el chaleco y zarandeándole—. ¡Esta es mi casa, uzujin, no pienso permitir que nadie entre en ella! —Pero… ¡¿No ves la MASACRE?! —chilló, zafándose de él de un empujón—. ¿No la ves, ¡eh!? ¿¡Y quién eres tú para dar órdenes aquí!? —¿¡Las va a dar un cobarde como tú?! ¡Sigues a un tipo con un MONSTRUO dentro! —¿Cómo dices? ¡Pedazo de escoria! ¡Repite eso si te atreves! —¡¡RETIRAAADAAA!! —¡¡¡AL ATAAQUEEE!!! —¡¡COBAAARDEEESSS!! —¡¡¡AL ATAQUEEE!!! —¡¡¡RETIRADAAA!!! Ranko, Lyndis y Nao se encontraban a escasos metros de toda esa trifulca. Vieron como muchos de sus compañeros se batían en retirada, y muchos otros se quedaban para recibir al enemigo. Bueno, quizá muchos no era la palabra adecuada. Más bien pocos por parte de ambos grupos. Porque eran pocos los que quedaban. La explosión no les había pillado de milagro. Si no se hubiesen parado a descansar… Si Lyndis no hubiese estado a punto de desfallecer y la atención médica no hubiese retrasado su avance… … ahora estarían muertos. Sakumi había interrumpido su curación cuando estalló la Bijūdama, pero ahora se las había ingeniado para hacer de tripas corazón y seguir con el Shōsen no Jutsu (24PV). —¿Chicas…? —preguntó, con lágrimas en los ojos. No se atrevió a finalizar la imploración, pero todos vieron en su rostro aterrorizado lo que estaba deseando hacer. ¿Qué harían? RE: Operación Tambor de Raijin - Akamatsu Nao - 10/05/2022 Sin embargo, aquella falsa calma y seguridad de victoria no fue más que un efímero sueño, un final feliz que no llegó a ser. Estaban atrás, sin percatarse de nada de lo que sucedía en el frente. Una terrible niebla, y luego, el caos. El Amejin por reflejo se cubrió vagamente con los brazos, siendo que al abrir de nuevo los ojos se giró lentamente observando algo que él sólo podía describir como el infierno. Sus pupilas se contrajeron, y abrió la boca, dejando caer el pincel al suelo. Los arrozales ahora eran un valle de cadáveres donde la sangre, los miembros mutilados y el olor a carne quemada se expandían ante las miradas de los ahora espectadores que fueron incapaces de evitarlo. Sólo faltaba algo para terminar de ambientar la escena: Los gritos de agonía, los lamentos de los que dejaban el mundo y recitaban sus últimas palabras, los clamores de ira y venganza. Nao ciertamente, era alguien muy poco escrupuloso; no temía matar a sangre fría como lo hizo con aquella kunoichi, pero eso no significaba que no sintiera nada ante ese horror. No, su mente divagaba, reforzando la idea que tuvo desde el principio: No era nadie. Incluso a todos aquellos de las divisiones de corto y medio alcance que creyeron salvar en un inicio, todos ahora yacían en el manchado campo de batalla. No podía proteger nada. El viento sopló, acariciando su cabello mientras él se quedaba inmóvil como testigo de lo que en el futuro sería una página negra en la historia. Se hubiese quedado pasmado más tiempo de no ser por la trifulca entre los altos mandos del ejército que ahora se vieron enfrentados debido a que muchos querían seguir peleando y otros retirarse. El peor escenario posible acababa de suceder: La cadena de mando se había roto. «Qué mierda hacen...» Apretó los puños, en ira. Esperó entonces alguna orden directa de la líder de su división, pero la voz de Sarutobi Komi nunca llegó. Nao cerró los ojos, suponiendo entonces el peor de los escenarios. Pero aunque cerrara los ojos, nada ahí afuera iba a cambiar; no había palabras bonitas ya que prometieran que las cosas iban a estar mejor. Los mentados "adultos" se dejaron llevar por sus emociones, mientras el caos y el dolor reinaba a su alrededor. «Alguien, alguien...» Alguien debía detener todo eso, pero nadie movía un dedo por hacer lo correcto. «No es así, como deben acabar las cosas. No deben ser así, NO LO PIENSO PERMITIR.» Él era un miserable genin, una persona que hasta ese día, ni siquiera tenía un anhelo propio, o pasión propia por la aldea a la que pertenecía. Sus armas, un pincel y una cara bonita. Pero incluso alguien tan insignificante, podía ser útil para algo. Era un buen charlatán. «Por favor.» Antes quizá, su mensaje se había entendido de manera equivocada, pero esta vez, solo podía pedir una última cosa. «Por favor, escúchenme una vez más.» Y aunque por dentro rogaba, por fuera planeaba hacerse oír. Un pequeño genin en una guerra que le quedaba demasiado grande, pero que tenía un sentimiento dentro de él. Su ave alzó el vuelo, e intentó activar el sello de comunicación ya sin saber si Komi estaba con vida o si alguien más estaba en el índice del mismo. Sólo necesitaba, que la mayor cantidad posible de personas lo oyesen. Fue así, que se acercó volando por encima de las cabezas del grupo de jōnins, con la mirada en rabia. —¿¡ACASO BASTA CON QUE LAS COSAS VAYAN EN CONTRA PARA QUE PIERDAN LA CABEZA!?— Si la voluntad de los líderes se quebraba, él ya no tenía motivos para seguirles. —MIENTRAS PELEAMOS ENTRE NOSOTROS Y DUDAMOS MÁS VIDAS SE PIERDEN Y EL EJÉRCITO DE KURAMA SE ACERCA — gritó, gritó por todo lo alto ya no sólo al grupo de líderes, sino a todos los que pudieran oírlo. Gritó, hasta donde su garganta pudiera. —¡Pertenezco a la División de Comunicaciones, y mi trabajo aquí era uno! Informar de cualquier peligro para el Ejército de la Alianza, ¿¡y saben qué!? YA NO SOLO PELIGRA EL EJÉRCITO, SINO MILES DE VIDAS INOCENTES MÁS — Extendió ambos brazos. —¿¡QUIEREN SEGUIR PELEANDO MIENTRAS AÚN HAY TANTOS QUE AGONIZAN!? SI QUIEREN MORIR Y UNIRSE A LA PILA DE CADÁVERES AL FRENTE, ADELANTE, PERO PIENSEN QUE AL DAR UNA ORDEN PONEN TAMBIÉN EN PELIGRO A TODAS LAS VIDAS BAJO SU MANDO — Frenó, su voz casi se quiebra, pero debía tratar de mantenerse lo más firme posible aún cuando su pecho estaba lleno de completa congoja. —SI DE VERDAD QUIEREN AYUDAR, ENTONCES VIVAN. ¡VIVAN PARA PELEAR Y PROTEGER LO QUE NOS QUEDA! Y SI AÚN ASÍ QUIEREN SEGUIR TIRANDO PATADAS , ¡PUES AL MENOS HAGAN ALGO PRODUCTIVO Y CUBRAN LA RETIRADA PARA PODER SALVAGUARDAR A TODOS LOS HERIDOS QUE SEA POSIBLE! «Por favor, escúchenme una vez más.» ¡NO OLVIDEN AHORA LA RAZÓN POR LA QUE ESTÁN AQUÍ, NO PERMITAN QUE ROMPAN AQUELLO EN LO QUE CREEN! No esperó respuesta, y el ave se dio la vuelta de regreso a donde había dejado a su equipo. Acababa de cometer quizá la irreverencia más grande de su vida, pero no tenía fuerzas para encarar cualquier reclamo de los superiores. Tenía su propia determinación ahora mismo, así que nuevamente aterrizó, observándolas directamente. Él era un pequeño genin, uno, cuyo único don de verdad, era hablar y presumir... —Suban, y vámonos de aquí — Aquello ya no era una sugerencia, ni una petición, sino una orden. Una, con una voz con mucho dolor. Sus ojos eran afilados y firmes, su rostro, más serio que en cualquier otro momento, su postura más erguida que en ningún momento. Pero aún así, no podía ocultar lo que su corazón estaba sintiendo. Lloraba, lloraba fuertemente. Porque no importaba cuán buen actor fuese, las lágrimas cayeron por sus mejillas. Lloraba en lugar de todos aquellos que se resistían a hacerlo y ser fuertes. Esa era su verdad. Era un mal ninja. Era humano. CK: 35/200 ? – Desconozco si el Sello de Hermandad Intrépida funcionó o no. Shunshin 4/5 RE: Operación Tambor de Raijin - Sagiso Ranko - 11/05/2022 —Se subestima mucho, Nao-san. Platicaremos de sus hazañas luego. Ranko le sonrió al Amejin, un gesto de respeto y amistad. Luego se volteó hacia su novia. —Lyndis. Lyn-chan, escúchame —Mientras Sakumi curaba a la peliplateada, Ranko tomó el rostro de la ogresa con ambas manos para obligarla a mirarle a los ojos —. Esto no es un duelo. Entiendo si te molesta, pero no podemos darnos el lujo de estar uno contra uno siempre. Siento haberte interrumpido. Puedes desahogarte en un combate contra mí después. Al final... Al final de todas las cosas. Y entonces llegó el final para muchos. Un estruendo resonó en los arrozales, como si un relámpago hubiese caído a su lado, y el trueno que seguía le hiciera vibrar cada fibra de su cuerpo. Ranko extendió sus brazos y se colocó frente a Lyndis y Sakumi de manera instintiva, aunque aquella explosión no les golpeó. Bueno, no les golpeó físicamente, pero les destruyó el alma. Aquella masacre había sucedido en un abrir y cerrar de ojos. En un instante, tantas vidas se habían segado. Ranko tembló y su respiración se aceleró. ¿Qué había sido eso? ¿Contra qué se enfrentaban? Nao, quien había dicho no ser líder, se elevó en el aire para dar un discurso más. Ranko escuchó, pero su vista se quedó fija en Lyndis. Contra eso iban a luchar. Pelearían contra aquello que podía diezmar al enemigo en un parpadeo. Ranko apretó los dientes. —¡NO OLVIDEN AHORA LA RAZÓN POR LA QUE ESTÁN AQUÍ, NO PERMITAN QUE ROMPAN AQUELLO EN LO QUE CREEN! Las palabras de Nao le hicieron apretar los puños. "Aquello en lo que creo... La justicia, la libertad, la paz... Kurama atenta contra todo ello si nos retiramos... Si retrocedemos ahora... ¿Perderíamos o ganaríamos?" —Suban, y vámonos de aquí. Ranko tomó aire. Sus ojos derramaron silenciosas lágrimas mientras sus puños enrojecían de lo fuerte que los apretaba. "Calma." —No —La seriedad tomó el rostro de Ranko como pocas veces. Aunque temblaba, su voz sonaba decidida. ¿Era esa una de las situaciones que había mencionado su madre? "Madre..." —. No deje de intentar comunicarse con los superiores, Nao-san. Tiene razón, hay que proteger a los que quedan, pero no nos iremos. No aún. ¡Sakumi-san! Atienda al aliado cercano que más urgente necesite ayuda. Uno a la vez. Lyndis. Sólo te pido que permanezcas de pie. Y atenta. ¡El enemigo tomará nuestro momento de duda! ¡No se dispersen! ¡Manténganse estoicos, inamovibles! ¡Imparables! Las bajas eran definitivamente bastantes. ¿Serían suficientes para seguir con el ataque? ¿Habrían avanzado lo suficiente para que los ninjas de Kurama retrocedieran? Sentía que hacía falta mucho para que todo terminara. El tambor podría haber sonado ya con la máxima fuerza, pero seguía redoblando en sus espíritus. Tenía que hacerlo. "Madre... Por favor, resiste tu también..." RE: Operación Tambor de Raijin - Zhaoren Lyndis - 11/05/2022 Aunque el amejin lo negase, todos los presentes sabían que había sido de vital importancia. Daba igual el peso que le quitara al asunto, la comunicación era lo más importante a la hora de comandar a un gran grupo de personas. Ranko la llamó, no una, sino dos veces, y esta respondió solo frunciendo el ceño sin desviar la mirada hasta que esta la obligó posando las manos sobre sus carrillos y volteandola quisiera o no, mientras tenía todavía un brazo extendido que estaba siendo sanado. Ella tenía razón, y Lyndis lo sabía a ciencia cierta, pero su voluntad o más bien su cabezonería impulsada por el cabreo que tenía ahora encima no le dejaba aceptar las palabras de Ranko. — Tsk. Esta bien — le jodía de sobremanera que tuviera razón. En una guerra rara vez hay un combate individual que no fuera el hecho de ver desde lejos la colisión de los bandos —. Pero si vuelvo a ver a ese tío, no me vuelvas a- ¡¡¡BBBBAAAAAAAAAAAAAMMMM!!! Y de la misma forma que los rayos al impactar contra la tierra y volverse un ensordecer trueno. Primero pudo ver el estallido, y casi un segundo después el ensordecedor ruido que produjo. Un gran estallido de colores claros envueltos por otras tonalidades oscuras arrasó el campo sin saber si solo se llevó las vidas de uno o ambos bandos. Tras ello, silencio. Posteriormente, la caída de rocas, tierra y restos que golpeaban el suelo al haber saltado por los aires por el fuerte impacto. Y finalmente, los quejidos, lamentos y lloros de los afectados, que enmudecían a los muertos si estos hubieran podido hablar. Aquellos segundos parecieron eternos, y si realmente hubieran sido horas, los gritos de la rota cadena de mando habrían sido menos molestos e impactantes. Lyndis se apoyó en una de sus piernas para levantarse, y posteriormente quedarse de pie fijándose en el desolador paisaje de destrucción. Mantuvo los ojos bien abiertos por la impresión y casi reducidos en su totalidad. Gran parte de los campos habían desaparecido en tan únicamente un instante, en donde ahora solamente quedaba una explanada completamente abierta y convexa por la que el agua de los campos circundantes se vertía hacia el centro. Lyndis mantuvo la mirada en aquel sitio, y tragó saliva de forma pesada y lenta. Si Ranko no hubiera detenido el combate interrumpiendo, puede que se hubiera desplazado hasta allí buscando un nuevo contrincante contra el que caer exhausta. Si Kenzou ya era un muro inalcanzable y Shiten era otro bastante similar, quien había hecho aquello escapaba en la propia escala que tenía en mente. Fue como ver recreado el día de la muerte de Kenzou pero en una pequeña escala. Pero había pasado tanto tiempo desde aquello, que en parte había olvidado la capacidad destructiva que tenían las bestias de colas. ¿Era siquiera remotamente posible que un humano llegara a alcanzar esa fuerza? ¿O todo en lo que había creído era un simple sueño tonto inalcanzable? ¿Ser una Diosa? Era absurdo ¡NO OLVIDEN AHORA LA RAZÓN POR LA QUE ESTÁN AQUÍ, NO PERMITAN QUE ROMPAN AQUELLO EN LO QUE CREEN! Su sueño era completamente absurdo y estúpido. Pero era en lo que ella creía, si lo dejaba ahí sin más y no seguía luchando por ello, jamás sabría si realmente era realizable y viviría arrepintiéndose por ello, incluso en el más allá después de su muerte. Además, si ella vencía a quien había hecho eso, estaría un paso más cerca de alcanzar esa grandeza. ¿Y qué sería de su madre si aquel zorro con aires de emperador tomaba el mundo entero? Fuera cual fuera la motivación, si se quedaba allí a morir como una idiota descerebrada, no podría ver el día de mañana por mucho que le molestara, tenía que pensar en que esta podía ser la segunda vez que debía huir de un combate. Caminó de vuelta con el resto, completamente decidida a seguir actuando. — ¿Cuál es el siguiente paso? — respondió al resto, reagrupándose y mirando a Nao, quien les había dado una orden clara a todos mientras crujía sus nudillos. RE: Operación Tambor de Raijin - Marrow - 12/05/2022 El discurso de Nao empezó a calar en la gente, empezaban a organizarse para evacuar heridos y movilizarse en retirada. Sin embargo, apenas un momento después, Ranko, la superior de Nao, ordenó lo contrario. En aquella diatriva tan confusa, solo había una forma de proceder. Los que querían huir o ayudar a huir, empezaron a retirarse, y los salvajes que querían más sangre, se quedaron a pelear. Pero, a grandes rasgos, se estaban dividiendo. Una parte se iba atrás y la otra intentaba avanzar a pesar de las heridas. Sakumi no tuvo ese problema. Obedeció la orden de su superior, sin rechistar. Sabía lo que le había ordenado y fue lo que llevo a cabo. Empezó a acercarse a los más heridos, en busca de alguien a quien pudiese salvar con sus habilidades. — ¡Retirada! — ¿No has oído a la kusajin? ¡Hay que quedarse a pelear! — ¡No hay nada que pelear! ¡Hay que replegarse antes de que vuelvan a bombardearnos! — ¡Dejad de discutir! El caos no hacía más que crecer. Las ordenes contradictorias y la falta de ordenes de arriba dejaba al ejercito en manos de los capitanes más cercanos y de cualquiera que tuviera la capacidad de ordenar, siendo realistas. Tras esa explosión contaban menos los rangos y más las palabras, y todos oían a quien querían oír. En resumen, no había ningún tipo de unidad y el ejercito de Kurama estaba aprovechando esa ventaja. En el horizonte apareció una figura. No era una figura imponente, no era una figura amenazante, no era alto, no era fuerte, no era bajo, no era flojo. Podría ser literalmente un chunin cualquier de cualquiera de las villas. Sin embargo, su pelo grisaceo, ni corto ni largo, y sus ojos amarillos, le daban ese toque excentrico que uno esperaría encontrar en los generales de Kurama. A cierta distancia de allí, un ninja fue a actualizar la situación al General de Kurama, que se encontraba resollando, junto a la mujer de ojos verdes y Hakai y Ken. Nadie parecía tener ningún problema con que les oyesen. —¡Mi General! ¡Nuestro flanco izquierdo está teniendo dificultades! ¡La Bijūdama no terminó de alcanzar al enemigo por aquella zona y…! —Tragó saliva antes de continuar—. Hay… Hay una mujer, mi General. —¿Una mujer? Explícate —exigió la mujer, más impaciente que su General. —Esto… Una mujer sin brazo. Está… Bueno, nos está diezmando. Un poco. —¿Sin brazo? Y os está diezmando, ¿dices? —Si usted la viese… Es… Es… ¡ES UN JODIDO MONSTRUO! ¡UNA AUTÉNTICA MÁQUINA DE MATAR! —¡Qué me estás con…! La mujer se interrumpió cuando el General alzó una mano. —Hakkai. Ken —dijo, con voz tranquila, como si estuviesen debatiendo sobre el próximo movimiento de una pieza del shogi y no de la guerra—. Id y ocupaos de la manca. Ruhara —dijo, refiriéndose a la mujer de ojos verdes—, avisa a los escuadrones de combate. Que nos abran paso al corazón del ejército enemigo. Terminemos nuestra misión. Tanto Hakai como Ken asintieron y desaparecieron de la vista de todos. Se volteó a mirar a los alrededores, rápidamente detectando que las personas más fuertes o más enteras del lugar eran Nao, Ranko y Lyndis. Gesticuló a su segunda al mando. — Ruhara, encargate de esos. Te apoyaré desde aquí y en cuanto me recupere del todo acabaremos con esto. — su tono era neutro, su expresión, vacía. RE: Operación Tambor de Raijin - Akamatsu Nao - 13/05/2022 Al final no, no lo escucharon; no todos, al menos. «¿¡ACASO ES QUE VAN A LANZARSE SIN TENER UN MALDITO PLAN!?» Para él, había una diferencia muy grande entre ser valiente y ser idiota. Una cosa era morir por una buena razón, y otra simplemente por dejarse llevar por las emociones. Se llevó los dedos al entrecejo, frustrado y furioso. «No ha cambiado nada, los dos ideales diferentes nos llevarán a la ruina.» Se removió la boca, había perdido su otro pincel. «Puft» Sin más, tuvo que sacar otro para morderlo y así no volverse loco, pues aún tenía que cumplir su trabajo. Lyndis se dirigió a él, pero este negó suavemente con la cabeza. —Mi ideal hubiese sido iniciar una formación en pirámide con los médicos y heridos al centro, mientras el resto avanzara en retirada protegiendo desde atrás y los flancos en una posición donde pudiésemos llegar a retaguardia— Suspiró, quejumbroso. —Pero ya no importa lo que yo piense pues de nada me sirve si al final todos siguen haciendo lo que quieran, no tengo el apoyo de toda la gente para hacer eso. Nada cambió y todo es caos, pero debo tratar de guiar a los que tengan la voluntad de hacerlo. Nao se viró a Ranko, que le había pedido que contactara con alguien de los líderes del ejército. —No hay superior a quién pueda reportar, Sarutobi Komi está muerta — Respondió fríamente a la líder de escuadrón sin dar detalles, pues eso es lo que necesitaba saber. Luego de que sus ruegos no obtuvieron respuesta, se tuvo que resignar fatídicamente a esa verdad al no haber otra explicación para el fallido funcionamiento del sello. —Vanguardia y retaguardia están incomunicadas, así que sería una locura avanzar sin conocer el estado de nuestras tropas. Tengo que restablecer el enlace entre ambos gruesos del ejército antes que nada. Él no estaba en comunicaciones sólo porque le hubieran puesto un sellito, siendo que nunca pensó en depender completamente de la técnica uzujin. Era el trabajo para el cuál fue asignado y debía mantenerlo sin importar qué. Una vez más puso su pincel a trabajar, dibujándose a si mismo, siendo que en cuanto el clon cobró vida, se dirigió a montarse a la otra ave cuyo propósito de ser un transporte para huir pasaría a ser de reconocimiento ante la negativa de retirarse ordenadamente. Tanto el Nao real como el clon alzaron vuelo en sus monturas, siendo que la copia dibujada maniobró a toda velocidad hacia atrás, buscando alcanzar la posición donde debería estar la retaguardia. —N-nunca di la orden de retirada pensando en ser el primero en huir... Así que NO me iré, no, no hasta asegurarme de que d-de verdad los demás están a salvo — Le costaba hablar sin jadear un poco por el cansancio al no tener prácticamente nada de chakra ya. —Aún hay algo que incluso alguien como yo puede hacer— No hubo una despedida formal, pues inmediatamente, Nao se elevaría volando sobre la vanguardia -o lo que quedaba de ella- para intentar divisar desde las alturas cuántas personas quedaban realmente con vida y sus posiciones, además de ver por donde vendrían los contraataques del ejército de Kurama. No bastaba dar una orden de retirada y ya, porque eso sería tan ilógico como la de avanzar sin saber nada. Se necesitaba dirigir directamente a los demás. Una vez más juntó todo el aire que podía, porque ahora todos los que creyeron en él eran su responsabilidad. —¡NO SEAN IDIOTAS! — Gritaría a todos los que estaban tratando de huir dispersos. »QUE LOS MÉDICOS SAQUEN DE PELIGRO A TODOS LOS HERIDOS CRÍTICOS PARA QUE PUEDAN SER TRANSPORTADOS, LOS QUE PUEDAN AYUDAR A EVACUA, HÁGANLO. LOS QUE SE ESPECIALICEN A CORTO ALCANCE, IMPIDAN QUE NADIE SE ACERQUE A LOS MÉDICOS. »LOS QUE PUEDEN ANDAR POR SU CUENTA, NO SEAN ESCORIAS Y REPONGAN CHAKRA PERO NO DEJEN A NADIE ATRÁS. INTERCEPTEN CUALQUIER ATAQUE O AVANCE ENEMIGO, PUES AÚN NO SABEMOS SI TENDREMOS REFUERZOS. MANTENGAN SU ENERGÍA. »A TODOS LOS QUE ME OYERON, REPITAN MIS PALABRAS A TODOS SUS CERCANOS PARA QUE LLEGUE A TODOS LOS SOBREVIVIENTES DEL EJÉRCITO, INCLUÍDA LA PARTE DE NO SER IDIOTA, PORQUE VEO QUE HACE FALTA. QUE NADIE SE QUEDE SOLO. Aún estaba llorando, pero su voz al menos se mantenía firme. Con sus emociones a flor de piel, debía intentar comandar a ese ejército disperso. Se desgarraría la garganta lo que fuese necesario, confiando en que sus instrucciones habían sido lo suficientemente claras y sencillas para que pudieran seguirlas y transmitirlas sin que se hiciera un teléfono descompuesto. Sin embargo, esperaba más que nada que su clon le diera otras respuestas. «Estaremos condenados si seguimos así.» Tenía dudas. No entraba en su cabeza el porqué se guardaron ese ataque tan potente a último minuto siendo que pudieron haber evitado bajas. «A menos que...» La idea era escabrosa de solo pensarla. Estado de Nao - PV: 190/190 - CK: 1/200 -25 –Edit: Se me confirmó en privado que si hubo gasto de chakra, so edité post. Shunshin 5/5 - Nao Clon: 9/9 - Daños: - - AO: - RE: Operación Tambor de Raijin - Sagiso Ranko - 14/05/2022 "Ay, Ranko. Tanto leer y escribir poesía y las palabras fallan en el momento preciso..." se burló de sí misma con amargura. Su idea de "no irse aún" había sido entendida como "hay que avanzar y pelear", aunque lo que quería decir era "levántense y agrúpense antes de movernos". "Pues debiste haber dicho eso, tonta Ranko." Ya tenía algo de tiempo que no se llamaba así así misma. ¿Era su voz? ¿Eran sus palabras? Tanto tiempo soñó con estar al frente, justo antes de volverse leyenda. Pero parecía que tenía razón con lo que pensó aquella vez en la reunión de los kages. "No soy un pincel de shōdo. Soy un garrote, sirvo para pegar. Sirvo para apartar. Sirvo para aporrear. Soy Hakuto." Ranko suspiró mientras negaba con la cabeza. Volteó hacia el ejército de Kurama, a lo lejos, y dio varios pasos hacia adelante. Se golpeó la sien varias veces con el dorso del puño. —El siguiente paso —le contestó a Lyndis sin voltear a verle —. Es hacer lo que dice Nao. Protege a Sakumi-san. Cuida a los que se levantan. Si algún enemigo intenta alcanzarlos, lo detienes. Pero Ranko no se movió. Se quedó allí, de pie, al frente, cara al enemigo, esperando que todos los que pudieran irse se fueran. No pensaba mucho, sólo respiraba profundamente. Estaba herida, pero sus energías regresaban. Se sentía melancólica, decepcionada de sí misma. Culpable tres veces. Aunque en calma y en silencio, su mente se decía mil cosas al mismo tiempo. —Hakuto es un nombre tan tonto. —murmuró de manera que sólo ella oyó. RE: Operación Tambor de Raijin - Marrow - 17/05/2022 No esperaba que Ruhara los borrase de inmediato, principalmente porque estaban en mitad del campo de batalla a una distancia en que ambos bandos podían verse. Sin embargo, los altos rango de las tropas enemigas estaban más pendientes de organizar sus tropas que de quien tenían enfrente. Era parte de lo que iba su plan, pero que sucediese en su presencia, en presencia de un heraldo del dios Kurama, le ofendía un poco. Mientras esperaba que Ruhara cumpliese sus ordenes volvió a alzar el brazo. Esperaba poder localizar a la autoridad que quedase. El capitan o capitana dispuesta a alzar la voz por encima de sus posibilidades. Y ahí estaba Nao. Si una Bijuudama no era suficiente, que fuesen dos. Tras unos breves instantes de materializar la esfera, la lanzaría al pajaro del artista. La esfera, negra como el pilar de pizarra, en vez de ser lanzada, un enorme rayo de energia se extendió desde Marrow hacia Nao, ocupando metro y medio de diametro y extendiendose cuarenta metros hacia el cielo. (60 PV) No dijo nada, solo bajó de nuevo el brazo y dejó que su segunda al mando hablase por él. Aquello solo era una advertencia. Aquel amable gesto de Marrow hizo despertar al ejercito de la Alianza. La explosión de hace unos minutos no había sido algo puntual, podía volver a suceder. Tenían delante al causante. Y en su mirada no hallaron odio, ni satisfacción, hallaron indiferencia. Aquel hombre los borraría como había hecho con sus compañeros y ni siquiera le arrancarían un parpadeo en consecuencia. El miedo corrió como la polvora entre las filas. Los más debiles salieron huyendo de inmediato, los más fuertes de espiritu se mantuvieron firmes y siguieron las ordenes que les habían dado. Sakumi, junto a un par de médicos, hacían lo que podían por sanar a los heridos y evacuarlos con ayuda de terceros. El orden había aparecido de nuevo. Toda la Alianza retrocedía de forma tan ordenada como era posible, pero diezmados y arrastrando heridos. Les costaba hacer frente a los ninjas del copo de nieve, inhibidos de esos lastres, que atacaban sin piedad. RE: Operación Tambor de Raijin - Narrador - 17/05/2022 Como si de un reloj perfectamente sincronizado se tratase, al mismo tiempo que su general cargaba la bijuudama, Ruhara hizo sellos y una masa de agua con su imagen se formó a su lado. Tras darse una palmada en la espalda a sí misma, el clon de agua de Ruhara se lanzó a por Ranko y Lyndis a toda velocidad. Tras unos metros recorridos y un solo sello, Clonhara lanzó una enorme bola de agua directa a Ranko (60 PV) y se detendría a unos quince metros de su original, a sabiendas de que si se alejaba demasiado se desharía. Básicamente hacía de barrera entre Ruhara y las dos kusajin. RE: Operación Tambor de Raijin - Sagiso Ranko - 18/05/2022 Hubo un segundo estallido, esta vez dirigido al ave de Nao. Ranko se volteó, aunque no vio el impacto directamente, así que no sabía si le habían dado al Nao verdadero o a su clon. "No..." Ranko apretó los puños. Estaba muy cansada. Aún así, concentró chakra en sus piernas. Un enemigo, su clon, más bien, cargaba contra ellas. —¡Los que puedan pelear —gritó la castaña —defiendan al resto! —luego se dirigió a su pareja mientras concentraba chakra.—. ¡Lyndis! ¡Te necesito! Aquella persona lanzó un jutsu de agua, y Ranko saltó hacia un lado, rompiendo el suelo a su alrededor y salpicando de agua y lodo. Aterrizó doce metros lejos de allí, en diagonal. Apenas caer, aprovecharía la energía del movimiento para saltar de nuevo, en dirección al clon. Si estaba dentro del alcance de su segundo salto, le lanzaría una patada al rostro [-31PV], de lo contrario, correría hasta ella para plantársela en el estómago [-21PV]. Esperaba conseguir suficiente tiempo para, ya sea retirarse o para reagruparse y reforzar filas. Para lo que sea, Ranko tenía que aguantar y repeler. RE: Operación Tambor de Raijin - Zhaoren Lyndis - 19/05/2022 Las aves de tinta alzaron el vuelo, y no tardó mucho en que una de estas fuera derribada por un fulminante haz destructivo de colores blancos y negros que hizo al resto girarse de inmediato al origen. Todos estaban visiblemente cansados, y algunos de ellos más fisica que mentalmente, como era el caso de las dos kusajin. Aquel impacto no había sido ni de cerca tan destructor como el que había ocurrido un par de minutos antes, por lo que confió en que Nao estuviera bien, aunque el mismo había dicho que estaba agotado de usar tanto chakra, puede que aquel impacto le dañara más de lo que debería. Ranko no tardo en volver a tomar la iniciativa, y Lyndis la siguió en carrera. — ¡Cuenta conmigo para lo que sea! — gritó antes de imitar el mismo movimiento que Ranko, para separarse en una dirección simetrica opuesta a aquel estallido de agua. También daría un segundo salto para seguirla y atacar al clon al unísono, dando una patada baja contra el estómago, arrastrándose por el suelo debido a la velocidad (27 PV). — Otra más a quien romperle los dientes. Con alguien tengo que descargar la rabia de no haber terminado la pelea contra el cubito de hielo andante — dijo crujiéndose los nudillos posteriormente, empapada en el agua que el clon había dejado caer sobre ella y andando con lentitud mientras las pupilas de sus ojos se contraían hasta el extremo. |