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Lo que se esconde tras la niebla - Versión para impresión

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RE: Lo que se esconde tras la niebla - Umikiba Kaido - 26/05/2020

Y aunque Money no era capaz de entender lo que estaba sucediendo, Kaido tenía cierto indicio. No uno certero como para decir exactamente de qué se trataba, pero sí se le acercaba. Después de todo, los Uchiha eran capaces de invadir tu mente como si ésta fuese su territorio, y no el tuyo.

—Uhm... mejor no preguntar, Money —dijo, ejecutando el henge no jutsu en Kincho—. sigamos.


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Uchiha Akame - 27/05/2020

El Uchiha casi respiró aliviado cuando escuchó a sus compañeros llegar hasta donde ellos estaban. Un segundo suspiro le rondó los labios cuando Nagare, diligente como una buena sirviente, se llevó la mano al comunicador y mandó a todos los posibles ninjas y guardias de Umigarasu que estuvieran buscándoles a que se dirigiesen lejos de allí. El plan de Akame era, claro está, que aquella mujer les despejase el camino y les acompañase hasta la ciudad por si acaso se encontraban con algún subordinado rezagado por el camino. Claro que, el joven no sabía si Nagare tendría el rango o la autoridad necesaria para hacer todo eso; de momento parecía que sí, y eso era cuanto Akame podía esperar, dadas las circunstancias.

No tenemos un minuto que perder —Akame se había volteado para ver a sus otros compañeros. Incluso aunque todo parecía haber salido conforme a su improvisado plan, era consciente de que todavía podían salirles al paso multitud de imprevistos—. Nagare, por favor. Guíanos.

Akame se ajustó el kasa sobre la cabeza. Su cuerpo, fatigado por la carrera y el repentino gasto de chakra, agradeció aquel impás; mas no se permitió un momento de relajo. Caminaría tras la Protectora del Muelle, atento a cualquier imprevisto, hasta llegar a su destino.


  • PV:

    250/250


  • CK:

    119/350

    +10
    (5/5)
    +10


Fuerza 40
Resistencia 40
Aguante 60
Agilidad 80
Destreza 80
Poder 60
Inteligencia 100
Carisma 40
Voluntad 60
Percepción 80

  • B-ranku no Kibaku Fuda (x0)
  • Kunai (x0)





RE: Lo que se esconde tras la niebla - Sama-sama - 28/05/2020

El variopinto grupo volvió al llamado Lumen, donde caminaron sin incidencias por un largo trecho. La niebla, ligera, todavía tintaba de rojo a cuatro de los cinco componentes del grupo, pero nadie había aparecido para reparar en aquel detalle. Quizá, porque todos buscaban como locos en el perímetro de la niebla. Quizá, porque el plan de Akame había salido bien.

¿Los habéis encontrado? —dijo de pronto Nagare, a ninguno de ellos. Se había llevado un dedo al oído—. No, yo no estoy ahí…

Money se inclinó hacia sus compinches y susurró:

Acaban de destluil a uno de mis clones.

No, estoy escoltando a unos viajeros hasta Kasukami. ¿Cómo que por qué? No… No, no. No puedo dejarles solos, tengo que asegurarme de que llegan bien. No puedo acudir hasta entonces. Porque… ¡Pues porque sí, coño! —exclamó enrabietada, si bien algo aturdida también. Se leía en su rostro que incluso ella no terminaba de comprenderlo. Como si su propia mente fuese un puzzle al que le habían cambiado un par de piezas por otras de un puzzle distinto.

Miró a sus acompañantes. Se detuvo un momento. Se había enfrentado a dos de ellos. Uno incluso había dejado inconsciente a su compañero. Joder, su compañero. ¡Ni siquiera había comprobado si seguía vivo! Debía volver y cerciorarse. Pero, antes…

Antes tenía que escoltarles. Ellos eran simples viajeros. Necesitaban llegar a salvo a Kasukami. Nadie debía saber lo que había ocurrido con ellos.

Más rápido —exigió. Ya que tenía que hacerlo, al menos que fuese rápido.


• • •


Lo primero que captaron sus sentidos fue el mar. No por la vista, pues no llegaban todavía a vislumbrarlo, sino por el oído. El suave oleaje rompiendo en la orilla del mar, bañando con sus cristalinas aguas la blanca arena. Ese sonido tan característico de la madera crujiendo. Un mástil con demasiados años a su espalda que se quejaba por el viento, seguramente. O el casco de un gran barco bostezando. Y luego, casi imperceptible, eclipsado por los otros dos, un sonido confuso. ¿Agua cayendo, como en una cascada discontinua? Como si la cascada fuese interrumpida cada poco.

Lo segundo que captaron, fue el pescado. Eso tampoco lo vieron, pero sí llegó a su olfato. Al principio, como un suave aroma, tan sutil que uno no era capaz de distinguir si le resultaba agradable o no. Después, cuando ante sus ojos ya se formaban las primeras casas, el aroma pasó de ser ese suave rumor de un río lejano al retumbar de un cuerno de guerra a dos palmos del oído.

Jodel… qué puto asco —dijo Money, llevándose el cuello de la camisa a la nariz.

Créeme, te llegas a acostumbrar.

Decir que el puerto Kasukami era inmenso, evidenciaba la falta de vocabulario de uno. Imaginemos un bosque, donde cada árbol representa un puerto. El puerto de Uzushiogakure no Sato destacaría entre el resto, sin duda. Su árbol, al contrario que sus vecinos, eran de flor rosa por el cerezo, tan bonita que era imposible apartar la vista por unos instantes. Tampoco uno podía apartar la vista del árbol que colindaba con Coladragón, tan retorcido como un bonsái, si bien por motivos distintos. Había resistido interminables tormentas, y ahí seguía, de pie, y tan solo por eso era digno de admirar. El árbol cercano a Tane-Shigai era frondoso y bonito. El de Taikarune, pequeño pero regio.

Luego estaba el de Kasukami. El de Kasukami era el Árbol Sagrado. Literalmente. En comparación, era como el jodido Árbol Sagrado del País del Bosque.

Decenas y decenas de barcos pesqueros, en su mayoría de tamaño pequeño o mediano, ocupaban los muelles. Específicamente, los muelles laterales, pequeños y que apenas se atrevían a invadir el mar. Pero es que después de eso, que por sí solo era tan grande como cualquier puerto de renombre, estaba la zona principal. La central. Una enorme plataforma que apuñalaba al mar en el corazón y del que surgían interminables muelles, a uno y otro lado. Aquella zona de embarque era donde estaban situados los barcos más grandes y majestuosos, y era allí también donde se podían apreciar varios molinos que aprovechaban la fuerza del agua con algún tipo de propósito. Quizá, dar energía a todas las farolas que iluminaban, incansables, el puerto.

Molinos de marea. Aquel era el sonido a cascada discontinua que habían oído antes.

Si uno atracaba en la zona principal, podía atravesar el distrito bajo por una gran avenida, un bulevar custodiado por árboles y decenas de tiendas pequeñas pero acogedoras. Muchas de ellas, sin embargo, cuyo producto principal parecía estar destinado al turista extranjero —como tiendas de souvenirs—, tenían el cartel de Cerrado y el aspecto de no haber abierto en un buen tiempo. Dicho bulevar parecía ir directo al distrito alto, y si bien no escapaba del olor a pescado, daba la imagen de una ciudad bien cuidada y tratada.

Si uno tenía la mala fortuna de atracar en los muelles laterales, se encontraba con la verdadera esencia de aquel distrito. Decenas de calles y decenas de calles, a cada cual más estrecha y laberíntica a medida que uno se alejaba de la avenida principal. Puestos de pescado por todas partes. Casas de manufactura barata, unas pegadas a las otras, ¡incluso unas encima de otras!

Y allí, precisamente, era donde estaba nuestro variopinto grupo. El Lumen, que no dejaba de ser una pequeña avenida, conectaba con el puerto y llegaba hasta la avenida principal.

Aquí os dejo —anunció Nagare, todavía envuelta en rojo por la niebla artificial, visiblemente impaciente.


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Umikiba Kaido - 31/05/2020

Finalmente, después de una ardua lucha para no ser descubiertos por los esbirros de Umigarasu; Kaido y sus compañeros dragones lograron volver al punto cero: de vuelta a aparentar ser simples viajeros, aunque ahora custodiados por nada más y nada menos que una Protectora del Muelle. Ésto no hubiera sido posible de no ser por Uchiha Akame, que una vez más había demostrado su utilidad para Sekiryū. Había demostrado ser con creces un tipo inteligente, resuelto, y muy hábil para resolver situaciones imprevistas, que aunque bien podrían haberse evitado si Kyūtsuki hubiese hecho bien su trabajo, fueron finalmente resueltas sin mayores contratiempos. Ahora, el grupo de infiltración tenía la tarea de adentrarse finalmente en la ciudad portuaria más grande del País del Agua, donde tendrían que encontrar nuevos caminos que les llevaran finalmente hacia la fortaleza detrás de la que se esconde todo feudal: su castillo, al cual tendrían que escabullirse sin que les vieran.

Aquello no iba a ser una proeza sencilla, ni mucho menos. Ingenuo de aquél que así lo creyera, puesto no eran conscientes de la magnitud de la tarea. No sólo por el hecho de que se trataba de la morada de un Señor Feudal, no. Sino porque se trataba, sencillamente, de Kasukami.

Qué decir de Kasukami. Los que practican el romanticismo la llamarían como el cubil donde acaban reuniéndose todos los hijos del mar. Los que se dedicaban a estudiar la historia, dirían que la ciudad portuaria fue alguna vez, eones atrás, la colonia donde los corsarios del océano y los cientos de piratas que navegaban los mares en busca de tierras desconocidas asentaron todo su tesoro, llamándola así como la tierra de Libertalia.

Kaido no pertenecía a ninguno de estos movimientos, pero para él era innegable la majestuosidad de aquella ciudad. A pesar del aroma. A pesar de que la vida parecía estar escabulléndose poco a poco a lo que catalogaban como el Distrito Alto. Para él, el rugir de las olas y el horizonte empañado por los altos mástiles y las portentosas velas de los barcos era, desde luego, un panorama sin igual. De más está decir que le hubiese gustado recorrerla a profundidad. Sumergirse de lleno en su gente, en su cultura. En los secretos que esconden sus más aledaños rincones, liderados por distintas bandas adeptas a Umigarasu.

Pero aquello no iba a ser posible, ni mucho menos. No al menos con esa puta niebla roja delatándoles. Kaido esperó a que Nagare desapareciera para hablarle al grupo.

—Nos va a ser imposible llegar al Distrito Alto con esta puta mierda roja encima. Creo que lo mejor será refugiarnos en algún lado hasta que decidan dar de baja al código Rojo, para poder movernos con mayor libertad. ¿Habrá que usar la carta de Sukyū, no?


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Uchiha Akame - 1/06/2020

Y al fin la vieron: Kasukami, el puerto más oriental de Ōnindo. Akame nunca lo había visto con sus propios ojos, pero sí había escuchado historias de viajeros de tiempos anteriores al aislacionismo de Umigarasu, y había visto fotografías del lugar en los libros. Aunque la visión que él había tenido del lugar era muy distinta a la que ahora le daba la bienvenida: una ciudad cubierta en niebla, como si ella misma quisiera ocultarse a los extraños. Su precario estado y el evidente abandono que sufrían sus calles no lo hizo mejor. El Uchiha no pudo evitar pensar que aquello era más de lo que, en realidad, tendrían que haber esperado; si Umigarasu había cerrado fronteras y declarado su enemistad a las Grandes Villas... Las dificultades económicas eran las menos que podían causarle.

Por suerte para él, Sekiryū estaba allí para ponerle remedio. Aquel pensamiento le infundió cierto optimismo al exjōnin: el mal estado de la capital del país era en sí mismo prueba de cuánto necesitaba su señor a Dragón Rojo, y eso les colocaba en una posición ventajosa. Sólo esperaba que Umigarasu no supiera que, en realidad, ellos le necesitaban mucho más a él.

Akame despidió a Nagare. Si le hubieran dicho los problemas que iban a tener para llegar hasta Kasukami probablemente habría mandado a la mierda a Kyūtsuki, a Ryu y a cualquiera que le mandara a la ciudad. Por suerte habían podido solventarlos, sí, pero todavía estaban marcados por aquella niebla roja y las reservas de chakra del joven Akame estaban bajo mínimos. Necesitaba descansar, necesitaba un cigarrillo y tumbarse un rato. La caminata, el estrés y el gasto de chakra empezaban a hacerse evidentes en su rostro agotado; de modo que cuando el bueno de Kaido sugirió hacer una para preventiva en el piso franco que Kyūtsuki les había dejado preparado, Akame ni se lo pensó.

No tenemos otra opción —afirmó—. Sólo espero que esa condenada hermafrodita haya hecho su puto trabajo por una vez y no nos encontremos con una emboscada de dos docenas de Protectores del Muelle esperándonos en el portal.

Con el kasa bien ceñido, el paso rápido y buscando siempre evitar las calles amplias y las aglomeraciones de transeútes, Akame esperaba que pudieran llegar al piso franco a salvo... Y sin más sorpresas.


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Sama-sama - 3/06/2020

Bueno, Kyūtsuki había hecho el trabajo bien en unca cosa. Al menos una. Precisamente Akame fue quien pudo darse cuenta. Después de todo, él era el único en aquel grupo que disponía del suficiente intelecto y orientación como para llegar a una ciudad nueva para él y recorrer sus callejones más ocultos sin perderse ni una sola vez.

Percepción 60, Inteligencia 100


(Percepción 60), (Inteligencia 60) No importa el lugar donde se encuentre el usuario o el sitio al que le lleven. Su sentido de la orientación y el conocimiento del mundo de Oonindo le garantizan la capacidad de ubicarse. Puede leer cualquier mapa y plano, por complejo que sea.

Eso solo podía ser gracias a una cosa: el plano que les había entregado Kyūtsuki era de lo más fiel a la realidad.


Cara A:
[Imagen: ngi3MDd.jpg]

Cara B:
[Imagen: zTTzqvY.jpg]

Por mucho que intentasen evitar a la gente, no dejaban de aparecer personas en cada rincón. No es que estuviesen abarrotadas, sino que siempre surgían varios grupos que caminaban a prisas, con cierta tensión. Vieron a varios introduciéndose en viviendas e incluso un chavalillo de no más de quince años, cuando vio la neblina roja que les envolvía, farfulló:

¡E-estoy de camino a casa! —exclamó, hundiendo la mirada en el suelo y acelerando el paso hasta escabullirse tras una puerta viejuna y la pared de una vivienda que, antiguamente, había sido azul. Ahora tan solo quedaba alguna mancha de pintura aquí y allá sobre el cemento desgastado.

En otra ocasión, un par de personas les señalaron antes de salir huyendo calle abajo.

Llegó un momento en que Akame supo que alcanzarían el punto más crítico. Había conducido al grupo por las callejuelas más estrechas, incluso aunque esto les supusiese dar cuantiosos rodeos, pero sabía que existía una calle que no podrían rodear. No era tan ancha como el Lumen, mucho menos como la Gran Avenida —conocida entre sus gentes como Rōyaru no Kawa—, pero sí lo suficientemente grande como para imaginarse que allí era donde más gente se concentraría. También donde se encontraba la “frontera” entre la Banda de los Fugu y las Orcas Negras, dos de las cuatro mafias principales del Distrito Bajo. Kyūtsuki les había explicado que cada mafia tenía su propio territorio, por así decirlo, donde controlaban cada trapicheo y cada negocio que allí se hacía. Umigarasu les daba cierta libertad, pero no gratis. A cambio, ellos debían contribuir con la seguridad del pueblo, y asegurarse de que todo el mundo cumpliese las normas.

Cuando asomaron la cabeza tras una esquina, amparados en una destartalada casa que se hundía bajo el peso de una segunda vivienda construida encima —supieron que eran dos viviendas porque, de lo contrario, no existirían unas escaleras de madera podrida que subían hasta una segunda puerta en aquel bloque—, vieron a una gran mujer, tan alta como podía serlo un oso mediano a dos patas, con el tatuaje de un fugu en el hombro y dando órdenes a grito pelado.

¡Todo el mundo a la jodida casa! ¡No, me importa una mierda que tengas que sacar al perro a pasear! ¡Todo dios en cuarentena hasta nuevo aviso! ¡Vamos, a vuestra puta casa!

Un halo carmesí la envolvía como a ellos, y se encontraba a unos treinta metros, justo en la esquina donde debían girar a la izquierda para introducirse en la calle que les llevaría a su objetivo. ¿Qué harían ahora? En aquella laberíntica ciudad, no existía ninguna callejuela intermedia, ningún atajo más que aquel. A no ser, claro, que optasen por atravesar la línea de casas, bien fuese por el tejado o, de algún modo, por el interior.

Eso, o dar vuelta hacia atrás. Existía un camino anterior a aquel, pero para ello tendrían que dar un rodeo enorme. Tanto que tendrían que volver a pasar por el Lumen.


Para que os hagáis una idea, vosotros sois el punto rojo y la mujer dando órdenes el punto amarillento.

[Imagen: YRovFQt.jpg]



RE: Lo que se esconde tras la niebla - Umikiba Kaido - 6/06/2020

El viaje hasta el piso franco fue, también, un camino esclarecedor. Akame fue guiándoles por las laberínticas calles que componían el Distrito Bajo, momentos durante los cuales fueron encontrándose esporádicamente con gente, que rehuían de su presencia con palpable temor. La estela roja era probablemente la causante del resquemor en los pueblerinos, aunque en esta circunstancia, tenían suerte de que el efecto del Lúmen afectaba a todo aquél que tuviera chakra, y no discriminaba entre locales e infiltrados. Pero aquello no era consuelo suficiente para Kaido. Con cada paso, su preocupación crecía exponencialmente, pues entrar a Kasukami no había sido el símil de entrar en la boca del lobo; pero ésto sí lo era. Lo era, porque ahora mismo las probabilidades de que alguna de las mafias acabase pillándoles era muy alta. O de que, en algún momento de la travesía, su avance se viera impedido por un punto de no retorno. Y eso fue lo que pasó.

La turbia mirada del escualo, que sudaba a cántaros, volvió hacia sus compañeros; que también veían todo a su espalda. Kaido había comprobado de primera mano al igual que el resto lo que les esperaba al final de aquella estrecha avenida. Una mujer enorme, muy enorme, dando ordenes a mansalva.

—Me cago en todo, la suerte no está hoy de nuestro lado —se dijo para sí mismo, aunque habló más alto de lo que hubiese querido. Miró a Akame y señaló a su espalda—. ¿por ahí está el único camino, no es cierto? —el escualo se retrajo y se apoyó en la esquina, escondiendo otra vez el pescuezo. Luego miró a Otohime, que no había hecho más que ser una espectadora en todo el asunto—. eh, tú. ¿No puedes usar un fūinjutsu para suprimir esta mierda? —sugirió—. de lo contrario, o tratamos de escabullirnos por los tejados o ...

No se le ocurría otra cosa. Volver no era una opción —iban a perder mucho tiempo—. y usar alguna clase de señuelo con esa mujer acabaría definitivamente con la efectividad del señuelo implantado por Akame tras los falsos reportes de la Protectora.


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Sama-sama - 9/06/2020


72h pasadas por parte de Akame. Salto turno

Akame, no obstante, no respondió a la pregunta de Kaido. Era como si de repente su mente se hubiese desconectado. Tenía la mirada perdida en algún punto lejano, la boca entreabierta y un hilo espeso de baba le colgaba de los labios hasta la altura del pecho.

Ey, ¡espabila! —le apremió Money—. No es momento de pensal en la ex.

Kaido, impaciente, preguntó a Otohime si no sabía de algún fūinjutsu para suprimir aquella niebla delatadora.

Claro que sí, chato. Tú te crees que me puedo sacar un fūinjutsu así de la manga, ¿no? —replicó, malhumorada. Luego, chasqueó la lengua. Si no actuaban ya, la misión podía irse al garete—. Esperad aquí. Aprovecharé que la técnica no me afecta para pasar desapercibida como una habitante más, e improvisaré algo para distraerla. Aprovechad el momento para escabulliros por los tejados.

Era un plan no muy elaborado y con varias problemáticas, pero era lo que tenían. Si nadie hacía nada por impedírselo, Otohime saldría a la calle y caminaría, con decisión, hacia el punto conflictivo. «Vamos, coño. Tú puedes hacerlo. Solo necesito que les dé la espalda e intercambiar un par de frases. Con eso debería bastar.»

Y así lo hizo. Caminó hacia la Protectora del Muelle, y justo cuando pasó por su derecha, soltó:

Ey.


Vamos a hacer un par de tiraditas para resolver esto:
  • Otohime lanzará un dado Xd10, donde X = Carisma / 10, para saber por cuánto tiempo es capaz de entretener a la Protectora. Dificultad 5. Una pifia resta un acierto. Si hay más pifias que aciertos las cosas se pondrán feas.

  • Kaido, Akame y Money lanzarán un dado Xd10, donde X = Destreza / 10. Dificultad 7. Una pifia resta un acierto. Pasarán con éxito si cada uno tiene, al menos: 5 aciertos – aciertos Otohime, siendo esta resta nunca inferior a 1.

Tirada 6d10 Otohime: 7, 5, 6, 7, 7, 6

Sé que no es el momento más adecuado para preguntarte esto, pero… Es que te he visto pegando esos gritos y… Joder, que me gustaría conocerte. ¿Te apetece quedar un día a tomar algo?

«¿Te he visto pegando esos gritos y por eso quiero conocerte? Tierra trágame».

¿C-cómo? —balbuceó la Protectora, descolocada.

Ay, ¡siento ser tan lanzada! —exclamó Otohime, ruborizada. Aquello no tuvo que fingirlo—. No sé que me ha pasado, normalmente no soy así. Solo que… Bueno, no importa. Que si no quieres no pasa nada. —dijo, muerta de la vergüenza, con la intención de irse.

No, no. ¡Espera! Es que me has pillado… —La Protectora, visiblemente no acostumbrada a recibir aquel tipo de proposiciones, dudó un instante—. Que me has pillado fría, vaya.

Ah, ya... Claro. Comprendo. Si es que era una tontería, si ya sabía yo que...

No, no, no. No iba en ese sentido. Sino que en plena alarma, pues... Pues que me has pillado con el pie cambiado, tía.

La Protectora hizo el amago de mirar hacia ambos lados, para comprobar si había gente cerca escuchando. Otohime actuó rápido.

Ay, ¡qué tonta! ¡Si ni siquiera me he presentado! ¡Me llamo Tanako Yukio! —exclamó, tendiéndole la mano.

Anda, ¿como esa ciudad de la Lluvia?

Ya ves, tengo unos padres muy ingeniosos. Se lo curraron muchísimo, ¿eh? —dijo entre risas tontas. «La madre que me trajo, ¡parezco una quinceañera!» Tanto tiempo metida en aquella cueva de mierda, aislada del mundo, la habían oxidado y mucho.

Mi nombre es Akiko, un placer. Oye, ahora tengo que ocuparme de todo este jaleo, deberíais irte a casa ya. Podemos estar recibiendo un ataque extranjero y nosotras aquí ligando como dos niñas adolescentes —rieron ambas—. ¿Te parece si quedamos en...?

«Bueno, yo más que esto ya no puedo hacer. ¡Vamos, chicos! ¡Pasad de una puta vez o buscaos la vida por vuestra cuenta!»



No me creo la tirada de Otohime jaja

Bueno, pues como los dados mandan, cada uno tan solo necesitará 1 acierto para pasar desapercibido.



RE: Lo que se esconde tras la niebla - Umikiba Kaido - 16/06/2020


(2 + 2 + 10 + 6 + 5 + 1)

Estrepitoso fallo XD...

Él no lo sabía, desde luego. Que todo podía salir mal en cuestión de segundos. Se creía lo suficientemente capaz de subir a los tejados y escabullirse hacia el otro lado por sí mismo, y ahora que contaba con la pletórica distracción de una seductora Otohime; pues con más razones todavía. Pero el destino suele ser caprichoso cuando así se lo propone. Demasiado, a veces. Siendo que, en cuanto menos te lo esperas... todo pasa de una calma absoluta, a irse todo a la puta mierda.


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Sama-sama - 16/06/2020

Money tenía que hacer una apuesta. Si se adentraba en la calle en aquel momento, ¿algún transeúnte le vería? Por mucho que Otohime mantuviese entretenida a la Protectora, todavía había civiles que podían delatarle. Tenía que esperar el momento exacto, justo en el que todo pueblerino mantuviese sus ojos en otra parte.

Y esperó.

Y esperó.

Y… No, ¡no podía esperar tanto!

Decidió que el momento menos malo era aquel, y apostó. Apostó a que el crío que le vería cruzando media calle empapado en niebla rojiza se quedase mudo por la impresión. Apostó a que el padre que caminaba junto a él, al ver el dedo índice en los labios de Money, supiese a lo que atenerse. Y apostó por su suerte.

¿Qué sucedió? Bueno, sépase una cosa de Money: no se hizo rico perdiendo apuestas.

Tirada 6d10 de Money: 2, 3, 10, 10, 1, 4

Kaido, no obstante, que le seguía detrás, no tuvo tanta suerte. Cuando se encontraba en la mitad de la escalada su pie se hundió en la pared. Una jodida piedra suelta —ya habíamos dicho que las viviendas daban pena— hizo que tropezase, se golpease contra la pared y quedase colgando por unos segundos boca abajo y con el pie enganchado al boquete.

Una mujer que estaba al otro lado de la pared pegó un chillido. A este le siguió el del crío de la calle. Y, como si el pánico se pudiese contagiar, el padre que le acompañaba gritó también.

La Protectora del Muelle giró la cabeza, alertada, y le pilló in fraganti. ¿Qué haría Kaido ahora? ¿Y Akame?


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Sama-sama - 24/06/2020

Lo que hizo Akame fue vestirse de Profesional. Con el Sharingan activado, su mano ejecutó el sello del Carnero y se apareció frente a la Protectora, buscando con sus ojos los de ella. Recibió como respuesta acero. Se oyeron más gritos. Otohime aprovechó para huir por la calle que conducía al objetivo del grupo. Money llamó a Kaido para que se apresurase. Todo fue caos. Nada fue claro.

¿Qué ocurrió? ¿Qué dejó de ocurrir? Preguntas cuya respuesta quizá se encuentren más adelante. Quizá en meses.

Quizá nunca.

Nota de Narrador: En vistas de que Akame no logra mantener las 72h, continuaremos Kaido y yo. Por el bien de la trama, he manejado mínimamente a Akame. A partir de ahora, y en principio, no volverá a aparecer. Lo que pasó con él ya se decidirá.



RE: Lo que se esconde tras la niebla - Umikiba Kaido - 25/06/2020

A irse todo a la puta mierda...

Kaido trastabilló en la escalada. Su pie resbaló al haber pisado una losa suelta, y la inercia hizo lo demás. Su cuerpo curtido y pesado cayó hacia atrás, y el pie de apoyo, en plena caída, quedó atorado en el agujero que su pie había abierto anteriormente. El escualo quedó tendido boca abajo como un cerdo en matadero luego de haberse dado un buen golpe con la pared. Por suerte no había perdido la conciencia, pero por otro lado, el estruendo había sido más que suficiente para desencadenar una serie de reacciones que alertaron finalmente a la Protectora. El gyojin la miró, absorto, mientras agitaba el pie como loco para acabar de romper la estructura para verse liberado. Al hacerlo cayó al suelo como un estropicio, y luego miró a Akame.

Akame, el Profesional. Akame, el que probablemente iba a sacarle la pata del barro otra vez.

Umikiba Kaido entendió la seña y se dispuso a aprovechar la astucia del Uchiha para huir. Ahora sin tener que preocuparse del sígilo, haría uso de toda su energía para cruzar el umbral y llegar a su destino.


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Sama-sama - 25/06/2020

Gritos. Llamas. Silencio. En ese estricto orden. Kaido lo dejó todo atrás, aterrizando en el tejado de la vivienda y siguiendo a Money a la calle de enfrente. Alguien corría hacia ellos, decidida a su encuentro. No había peligro: era Otohime.

¡Vámonos cagando leches! —farfulló.

Ni siquiera esperaron por Akame. Sabían que el Uchiha tenía herramientas de sobra para librarse de un problema como aquel. Sus pasos, volando sobre el asfalto, les condujeron hasta una pequeña vivienda pegada por ambos lados a otras dos. Allí no había jardines, terrenos o cercos. Todas las casas se apilaban unas al lado de otras —cuando no encima—, cosa que no hacía sino denotar la pobreza de los habitantes del distrito bajo.

Toc, toc, toc.

Nadie respondió.

¡Toc, toc, toc!

De nuevo sin respuesta.

¿Sukyū? —susurró a la puerta—. Nos envía Kyūtsuki

Clac. La puerta se abrió con un sonoro chirrido, dejando a la vista una mujer que pasaba la treintena, de ojos verdes y piel morena. Hizo un gesto mudo para que pasasen, y Otohime fue la primera en internarse, seguida de Money y finalmente Kaido.

¿O debería decir Kincho? Cuando la mujer le vio la cara, su mandíbula se desencajó por la sorpresa. Con una habilidad inaudita, tomó el brazo de Kaido para retorcérselo tras la espalda y sacó una daga de sus ropajes para apuntársela al cuello.

No con mucha delicadeza, cabía decir.

¡Tú! ¡¿Qué coño haces aquí?! ¿¡Quién coño sois!? ¡¿EH?!


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Umikiba Kaido - 25/06/2020

Otohime no tenía ni que decirlo. Kaido, aún hengeado en Kincho; corrió hábilmente por los tejados hasta alcanzar el asfalto. Él, junto a Money y Otohime, parecían dirigirse hacia el piso franco. Por tanto, el plan seguía igual: refugiarse hasta que fuera seguro cruzar al Distrito Alto. Mientras avanzaban, el escualo no pudo evitar no obstante mirar atrás en búsqueda de su compañero. ¿Lo lograría? ¿Podría Akame salir airoso de un último obstáculo? quizás...

Toc, toc, toc —nadie atendió a los primeros llamados, hasta que Otohime se anunció como los enviados de Kyūtsuki. Una vez dentro, Kaido suspiró, aliviado. Lo habían logrado. O eso parecía, al menos, hasta que se vio reducido en una llave, y con el filo de un cuchillo amenazando su cuello.

—Eh, eh, tranquila... ya te lo dijo ella, estamos con Kyūtsuki —Kaido tragó saliva y el movimiento de su garganta hizo que la piel ahondara en el filo de la navaja—. yo soy Kaido, Umikiba Kaido.

¡Puff! allí estaba, el Tiburón. Azul, como siempre: al borde de la jodida muerte.


RE: Lo que se esconde tras la niebla - Sama-sama - 25/06/2020

¿Qué me…?

Pero se quedó sin palabras cuando una piel azul y dientes de tiburón surgieron de su rehén. Todavía sujetando la daga con fuerza, tardó unos segundos en asimilarlo.

¿Por qué te transformaste en él? ¡¿Qué relación tenéis?!

Ey, amiga, pol qué no nos relajamos todos un…

¡¿Qué conteste o os delato ahora mismo?!


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