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(D) Cuando el campo huele a flores - Versión para impresión

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(D) Cuando el campo huele a flores - Uchiha Akame - 29/01/2017

Aquella mañana, Akame se había levantado especialmente jovial. Desde que se graduase vivía en un pequeño apartamento subvencionado por la Aldea —como la mayoría de los gennin que no eran origionarios de Uzushio—, bastante céntrico y acogedor. Lo que más le gustaba eran los grandes ventanales del salón-cocina, que desde bien temprano dejaban que el Sol primaveral bañase toda la casa con su calor. Le encantaba el Sol porque le ayudaba a levantarse temprano, y porque después de haberse pasado casi toda su vida bajo tierra, aquel aire puro y el cálido abrazo del astro rey eran un manjar de dioses para él.

Después de dar buena cuenta de su desayuno —un batiburrillo de pan, cereal, carne y fruta, todo calculado al milímetro para proporcionarle un excelente aporte nutricional con las mínimas grasas—, se vistió mientras canturreaba una canción que había aprendido en las tierras del sur de Hi no Kuni.

¿Qué será lo que me pasa,
cuando el campo huele a flores?


Y al son de aquella letrilla se ciñó su camiseta de mangas largas, blanca como el marfil, unos pantalones de color azul oscuro y sus sandalias ninja. Ajustó bien el portaobjetos al lado derecho de la cintura, se colgó la vaina de su pequeña espada en la parte trasera, y salió de casa.

Anduvo durante unos minutos —recordemos que vivía en un complejo de apartamentos sumamente céntrico de la Aldea— hasta llegar a una amplia plaza donde, a aquellas horas de la mañana, se habían apostado ya multitud de vendedores con sus mercancías. Entre la algarabía de viandantes, comerciantes y clientes, Akame buscó un lugar medianamente claro y acabó sentándose en uno de los bancos de piedra que circundaban la plaza. Allí había quedado con sus dos compañeros de misión. La primera misión que iba a realizar como ninja de Uzushiogakure no Sato.

Mientras esperaba desenrolló el pergamino que llevaba en las manos y comenzó a leer de nuevo el texto que ya se sabía de cabo a rabo —hasta la última coma—.

Cuando el campo huele a flores (Rango D)

Asignada a: Hagakure Kotetsu, Uchiha Haskoz, Uchiha Akame
Objetivo: Repartir las invitaciones antes de que se ponga el Sol
Descripción: El señor Kopidou es un conocido miembro de la nobleza del País de la Espiral y residente en Uzushiogakure no Sato, famoso por sus inclinaciones festivas y su conocimiento y dominio de las artes amatorias. Además de poseer una considerable fortuna, el señor Kopidou gusta de organizar celebraciones opulentas en las que la lista de invitados ocupa varios rollos de pergamino.

Así, ha solicitado la ayuda de los ninjas del Remolino para repartir las invitaciones de la fiesta que organizará dentro de dos semanas en su villa junto al Jardín de los Cerezos, en honor a Aizen-myo, la deidad del amor y la fertilidad.

Se adjunta una lista de todos los invitados a los que el señor Kopidou desea honrar con su hospitalidad.

El Uchiha tomó entonces otro rollo de pergamino, mucho más grueso, y le lanzó una mirada de resignación. Tal vez su primera misión oficial como shinobi de Uzu no fuese lo que había esperado...


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores (¿Qué sera lo que me pasa?) - Uchiha Datsue - 29/01/2017

Haskoz atravesaba la multitud de gente apiñada entre los distintos puestos de venta que había en la plaza con cara de pocos amigos, chocando con el hombro a los que osaban interponerse en su camino y aún por encima lanzándoles una mirada acusadora, como si hubiesen sido ellos los que le hubiesen empujado a él.

Llevaba un pergamino en la mano, arrugado por la fuerza en la que su puño lo apretaba, y expulsaba el aire por la nariz de forma brusca, como un toro antes de embestir. La razón de su enfado no era otra que la misión que le habían otorgado. ¿Para eso se había estado preparando un año en la academia? ¿Para repartir… invitaciones? ¿Para ser un jodido cartero?

Localizó a Akame tras dar un par de vueltas, sentado en una zona relativamente vacía. Recortó la distancia que los separaba con pasos largos y rápidos, y, con el ceño fruncido, le espetó:

Cambio de planes, Akame. —Ni siquiera se había molestado en saludar—. Esta misión tendrá que esperar. Se nos ha encargado otra que requiere de nuestra inmediata atención.

Le entregó el pergamino a Akame, serio. Un pergamino idéntico al que habían recibido para aquella misión, pero que, como Akame podía leer, con un objetivo muy distinto.

Cuando las misiones huelen a mierda (Rango S)

Asignada a: Hagakure Kotetsu, Uchiha Haskoz, Uchiha Akame
Objetivo: Eliminar a Senju Hana sin dejar pistas de sus verdugos
Descripción: La señora Senju Hana, también conocida como Hana la Amargada, es una secretaria que trabaja en el edificio de la Uzukage, conocida por su peculiar gusto por dar misiones de mierda y putear a los novatos.

Se ha hecho un bote entre decenas de gennins para solicitar su inmediata pero dolorosa ejecución, no sin antes obligarla a comer de su propia mierda para que saboree lo que le da a los gennins cada vez que van a solicitar una misión.

Por motivos de seguridad, y para evitar un pequeño escándalo público, se deberá hacer con la mayor de las discreciones, y evitar en la medida de lo posible que Shiona-sama se entere.

Haskoz suspiró.

Esto no me gusta, Akame. No me gusta nada. Asesinar a alguien de nuestra propia Aldea… —sacudió la cabeza, como contrariado—. Pero una misión es una misión.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores (¿Qué sera lo que me pasa?) - Hanamura Kazuma - 29/01/2017

El día en sí mismo no tenía nada de especial; La mañana había sido cálida y el cielo estuvo despejado, presagiando un agradable clima que se mantendría por el resto de la jornada. Sin embargo, para Kōtetsu aquel día reservaba algo muy especial, algo que le tenía tan emocionado como nervioso. Se trataba de su primera misión oficial ejerciendo su reciente estatus de ninja de Uzushiogakure.

¿Por dónde es que tenía que ir para llegar al lugar de encuentro?”, se preguntó mientras caminaba por la calles de la aldea, perdido entre la relativamente enorme multitud a la que aún no estaba acostumbrado y los numerosos caminos que aun desconocia.

No estaba seguro de que hora era, pero le parecía percibir que se estaba tomando más tiempo del que debería. Según tenía entendido, tenía que encontrarse con una par de compañeros de villa para iniciar con la misión, unos sujetos que no conocía, pero con los cuales tendría que colaborar para cumplir con su deber.

Mi tutor ha hecho uso de sus contactos para que sea incluido en una misión de novatos, sin consultarme y de sorpresa —Reviso las indicaciones que yacían en la nota que le habían dado y se adentro en el distrito comercial—. Aunque… me han asegurado que trabajar con desconocidos y responder a llamados y misiones improvisadas es parte del día a día de un ninja.

A pesar de las dudas y nervios que le inundaban, se mantenía caminando de manera relajada y rítmica. Su rostro calmado y su mirada apacible no daban señal alguna de lo que estaba pensando o sintiendo. Su aspecto era el de alguien que pretendía pasar desapercibido, lo que en aquel sitio le hacía resaltar un poco: Iba completamente vestido de negro, un conjunto deportivo de pantalón y sudadera, con la capucha puesta y con su espada colgando de su espalda, dentro de su respectivo envoltorio de telas y amarres tradicionales. También llevaba consigo su portaobjetos, aunque no tenía idea de por qué necesitaba ir armado a una misión dentro de la aldea misma.

Una pequeña plaza empedrada en la zona central de la villa… Este debe ser el sitio”, pensó mientras caminaba observando sus alrededores, los muchos puestos que había y la gente que los atendía.

No pasó mucho tiempo hasta que reparó en un claro que estaba un tanto alejado de toda la actividad que bullía en aquel sitio. En una banca yacía un par de jóvenes; Uno estaba leyendo un pergamino, dando muestras de estar profundamente concentrado en su contenido. El otro solo estaba ahí de pie, de espaldas.

Ese bandana en su brazo derecho… Sin duda, deben ser los sujetos con los cuales debía de encontrarme —de pronto, se sintió un poco más tenso y ansioso—. Vamos, solo debo acercarme y preguntar si es con quienes debo reunirme. El problema es que he perdido el papel en que había anotado los nombres..., y no tengo ni idea de cómo lucen aquellos sujetos.

Sabiendo que lo peor que podría pasar es que estuviese equivocado y que tuviese que sentarse y esperar, se puso en marcha hacia donde esta aquel muchacho.

Esto… —tanto pensar en la situación había hecho que momentáneamente se olvidara de que debía saludar—. Buenos días. Mi nombre Hakagurē Kōtetsu —aseguro mientras se retiraba la capucha y hacía una leve reverencia—, y estoy buscando a unas personas con las cuales debo de realizar una misión. Diganme, ¿son ustedes esas personas?


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Uchiha Akame - 29/01/2017

Akame no pudo evitar ensanchar la sonrisa que le adornaba el rostro cuando divisó, a lo lejos, a un díscolo muchachillo que se abría paso entre las gentes de Uzu a empujón limpio. Era Haskoz, claro, su carismático compañero de Aldea y pariente lejano. Akame no le conocía tanto como para poder adivinar el motivo de su enfado, aunque bien podía imaginárselo. Ellos eran Uchihas, por sus venas corría la sangre del propio Rikudo Sennin, que enseñó el Ninshuu a los hombres. Eran guerreros natos bendecidos con habilidades que harían sonrojar a los mismos dioses. Y, sin embargo, allí estaban; preparados para pasarse el día repartiendo invitaciones para la fiesta de un noble ricachón.

Buenos días, Haskoz-kun —saludó, amable, el de Tanzaku.

El aludido ni siquiera respondió, sino que le entregó un pergamino y empezó a mascullar, contrariado. Al abrirlo, Akame no pudo contener una carcajada. Aunque el documento tenía el sello oficial de la Uzukage, estaba claro que era falso. Un simple vistazo con su Sharingan bastó para revelar que aquel pergamino había sido transformado mediante chakra. «Parece un Henge no Jutsu... Pero aplicado a un objeto. Esto es realmente interesante, ¿lo habrá hecho Haskoz-kun?». Todavía fascinado, Akame devolvió el pergamino a su dueño.

No deberías hacer estas cosas, Haskoz-kun. Si te pillan, te podrían acusar de falsificación de un documento oficial y...

A medias quedó su reprimenda cuando un tercero hizo acto de presencia. Un muchacho que aparentaba su misma edad, de pelo muy blanco y piel oscura. «¿Será frecuente en estas tierras?» no pudo evitar preguntarse el Uchiha, viendo cómo tanto su pariente lejano como aquel chico lucían el mismo tono de pelo.

Buenos dias, Kotetsu-kun —respondió Akame, sonriendo con amabilidad—. En efecto, somos nosotros. Uchiha Akame —añadió, extendiéndole una mano.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Uchiha Datsue - 30/01/2017

Como había previsto, el alumno modélico y ejemplar de la academia le reprendió por la pequeña broma con el pergamino.

Bah…

El pergamino estalló en una pequeña nube de humo, transformándose en… otro pergamino. El pergamino de su verdadera misión. Iba a añadir algo más, pero entonces se vio interrumpido por una visita. Haskoz alzó una ceja ante la aparición del nuevo invitado, el supuesto último componente del equipo. Vestía todo de negro, e incluso se ocultaba la cabeza con una capucha. Por Izanami, este se piensa que vamos de infiltración o qué. ¡Que vamos a hacer de carteros! Por lo menos, tuvo la delicadeza de quitarse la capucha cuando se presentó, preguntando si ellos dos eran sus compañeros de misión.

Por desgracia, lo somos, sí —añadió, tras la presentación de Akame—. Uchiha Haskoz —le ofreció la mano—. No me suenas de la academia, Kotetsu. ¿No te graduaste con nosotros?

Ya cuando había leído el nombre del tercer integrante se había devanado los sesos para intentar recordar de quién se trataba. Pero como no era bueno con los nombres, supuso que lo sabría cuando le viese el rostro. Uchiha Haskoz nunca olvidaba una cara, y aquella cara no lo había visto en su vida.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Hanamura Kazuma - 30/01/2017

El primer acercamiento estaba hecho… Ahora solo le quedaba todo lo demás del tortuoso ritual conocido como socialización.

Es un honor, Akame-san —hizo una moderada reverencia, y luego se giró hacia el otro muchacho para hacer lo mismo—. Es un honor Haskoz-san.

Al terminar la ceremoniosa presentación se dio cuenta de que ambos muchachos mantenían apuntando hacia él sus manos, no como si quisieran pedirle algo sino de forma que parecían necesitar ayuda para levantarse. Le bastó un momento de incertidumbre para recordar de qué se trataba aquel suceso: Le habían explicado que en las grandes poblaciones, y sobre todo entre sus contemporáneos, era común el utilizar algo conocido como “apretón de manos” para saludar a otros, reemplazando en gran medida las habituales y numerosas reverencias.

Vamos, dales la mano. Si bien es extraño e invasivo es lo que acostumbran por estos lares”, pensó mientras devolvía el saludo a cada uno.

De más está decir que fue tanto incomodo como raro: No estaba seguro de que tan fuerte debía apretar, pues no quería parecer débil ni agresivo. Tampoco estaba seguro de cuánto debía de durar el contacto, pues ya había visto aquel gesto y en algunas ocasiones duraba mucho, mientras que en otras era solo un movimiento fugaz. Al terminar con aquello decidió decir algunas palabras para continuar con la conversación.

De hecho, no soy nativo de la aldea —respondió, calmadamente, a la pregunta del peliblanco—. Bueno, me refiero a que el registro civil indica que nací aquí, pero me crié fuera. Hace poco más de un mes que regrese para laborar como ninja, así que es natural el que nadie me conozca.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Uchiha Akame - 30/01/2017

Akame quedó gratamente sorprendido por los exquisitos modales del recién llegado. Si bien las normas básicas de etiqueta era algo que enseñaban a todos los gennin en la Academia, en una gran Aldea como Uzushiogakure se iban abriendo paso con el tiempo protocolos menos anticuados, como el apretón de manos. A pesar de ello, el joven Uchiha correspondió a la reverencia de su compañero con una exactamente igual; ni más inclinada, ni menos. Luego, Kotetsu le devolvió el apretón de manos. Aquello era una presentación como los dioses mandan.

Ah, así que entrenaste fuera de Uzushiogakure no Sato —terció Akame—. ¿Un familiar, tal vez? Según tengo entendido, casos como el tuyo son la excepción aquí. Debes ser muy competente si aprobaste el examen de graduación.

»Sea como sea, bienvenido a Uzu, Kotetsu-kun. Aquí te sentirás como en casa, es un magnífico lugar para vivir —le animó el Uchiha, quizá por empatía. Recordaba sus primeros días en el Remolino—. Entonces, ¿entiendo que te alojas en una de las viviendas para ninjas? Tal vez seamos vecinos y no lo sepamos hasta ahora.

Mientras hablaba con amabilidad, Akame sondeaba a su nuevo compañero. Parecía tan tranquilo como él —o, al menos, lo aparentaba— y, aunque vestía de forma un tanto rara, el detalle más llamativo de su figura era la espada que llevaba en la espalda. Parecía un arma enorme para un muchacho de tan corta edad.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Uchiha Datsue - 1/02/2017

Oh, ¡puede que hasta los tres seamos vecinos! ¡Qué ilusión! —exclamó Haskoz, con voz infantil y aguda. No hacía falta ser muy perceptivo para notar el sarcasmo en su voz. Todavía estaba indignado por el insulto de misión que les habían mandado hacer, y no veía qué importancia tenía el hecho de que pudiesen ser vecinos o no.

Como si la Villa fuese tan grande… Aclarado el punto de que Kotetsu no se había instruido en la Aldea —y por tanto seguramente usase las palabras de camaradería y lealtad como palabras aprendidas en un diccionario y no como la representación de un sentimiento—, el Uchiha no veía razón alguna para seguir perdiendo el tiempo allí. Cuando había que hacer algo que no gustaba, lo mejor era hacerlo cuanto antes para poder dedicarse a otra cosa.

Akame, trajiste contigo la lista de invitados, ¿no?


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Hanamura Kazuma - 1/02/2017

Gracias por la bienvenida, Akame-san —aseguro, con cierto entusiasmo—. De verdad que es un villa magnifica.

Aunque aquello de ser competente realmente me hace gracia; Antes de venir aquí hubiese presumido con orgullo que era el más fuerte de mi pueblo, pero… En realidad, era solo un pececillo en un estanque pequeño. Aquí he encontrado a gente mucho más fuerte que yo, siendo que mi fuerza es la mínima necesaria para poder llamarse ninja

Aquel chico llamado Haskoz también se unió a la conversación, mostrando un ánimo que parecía oscilar entre lo auténtico y un mero sarcasmo. El Hakagurē se lo tomó con buen humor, comprendiendo que quizás le habían fastidiado tantas presentaciones y palabrerías.

Es posible, Haskoz-san —respondió con una sonrisa serena.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Uchiha Akame - 1/02/2017

Hechas las presentaciones, les tocaba ponerse a trabajar. Quizás no era el encargo que ellos hubieran soñado, como infiltrarse en la fortaleza de un despótico Daimyo, enfrentarse a criaturas terribles del Bosque de la Hoja, escalar hasta la más alta cima de las Montañas del País de la Tierra... Pero era su misión, al fin y al cabo. Y Akame no pensaba fallar.

Sí, aquí la tengo —contestó a la pregunta de su compañero Haskoz desenrollando el grueso pergamino. Debía haber más de cincuenta nombres en él—. Menos mal que nos hemos citado temprano, esto va a ser más largo que un discurso de Ibiki-sensei.

Akame rió con gesto travieso, divertido por su propia broma. Hacer chistes de sus profesores nunca había sido algo que él considerara pasable, pero desde que se había graduado y vivía solo en su apartamento de gennin, estaba aprendiendo a tomarse todo de forma más relajada. Demasiado relajada, opinaría a buen seguro su verdadera maestra, Kunie. «Tal vez se me haya pegado de tanto andar con Haskoz-kun», se dijo el Uchiha. Quizás fuese verdad.

Sea como fuere, ahora tenían entre manos un grave problema. Muchos invitados, y demasiadas invitaciones que repart...

¡Haskoz-kun! ¿Trajiste las invitaciones? Te las mandaron a tí, ¿cierto? —apostilló el más joven de los Uchiha, examinando con avidez a su compañero de equipo.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Uchiha Datsue - 1/02/2017

¡Haskoz-kun! ¿Trajiste las invitaciones? Te las mandaron a tí, ¿cierto?

Haskoz levantó un dedo para señalar a Akame y abrió la boca, como si fuese a echarle la bronca por dudar de él. Luego la cerró, la volvió a abrir, emitió un sonido ininteligible y, con el cuerpo más tieso que un Kusagareño estreñido, cayó en redondo de espaldas.

El brazo con el que había señalado a Akame se quedó ahora apuntando al cielo, mientras una espuma blanca empezaba a salir de la boca de Haskoz, como si estuviese sufriendo un ataque. Sin embargo, ambos shinobis pudieron distinguir que el Uchiha balbuceaba, repitiendo lo mismo una y otra vez:

Matar a Senju Hana, matar a Senju Hana, matar a Senju Hana… Matar… matar… matar…

Apretó los puños, inspiró profundamente por la nariz y lo dejó escapar lentamente, contando hasta tres. Como seguía teniendo las mismas ganas de sacarle las tripas a la secretaria para luego dárselas de comer, volvió a contar. Esta vez hasta cinco. Ahora solo tenía ganas de sacarle las tripas. Lo consideró un avance, y se levantó con la mirada encolerizada por el sharingan.

Se restregó el antebrazo por la boca y se limpió las babas.

Están… en… casa —explicó finalmente. Las había colocado al lado de la puerta para no olvidarse… y se había olvidado igualmente—. No quiero oír ni un comentario al respecto —amenazó, sin mirar a ninguno en concreto. Suficiente estaba soportando ya como para que aún por encima se quejasen o burlasen de él por la metedura de pata.

Sin mediar una palabra más, empezó a caminar de vuelta a casa. Su apartamento estaba en el Barrio de las Flores, no muy lejos de allí, en el edificio más alto de la zona, y apenas tardarían en llegar diez minutos a paso ligero…


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Hanamura Kazuma - 2/02/2017

Akame desenrollo aquel enorme pergamino repleto de nombres y direcciones que resultaban totalmente desconocidas para el Hakagurē. Escucho las palabras de su compañero y estuvo completamente de acuerdo; La tarea se presentaba como algo aparentemente fácil, pero también innegablemente tediosa y larga.

De pronto se hizo presente el tema de las invitaciones… Aquel fue el momento en que las cosas comenzaron a ponerse raras.

Esto es un poco más extraño de lo que esperaba —se dijo, mientras veía como el que poseía cabellos similares a los suyos se arrojaba al suelo en una especie de ataque—. No estoy seguro de que debería hacer… Se le ve bastante molesto, pero no parece que sea nada grave

Haskoz se levantó y se acomodo un poco, como si hubiese recuperado la cordura luego de un leve ataque de locura. Les contó que las invitaciones estaban en su casa. Kōtetsu sintió la necesidad de preguntar, inocentemente, si las había olvidado o si había alguna razón estratégica para ello, pero detuvo su cuestionamiento en cuanto escuchó sobre como el de las invitaciones pedía que no se hicieran comentarios al respecto.

¿Acaso mi expresión me delató y dedujo lo que estaba pensando? Si, puede que intuyera que estaba por formular una pregunta típica de un novato… Cielos, estos ninjas sí que son buenos; debo de esforzarme para no convertirme en una carga para ellos

Con determinación y serenidad, asintió en silencio y comenzó a seguir a sus compañeros.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Uchiha Akame - 3/02/2017

Akame no pudo evitar soltar una carcajada sincera ante el despliegue de dramatismo de su compañero. Haskoz era un chico de lo más peculiar, un ninja con la rara cualidad de tener sentido del humor y un carisma acorde a él. Eso, ni siquiera Akame podía negarlo; aunque no tenía claro que fuese del todo útil, o siquiera positivo, para la profesión que desempeñaban. Por su propia experiencia podía constatar que a los gennin de la Aldea no se les sometía a los intensos entrenamientos y duras pruebas a las que él estaba acostumbrado en Tengu. Quizá por eso Haskoz tenía sentido del humor, y a él le costaba mucho más encontrar en su interior algo que se le pareciese.

Al final resultó que Haskoz se había olvidado las invitaciones en su apartamento. El Uchiha de pelo blanco ya había puesto suficiente rabia para los tres, y como Kotetsu tampoco dijo nada, Akame optó por guardar silencio y empezar a andar.

Caminaron durante unos minutos hasta que finalmente llegaron al bloque donde vivía Haskoz, en el Barrio de las Flores. Aquella zona era conocida por las largas hileras de cerezos que flanqueaban sus calles, dándole un aspecto sumamente bello en Primavera y un olor inconfundible.

Vives en una buena zona, Haskoz-kun —dijo Akame, aspirando con satisfacción el aroma del ambiente—. Sobre todo en esta época del año.

El bloque de apartamentos se alzaba ante ellos, pero cuando Haskoz les indicó cuál era el suyo... Akame no pudo evitar entornar los ojos con gesto reflexivo.

Oye... ¿Esa ventana no da a tu casa? Esa, la que está abierta de par en par.


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Uchiha Datsue - 3/02/2017

Oye... ¿Esa ventana no da a tu casa? Esa, la que está abierta de par en par.

¿Eh? Claro que no. La mía la dejé cerra…

…da. Pero no, no pudo decir eso, porque efectivamente su ventana estaba abierta. Y no por arriba, en vertical, como a veces solía colocarla en verano, dejando una rendija abierta por encima para que entrase aire fresco y ventilar el apartamento. No. Estaba abierta de par en par.

Senju Hana… —murmuró entre dientes, como si aquello también fuese culpa suya. Corrió hacia el edificio y siguió corriendo por su pared, como si aquello tan solo fuese otro tipo de suelo —una de las muchas ventajas de ser ninja, que uno podía correr en vertical como si tal cosa con el suficiente dominio de chakra—, ascendiendo al sexto piso, donde se encontraba su ventana abierta.

El interior de su apartamento era un auténtico caos: ropa tirada por el suelo; cajones abiertos aquí y allá, dejando entrever alguna revista con el símbolo de +18 en su esquina…; una pila de pergaminos tirados de cualquier forma sobre la cama, deshecha, como si alguien hubiese estado buscando alguno en concreto y los hubiese ido tirando allí cada vez que desechaba uno… Era como si un ladrón hubiese acabado de entrar y revuelto toda la casa en busca de algo.

Haskoz suspiró.

Pues parece que está tal y como lo dejé. —Rio, aliviado, y se rascó la nuca. Por un momento se había temido que le habían robado algo. Pero no, la habitación seguía intacta. Se dirigió hacia la puerta de entrada, ahora más calmado, sorteando todo tipo de mudas y camisas de tiras tiradas por el suelo, y cuando ya estaba a punto de echar mano al enorme saco con las invitaciones que había dejado junto a la puerta…—. ¿¡Qué cojones!? —El saco no… —. ¡No están! La madre que me… ¡ME HAN ROBADO LAS JODIDAS INVITACIONES!


RE: [Misión Rango D] Cuando el campo huele a flores - Hanamura Kazuma - 4/02/2017

Kōtetsu estaba justo frente a la bonita agrupación de apartamentos, paseando su vista de un lado a otro, tratando de aprender sobre aquel sitio por si se le ofrecía volver en alguna otra ocasión. Ya se había percatado del asunto de la ventana gracias a la observación de Akame, pero lo considero algo irrelevante, un simple descuido que nada tenía que ver con la importante misión en la que estaba participando.

«Imagino que en lo que encuentre aquellas entradas podremos iniciar la distribución de las mismas a partir de aquí», pensó con entusiasmo.

De pronto, escucho un grito lleno de rabia y frustración. Sabía que había oído la frase “¡ME HAN ROBADO LAS JODIDAS INVITACIONES!”, pero igual esperaba haber escuchado mal, y que en realidad su compañero hubiese gritado que estaban tratando de robarles las entradas, con lo que podría detener al asaltante y evitar el impensable desastre que significaría la perdida de aquellos papeles que no significaban nada para ellos, pero que representaban la totalidad de la misión.

¡Espera, eso no puede pasar, no en mi primera misión!… —exclamó con negación y calma, mientras subía corriendo la colorida pared que le llevaba hasta la ventana.

Grande fue su aflicción en cuanto se asomó al apartamento y entendió que Haskoz estaba solo. Solo y sin las invitaciones.


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