El Fantasma de Navidades Pasadas - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Uzushiogakure (https://ninjaworld.es/foro-uzushiogakure) +--- Foro: Calles de la Aldea (https://ninjaworld.es/foro-calles-de-la-aldea) +--- Tema: El Fantasma de Navidades Pasadas (/tema-el-fantasma-de-navidades-pasadas) |
El Fantasma de Navidades Pasadas - Uchiha Akame - 29/04/2019 Caída del Pétalo, Primavera del año 219 Zzzzup.
Con un destello carmesí, una figura apareció súbitamente en la habitación, entre las sombras que arrojaba la luz de la Luna que se colaba por la ventana. La estancia era pequeña, típica de los apartamentos residenciales para ninjas de Uzushiogakure no Sato; afuera, la Villa estaba sumida en un manto de oscuridad salpicado de pequeñas luces brillantes, aquí y allá, donde las farolas o los bares abiertos hasta altas horas de la madrugada disipaban el sudario de la noche. Dos ojos rojos brillaron en la penumbra. Akame caminó despacio, saboreando cada paso como un depredador. Se aproximó al borde de la cama con el corazón latiéndole a mil por hora, con su espada del color del ébano cruzada a la espalda, su yukata índigo remangado y sus pantalones bombachos de color arena, remetidos por las botas ceñidas que calzaba y que, en sus pies, eran capaces de no emitir sonido alguno al caminar. Estaba ahí; ni siquiera necesitó verle la cara para saberlo. Su pelo anaranjado y revuelto, su silueta rechoncha bajo la sábana, su bandana de Uzushiogakure y su placa dorada de jōnin descansando sobre la mesilla auxiliar. El Uchiha se abalanzó sobre él sin previo aviso, agarrándole del cuello y abofeteándole con la mano libre. Sus ojos iluminados por el Sharingan se fijaron en los de aquel muchacho nada más los abrió, y sus aspas comenzaron a girar. —Ya te lo avisé, Chokichi-san. Que si salía de aquella celda te iba a matar como a la rata de mierda que eres —las palabras salieron de sus labios aun sin moverlos, y llegaron hasta su víctima. Sus ojos echaban chispas como dos carbones al rojo vivo—. Es hora de decir adiós. RE: El Fantasma de Navidades Pasadas - Uchiha Datsue - 29/04/2019 Era una noche de temperaturas suaves, como acostumbraba a ser en Uzu a principios de verano. Una en la que podías salir perfectamente a la calle en camisa corta. Hozuki Chokichi así lo hacía, ataviado únicamente a mayores con su sombrero de Uzukage y con Sakamoto Noemi enganchada al brazo. Caminaban en pareja, tras una velada romántica en el Gallo de Oro, uno de los restaurantes más exquisitos de la Villa. Todo estaba en paz. Todo estaba en calma. Había gente que se paraba y le felicitaba. Gracias, gracias por devolvernos a la senda de Shiona, le decían. Gracias por librarnos del Desierto, y reforzar aún más la alianza que Hanabi-sama forjó. Gracias y mil gracias. Todo estaba, en definitiva, como tenía que estar. Noemi le dio un bofetón. —Pero, ¿¡cariño…!? Algo andaba mal. No fue que Noemi le diese un bofetón. No el hecho en sí. Sino que Noemi pudiese dárselo. Y es que, por desgracia, había perdido su mano hacía mucho tiempo. Así como media pierna. Otro bofetón. —Despierta, amado mío… —Otro bofetón—. ¡Despierta antes de que sea demasiado tarde! Abrió los ojos, y se encontró con un mar de sangre. Un mar de sangre que conocía demasiado bien. Y una voz. Esa voz. —Nonononoo… Estás muerto… Estás muerto… ¡Estás muerto! —repetía una y otra vez, como si fuese una suerte de Genjutsu: Kai que le permitiese despertarse de aquella pesadilla. RE: El Fantasma de Navidades Pasadas - Sarutobi Hanabi - 29/04/2019 —Tranquilos, señores, tranquilos. ¡Todo está bien, calmaos! —avisaba él, en la sala de operaciones. El escuadrón de protección y la división de Fuuinjutsu se encontraba, a esas horas de la noche, alborotada por la intrusión de un chakra ajeno a la base de datos, que supuso pertenecer a Amedama Daruu. De no ser por la intervención de Akimichi Katsudon, a petición del mismísimo Hanabi, los ANBU hubieran aparecido ipso facto en el despacho para dirimir la amenaza que se ceñía tras el aviso de la técnica proporcionada por Hōzuki Shanise como método infalible para evitar futuras intrusiones como la que, hace más de cuatro meses, acabó con el asesinato de Uchiha Akame. O eso creían. —Os estoy diciendo que está todo en orden. Hanabi se encuentra hablando ahora mismo... Una alarma se activó en el palmo de máquinas que manejaban un par de chunin del horario nocturno. Rastros rojos se mostraron a lo largo y ancho de la pantalla, que vislumbraba un esquema del mapado de Uzushiogakure en su magnitud, y que detectaba el lugar exacto en donde el rastro de chakra ajeno a la base de datos se encontraba. —¡Katsudon-senpai, Katsudon-senpai! ¡el sistema acaba de detectar una nueva intrusión! ¡mire, allí, se encuentra en el área residencial! El Akimichi, contrariado, se acercó con escrutinio y vislumbró el mapa. ¿Pero qué cojones estaba pasando ahora? ¿y ese no era la casa de...? Lo más extraño de todo, no obstante, no fue que resultase ser la segunda intrusión de la noche —como si eso no fuera suficiente—. sino que se trataba de una alarma que no era arrojada por un cruce directo de los limites sobre los cuáles estaba trazada la barrera, sino que se disparaba desde el interior de la aldea. En ese instante, quizás, no iban a ser capaz de dirimir ese pequeño detalle. Pero estaba ahí, presente, y ese dato escondía una verdad irrefutable e infalible si se analizaba correctamente. —Por Shiona-sama, está sucediendo de todo ésta noche —dijo, sobándose la papada. Miró a uno de los jounin con severidad—. ve al despacho de Uzukage-sama, ahora mismo e informa. Dile que nos estamos dirigiendo al sector residencial, cuadrante cinco. ¡Venga, rápido! —señaló a otro par de jounin más—. Tú, tú y tú. Conmigo. »Nadare, te quedas a cargo de la sala de detección. Acto seguido, echó a andar. RE: El Fantasma de Navidades Pasadas - Uchiha Akame - 29/04/2019 Uchiha Akame se regodeó en el miedo que supuraba aquel ninja por cada poro de su piel. Lo saboreó como si se tratase del mismísimo néctar de los dioses, de una verdad irrefutable e innegable que tenía ante sus propios ojos; la venganza se servía fría. Y sentaba bien, ¡muy bien! Akame el Profesional siempre había creído que la venganza era un mal negocio; un triunfo de los sentimientos sobre la razón. Algo impropio e indigno de cualquier shinobi que se preciase de llamarse como tal, pues el ninja debía ser frío y calculador en el ejercicio de su deber. Pero, ¿él? Él no era ningún ninja, ya no. Para desgracia de aquel Hōzuki que yacía tumbado sobre la cama, con el rostro desencajado de terror. —Uchiha Akame está muerto, Chokichi-san —confirmó, como si quisiera tranquilizar a su víctima—. Yo sólo soy el Fantasma de Navidades Pasadas. El exjōnin alzó un brazo con un movimiento rápido, como un rayo. La luz de la Luna arrancó destellos plateados a la hoja de su ninjatō cuando esta viajó, fugaz, por la habitación. ¡Chas! ¡Fusssssss!
De la arteria abierta de Chokichi salió un chorro de sangre a presión, oscura y pegajosa, que manchó el rostro y las ropas del Uchiha. También la pared contigua y las sábanas. Akame lo observó impasible, con una sonrisa torcida en el rostro, mientras observaba la vida escapar a raudales de aquel que había sido su verdugo. Del que le había arrebatado su vida. Carraspeó con un sonido ronco y escupió un gargajo de tabaco sobre el cadáver de Hōzuki Chokichi, jōnin de Uzushiogakure no Sato. —Púdrete en el Yomi, hijo de puta. Envainó su ninjatō y salió de la habitación con unas rápidas zancadas. En apenas unos instantes llegó hasta la estancia principal, un comedor-cocina que conocía bien; allí había encontrado, tiempo ha, los documentos gráficos prohibidos del Hōzuki, prueba de su perversión con el objetivo. Akame encendió una tostadora eléctrica, tomó una revista que había sobre la encimera, la enrolló y la introdujo por la rendija del aparato. Luego se volteó hacia el horno de gas; giró todas las manijas hasta la posición de máxima apertura y abrió la portezuela del mismo. Un característico olor muy agrio empezó a inundar toda la estancia. El Uchiha le dió un último vistazo a la puerta de la habitación dentro de la cual se desangraba el cadáver de Chokichi. Sonrió con amargura, y rabia, y veneno en la sangre. Las aspas de su Sharingan izquierdo se fundieron en una espiral, y chispas de chakra carmesí crepitaron a su alrededor. Zzzzup.
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