Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
— Lo siento... Pero nos tenemos que ir, tenemos asuntos urgentes que atender, un placer y que tenga un buen día. — ¡Eso era, Riko! ¡Sí! No tan elaborado como lo suyo propio, pero más... Creíble. Que triste era admitir aquello, pero ella se había sentido tan frustrada y rabiosa que había sido lo primero que se le había ocurrido decir. El de rastras agarró su brazo y la dio un tirón, dispuestos a avanzar, cuando...
—Pero... ¿Ni una firma? No hace falta hablar nuestro idioma... — Espetó a la pequeña con los ojos entrecerrados, y ésta le respondió con la misma mirada. Parecía que echaban chispas cuando se encontraban.
—No. — Negó la peliazul con la cabeza y esta vez fue ella la que tomó el brazo de Riko, para guiarle, claro estaba. ¡A ver si se iba a chocar contra algo! —Adiós. — Se despidió con su mano libre, dando la espalda al hombre que, resignado, probó con una pareja de ancianos que pasaban por ahí cerca. La joven suspiró, aliviada, ''menos mal que no nos sigue, porque si no no respondo...'' Odiaba las injusticias con todo su ser, y ella tampoco es que fuese muy rica.
Solo un poco.
Herencias.
—¿Divisas tu hotel? — Preguntó a su compañero.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Parecía que su plan había dado resultado, habían conseguido empezar a caminar, pero, como era obvio, no iba a desistir tan rápido aquel hombre, estaba buscando firmas y estaba dispuesto insistir un poco más con tal de conseguirlas, pero por lo visto, había dado con los genin equivocados, no estaban muy dispuestos ninguno de los dos.
—Pero... ¿Ni una firma? No hace falta hablar nuestro idioma... — La tensión se palpaba entre Eri y aquel hombre, al parecer, la contestación de la peliazul no había terminado de sonarle creíble, y, seguramente se lo parecería mucho menos tras la negación de la joven, que rápidamente agarró a Riko y ambos comenzaron a andar dándole la espalda al recogefirmas.
''Al fin nos libramos de ese tío... Qué pesados son...''
Caminaron un breve periodo de tiempo, y cuanto más avanzaba, más familiar le era todo, estaba claro que se estaban acercando claramente al hotel en el que se hospeda y al cual se dirigían.
— Pues a ver... — Dijo el rastas bajando la cabeza para ver el panorama, y efectivamente, estaban prácticamente al lado del hotel. — Sí, es aquel edificio alto de allí, ¿lo ves? — Avisó el muchacho señalando el edificio más alto de la zona.
— No queda nada ya, y la verdad que tengo ganas de tumbarme en la cama ahora mismo... — Rió el joven, que aunque había dormido bien, se sentía algo cansado y sin fuerzas.
— Pues a ver... — Dijo el rastas bajando la cabeza para ver el panorama. — Sí, es aquel edificio alto de allí, ¿lo ves?
¿Cómo no iba a verlo? ¡Era el edificio más alto de aquella zona! ¿Cuántas cabezas le sacaría a la joven? Vaya, seguramente unas quinientas, y se quedaba corta seguro. Miró a Riko y contempló que el pañuelo ya no estaba empapándose de sangre, así que ya podía mirarle a la cara cuando hablase. Era un gran alivio, ya que odiaba hablar con gente que no podía o no quería mirarla a los ojos cuando hablaban, podría definirse como una falta de respeto.
—Al parecer, si seguimos recto y luego nos metemos por una calle que gire hacia la derecha, llegaremos.— Intentó calcular las distancias, aunque no era muy buena en eso, siempre podían optar por escalar las casas e ir saltando de tejado en tejado.
Para algo eran ninjas, ¿no?
— No queda nada ya, y la verdad que tengo ganas de tumbarme en la cama ahora mismo...
—Ya somos dos... Llevo toda la semana durmiendo en el hospital... ¿Sabes lo malas que son las camas allí? Lo que más hecho de menos es mi cama, no la del antiguo hotel, si no la de Uzu... Qué ganas tengo de volver — Divagó mientras se acercaban al desvío que ya tocaba para poder divisar con sus propios ojos sin tener que levantar la mirada el hotel.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri empezó a calcular una ruta, como si fuera un GPS, solo le faltaba poner la voz de robot de aquel cacharro del demonio, pero, mientras tanto, Riko comprobaba que de su nariz no salía más sangre, pasando las pocas partes limpias del pañuelo que la peliazul le había dejado, para comprobarlo. Al fin, y después de un buen rato, la hemorragia había parado y podía volver a caminar como una persona normal.
—Ya somos dos... Llevo toda la semana durmiendo en el hospital... ¿Sabes lo malas que son las camas allí? Lo que más hecho de menos es mi cama, no la del antiguo hotel, si no la de Uzu... Qué ganas tengo de volver.
Sí, tenía razón, a pesar de que la cama de su habitación en el hotel era super cómoda no había nada como la cama de uno para descansar, y sobre todo, la almohada, ninguna otra era capaz de amordarse tan bien a su cabeza como la suya propia...
— Dios si... No se descansa igual en camas ajenas, ¿a que no? — Preguntó el joven. — Por cierto, ¿qué te parece se echamos una carrera hasta el hotel? — Y sin darla tiempo a contestar, empezó la cuenta atrás. —3....2....1.... ¡YA! — Y rápidamente dio un salto para comenzar a subir hacia los tejados, que eran el camino más rápido hacia el hotel.
— Dios si... No se descansa igual en camas ajenas, ¿a que no? — Preguntó el joven.
En eso ambos estaban de acuerdo. La verdad es que la huérfana no podía desear más llegar a Uzushio de nuevo, echarse en su cama y dormir hasta que viniese alguien a sacarla por la fuerza de entre sus sábanas. Estaba cansada, tanto física como psicológicamente, y lo único que quería era paz, una paz que solo conseguía en su villa, en su hogar.
No a muchos kilómetros de él.
—Recuerda los batidos de chocolate blanco... — Recordó la pequeña.
La joven sonrió al pensar en ello, pero antes de darse cuenta, Riko había adquirido una posición de preparación, y algo le dio mala espina a Eri.
— Por cierto, ¿qué te parece se echamos una carrera hasta el hotel? — Y sin darla tiempo a contestar, empezó la cuenta atrás. —3....2....1.... ¡YA! — Y rápidamente dio un salto para comenzar a subir hacia los tejados, que eran el camino más rápido hacia el hotel.
La pequeña cargó chakra en sus pies y le siguió para no perderle de vista. Era claramente imposible que pudiese alcanzarle: él medía más y seguro que tenía más práctica que ella, aún así, su vena competitiva salió a relucir, y con suerte se colocó a escasos metros del de las rastras.
—¡Hey, espérame! ¡No estaba preparada! — Espetó, claramente enfadada.
Aunque por otra parte se lo estaba pasando bien.
Unos minutos después de carrera, ambos habían logrado llegar al hotel medio sanos y salvos — aunque Eri se sentía desfallecer con tanta carrera improvisada —, la joven miró al de rastras, que había llegado segundos antes que ella; mientras estaba apoyada sobre sus rodillas, recuperando el oxígeno perdido y le sonrió.
—Parece que ganas tú.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
En un punto de la conversación, la peliazul recordó rápidamente el trato que habían hecho, hacía no mucho rato, los batidos de chocolate blanco. Riko los tenía completamente en cuenta, además, ya conocía un sitio en el que los servían, aunque se había quedado con las ganas de probarlo.
— No te preocupes, no me olvido. — Dijo el rastas llevándose el dedo índice a la sien.
Y la carrera comenzó, pillando claramente desprevenida a Eri, que echo a correr momentos después de lo que lo hizo Riko, que gracias a eso, sacó algo de ventaja, aunque no mucha, puesto que la joven se quedo a apenas unos pocos metros de él.
—¡Hey, espérame! ¡No estaba preparada!—
Riko escuchó las palabras de su compañera detrás suya y giró la cabeza para mirarla, con una amplia sonrisa.
— ¡Se sienteeeeeeeeeeeee! — Y siguió corriendo, saltando de tejado en tejado, y deseando llegar ya al hotel, pues las piernas le iban a fallar de un momento a otro.
No mucho tiempo después ya se encontraban ambos allí, en la puerta del hotel, Riko sentado con las piernas flexionadas, recuperando el aliento que le faltaba y Eri, con las manos en las rodillas haciendo exactamente lo mismo que el de rastas.
— Sí, eso parece. — Sonrió el joven. — Bueno, pues ya hemos llegado Eri-chan, me da que voy a irme a mi habitación a darme una duchita de agua fría para relajarme un poquito. — Dijo Riko incorprándose. — Hasta aquí llega nuestro encuentro, y esperemos que haya un próximo, ¿no? — Alegó el joven con una amplia sonrisa y después de la despedida, se internó en el hotel y se dirigió al ascensor.
Ambos se encontraban recuperando el aliento, y Eri se sentía un poco mal, ya que no había entrenado mucho últimamente, recordándose a sí misma que cuando volviese a Uzushio tenía que volver a entrenar, sin olvidarse ni un solo día libre, todas las mañanas. ''Daré muchas vueltas a la villa, ya veréis...''
Ella quería la revancha, o sí, claro que la quería.
— Sí, eso parece. — Sonrió el joven. — Bueno, pues ya hemos llegado Eri-chan, me da que voy a irme a mi habitación a darme una duchita de agua fría para relajarme un poquito. — Dijo Riko incorprándose.
—Sí... Yo me voy a registrar, y también necesito una endemoniada ducha... — Afirmó la pequeña, incorporándose también.
— Hasta aquí llega nuestro encuentro, y esperemos que haya un próximo, ¿no? — Alegó el joven con una amplia sonrisa.
—¡Claro que no! ¡Me debes otra carrera en Uzu! — Exclamó por su venganza, y luego levantó la mano para despedirse del joven, que ya empezaba a internarse en el hotel y tomar un ascensor. Ella se quedó quieta en el recibidor, un poco cohibida ahora sin la compañía del joven que le había acompañado hasta ahí, pero debía ser fuerte, debía terminar con lo que había empezado.
Y debía dejar de huir de sus decisiones.
Negó con la cabeza, había sido un día largo y solo quería descansar, así que, imitando a Riko, se perdió dentro de su nuevo hotel.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100