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Pero Kori sacudió la cabeza, en señal de negación.
—No es eso lo que he venido a decirlos. Aunque... me apuntaré esa sugerencia, Daruu-kun —durante unos segundos, mantuvo aquél semblante inexpresivo para luego añadir—: Era broma.
Wow. Menudo genio del humor estaba hecho. Aquello había debido de hacerle gracia, pero seguía teniendo aquella cara de mármol. Daruu se preguntó si aquél chico era capaz de sonreír siquiera.
—Lo que he venido a proponeros es que formemos un equipo los tres.
—¿Un... equipo?
¿Qué? ¿Un equipo? ¿Los tres?
Daruu no sabía muy bien que pensar sobre aquello. En un equipo en el que había un hermano mayor y una hermana menor, él desentonaba. Se sentía... fuera.
—Sí. Yo, como superior vuestro que soy actuaría como vuestro sensei y tú, Ayame, y Daruu-kun, como mis discípulos. Haremos misiones juntos y yo haré lo que esté en mi mano por mejorar vuestras habilidades como shinobi.
»Si es que aceptáis, claro está. Esto es una decisión de los tres, no una imposición.
—¡Sí! —exclamó Ayame, a la que claramente le gustaba la idea. Le miró directamente, y Daruu apartó la mirada. Se agarró un brazo con el otro, y se lo frotó, nervioso—. Bueno... si tú quieres...
—Supongo... —vaciló Daruu—. Bueno, quiero decir... Me parece buena idea, pero tengo... miedo. ¿Soy un extra? ¿Estoy... para rellenar cupo?
Los miró a ambos y luego bajó la mirada, avergonzado.
—Lo siento, es que como sois hermanos... No quiero ser una especie de relleno. —Tal vez era una afirmación un poco egoísta, pero como niño que era todavía, tenía esa estúpida preocupación.
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8/11/2016, 20:02
(Última modificación: 8/11/2016, 20:02 por Aotsuki Ayame.)
Para su desazón, Daruu no parecía tan entusiasmado con la idea como ella. Se había agarrado un brazo y sus ojos castaños viraban de uno a otro.
—Supongo... —murmuró él—. Bueno, quiero decir... Me parece buena idea, pero tengo... miedo. ¿Soy un extra? ¿Estoy... para rellenar cupo?
Aquello fue como un dardo directo hacia su pecho y Ayame hundió los hombros y apartó la mirada para que no viera el dolor reflejado en sus ojos. Kōri, por otra parte, seguía tan impertérrito como siempre, aunque había entrecerrado ligeramente sus ojos escarchados.
—Lo siento, es que como sois hermanos... No quiero ser una especie de relleno —añadió Daruu, hundiendo también la mirada en el suelo.
Un pesado silencio cayó entre los tres jóvenes, tan denso que a Ayame le cosquilleaba la piel. Y sólo al cabo de unos interminables segundos, Kōri intervino.
—Comprendo tus inquietudes, Daruu —respondió—. Pero mientras estemos de oficio, Ayame y yo no seremos otra cosa que alumna y sensei. Exactamente igual que tú y yo. Nadie recibirá ningún tipo de trato especial.
Se levantó de la silla y se colocó frente a ambos. Sus ojos los miraban desde arriba.
—Y lo mismo espero entre vosotros dos —añadió, y su voz llenó sus oídos como una garra helada.
Ayame se estremeció sin poder evitarlo. Sin embargo, cuando alzó la mirada de nuevo vio que Kōri había extendido el puño hacia delante en una invitación clara. Y aquella vez esperó antes de actuar, mirando de reojo con disimulo a Daruu.
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9/11/2016, 00:12
(Última modificación: 9/11/2016, 00:12 por Amedama Daruu.)
Nada más decirlo, Daruu ya se había sentido mal. Pero cuando Kori confirmó que lo suyo no era más que una vana preocupación, fue como si una losa cayera sobre sus hombros:
—Comprendo tus inquietudes, Daruu. Pero mientras estemos de oficio, Ayame y yo no seremos otra cosa que alumna y sensei. Exactamente igual que tú y yo. Nadie recibirá ningún tipo de trato especial.
—Lo siento, pero... Yo no estaba insinuando eso, más bien tenía miedo de sobrar, de...
—Y lo mismo espero entre vosotros dos. — Kori extendió el puño hacia ellos dos. Al principio no supo qué es lo que pretendía. Cruzó miradas de reojo con Ayame, y a riesgo de parecer un estúpido...
...¿chocó el puño con Kori?
—E... entendido... Kori... ¿-sensei? —esbozó una sonrisa temerosa.
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Tras unos breves segundos de vacilación, Daruu alzó el puño y lo chocó con el de Kōri.
—E... entendido... Kōri... ¿-sensei?
El gesto de él permaneció igual de desangelado que siempre, pero en sus ojos destelló un curioso y fugaz brillo justo antes de volverse hacia Ayame. Ella, sobresaltada pero con una radiante sonrisa de felicidad, se unió al grupo chocando también su puño. Y de aquella manera tan peculiar quedó firmado el equipo de Kōri.
—¡Entonces estamos todos de acuerdo! —exclamó, cuando los tres bajaron el brazo al unísono. Yy un par de segundos después su gesto mudó a una profunda confusión—. Entonces... yo debería llamarte también... "-sensei"?
Obviamente, él asintió. Y Ayame tuvo un extraño sentimiento al respecto. Se le hacía cuando menos extraño. Ella, que nunca jamás había utilizado ningún tipo de apelativo para referirse a su hermano mayor ahora se veía obligada a reverenciarlo como el profesor o en el tutor que se había convertido de la nocha a la mañana para ellos dos.
—¿Creíais que sólo actuaba como juez en vuestro combate? Os estaba evaluando a ambos. Padre ya conocía mis planes al respecto —explicó Kōri—. En cuanto os recuperéis llevaremos a cabo nuestra primera misión como equipo, así que más os vale estar preparados para entonces. Hace tiempo que habéis dejado atrás las misiones de rango D.
Se apartó de los muchachos, y la bufanda que llevaba enroscada en torno al cuello ondeó tras él cuando se dirigió hacia la puerta de la habitación.
—Si no me necesitáis para nada más... —añadió, al detenerse en seco en el umbral de la puerta.
Ayame se sentó en su camilla, aún ebria de felicidad, y negó con la cabeza.
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Daruu creía que había acertado, pero era imposible de descifrar aquella expresión tan carente de... ehm... expresión. Creyó definitivamente que así era cuando el hermano de Ayame la miró y ella, tan inocente como siempre chocó el puño con los jóvenes con todo el entusiasmo del mundo.
«De verdad que es única...»
Se descubrió mirándola demasiado rato con una sonrisa estúpida, se sonrojó y desvió la mirada.
¡Entonces estamos todos de acuerdo! —exclamó, y los tres bajaron los brazos—. Entonces... yo debería llamarte también... "-sensei"
Kori asintió. Puede que Daruu quisiese sentirse integrado en el grupo como un igual, pero la verdad es que aquello se le hacía raro. Se puso en la piel de Ayame, e imaginó que sería bastante difícil para ella corregir el hábito.
—¿Creíais que sólo actuaba como juez en vuestro combate? Os estaba evaluando a ambos. Padre ya conocía mis planes al respecto —explicó Kori, aunque a Daruu la cara de Zetsuo en el combate no le parecía de "este combate ha cambiado, ahora Kori les evaluará", sino más bien de "vamos, pártele la puta cabeza a ese crío insolente"—. En cuanto os recuperéis llevaremos a cabo nuestra primera misión como equipo, así que más os vale estar preparados para entonces. Hace tiempo que habéis dejado atrás las misiones de rango D.
--¡Estoy deseándolo! —exclamó, sinceramente. Hacía mucho que no hacían una misión, y Daruu no había participado en otras misiones que no fueran de rango D. Las misiones de rango C eran encargos de verdad, y honestamente, teniendo en cuenta los peligros a los que ya se habían expuesto, seguro que estaban preparados.
...o eso quería pensar.
Kori se alejó hacia la puerta, y en el último instante se dio la vuelta.
—Si no me necesitáis para nada más...
Daruu negó con la cabeza, y esperó a que Kori saliera de la habitación.
—¿Sabes qué? —dijo Daruu—. Te quiero. No importa que tengamos que llevarlo con discrección, para mí no es nada malo. Somos shinobis al fin y al cabo, ¿no? La discrección es nuestra especialidad. —Rió.
»Estoy muy contento. Admiro a tu hermano, es un ninja muy guay. ¡Seguro que nos volvermos super fuertes a su lado!
El niño que llevaba dentro estaba floreciendo otra vez ante las perspectivas de futuro.
—Bueno... Me hubiera gustado invitarte a pasear en otro sitio más romántico, pero si no nos recuperamos cuanto antes no podremos ir a hacer esa misión... Ya nos han dicho que tenemos que caminar. ¿Vamos?
Se levantó con dificultad y le ofreció la mano a Ayame.
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Kōri salió de la habitación tras la negativa de ambos chicos. Fue entonces cuando Daruu se volvió hacia Ayame:
—¿Sabes qué? —le dijo—. Te quiero. No importa que tengamos que llevarlo con discrección, para mí no es nada malo. Somos shinobis al fin y al cabo, ¿no? La discrección es nuestra especialidad.
El color había vuelto a teñir las pálidas mejillas de Ayame, pero no tardó en corresponder a la carcajada de Daruu con una risilla.
—Estoy muy contento. Admiro a tu hermano, es un ninja muy guay. ¡Seguro que nos volvermos super fuertes a su lado!
—Kōri es muy bueno —correspondió, con una suave sonrisa. No en vano la había cuidado desde que era solo una niña, sacrificando tanto por ello mientras su padre estaba sumido en aquella terrible depresión por la pérdida de su mujer. Para Ayame, Kōri era mucho más que un simple hermano mayor. Era todo un ejemplo a seguir, le admiraba profundamente, y al mismo tiempo se sentía incapaz de agradecerle todo lo que había hecho por ella—. Estoy deseando ver cómo nos desempeñamos como equipo. Va a ser divertido.
Y, como si le hubiera leído el pensamiento, Daruu se reincorporó de la cama y le ofreció una mano.
—Bueno... Me hubiera gustado invitarte a pasear en otro sitio más romántico, pero si no nos recuperamos cuanto antes no podremos ir a hacer esa misión... Ya nos han dicho que tenemos que caminar. ¿Vamos?
Ayame volvió a sonrojarse, pero no dudó a la hora de tomar su mano. Daruu podría afirmar que aquel no era un sitio lo suficientemente romántico para una de sus primeras citas, pero lo cierto era que Ayame sentía que cualquier lugar estaría perfecto si estaba con él...
—Vamos —aceptó, con una renovada sonrisa y se reincorporó tambaleante. Sentía los músculos de las piernas tan agarrotados que se le escapó un ligero quejido cuando consiguió levantarse al fin. Sin embargo, no permitió que aquello marchitara su entusiasmo—. Me pregunto cómo serán esas misiones de rango C...
Así, juntos y cogidos de la mano, comenzaron su paseo por el hospital de Amegakure. Les esperaban largos días encerrados entre aquellas cuatro paredes pintadas de inmaculado blanco, y más de una vez a Ayame se le pasó por la cabeza escaparse por la ventana. Pero siempre se le pasaban las ganas cuando veía que Daruu estaba junto a ella...
Y cuando recordaba que Zetsuo la devolvería allí de una patada en cuanto pusiera un pie en casa.
Fin del post.
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