Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Un nuevo silencio cayó pesado sobre ellos después de que Ayame terminara de hablar. Ella permanecía con la cabeza baja y las mejillas ardientes. ¿Habría dicho algo rematadamente estúpido para que todos callaran? Durante un instante deseó que alguien dijera algo, que alguien interviniera de alguna manera. Aunque fuera para reírse de ella. Pero nadie dijo palabra alguna, y Ayame comenzó a balancear de nuevo las piernas nerviosa.

Incapaz de mirar a Daruu directamente, dirigió una breve ojeada a su hermano. Para su sorpresa, estaba completamente enfrascado sorbiendo sus fideos, como si aquel ramen fuera lo más interesante que pudiera haber encontrado, y no parecía muy animado a hablar. Ayame frunció ligeramente el ceño.

—¿Y tú, Kōri...-sensei? —se atrevió a preguntar, aunque su voz sonó estrangulada por los nervios que atenazaban su garganta.

Él apartó la mirada de su plato y la alzó hacia ella. Tan frío y desangelado como siempre.

—¿Yo? —dijo, tras tragar. Se reincorporó en su posición y dejó los palillos a un lado del plato, pero aún se tomó varios segundos para responder—. Me gustan los bollitos de vainilla que cocina Kiroe-san.

«Apenas lo hemos notado...» Pensó Ayame, cargada de ironía.

—Detesto el calor por encima de todas las cosas. Y, ¿mis perspectivas de futuro? —Se encogió de hombros, tomó de nuevo los palillos y comenzó a enrollar varios fideos—. Seguir ejerciendo como shinobi. Nada más.

«Tampoco nos ha dicho nada realmente nuevo...» Ayame torció el gesto y miró de reojo a Daruu antes de volver a enfrascarse con su propia comida. Cuanto antes se la terminara, antes dejaría de sentir aquel pastoso sabor a todo menos a fideos...
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
Responder
#17
Tal y como Daruu esperaba, la araña del destino tejió de nuevo un hilo de tenso silencio que Kori no parecía dispuesto a romper. Daruu se enfrascó en el bol de fideos, intentando hacer mucha fuerza con los párpados cerrados a cada trago, imaginando sabores que su paladar no estaba detectando.

—¿Y tú, Kori...-sensei? —cuestionó Ayame

«No lo intentes, Ayame. Ahora se inventará una excusa para no...»

Para su sorpresa, Kori empezó a hablar. Claro que no se explayó demasiado:

—¿Yo? —dijo. Depositó los palillos en la mesa—. Me gustan los bollitos de vainilla que cocina Kiroe-san.

«¡¡NO ME DIGAS, SHAROKKU!!»

Sharokku era una serie de novelas a las que Daruu estuvo un tiempo muy aficionado. Trataba sobre un detective que casi siempre señalaba lo obvio cuando el caso ya lo había resuelto su ayudante. Entonces Sharokku decía algo, y su ayudante, el doctor Waku, exclamaba:

NO ME DIGAS, SHAROKKU.

Era una saga entretenida. Al menos lo fue hasta el sexto libro, ese era una mierda.

—Detesto el calor por encima de todas las cosas. Y, ¿mis perspectivas de futuro? Seguir ejerciendo como shinobi. Nada más.

«En eso se parece a mi...»

Pegó el último trago de su bol de fideos y apartó el bol hacia el centro de la mesa con desgana.

—Creo que puedo vivir sin beberme el caldo...
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
#18
Los tres se enfrascaron en su comida sumidos en un concienzudo silencio. Quizás, estaban utilizando toda su concentración para no sentir los mustios sabores de los fideos e imaginar que, en realidad, estaban más buenos de lo que ellos creían.

—Creo que puedo vivir sin beberme el caldo... —intervino Daruu al final, y poco después Kōri terminó su propio plato. Ayame fue la última en dar el último trago.

Kōri no tardó en llamar la atención del encargado, que volvió hacia la mesa con aquel gesto taciturno que ya le caracterizaba.

—¿Cuánto le debo, señor? —preguntó Kōri, con más educación de la que el hombre se merecía realmente. Pero Ayame conocía bien a su hermano, y sabía que, fuera cual fuera la circunstancia, siempre trataba a todos por igual. Como jamás subestimaba a ningún oponente.

—Treinta ryos —respondió, tajante como el corte de un cuchillo carnicero.

Kōri le tendió las monedas y el hombre las tomó con la misma brusquedad mientras retiraba los platos con la mano libre antes de marcharse y abandonar la mesa. No dijo palabra alguna, pero la tensión en el ambiente era una clara invitación a que se marcharan cuanto antes. Y así lo hicieron, recogieron sus cosas y abandonaron El Fideo Feliz restaurante para continuar su camino hacia Coladragón.
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
Responder
#19
El trío no tardo en hartarse de la hospitalidad del local de Shinogi-To, y, muy probablemente, de la ciudad entera. Su maestro pagó lo que costaba la comida, mucho, según Daruu, y juntos abandonaron el tugurio de un portazo. Daruu no estaba muy seguro de si Kori-sensei había cerrado con tal brusquedad porque algo le había molestado o simplemente había sonado así porque las bisagras de la entrada estaban en mal estado.

Si le había perturbado algo, no se le notaba en la cara. Como casi nada.


···


El invierno se les había echado encima. No figuradamente. Nada de tonterías de que ya estaban en aliento nevado. Joder, es que es muy fácil hacer juegos de palabras. Allá voy:

Tenían el aliento nevado del final del año en todo el cogote.

Kori caminaba imperturbable a través de la ventisca, pero tenía la misma cara de fastidio que el resto del trío: aquella tormenta de nieve sólo les retrasaba. El viento les daba en la nuca, pero la nieve les llegaba por los tobillos, y no podían hacer otra cosa que caminar torpemente chafando el hielo picado.

Daruu tiritaba y murmuraba cosas como "me cago en la puta", "por qué hace tanto frío ahora", o "si nunca ha nevado tan al sur".

Y era cierto. Probablemente Kori sí que hubiera visto una nevada como aquella, incluso más al sur. Pero para Daruu, nunca había hecho tanto frío, y había estado varias veces en Coladragón.

—¿Po... po... por qué...? —balbuceó al aire, estúpido.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
#20
Habían abandonado "El Fideo Feliz", y Ayame nunca habría sospechado siquiera lo que iba a echar de menos el grasiento calor de la taberna hasta que sintió el aliento del invierno sobre sus cabezas. Las capas de viaje no servían de nada, el viento gélido se colaba a través de ellas como cuchillos atravesando la mantequilla y se clavaban y agarraban a su cuerpo como si fueran garras de hielo. La capa de nieve atrapaba los tobillos de los tres viajeros a cada paso que daban, sumidos en un profundo silencio, tan sólo roto por el crujir de sus botas sobre la nieve y el viento arreciando en sus oídos.

—¿Po... po... por qué...? —balbuceó Daruu de repente, pero Ayame apenas le oyó. Estaba demasiado ocupada, concentrada en luchar contra sus extremidades congeladas y mantener el paso de sus dos compañeros. Aunque era inútil, se estaba quedando atrás sin poder evitarlo y cada vez resollaba con más fuerza.

—¿Por qué, qué? —preguntó Kōri, volviendo la cabeza hacia él con los cabellos revueltos por el viento. En mitad de aquella tormenta de nieve, era como una especie de espectro de hielo que se compenetraba a la perfección en aquel ambiente.

Ayame dio un traspiés y, con un ahogado gemido, cayó al suelo de rodillas. Sin embargo, en lugar de levantarse, se quedó allí tendida, abrazándose las costillas y tiritando como si le fuera la vida en ello.

Kōri se detuvó en seco al escuchar el estrépito, y al volver la cabeza hacia Ayame pareció dudar durante un instante. Pero no se movió del sitio. No le tendió una mano, ni mucho menos le rodeó el hombro con el brazo para ayudarla a levantarse. Simplemente clavó sus ojos en ella.

—L... lo... s... sien... to... —trató de pronunciar, profundamente avergonzada por su debilidad, pero los dientes no dejaban de castañearle y le dificultaban la pronunciación.

—Ánimo —les dijo Kōri a ambos. Aunque lejos de sonar alentador, su voz caló en sus oídos tan fría como la ventisca que tenían sobre sus hombros—. Aún queda un poco hasta Coladragón, y deberíamos llegar antes de que cayera la noche si queremos sobrevivir.

Ayame asintió, pero los temblores de su cuerpo se mezclaron aquel movimiento de cabeza. Lo último que deseaba en aquellos momentos era retrasarlos en su misión. Pero tenía todo el cuerpo agarrotado y congelado, desde los dedos de los pies hasta la punta de la nariz...
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
Responder
#21
—¿Por qué, qué? —inquirió Kori-sensei, volviendo la cabeza hacia él. Daruu se preguntó si su maestro había oído hablar alguna vez de lo que era una pregunta retórica, pero luego supuso que con aquél frío no estaba la mente para darle muchas vueltas a las cosas ni para encontrarles intención a las preguntas. Por otra parte, Kori parecía tan cómodo como una rodaja de peperoni acostada en una de sus pizzas, calentita entre el queso y los demás ingredientes.

Iba a contestarle, pero Ayame tropezó con algo y cayó al suelo de rodillas.

—L... lo... s... sien.. to... —balbuceó. Daruu se detuvo, se acercó torpemente y la ayudó a levantarse.

—Qué tormenta más horrible —dijo, con una sonrisa. O una media sonrisa. Todo lo que la helada le permitía hacer.

—Ánimo —les dijo Kori—. Aún queda un poco hasta Coladragón, y deberíamos llegar antes de que cayera la noche si queremos sobrevivir.

Daruu asintió y siguió caminando. ¿Qué otra cosa podía hacer?

Caminaron durante a lo que Daruu le parecieron horas, y al fin, a lo lejos, empezaron a distinguir la silueta de Coladragón. Pero la ventisca estaba arreciando y al final se les había hecho de noche.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.