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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Tras la tensa conversación con aquellos ninjas extranjeros, Daruu se relajaba en el asiento que había tomado en un principio. Al cabo de unos minutos, un hombre enjuto se le acercó.

—Joven —dijo—. Me han informado que responde al nombre de Hanaiko Daruu, y que es un ninja de Amegakure —espetó, impertinente—. Desconozco las costumbres de los ninjas de dicha aldea, pero aquí se considera de pésima educación el destruir o dañar la propiedad pública o aje...

—Disculpe, ¿qué propiedad considera usted que he dañado? —hizo un sello por debajo de la mesa, y el tronco que había aparecido en la otra, la que ocupaban anteriormente, había desaparecido. Claro, si la mesa hubiera tenido mantel, no habría creado dicho tronco, pero estaba claro que esa mesa no tenía mantel.

—De todas formas, yo creo que además de mala educación se considera ilegal cuestionar las motivaciones de las decisiones de un miembro del ejército al servicio de tu país, ¿no es cierto? No sé de qué lugar es usted, pero estamos en territorio del País de la Tormenta, y, déjeme decírselo muy claramente, si para salvaguardar a mi aldea tuviésemos que parar el tren o dañar uno de sus vagones, tendríamos que hacerlo.

—Tiene razón, maldito idiota —dijo una voz grave, que parecía venir de un tipo corpulento, a sus espaldas—. Apártate antes de que nos metas en un buen lío.

—¡Señor Kinshima! —exclamó atemorizado el responsable del vagón—. Yo... yo... sólo quería dejar claro que...

—Idiota, ¡este muchacho ha viajado varias veces en este tren y no ha causado ningún percance! ¿No has visto acaso lo que estaba a punto de pasar? ¡Ese idiota de la espada estaba a punto de atacarle!

—Lo.. lo siento, p-pero... Estos malditos ninj...

—Estos malditos ninjas son los que mantendrán a tu familia a salvo el día que algo la amenace, hijo de puta. Anda, vuelve a tu puesto, que eres un maldito camarero con delirios de grandeza... Y tú, disculpa, anda. Desde que lo ascendieron se cree más que nadie.

Dicho esto, tanto Kinshima como el responsable del vagón se alejaron.

Kinshima entró al vagón donde estaban los extranjeros y se dirigió hacia Kazuma.

—Disculpe, señor. Dada su actitud hace unos minutos, no nos queda más remedio que exigirle que abandone el tren en la estación más próxima. En caso de que usted desease continuar su viaje más adelante, deberá hacerlo a pie. En caso contrario llamaremos a los guardias.

»Y ahora, si me disculpa...

Hizo una queda reverencia y se alejó a grandes zancadas.



Mira, Kazuma, está bien que te quedes con ganas de pelear por una ¿discusión interesante onrol? xD. Pero al juego de inventar NPCs podemos jugar todos, y ya que lo hacemos deberíamos considerar nuestra posición geográfica y diplomática on-rol, ¿eh?

O al menos, preguntar antes una segunda opinión.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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#32
El Uchiha examinó más de cerca la base del cristal de la ventana. «Está resquebrajado, sí, como si le hubieran dado un golpe. Y ese tipo tan sospechoso...»

Alzó la vista al comprobar que sus dos compañeros de viaje habían puesto —también— su atención en aquel extraño detalle. Un examen más concienzudo del asiento reveló también que había un trozo de tela negro enganchado en uno de los hierros que conformaban su armazón. Akame lo desenganchó con sus hábiles dedos y lo alzó, mostrándoselo a Tatsuya y Kazuma.

Mirad esto.

De repente el Uchiha notó un escalofrío en la nuca. Se dio media vuelta, extrañado. «¿Qué ha sido eso?». Sus ojos recorrieron el vagón tratando de encontrar alguna explicación a aquella corriente helada que le había silbado en el oído... Y la encontraron. La ventana cuyo cristal estaba ligeramente resquebrajado en la base estaba ligeramente abierta.

No recuerdo que esta ventana estuviera así antes...

Como un artista observando su obra, Akame se alejó unos pasos y observó la composición. El asiento donde había encontrado un trozo arrancado de tela negra. La ventana levemente entreabierta y resquebrajada, como víctima de un golpe. Todo apuntaba a que...

Muchachos, aquí ha pasado algo.

De repente la puerta del vagón se abrió de par en par, y un hombre corpulento ingresó dejando claras sus intenciones desde el primer instante.

Disculpe, señor. Dada su actitud hace unos minutos, no nos queda más remedio que exigirle que abandone el tren en la estación más próxima. En caso de que usted desease continuar su viaje más adelante, deberá hacerlo a pie. En caso contrario llamaremos a los guardias. Y ahora, si me disculpa...

Akame buscó con sus ojos negros la figura del espadachín. Le conocía de hace apenas un rato, pero ya tenía una idea de lo que era capaz de hacer aquel tipo cuando le tocaban las narices.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#33
Muchachos, aquí ha pasado algo.

Eso parece… —no estaba muy seguro de como reaccionar ante algo que parecía tan intrascendente—. Pero no creo que sea nada importante. Deberíamos seguir a lo nuestro.

Antes de que siquiera pudiese caminar hasta su asiento, un señor de actitud beligerante se adentro en el vagón para dedicarle unas cuantas palabras.

Disculpe, señor. Dada su actitud hace unos minutos, no nos queda más remedio que exigirle que abandone el tren en la estación más próxima. En caso de que usted desease continuar su viaje más adelante, deberá hacerlo a pie. En caso contrario llamaremos a los guardias. Y ahora, si me disculpa...

Adelante, continúe con su labor, buen hombre —le apremió, con tono sereno y educado, al encargado en cuanto este se excusó para poder retirarse.

Le resultaba imposible molestarse con aquel señor, pese a lo osado de su amenaza. El sujeto solo estaba cumpliendo con su trabajo, un trabajo que, por el horario y por la gente con la que tenía que lidiar, no debía ser para nada fácil. Aunque aún le causaba cierto malestar las diferencias entre viajar a pie y utilizar un transporte público. «Por los caminos tradicionales puedes resolver tus conflictos con el grado de agresividad que te plazca, pero en el tren no puedes molestarte sin perturbar la armonía de los demás… Qué problemático, me siento como los ancianos que no se adaptan a los cambios.», pensó con cansancio.

Está bien, no pasa nada —le aseguro a Akame, quien lo miraba como quien ve a alguien peligroso a quien le han hecho invitación a estallar—. Igual es un tren expreso y mi boleto solo cubre el viaje hasta la siguiente estación, así que no tengo problemas.

»Como sea; Imagino que todo lo que dices tiene que ver con el sujeto de carácter nervioso que estaba por aquí cuando llegamos, ¿no? —preguntó al Uchiha.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
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