Verde, azul y rojo

[Tsukiyama Daigo]

Luego de lo ocurrido en su combate contra Daruu, Daigo tuvo que permanecer hospitalizado durante un par de días, pues la pelea le hizo llegar al límite de su resistencia y de sus ya pequeñas reservas de chakra.

El chico se recuperó rápidamente de los daños provocados por el Juuken de Daruu, pues el dolor de cabeza y las dificultades al caminar desaparecieron apenas un día después de haber sido tratado. Pero sus brazos eran otra historia.

Los brazos del peliverde ahora lucían una vendas blancas que iban desde sus manos hasta los codos, que tenían la función de evitar que recibiese más daños, pues durante la pelea recibió dos potentísimas técnicas de Suiton en sus brazos.

Ahora, apenas un día después de haberse recuperado, el boxeador se encontraba haciendo mejor se le daba: boxear. Pero esta vez no lo hacía para entrenar y mejorar, no, ahora estaba boxeando a modo de terapia, para digerir todo lo que había sucedido durante su pelea.

Daigo esquivaba y bloqueaba los ataques de una copia exacta de sí mismo que, aunque era un mero clon ilusorio sin substancia alguna, servía mejor para el entrenamiento del Taijutsu que simplemente golpear al aire.

Entonces, cuando el chico alcanzó a golpear el rostro del clon y este desapareció en una cortina de humo, se sentó en el borde del puente, dándole la espalda al agua.

—Maldita sea... —se dijo a sí mismo luego de dejar escapar un largo y pesado suspiro—. No pude dar suficiente pelea... soy la vergüenza de Kusagakure.

[Umikiba Kaido]

Nadar. Nadar era probablemente la actividad que más le relajaba. Fuera por su condición genética o por una simple preferencia personal, nada le resultaba más satisfactorio que un buen chapuzón. Y el lago que atravesaba el Puente Partido era, probablemente, el lugar más apropiado para hacerlo. Teniendo en cuenta, además, que ni Sendōshi ni Nishinoya tenía espacios abiertos así de particulares.

Pero cuando llegó hasta los linderos del puente, se encontraba aparentemente ocupado. Por dos personas, de apariencia idéntica el uno del otro, tratando de golpearse entre sí. Claro que el segundo explotó en una nube de humo poco después, y el original tomó asiento al borde de la construcción.

Kaido se le acercó, y logró escuchar entre hastiados murmullos las quejas del contrario.

—No pude dar suficiente pelea... soy la vergüenza de Kusagakure.

—¿Tú, la vergüenza de Kusagakure? —repitió con ligera ironía—. pensaba que ese puesto lo ocupaba un tal Yota.

El Gyojin tomó asiento a su lado, confianzudo y con actitud tenaz. Sonrió, como siempre lo hacía; luciendo su buena hilera filosa de dientes.

—¿No estarás pensando en suicidarte, o algo por el estilo, no?

[Tsukiyama Daigo]

—¿Tú, la vergüenza de Kusagakure? —Daigo pegó un pequeño bote en cuanto escuchó aquella voz venida de la nada—. pensaba que ese puesto lo ocupaba un tal Yota.

Daigo miró sorprendido al muchacho de arriba a abajo sin poder creerse lo que estaba viendo. ¿Él era un tiburón, o era un chico?, ¿o quizá los dos?

¿Un chico tiburón? Pensaba que solo existían en los cuentos...

El amenio se sentó al lado del peliverde, mostrando sin vergüenza alguna una hilera de afilados dientes más propios de un tiburón que de un humano.

—¿No estarás pensando en suicidarte, o algo por el estilo, no?

—¿Eh? ¿Qué? —Daigo sacudió las manos y la cabeza con energía, negando lo que acababa de decir el escualo—. Nonononono, solo estaba... no importa.

Se levantó sin saber bien de donde había salido aquel chico ni por qué decía eso. ¿Tan decaído se veía que parecía a punto de quitarse la vida? Fuera como fuera, Daigo prefería no hablar más del tema.

—Esto... ¿tú también participas en el torneo? —preguntó al ver su bandana—. ¿qué tal te fue?

[Umikiba Kaido]

Efusivo, el muchacho trató de convencer a Kaido de que quitarse la vida no estaba, de momento, entre sus planes. Movió las manos con dejadez y negó, una y otra vez, que se tratase de eso. De hecho, intentó explicarlo, pero al final las palabras no salieron y decidió dejarlo así.

Daigo finalmente se levantó, aunque Kaido no hizo lo propio. Al contrario, echó su cuerpo hacia atrás y dejó que sus manos sostuvieran su cabeza por detrás, acostándose sobre uno de los tablones de madera.

—Esto... ¿tú también participas en el torneo? —preguntó al ver su bandana—. ¿qué tal te fue?

—Mejor que a ti, por lo visto —le echó una mirada introspectiva desde su cómoda posición, observándole de arriba abajo, percatándose de los detalles más descarados. Como aquellas vendas, por ejemplo, y lo que probablemente estaban cubriendo. Heridas. Heridas de una batalla perdida—. dime: ¿cuál de todos los participantes fue el que te pateó el trasero?

[Tsukiyama Daigo]

—Mejor que a ti, por lo visto —aquella respuesta se clavó en Daigo cual kunai bañado en veneno—. —dime: ¿cuál de todos los participantes fue el que te pateó el trasero?

Mientras más pensaba en lo sucedido en el combate, menos conseguía comprender lo había pasado allí.

Durante su combate contra Kirin, ambos chicos parecían estar al mismo nivel, incluso había tenido el valor de prometerle que se encontraría con él en la final, pero ahora...

¿Cómo demonios planeaba llegar hasta la final? Estoy seguro de que no podría vencer a nadie con mi fuerza actual...

—Amedama Daruu —respondió el peiverde, derrotado—. Quizá lo conozcas.

—Cambiando de tema ¿Dé qué conoces a Yota?, ¿sabes como le fue en el torneo?

[Keisuke]

El lago partido, una fuente natural de agua y atractivo único para mi, después de todo debía ser un lugar bastante fresco y tranquilo para visitar, lugar en donde quería relajar la mente y meditar un poco sobre lo ocurrido en la batalla de la primera ronda, no para auto-flagelarme sino para aprender de mis errores.

En esta oportunidad vestía una combinación realmente rara, tenía una franela sin mangas de color azul marino y un short que llegaba un poco más arriba de la rodilla de color negro, mis piernas iban vendadas desde el tobillo hasta perderse en la continuidad de la tela negra, y de la misma manera se encontraban mis miembros superiores solo que las vendas cubrían mis manos, dejando los dedos descubiertos, hasta el antebrazo. Y lo que más destacaba era un apósito adherido con adhesivo en mi mejilla izquierda.

Cualquier que me viera diría que me fue muy mal y realmente lo fue, recibir una explosión, un corte en el muslo y luego una descarga eléctrica a tan corta distancia... Después de todo aquel evento y proceso de recuperación, que llevó unos cuantos días, finalmente estaba caminando medianamente bien, aunque mi cuerpo aún dolía.

Una vez en el puente me di cuenta que no era el único en el lugar, mientras más me acercaba podía ir definiendo las imágenes hasta tal punto de reconocer las identidades de aquel par. "Sí son Kaido y Daigo... "

A Daigo no lo conocía bien a fondo, a Kaido no tanto, pero estaba seguro que a lo mejor decía algo respecto a mi nuevo aspecto, con un poco de temor a la burla seguí caminando a paso lento y con un poco de calma, estaba conforme conmigo mismo de haber dado lo mejor de mi y esa lo que importaba.

—Buenas, ¿les importo sí me siento aquí con ustedes?— Manifesté antes de que el peliverde dijera quien había sido su rival.

"¿Daruu? Creo que he escuchado ese nombre antes..."

[Umikiba Kaido]

—Amedama Daruu —respondió él, con aflicción. Y mientras el rostro de Daigo se torcía lúgubre y desesperanzado, el de Kaido tomaba vida, y aquella sonrisa socarrona se hacía cada vez más amplia y evidente, hasta que soltó una carcajada—. Quizá lo conozcas.

—¡Claro que le conozco, sí sí! Daruu-kun, un tipo al que hay que tenerle cuidado. Aunque mi sugerencia ya no podrá servirte de mucho, ¿eh? —contestó, evidenciando que nada cambiaría la derrota sufrida por parte de Daigo. Éste, sin embargo, se animó a inquirir sobre cómo Kaido conocía sobre Yota, y si sabía como le había ido en el torneo—. ah, tu compañero Yota y yo nos conocimos hace un buen tiempo durante un viaje a las costas del remolino. Es un buen tipo, pero algo cobarde...

Y hablando de cobardes, por allá a su diestra —Kaido tuvo que hacer el esfuerzo de levantarse, no es que estuviera muy cómodo acostado en los duros tablones de madera— Keisuke hizo acto de aparición. A Keisuke lo conocía desde hace muy poco, habiendo compartido con él el trayecto desde Arashi no Kuni hasta los Dojos. Lo cierto es que desde su llegada, poco le había visto la cara, y no sabía tampoco si habría salido o no victorioso de su participación en el torneo.

Pero por el rostro de aflicción, además de los vendajes y ese ligero cojear con el que ralentizaba su paso, era evidente que no le hubo ido demasiado bien.

—Mierda, Keisuke. ¿También te patearon el culo? ¿sí te puedes sentar?

[Tsukiyama Daigo]

—¡Claro que le conozco, sí sí! Daruu-kun, un tipo al que hay que tenerle cuidado. Aunque mi sugerencia ya no podrá servirte de mucho, ¿eh?— contestó Kaido, evidenciando lo obvio: ya nada cambiaría el resultado de su combate—. ah, tu compañero Yota y yo nos conocimos hace un buen tiempo durante un viaje a las costas del remolino. Es un buen tipo, pero algo cobarde...

¿Yota?, ¿un cobarde?

Antes de que Daigo pudiese responder para defender a su compañero, o conocer como se había ganado el título de cobarde, un conocido hizo acto de presencia.

—Buenas, ¿les importo sí me siento aquí con ustedes?

Se trataba de Keisuke, un chico con el que el peliverde tuvo que hacer equipo para salvar a un hombre de su propio león.

—Mierda, Keisuke. ¿También te patearon el culo? ¿sí te puedes sentar?

—Claro, Keisuke, puedes sentarte.

El chico no parecía estar mucho mejor que Daigo, pues llevaba unas vendas en brazos y piernas, además de un apósito en su mejilla izquierda.

—Uhhh... ¿qué tal te fue? —preguntó el peliverde, sin estar seguro de qué debería de decir.

[Keisuke]

Y sucedió como lo pensaba, escuchó las duras palabras de Kaido, que hicieron un rápido juicio por su aspecto, un acertado juicio... No pude evitar sentir un poco de vergüenza, aunque debía aclarar cierto punto. —Bueno bueno, patear como quien dice patear no.— Trate de no quedar en ridículo, mas de lo que mi aspecto me permitía.

—Estaba seguro que la victoria era mía, pero en el último segundo... — Expresé recordando cuando Yota liberó su técnica que terminó dandome de lleno. —Un tal Yota me terminó venciendo — Dije después de un suspiro, ¿como le vería la cara a Mogura sabiendo que perdí en la primera ronda? Seguramente se burlaría como lo había hecho Kaido.

—¿A ustedes como les fue? — Aunque ya había visto que no era el único envuelto en vendas eso no quería decir que el peliverde hubiera perdido.—Me pregunto... ¿Cuantos de la aldea habrán pasado?— Pensé en voz alta, mi mirada se habría perdido unos segundos en el reflejo del agua.

"Sí tan solo hubiera entrenado más" Me dije con un tono de tristeza, que mal sabor tenía la derrota. ¿Como lo tomaría Yui? Seguramente esperaría a llegar a la villa para enviar un mensaje general a todos los participantes, solo suponiendo, pero no me causaba ninguna emoción...

[Umikiba Kaido]

Pero en el último segundo;

Un tal Yota...

Me venció.

—JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, NOOOOO PUEDE SEEEEEEER

El gyojin se apretó el estómago, y soltó un par de lágrimas. No reía tanto por el hecho de que Keisuke hubiese perdido, sino que lo habría hecho contra el tal Yota, aquel del que Kaido se había estado mofando desde que salió de la Isla Monotonía. Sin ningún tipo de sustento, además, teniendo en cuenta que sólo daba por hecho la debilidad del Kusareño únicamente por haberlos abandonado a él y a los dos Uchiha del remolino incluso antes de pisar el embarcadero de aquel pueblo peligroso y endemoniado.

Pero nunca le había visto pelear, así que desconocía totalmente las fortalezas de aquel muchacho rubio, respondón y altanero.

—Ay, perdón Keisuke, es que justo le decía al muchacho que Yota... bueno, no importa —se secó la cara con la camisa y respiró hondo, a fin de recobrar la compostura. Luego puso su mejor cara de seriedad, y atizó a Keisuke nuevamente—. pues a mí me fue bien, me tocó contra una zorra marimacha que no sabía a quién tenía en frente. Pero viendo los descartados de la primera ronda... supongo que la próxima etapa no será tan sencilla.

Luego volteó a ver a Daigo, y preguntó:

—Yo soy Kaido, por cierto. Aún no sé tu jodido nombre.

[Tsukiyama Daigo]

Genial, parece que Yota a conseguido pasar a la...

—JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, NOOOOO PUEDE SEEEEEEER

Mucho más rápido que cualquier pensamiento, Kaido se echó a reír sin ninguna clase de miramientos, haciendo que Daigo se sobresaltase momentáneamente.

—Ay, perdón Keisuke, es que justo le decía al muchacho que Yota... bueno, no Importa —Kaido se se secó la cara con la camisa, mientras Daigo todavía se recuperaba del pequeño susto que se llevó—. Pues a mí me fue bien, me tocó contra una zorra marimacha que no sabía a quién tenía en frente. Pero viendo los descartados de la primera ronda... supongo que la próxima etapa no será tan sencilla.

entonces, Kaido se dio la vuelta para ver a Daigo.

—Yo soy Kaido, por cierto. Aún no sé tu jodido nombre.

Pues mi jodido nombre es...

—Me llamo Tsukiyama Daigo, un gusto, Kaido-san —contestó con educación antes de mirar a Keisuke—. A mí tampoco me fue muy bien, como ves... —le mostró ambos brazos, repletos de vendas—. Fue un combate bastante unilateral la mayoría del tiempo... podría haberlo hecho mejor.

[Keisuke]

Y pensaba que lo peor había pasado, pero estaba muy equivocado, unos segundos mas tardes Kaido estalló en una sonora carcajada que seguro se escuchó en el otro lado del valle, se estaba burlando sí, nuevamente de mí, no obstante, no estaba seguro del porqué.

"¿Conocerá a Yota?" Dudé, mas cuándo escuché sus palabras la pregunta estaba mas que respondida. "La próxima ves será mejor que no diga nada"

—Es bueno saber que la aldea tendrá por lo menos algún representante en la segunda ronda, ¿sabes si pasó alguien más?— Aunque realmente no estaba seguro de todos los nombres de los candidatos de Amegakure, sus rostros me fueron familiares sí, pero llegar a recordar sus nombres...

—Estaré viendo todas las batallas de la segunda ronda, no vayas a perder!— Manifesté dándole ánimos y quizá poniendo un poco de peso sobre sus hombros.

Luego posé mi mirada en Daigo. —Somos los caídos la primera ronda jeje— Un comentario un poco tonto pero era para bromear un poco. Pensé un poco en el rival del pes, pero no había visto a ninguna mujer marimacha ni nada semejante por lo que mi esfuerzo fue en vano.

—Escuche decir que tu rival fue...— Traté de recordar el nombre, hacia solo unos minutos lo había escuchado y ya se me había olvidado. —Daa...— Expresé duditativo con la esperanza de que alguno de los presentes complementará el nombre.

[Umikiba Kaido]

—Me llamo Tsukiyama Daigo, un gusto, Kaido-san.

—Igualmente, compañero —comentó, un poco más amigable que de costumbre. Luego, volteó a ver a Keisuke quien demostró su agrado para con el hecho de que alguien de Amegakure hubiera pasado a la siguiente ronda. La cosa era que, según lo que sabía Kaido, ya iban dos de los suyos que se encontraban instalados en la siguiente instancia. Contándose.

—Escuche decir que tu rival fue... Daa...

Kaido respondió por Daigo.

—Daruu, se llama —rellenó, y luego observó a sus dos interlocutores—. harían bien en contarme un poco el cómo fueron vuestras batallas, así ayudan a un buen samaritano como yo a ir preparado a la siguiente ronda del torneo. Díganme: ¿Qué puedo esperar de vuestros rivales? ¿cómo han perdido? ¿Algún poder extraordinario del que deba tener especial cuidado?

Y de poderes extraordinarios, pues ya sabía de uno en particular. De esos ojos únicos, y especiales. Los de Daruu. Uno de los que definitivamente no querría encontrarse en la segunda ronda. Pero Kaido no iba a desaprovechar la oportunidad de que los maltrechos perdedores de Keisuke y Daigo le soltasen alguno que otro detalle que considerasen importante sobre sus oponentes, detalles que bien le podrían servir durante la próxima ronda de tener que pelear contra ellos.

[Tsukiyama Daigo]

"Los caídos de la primera ronda" ¿huh? Eso no suena nada bien...

Keisuke no dudó un segundo en tomarse la libertad de crear un nombre para el grupo que conformaban ambos perdedores, un nombre que, aunque no se trataba de nada más que una pequeña tontería, consiguió sacarle una sonrisilla a Daigo.

—Escuche decir que tu rival fue... Daa...

"Daruu", iba a responder Daigo, pero Kaido se le adelantó.

—Harían bien en contarme un poco el cómo fueron vuestras batallas, así ayudan a un buen samaritano como yo a ir preparado a la siguiente ronda del torneo. Díganme: ¿Qué puedo esperar de vuestros rivales? ¿cómo han perdido? ¿Algún poder extraordinario del que deba tener especial cuidado?

Daigo no sabía cuanto podría contarle a Kaido, o si debería de contarle algo, pues sentía que Daruu no era solo su rival, sino que también era su camarada y pensaba que si le contaba sobre sus habilidades estaría traicionando su confianza.

—Creo que lo conoces mejor que yo, no podría decirte nada que no sepas —dijo—. solo que es un tipo al que hay que tenerle cuidado.

El confió en mí y me reveló sus habilidades a sabiendas de que podríamos ser rivales en el torneo, no debería de pasarle esa información a nadie.

[Keisuke]

— Algo importante a decir...— Repetí mientras mi mirada se perdía en los recuerdos del combate, en sí el combate no había sido muy largo por lo que algunos detalles podrían escaparse, tras dar con algo que podría ser útil para el escamado mire a Daigo, pero esta vez con un poco de desconfianza.

—Yo no lo conozco, quizá podrías compartir un poco, no?— Insistí para beneficiar a mi compañero.

Ahora estaba mi duda, ¿debía hablar de Yota? Después de todo era un compatriota del mismísimo Daigo y estaría mal visto de mi parte dar detalles , pero aquello no iba a detenerme, no era amigo mío ni similar. —Espero que si te toca con Yota le patees el culo.— Manifesté con un tono un tanto exigente. —Utiliza técnicas raiton, no parece destacar en si, nada en particular... Aunque recuerdo que su brazo se cubrió de electricidad...— Solté parte de la información mientras hacia una breve pausa.

—Lo tenía en mis manos, mi aguja estaba clavada en su cuello, justo para perforarle si no se rendía.— Explique mientras recordaba como mi mano temblaba al clavarle el filo del senbon, con el recuerdo vino cierta sensación de placer y mi voz pareció temblar en las últimas palabras.Lamí mis labios aclarando un poco mi voz, ya que me di cuenta del temblor. —Él terminó sacando valor y fuerzas en el último segundo y me dio de lleno con sus técnicas, ahí terminó todo.— Culmine el breve relato.

¿Que mas daba lo que pensara Daigo del asunto?