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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Tras la finalización del combate con Keisuke hasta el momento viví momentos tanto de alta intensidad como aburridos. Empezando por aquella ¿Visión? de mi padre o lo que fuera aquello, pasando por días en los que los médicos del hospital no me dejaban ni respirar. Los hubiese mandado a la mierda un rato, ¡qué manera de marear a la gente, joder! Y luego estaban los días que pasaba solo en aquella cama con olor a desinfectante en plena soledad. Puf, vaya mierda, desde luego. Pero mis días de tormento habían acabado, a expensas de lo que pudiese ocurrir en mi combate de segunda ronda, claro.

— Ahí tienes el alta, ten cuidado en la segunda ronda, Yota — dijo el médico que llevaba mi evolución

— ¡Al fin libre! Por lo menos tendré unos días para entrenar...

— Ten cuidado, Yota. Te estoy dando el alta pero no estás al 100%. Procura no forzarte demasiado, ¿Vale?

— Sí, sí, lo que tu digas

Me faltaron piernas para abandonar aquel lugar y sumergirme entre la multitud en las calles de Sendoshi. Hice una larga bocanada de aire y la fui soltando poco a poco. Aire puro y fresco, la brisa acariciando mis mejillas... Volvía a sentirme tan vivo como de costumbre pero debía darle la razón al medicucho ese. Aunque podía hacer vida normal no me encontraba físicamente al 100%. Quizás fue el hecho de estar estirado en una maldita cama durante las 24 horas del día durante varios días. Sí, tenía que ser eso.

La cuestión ahora era... qué hacer.
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#2
Odiaba admitirlo, pero había estado apunto de perder.

Daruu caminaba un poco encogido por las calles de Sendoshi, vestido con una sencilla camiseta de manga corta de color negro y unos pantalones cortos grises. Ni estaba de servicio, ni pretendía entrenar, ni es que pudiera hacerlo aunque hubiese querido. Todo su abdomen estaba vendado y, al parecer, había estado a punto de romperse una costilla.

«Debo entrenar mi resistencia física... Si me hubiese encajado el segundo golpe...»

El muchacho llegó a una plaza, una plaza solitaria. Era extraño, porque aquella ciudad, pequeña, rezumaba vida por todos sus poros. Allí había una fuente, algo desmejorada, y cuatro bancos de madera de caoba. Daruu se sentó en el que quedaba más al sur, y dio un largo y tendido suspiro, dejando que el estrés de los días anteriores se le escurriese por las puntas de los dedos y se evaporase por la piel como si fuera tan fácil como secarse al sol después de haberse dado un baño.

«¿Huh?»

Una cara conocida había asomado de la otra punta de la calle. No es que recordase exactamente cuándo se habían visto, ni su nombre, si es que alguna vez lo había oído. Pero de aquella situación era muy difícil no acordarse, y no había mucha gente con el tono de piel de ese muchacho, o al menos, no estaba acostumbrado a verlo en su país.

—¿Hola...? —Dejó escapar una risilla nerviosa—. Veo que... estás entero.
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#3
Yo estaba en mis mundos de yupi, claro. Era feliz de haber salido de aquel hospital y de poder hacer lo que me diera la gana hasta que llegase el momento de volver a empuñar mis labores como ninja de Kusagakure en aquel lugar tan particular hasta que algo me devolvió al mundo real.

—¿Hola...? —Dejó escapar una risilla nerviosa—. Veo que... estás entero.

Era la voz de un muchacho que recordaba. ¿Como iba a olvidar nada de aquel fatídico día en el que casi la palmo? No cabía duda, se trataba de Daruu, el shinobi de la lluvia que, sin saber aún como, nos salvó a los dos de una muerte segura. Tampoco es que fuese sorprendente verle por ahí. Lo más seguro es que también participase en el torneo.

— No te creas, Daruu-san. Tuve un poco de fortuna aunque... — entonces caí en que mi oponente en primera ronda era de Amegakure — Puede que tu conozcas al que fue mi rival. No sé su nombre, pero... llevaba la bandana de tu aldea y era pelirrojo. ese tio es un peligro, ¿Sabes? De pronto le entró la vena sádica y si no llego a reaccionar a tiempo ahora mismo estaría degollado y él comiendo mugre en alguna cárcel de mala muerte

Le tendí la mano el shinobi de aquellos curiosos orbes blanquecinos.

— Un placer encontrarte de nuevo, aunque esta vez parece que no hay peligros de muerte — no pude evitar reírme — Ah si, el chico ese del torneo. Tenía un taijutsu de lo más peculiar, era como si en el momento de golpear gracias al chakra liberase toda la furia de los dioses, ¡Menudos ganchos hacia el tipo!

Y aquella visión... o realidad. No sabría discernir qué fue real y qué no lo fue en aquel momento en el que parecía que todo se iba a la puta mierda. Pero ahora tenía una oportunidad para buscar respuestas.
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#4
Yota respondió asegurando que había tenido algo de suerte, y Daruu se tuvo que conformar con eso, aunque desde luego sintió curiosidad por la historia entera. Después pasó a describir a un shinobi de su villa, contra el que él había luchado en el Tor...

...¡el Torneo! Claro, ¡ahora lo recordaba! Yota había estado allí fuera, antes de que los metieran a todos en aquellas estrechísimas habitaciones, pero entonces había estado tan nervioso que no se había fijado en él. Bueno, más bien, le había sonado de algo pero no había empleado las energías en desgranar su memoria.

—Probablemente estás hablando de Keisuke —dijo, mientras le estrechaba la mano a Yota—. La verdad, a mi me parece un gilipollas, por lo poco que hemos hablado. Y su hermano, otro peor. Qué ascazo me dan.

Recordó el breve encontronazo que había tenido con ellos, en Amegakure. Una parte de él quería encontrárselo para darle una paliza, pero al contrario de con gente como Akame, no se trataba de rivalidad, sino de desprecio. De modo que había otra parte más grande que no quería volver a verle la cara.

Yota dijo que era un placer encontrarle de nuevo, a lo que Daruu contestó con una queda reverencia. Luego, habló sobre el contrincante del amejin en las contiendas.

—Sí, Daigo-san es genial, la verdad. Casi me gana, mira cómo me dejó el cabrón —rio, levantándose la camiseta y enseñando las vendas del abdomen—. Menos mal que to uso un Taijutsu más peculiar todavía.

Se rascó la nuca.

—Y bueno, ¿ibas a algún lado? ¿Tienes algo que hacer?
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#5
—Probablemente estás hablando de Keisuke

*Keisuke entonces, ¿Eh?*

La verdad, a mi me parece un gilipollas, por lo poco que hemos hablado. Y su hermano, otro peor. Qué ascazo me dan.

Al parecer Daruu tampoco es que se llevase bien con ese tipo. Por lo visto hacia amigos allí donde iba. La verdad es que el mamón durante la pelea se fue transformando. Ni yo mismo acabé por comprender lo que había sucedido. Probablemente estuviese loco y ya está.

—Sí, Daigo-san es genial, la verdad. Casi me gana, mira cómo me dejó el cabrón —rio, levantándose la camiseta y enseñando las vendas del abdomen—. Menos mal que to uso un Taijutsu más peculiar todavía.

En efecto pude ver todos los vendajes tras su pelea inicial. Por lo visto Daigo-san, el muchacho con el que vine hasta aquel lugar era alguien peligroso en un combate, pero Si Daruu había ganado era más duro de roer. Definitivamente las cosas iban a ser más jodidas en la segunda ronda.

— ¿Daigo-san? En realidad me estaba refiriendo a Keisuke sus puñetazos eran duros como piedras. No era un simple taijutsu aunque no sabría decir como lo hacia... A simple vista parecía un taijutsu de lo más normal. Un puñetazo sin más, vaya. Pero luego te golpeaba y sentías como te iba quitando la vida. Realmente curioso...

—Y bueno, ¿ibas a algún lado? ¿Tienes algo que hacer?

— Pues... ahora que lo dices. Tras el combate con Keisuke ocurrió algo raro — me rasqué la nuca pensativo — En realidad acabo de salir del hospital, pero me gustaría investigar un poco sobre el tema. Me pregunto si por aquí habrá algún loquero de esos... Ya sabes un vidente o alguien que pueda ayudar. Mejor te pongo un poco en situación...

Le hice un ademán para que me siguiese a una de las callejuelas. No me apetecía que todo Dios escuchase lo que estaba por decirle. Ni siquiera supe por qué narices estaba dispuesto a contárselo a él. Por algún motivo confiaba en el Hyuga. La calle era oscura y no había nadie en ella. Al parecer las trastiendas de algunos locales daban allí y profanaba un hedor de mil demonios.

— Verás... A ver por donde empiezo. Quizás lo mejor sería contártelo desde el principio. Bien, hace ya unos años, al volver de la academia fui directo a casa y me encontré que toda la casa estaba acordonada por la polícia. No pude evitar entrar a ver qué pasaba y cuando entré... — la voz se me fue rompiendo poco a poco a medida que iba recordando todo aquello — Lo que encontré... Marcaría toda mi vida. Mi padre fue asesinado y allí estaba su cuerpo sin vida, en mitad del salón. Bueno... No estaba muerto pero casi. Me pidió que me quedase con sus katanas —

Señale las katanas que posaban en mi espalda mientras secaba las pocas lágrimas que nacieron en mis ojos.


— ¿Por qué te estoy contando esto? Ahí viene lo divertido. Cuando terminó la pelea con Keisuke le escuché. Era él y estaba allí. Los médicos insistieron en que estaba alucinando que no había nadie allí. en mi estado no sabría decirte si podría discernir lo que era real de lo que no, pero joder, fue tan real... quiero averiguar quién tenía razón. Si los médicos o yo, así que voy a ver si por aquí hay alguien que puede serme de ayuda, ¿Te apuntas?
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#6
Daruu se había equivocado: a quien seguía refiriéndose a Yota era a Keisuke, no a Daigo. Como de Keisuke Daruu no deseaba escuchar demasiado, se limitó a asentir y a absorber la información que Yota le dedicó sobre él, no sin, a su pesar, sentir cierta curiosidad.

—Debió de ser alguna especie de refuerzo mediante el chakra, o algo así. Nintaijutsu, se llama —sugirió.

Y a su pregunta de si iba a algún sitio, Yota contestó que sí, que después de su combate había ocurrido algo raro.

—Me pregunto si por aquí habrá algún loquero de esos... Ya sabes un vidente o alguien que pueda ayudar. Mejor te pongo un poco en situación...

Daruu, curioso, siguió la señal de Yota y le acompañó a uno de los callejones cercanos a la plaza. Quede claro por delante que Daruu sabía perfectamente que era desaconsejable adentrarse en un lugar apartado con un desconocido de otra villa, pero al fin y al cabo le había salvado la vida, así que no esperaba que se lo pagase quitándole la suya.

Eso sí, si hubiera olido un poco menos a mierda, Daruu lo hubiese agradecido.

— Verás... A ver por donde empiezo. Quizás lo mejor sería contártelo desde el principio. Bien, hace ya unos años, al volver de la academia fui directo a casa y me encontré que toda la casa estaba acordonada por la polícia. No pude evitar entrar a ver qué pasaba y cuando entré... Lo que encontré... Marcaría toda mi vida. Mi padre fue asesinado y allí estaba su cuerpo sin vida, en mitad del salón. Bueno... No estaba muerto pero casi. Me pidió que me quedase con sus katanas.

Yota señaló sus katanas.

— ¿Por qué te estoy contando esto? Ahí viene lo divertido. Cuando terminó la pelea con Keisuke le escuché. Era él y estaba allí. Los médicos insistieron en que estaba alucinando que no había nadie allí. en mi estado no sabría decirte si podría discernir lo que era real de lo que no, pero joder, fue tan real... quiero averiguar quién tenía razón. Si los médicos o yo, así que voy a ver si por aquí hay alguien que puede serme de ayuda, ¿Te apuntas?

—Vaya, Yota-san. Lo siento. Eso suena terrible, lo de tus padres y eso... —Daruu desvió la mirada, incómodo. Una vida shinobi marcada por la desgracia, ¿eh? Su madre le había dicho que solía ser así. No era su caso, él había sido muy feliz, y su padre, aparte de haber sido un traidor a la aldea, estaba muerto ya cuando él nació—. Pero... Una cosa, Yota-san. No quiero... De verdad, no quiero que te enfades, pero...

»Si tu combate contra Keisuke fue tan duro de verdad, ¿no es posible que de verdad estuvieras alucinando? Y de todas formas, ¿cómo te va a ayudar un vidente? Esa gente no hace más que contar mentira para aprovecharse de la gente. El futuro no puede verse.
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#7
—Vaya, Yota-san. Lo siento. Eso suena terrible, lo de tus padres y eso...

— No hay de qué arrepentirse. Lo hecho, hecho está. Yo sé que en algún lugar, donde quiera que esté se siente orgulloso de mí. A su manera, supongo..

Trataba de quitar hierro al asunto. No era algo agradable de mi vida, la verdad.

Pero... Una cosa, Yota-san. No quiero... De verdad, no quiero que te enfades, pero...

Le miré pensativo, a saber qué iba a soltar pero me daba la sensación de que no me gustaría.

»Si tu combate contra Keisuke fue tan duro de verdad, ¿no es posible que de verdad estuvieras alucinando? Y de todas formas, ¿cómo te va a ayudar un vidente? Esa gente no hace más que contar mentira para aprovecharse de la gente. El futuro no puede verse.

Finalmente puse mi mano diestra sobre su hombro, como si así llamase su completa atención pese a que al parecer ya la tenía.

— En efecto, es una posibilidad, pero no la única — indiqué ipsofacto — También cabe la posibilidad de que no muriese, aunque me cuesta creerlo, yo mismo le vi agonizando en el suelo. Pero... ¿Y si está vivo? ¿Y si usó algún tipo de técnica rara para comunicarse conmigo? Quizás incluso se trata de una técnica que se pueda usar a distancia, ¿Y si lo que digo es la verdad? Según me ha contado mamá, tuvo una instrucción shinobi, no como la nuestra, pero era guardia de la entarda de Kusagakure en el turno ncoturno y bueno... Le obligaron a formarse un poco.

Casi que se podía decir que había sacado aquello de alguna leyenda urbana o algo así, pero recuerdo las sensaciones de aquella voz y parecía demasiado real. Demasiado como para no intentar hacer algo.

— Ehmmm.. si, bueno, no quise decir vidente, claro. Yo que sé, llamemoslo loquero. alguien que me diga si lo que pasó en el estadio era fruto de mis paranoias o fue real. ¿Sabes? Si mi padre está vivo le encontraré. —[color] apreté el puño cargándome de determinación y huyendo de aquel hedor a mierda pura [color=yellow]— Vamos, vamos, no tenemos todo el día
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#8
Entonces, Yota le puso la mano encima, a lo que Daruu contestó dando un respingo, como temiendo que fuera a pagarla con él. Sin embargo, le pareció que se lo había tomado bien.

—En efecto, es una posibilidad, pero no la única. También cabe la posibilidad de que no muriese, aunque me cuesta creerlo, yo mismo le vi agonizando en el suelo. Pero... ¿Y si está vivo? ¿Y si usó algún tipo de técnica rara para comunicarse conmigo? Quizás incluso se trata de una técnica que se pueda usar a distancia, ¿Y si lo que digo es la verdad? Según me ha contado mamá, tuvo una instrucción shinobi, no como la nuestra, pero era guardia de la entarda de Kusagakure en el turno ncoturno y bueno... Le obligaron a formarse un poco.

—Bueno... Vale, te lo concedo. Pero por favor, no te hagas muchas ilusiones. Podrías estar engañándote a ti mismo y luego va a ser peor.

—¿Sabes? Si mi padre está vivo le encontraré. Vamos, vamos, no tenemos todo el día.

Daruu suspiró y se acomodó los hombros.

—Vale, venga. Te acompañaré a hacer las averiguaciones que tú desees, pero luego, déjame invitarte a un ramen o algo, que es lo que yo quería sugerir desde que te pregunté si tenías algo que hacer —admitió—. Así, podemos celebrarlo o distraernos con algo si al final resulta que sí que te lo imaginaste, ¿qué te parece?

Después, procedería a seguir a Yota de nuevo hacia la plaza.

—Bien, ¿por dónde empezamos? Tú mandas.
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#9
— Sí, sí, vale, no te preocupes por eso. En el peor de los casos me quedaría igual que estoy

Trataba de reconfortarme a mi mismo pese a las advertencias del amejin. En el fondo pensaba que tanto los médicos como mi interlocutor tenían la razón. A fin de cuentas, vi como se moría en el suelo del salón de casa. Como borrar aquella imagen de mi cabeza... Se me antojaba imposible. Pero aferrarme a la mínima posibilidad como que me daba vida.

—Bien, ¿por dónde empezamos? Tú mandas.

— Buena pregunta, la verdad es que no tengo ni pajolera idea. Lo mejor será que nos pongamos a pasear para ver si vemos algo que nos pueda ser de ayuda

Ninguno de los dos nos conocíamos aquel lugar como para saber si por allí encontraríamos algo que ayudase en la búsqueda de información de aquel tipo. Así que empecé a mover mis piernas para adentrarnos en la calle que quedaba a nuestra derecha.

— Empecemos por esta calle...

Y eso fue exactamente lo que hicimos, ponernos a caminar sin saber muy bien a donde narices íbamos hasta que después de un rato caminando encontramos un sitio que quizás pudiese ser útil. Remedios y soluciones de la bruja Yama-uba rezaba el cartel.

Me quedé mirando a Daruu encogido de hombros.


— Igual este sitio puede sernos de ayuda, ¿No?
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#10
Ni Daruu ni Yota tenían idea alguna de dónde encontrar a algún vidente, loco con bolas de cristal, lector de cartas de tarot o cualquier otro sacacuartos de tres al cuarto y la verdad, a Daruu ni siquiera le importaba, tan sólo estaba haciendo aquello por Yota. El muchacho de la coleta tomó marcha por la calle de la derecha, así que Daruu caminó junto a él.

—Lo mejor será que nos pongamos a pasear para ver si vemos algo que nos pueda ser de ayuda —había dicho Yota.

«Sí, desde luego. Puede que recorramos tres veces Sendoshi antes de que la encontremos, eso sí te lo digo.»

¡Pero bueno, parece ser que no fue así! Encontraron un lugar en un callejón apartado. Estaba decorado con musgo, setas y demás atrezzo de bosque encantado, y en la puerta el cartel rezaba:

Remedios y soluciones de la bruja Yama-uba

—Igual este sitio puede sernos de ayuda, ¿no? —dijo Yota.

—No sé, tío —contestó Daruu—. Ya te he dicho que no confío mucho en estas cosas. ¿Me dejas echar un vistazo por dentro antes?

La pregunta podía parecer extraña si no se conocían las habilidades del Byakugan, por supuesto. Daruu activó su Doujutsu y se concentró, observando la puerta, tratando de discernir qué aspecto tenía el lugar por dentro.
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#11
—No sé, tío —contestó Daruu—. Ya te he dicho que no confío mucho en estas cosas. ¿Me dejas echar un vistazo por dentro antes?

— Claro, claro. Adelante — dije algo extrañado

Fue entonces cuando las venas de los ojos se le hincharon como si hubieran abierto el sistema de riego sanguíneo de golpe. Me sobresalté al verlo y no pude evitar mirar a la entrada del lugar con curiosidad pero todo seguía igual.

Daruu, por su parte, vería el interior del edificio. Nada más cruzar la parta exterior vería un pequeño mostrador en el que seguían los adornos para crear un ambiente idóneo para aquel lugar. Un poco de musgo por allí, un poco de setas por allá... Vamos lo mismo que en la entrada. Había un pasillo que daba a una habitación no muy grande. En ella se veía una mesa camilla con una tela que lo recubría, era de un color morado bastante oscuro. Encima no podía faltar la bola de cristal de rigor y por último, en la entrada vería una vieja entrada en años que necesitaba aguantar su peso sobre un bastón de madera más grueso por arriba que por abajo.

Aquello parecía exento de peligro alguno.


— ¿Y bien? ¿Vas a entrar o qué?
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#12
Daruu inspeccionó el interior del edificio.

No había nada extraño. La casa de un vendehumos cualquiera. Decora un poco esto así, pon esta voz profunda asá, y enseguida te tiran el dinero a la cara. La entrada estaba decorada con musgo y setas, como la fachada. Luego había un pasillo que continuaba hasta una habitación mediana, con una mesa camilla morada... Y ya está. La puta bola. ¡Es una bola de cristal, joder, qué vas a ver ahí!

Y también estaba ella. Una abuela corriente, con su estatura enjuta, su bastón de madera... Solo que, obviamente, parecía el cayado de una bruja de cuento.

—¿Y bien? ¿Vas a entrar o qué?

—Después de ti, Yota-san. Parece que es tu timadora corriente y moliente, justo lo que buscas. No hay nada raro ahí dentro.

»Pero pasa tu primero, que se te descoordinan los principios activos mentales y no te puede leer la cabezota —bromeó.
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#13
—Después de ti, Yota-san. Parece que es tu timadora corriente y moliente, justo lo que buscas. No hay nada raro ahí dentro.

»Pero pasa tu primero, que se te descoordinan los principios activos mentales y no te puede leer la cabezota


— ¿Sabes? A veces hay que creer en algo. como en nuestros objetivos como ninjas, seguro que tu tienes el tuyo. Eso nos hace crecer y nos ayuda a seguir adelante

Sin entender muy bien lo de la vieja, pues no habíamos visto ninguna vieja ni nada, opté por echarle valor al asunto. No es que fuera el mayor creyente de aquellas cosas pero como le había dicho al amejin, a veces hay que forzarse a creer. Así pues, sin más dilación, entre en el lugar en el que efectivamente, aguardaba una vieja que con suerte se aguantaba gracias a aquel bastón de madera.

Abrí la boca de par en par.

*¿Cómo cojones lo ha sabido?*


— ¡Visitantes, ricos visitantes! Acercaos muchachos y decidme qué es lo que os preocupa jijiji

Hablaba con entusiasmo, sí, pero se le notaba que era vieja de verdad, hablaba atropellada, a trompicones y aquella risa artificial que acompañaba toda la farandula de las setas y el musgo era de lo más innecesaria. Le conté lo que le había contado a Daruu previamente a lo cual la mujer se me acercó.

— Puedo intentarlo pero no creo que pueda serte de utilidad jijiji — tras la risa la mujer tosió — Sin embargo, sé donde puedes ir a encontrar tus respuestas

— ¿DÓNDE? — exclamé, muerto de curiosidad.

— Tranquilo muchacho jijiji Verás, cuenta la leyenda que la cueva que hay al lado de la pizzeria en las montañas que cubren este valle tiene poderes sobrenaturales. Rikudo bendeció esa cueva y en las noches de luna llena puedes habalr con los muertos pero necesitarás esto

Sacó de debajo del mostrador una caja de madera, en ella se representaban los kanjis del abecedario y una fichita, también de madera.

— Ve a la cueva esta noche con esto, pon tu dedo en la ficha y habla con los espíritus. Ellos te sabrán decir mejor que yo —

Mi acompañante ya estaría descojonandose de la risa, al menos por dentro, pero me daba igual. Cogí la cajita y la ficha.

— Devuelvemelo mañana sin falta, jovencito jijiji

Asentí sin más y me di media vuelta.

— ¡Eh, tú, ojos blanquitos! Tu también necesitarás una o interferirás

Y la vieja le dio otra fichita a Daruu.
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#14
Yota contestó a su cinismo diciendo que a veces hay que creer en algo para crecer y seguir adelante. Daruu se encogió de hombros.

—Bueno, en mis objetivos creo, desde luego. Y quizás, si es que creo en alguna especie de dios, creo un poquito en Amenokami. Es el dios del País de la Tormenta —dijo.

Yota se internó en la casucha con valentía. Daruu siguió detrás, de brazos cruzados, siempre escéptico, pero con gran curiosidad inevitablemente.

«¿Ves, ves esa cara de sorpresa que tienes, Yota-kun? Ahora mismo podría decirte que mis ojos ven el futuro y empezar a cobrarte cincuenta ryos por visión.»

Aquella mujer era una anciana entrada en años que apenas podía sostenerse con el garrote. Eso lo había "visto" con el Byakugan de lejos, pero ahora que estaba allí, cerca de ella, y la escuchaba hablar... Ahora sí que estaba viéndolo de verdad.

Yota procedió a contarle lo que le había contado ya. La vieja, evidentemente, empezó a decirle lo que quería oír, y Yota respondió con entusiasmo. «Craso error, ya te tiene. Ahora te embaucará con una elaborada pero vaga respuesta...»

Pero Daruu prestó todo su interés al relato en cuanto escuchó "pizzería". ¿Había una pizzería en las MONTAÑAS? ¿Cuevas bendecidas por Rikudo? Con una... ¿Pizzería al lado? «En serio, la milonga de los muertos nos va a meter en un buen lío, pero una pizzería... ¿En las montañas? Suena a sitio que tengo que visitar.»

Daruu tomó la ficha de la vieja y se dio la vuelta refunfuñando algo sobre "ojos blanquitos tu puta madre", aunque eso sólo lo pudo oir Yota.

—He de admitir que algo me ha sorprendido —dijo Daruu—. Una pizzería tan lejos de la civiización y al lado de una cueva. Guau.
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#15
—He de admitir que algo me ha sorprendido —dijo Daruu—. Una pizzería tan lejos de la civiización y al lado de una cueva. Guau.

Al final hasta el propio Daruu se llevó una sorpresa pese a su razonable escepticismo. Quién lo iba a decir.

De nuevo, no tenía nada a perder así que con aquella cosa bajo el brazo, pasaría la noche en la cordillera del valle en la búsqueda de respuestas de lo que pasó en el estadio. Las necesitaba.


— Entonces, ¿Hace una pizza? La verdad es que nunca las he probado pero he oído hablar bastante bien de ellas

Increíble pero cierto. Había oído maravillas acerca de aquel manjar pero nunca tuve la oportunidad de hincarle el diente a una de aquellas masas con extra de queso.

Nos encontrábamos en la calle de nuevo y alguno de los transeúntes que pasaban por allí nos vieron salir de la casa de la bruja, por lo cual dejaron caer alguna mirada en la que dejaban claro que sentían lástima por nosotros, gente con al cabeza tan hueca como el amejin que me acompañaba. No entendían lo que me llevaba a hacer todo esto. Ni lo entenderían.
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