Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Las primeras frases del Uchiha no lograron cambiar la postura de la Kageyama en lo más mínimo, seguía convencida de que llevaba la razón y el contrario solo quería sacar algún tipo de beneficio.
Pero al final perdió los estribos, se levantó y a juzgar por su tono y expresión estaba bastante enojado, lo suficiente tal vez para ser el primero en dar un golpe, pero al terminar de exponer su postura y su situación, decidió callar e intentar relajarse.
Ahora la cara de Koko se mostraba distinta, claramente sorprendida ya que esta vez lo sintió bastante más sincero que antes. Por lo menos había expuesto una muy mala situación para él y llevaba la razón en algo. «Si se publica es seguro que tanto Akame como el clan Sakamoto quieran matarle, o por lo menos Noemi y Hideo »pensó la kunoichi quien prefirió desviar su mirada mientras sacaba sus propias deducciones.
Luego de un momento de absoluto silencio por su parte, suspiró pesadamente y regresó la vista a Datsue.
—Bien, te lo diré —sentenció—. Pero más te vale explicarme tu problema con Noemi o te juro que te dejo sin hijos.
Claramente quería intimidarle para evitar que vuelva a mentirle o quiera irse ni bien consiguiese lo que quería sobre Chokichi.
Aun así, sin esperar una respuesta por parte de su interlocutor, comenzó a hablar.
—Hace un tiempo, cuando Haskoz seguía con vida, pasó por la residencia del clan Sakamoto junto con Akame y otro shinobi. Pude verlos desde el jardín, avisé a Noemi y ella fue al encuentro con aquel trío. Poco después de aquello, mientras seguía con mis tareas en el jardín me encontré una cámara que según Noemi era de Chokichi, pero no tenía el carrete por algún motivo.
Hizo una pequeña pausa para acomodarse un poco mejor sobre la cama, ahora mantenía las plantas de sus pies pegadas entre sí y ambas manos las tenía sobre sus tobillos.
—Esa misma noche un guardia del clan tuvo que patrullar por la aldea, los Sakamoto no están exentos de prestar servicios a la aldea así que no había manera de que se negase. Durante su turno, al pasar por la academia se topó con un par de borrachos, uno de cabello blanco y otro de cabello oscuro, mucho más no pudo ver porque se fueron saltando un vallado. Supongo te harás una idea de quienes eran, posiblemente —la rubia sin motivo aparente cerró los ojos y se le dibujó una mueca de molestia en el rostro—. Al día siguiente, cuando fui a la academia, me encontré con el carrete de una cámara, lo recogí y se lo llevé a Noemi. Resulta que encajaba perfectamente en la cámara que habíamos encontrado así que fui a revelarlo, para saber qué era lo que tenía y nos encontramos con algo que… Va más allá del acoso que tú conoces.
Hizo otra pausa, pero esta vez más prolongada, como si estuviese pensándose si decir o no lo que se habían encontrado. Después de todo, hablar de la intimidad de su hermana no era algo agradable para ella, peor si consideramos que físicamente hablando tienen muchas semejanzas y muchas personas las confundían constantemente, como probablemente harían con la foto de la revista.
Al final, tras meditarlo y con una cara que revelaba el sufrimiento de la pecosa, decidió revelarlo todo.
—Encontramos fotos de Noemi y algunas otras chicas en momentos… Íntimos, por decirlo de alguna manera —la chica alzó la mirada, esta vez parecía suplicante—. Entiendes, ¿verdad? Una cosa es sacar fotos a personas en la calle, otra es sacar fotos de… Desnudos, o momentos íntimos en lugares privados, mucho peor que lo que nos hizo a Akame y a mi.
Solo esperaba que Datsue entendiera lo que ella quería decirle sin tener que ser excesivamente explícita en el proceso, de lo contrario el ligero rubor que se le subió terminaría por ser más intenso que el rojo de la sangre recién extraída.
Datsue escuchó, primero con una ceja alzada, luego con la boca desencajada, el relato que le iba narrando Koko. Una visita de Haskoz, Akame y otro shinobi sin identificar; el extraño descubrimiento de una cámara sin carrete en el jardín, que por algún motivo Noemi pudo reconocer como la que pertenecía a Chokichi; el avistamiento de un peliblanco y un chico de cabellos negros —Datsue supuso que se trataba de Haskoz y, o bien del otro shinobi, o bien de Akame—, borrachos en la academia. Al día siguiente, Koko encuentra un carrete en la propia academia… ¡que resulta encaja en la cámara!
El pulso del Uchiha se iba acelerando. Todavía faltaban muchos cabos sueltos, muchas incógnitas, pero el principio de una historia se iba formando en su cabeza. Una historia que perfectamente podría ser digna para aparecer en la portada del segundo número de la revista Corazón Uzureño.
Pero ninguna historia era buena sin un final a la altura. Y aquella en concreto…
—Me dejas sin palabras.
… aquella en concreto era la bomba, pero con unos tintes hasta demasiado perversos para la taimada mente del Uchiha.
—Sabía que Chokichi era un poco pervertido, pero… —¿De verdad había cruzado la línea roja? ¿De verdad había tenido las narices de fotografiar a gente desnuda? Dos días atrás, Datsue no lo hubiese creído posible. Después de su último enfrentamiento con él...—. Joder... —Ninguna palabra podría expresarlo mejor.
Se sentó de nuevo en la cama, todavía tratando de asimilar lo que acababa de oír. Su mirada, en el suelo; sus manos, entrelazadas y con los pulgares moviéndose en círculos. Por un momento, se le había hasta olvidado que hacía todo aquello para poder chantajearle e impedir que publicase la revista en su nombre. Tan solo podía pensar en que…
… en que había estado haciendo negocios con un hijo de puta. Un hijo de puta de verdad.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
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Muchas cosas de aquella historia estaban basadas en suposiciones hechas por Noemi, principalmente, y nadie salvo aquellas dos chicas sabían realmente de aquello, al menos con tanto detalle hasta ahora.
Datsue, quien acababa de escuchar todo el cuento, parecía ciertamente algo impactado al respecto, como si realmente pensara lo que había dicho y a la pecosa le fue suficiente para quedarse convencida de ello.
—Bueno, eso es lo que sé, si llegase a oídos de la Uzukage es seguro que termina en prisión o lo ejecutan, pero no dijimos nada por las fotos en cuestión.
Lo único que necesitaba del chico era que confirmase que no andaría soltando el cuento a la ligera, que no le diría a nadie de fotos de desnudos de su hermana, que hasta cierto punto aplicarían bastante bien como desnudo suyo.
Pero todavía quedaba algo pendiente allí, faltaba el aporte de parte del Uchiha así que la joven le chasqueó los dedos justo delante de la cara, inclinándose un poco hacia adelante incluso para tenerle al alcance.
—Te toca, ¿qué tienes en contra de mi hermana como para cagarte en su vida?
No esperaba que reaccionase bien, pero se suponía que habían llegado a un trato y como no cooperase…
Sumido profundamente en sus propios pensamientos, no fue hasta el chasquido de Koko que volvió a la realidad. Exigía su contraparte: saber por qué odiaba tanto a Noemi como para haber hecho la revista.
—¿Que qué tengo en contra de tu hermana? —respondió, tan escueto como contundente—. ¿De verdad me lo preguntas? —Para Datsue, la putada que le había hecho a su hermana estaba a la misma altura que la que ella le había hecho a él—. Yo le ayudé cuando estaba borracha. Me aguanté sus vómitos, sus tonterías, y hasta me la cargué a la espalda bajo una tormenta infernal para resguardarla en mi casa. Le di cobijo. Le di una cama y un techo bajo el que dormir. Me comporté como un jodido caballero. ¿Y qué recibo a cambio? —preguntó, ligeramente enervado—. Gritos. Acusaciones de haberme aprovechado de ella mientras estaba ebria. ¡Incluso se fue con esas acusaciones a su hermana, y a saber a cuántos más! —se levantó de golpe, sin ser capaz de permanecer por un segundo más sentado—. Manchó mi imagen con algo imposible de limpiar. Uno puedo resarcirse de una mentira, de una pequeña traición, de un error… Pero, ¿de una acusación como esa? Quedas manchado para siempre.
»Así que podrías pensar que lo hice por eso. Por rencor. Ojo por ojo. Tú me acusas y manchas mi imagen con algo que no hice, y yo te hago lo mismo a ti. Pero, ¿sabes qué? —esbozó una sonrisa amarga—. Normalmente las cosas son mucho más sencillas que eso. Simplemente… —se encogió de hombros, y su tono se vio rebajado—, simplemente me dejé engatusar por el éxito. Vi en esa noticia una bomba. Una bomba que de estallar, me haría de oro. Oh, dinero —la señaló con un dedo, y su voz volvió a cobrar intensidad—. Sé lo que estás pensando. Qué ruin… qué mezquino. Claro. Criándote en una mansión donde hasta el papel higiénico será de oro es muy fácil de decirlo. Pero, ¿sabes dónde me crie yo? ¿Sabes lo que tenía que hacer mi madre para llenar la nevera? ¿Sabes lo que…? —rio nasalmente—¿Sabes lo que…? —sacudió la cabeza y se dio la vuelta, dándole la espalda—. Bah, da igual. Qué vas a saber.
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Pareciera que el chico tuviese motivos de sobra para estar enfadado, como si supiera absolutamente todo lo que ocurrió dentro de la residencia y que incuestionablemente tendría motivos para ir y hacer lo que hizo, intentar manchar la reputación de alguien que ni siquiera está en condiciones de defenderse por una discusión. Porque fue eso, una discusión basada en malos entendidos que ninguno de los dos se dignó a esclarecer.
Y ese orgullo, el que estaba guiando las palabras del Uchiha y hería a la Kageyama que en sí, no tenía nada que ver en ello. «No sabe, por eso lo dice »Pero le permitió hablar, hasta el final, hasta que calló alegando que ella no podría saber lo que él experimentó durante su infancia.
—Si yo fuese Noemi estoy segura de que te respondería de la misma manera que tú ahora me estás hablando —le espetó cruzándose de brazos—. Pero no soy ella, y soy consciente de que tanto tú como Noemi no son capaces de guardarse el orgullo ni por un segundo.
Aquellos dos resultaban tan parecidos a veces que a Koko le resultaba extraño que no estuviesen juntos o similares, después de todo, mientras que uno busca el dinero la otra busca simplemente alguien que la acompañe. Pero las cosas se dieron de otra forma y terminaron en puros malos entendidos que les llevaron a odiarse.
—Primero que nada, lo que tú hiciste fue mucho más grave, porque a diferencia de ti, Noemi solo me habló a mi —hizo especial énfasis en aquellas dos palabras—. Y a nadie más, ni siquiera entre Sakamotos saben lo ocurrido o el viejo te hubiese mandado a buscar. ¿O es que alguien sabe algo de aquello? ¿Alguien aparte de mí se enteró que pasaste noche con ella o que estuvo tan ebria como para necesitar que se la llevaran? Que yo sepa no es posible porque solo tú, Noemi y yo lo sabemos. Mientras que tú hiciste la revista con la intención de permitir que todos en la aldea se enterasen.
Aprovechó para hacer una pausa, breve ya que no quería que el chico la interrumpiese con otro de sus planteos.
—Y… No sabré dónde te criaste, pero tú tampoco sabes nada de la residencia Sakamoto, y no por ello te echo las broncas como tú lo estás haciendo conmigo ahora solo porque te pregunté por un problema entre mi hermana y yo —la mirada de la joven se mantenía firme—. ¿Sabes qué es lo peor? Que ustedes son tan orgullosos que no piensan en lo que dicen o hacen, por eso se llevan fatal, si en lugar de ir al choque hubiesen intentado hablar las cosas calmadamente quien sabe, puede que hubiesen terminado como buenos amigos, el dinero te hubiese sobrado porque… —¿Seguir o no? Probablemente no haría falta—. Bah, Noemi es una basura que manchó tu nombre, ¿no? Ante una sola persona con la que estás hablando ahora mismo.
Prefirió no proseguir con aquello para comprobar si Datsue era capaz de pensar un poco las cosas como correspondía, después de todo, nadie nunca le debería de haber mirado mal ni similares justamente porque como la pecosa dijo, la tan mencionada Sakamoto no había dejado que nadie más se enterase de lo ocurrido aquella noche.
«¿Mucho más grave lo mío? ¿¡Mucho más grave lo mío!?» El Uchiha se dio la vuelta, horrorizado con lo que estaba oyendo. Luego Koko puso argumento a sus palabras… y quizá llevase algo de razón. La revista tenía mucho más alcance de lo que una kunoichi hubiese podido decir de él, y más teniendo en cuenta que solo se lo había contado a su hermana —si es que aquello era verdad—.
Pero Koko continuó, insinuando que criarse en la residencia Sakamoto tampoco era fácil. La ceja de Datsue, escéptica, se elevó tanto que fue todo un milagro que no se estampase contra el techo. «Claro… Seguro que si os portabais mal os castigaban sin compraros el último modelo del juguete que acababa de salir a la tienda… Me cago en la leche, lo que tengo que oír» Luego, le acusó de que era tan orgulloso como Noemi, y que si no hubiese ido al choque con ella, ahora podrían ser amigos.
—Bah —terminó por decir, Koko—, Noemi es una basura que manchó tu nombre, ¿no? Ante una sola persona con la que estás hablando ahora mismo.
—Exacto. No lo hubiese resumido mejor —soltó, el orgullo, más que el Uchiha, refiriéndose a aquellas dos últimas frases—. Te estás quedando con los detalles sin importancia, Koko, y estás obviando los importantes. Primero: no. No. Yo no fui al choque contra ella. No —negó por tercera vez—. Yo lo que hice, Koko, lo que hice… fue sacarla de la mierda. La ayudé cuando nadie más estaba allí para hacerlo. Y eh, no digo que sea un héroe por ello. Pero leches, es que aun por encima de no recibir las gracias, me dan de hostias en forma de acusaciones. Me acusó antes siquiera de preguntar. Le dije que era falso. Y luego, por lo que comprobé, siguió diciéndote sus mentiras. Así que no, no estoy para nada de acuerdo. Y luego… —sonrió nasalmente—. Luego me comparas cosas muy distintas. Me estás comparando la llama de una vela con un incendio. El orvallo en Uzushiogakure con una tormenta en Amegakure. O sea… ¿Me estás diciendo que es lo mismo acusar a una persona de… de casi violar a otra mientras está ebria, a acusarla de haberse liado con un tío? Porque lo primero es lo que hizo ella y lo segundo es lo que hice yo, y casi ni puede ser considerado acusación ni leches. Así que me parece que lo que hizo ella, aunque fuese a muchas menos personas, es mucho más grave. —Como todavía no estaba conforme con su contraargumentación, añadió un ejemplo:—. Es como si tú dices a alguien por ahí que voy atracando a ancianas indefensas y yo, después, extiendo un rumor de que una vez tú robaste una gominola en una tienda. Pues oye… ya me dirás tú qué te parece más grave.
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De nuevo, el orgullo hablaba por parte del chico en lugar del cerebro.
—Detalles sin importancia dices. Ella le dijo a una sola persona y tú te estás cagando en sus muertos ante todo el mundo. No solo dices que se lía con alguien más sino que la acusas de haber sido infiel, de haberse liado con Akame mientras salía con Haskoz, estás metiéndote no solo con Noemi, sino que también con Akame y con la memoria de un difunto. ¿Te parece poco? Noemi jamás dijo ”Datsue me violó", pero tú sacaste esa conclusión, dedujiste que ella habría ido a contarle a todo el mundo que la violaste y curiosamente, ¿alguien te dijo algo al respecto? Si hubieses violado a alguien, ¿te parece a ti que te hubiesen dejado ir tan tranquilo por ahí? ¿No sería coherente pensar que algún chuunin o jounin te hubiese ido a buscar para apresarte por semejante cosa?
Pero a él no parecía convencerle en lo más mínimo nada, no estaba pensando.
—Mi opinión es que ambos son un par de estúpidos que no son capaces de meterse el orgullo por el culo y se dejan guiar por esa porquería, por eso te niegas a aceptar que Noemi no le dijo nada nadie sobre lo que ocurrió esa noche y por eso ella no fue a hablar contigo pasada la resaca —a estas alturas ya ni le importaba si el Uchiha le daba o no la razón, o si lo pensaba—. Pero sé perfectamente que tu orgullo te va a impedir aceptar el error, vas a seguir enojado con Noemi y ni bien tengas chance vas a seguir tirándole mierda con tal de sacar unas monedas, ¿verdad? Porque en teoría no sabemos lo que se siente estar en lo más bajo de la sociedad a pesar de lo que hablamos frente a Ayame —Koko esbozó una media sonrisa.
Recordar aquel día solo le causaba gracia, había tenido a alguien como él a su espalda, en ese preciso instante le quiso ayudar pero viendo lo que estaba ocurriendo, realmente dudaba que fuese a hacerlo alguna vez.
—¿Lo recuerdas? Dijiste que no tenías el dinero para comer adecuadamente —hizo una pequeña pausa para desviar la mirada hacia la puerta que daba a la cocina—. Pensé en ofrecerte comida, te pasas a diario por mi departamento y comes hasta estarte a gusto, pero... Yo no sé lo que es estar en la mierda, no sé nada porque nací en un clan adinerado que al final terminó por exiliarme y obligarme a cambiarme el apellido, ¿verdad?
Los insultos a su persona la traían sin cuidado, no le molestaba ya que toda su vida la habían tratado como un despojo de la sociedad, como a un parásito, pero de todas maneras, aquel shinobi estaba haciendo las cosas claramente mal ante los ojos de la rubia.
—¿Vas a enemistarte con todos los que no te den la razón? ¿Con todos los que te malinterpreten? Si sigues así, no solo tendrás a Noemi por enemiga, sino también a todo el clan Sakamoto y a algunas otras personas más, como a mi. Viniste con la intención de reconciliarte pero mientras dejes que ese orgullo tuyo te guíe no lo vas a lograr —le advirtió borrando de su rostro aquella sonrisa. Recordaba también haber puesto el pestillo a la puerta, así que Datsue no se iría tan fácilmente de allí—. ¿Entonces? ¿Seguirás de la misma forma tras conseguirte algo que te beneficiaba? ¿Abandonarás todo intento de reconciliarte con nadie?
Pero si creía que iba a ganar aquella batalla dialéctica, el Uchiha lo llevaba crudo. Koko, aquella chica tranquila y calmada, que para sacarle una triste palabra uno tenía que sudar sangre, sudor y lágrimas, arremetió contra él verbalmente como una tormenta en mar abierto. Si algo se le daba bien a Datsue, eso tenían que reconocérselo, era en sacar de las casillas a cualquiera. Tanto Akame —un profesional que se había trabajado una coraza de hierro a su alrededor—, como Koko —más fría por indiferencia que por dura—, habían sucumbido al extraño don del Uchiha. Si es que se le podía considerar don, y no más bien una maldición.
La Sakamoto, lejos de quedarse a gusto con el primer rapapolvo, continuó aniquilando sin piedad los pobres argumentos con los que el Uchiha había tratado de defenderse. Los destrozó, los humilló, los consumió uno a uno, con detenimiento y esmero, bajo el sofocante fuego de su ira apenas reprimida.
El Uchiha quiso pedir un descanso. Un segundo de tregua que le permitiese reponerse ante tal paliza verbal. Pero no le dio ni un respiro. Ni un hueco. Ni un clavo ardiendo al que agarrarse. Y cuando terminó, ya fue demasiado tarde. Datsue estaba más perdido que un Kusareño en combate.
—B-bueno… Quizá lleves algo de razón, Koko, quizá la lleves. Tampoco la verdad absoluta, eso me lo concederás. Nadie es dueño de la verdad absoluta. Pero quizá lleves algo, sí… —«La madre que me parió… ¿¡Pero qué ha sido de la Koko tímida y tranquila que conocí en la Villa!?»—. ¿Ves como no soy tan orgulloso? —le soltó, con una media sonrisa, tratando de apaciguar los ánimos.
»Y he de decir que te sienta bien esto de soltarlo todo y no guardarte nada dentro —bromeó—. Sí, ya lo creo que sí. Deberías tener más veces estos ataques de… sinceridad sin filtros. —«Pero la próxima vez con otro, maldita sea. La próxima vez con otro…»
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El Uchiha parecía querer hablar, pero no salían palabras de su boca mientras la pecosa hablaba. Podía ser que no quería interrumpirla o bien que no tenía ideas para contradecirla, en cualquier caso ella feliz ya que había podido exponer todos sus puntos sin problemas ni interrupciones, sin nada que la obligase a desviarse y en consecuencia olvidarse de lo que estaba hablando.
Finalmente, tras terminado todo su discurso, la chica pudo llenarse los pulmones con aire una vez más como si hubiese estado hablando durante horas sin parar. Fue entonces cuando su interlocutor decidió hablar, dándole la razón de una forma un tanto peculiar que le sacó una suave risilla a la chica.
No había cosa que la alegrase más que lograr que alguien tan orgulloso se callase todo y aceptase su error, aunque fuese de una forma tan rara como aquella.
—Claro —le dijo bastante más tranquila.
Pero había una última cosa que Koko quería, algo que tal vez no saldría bien, al menos de buenas a primeras.
—¿Puedo proponerte reconciliarte también con Noemi? Obviamente estaré en medio para evitar que se agarren de los pelos —preguntó con serenidad.
No podía obligarle, tampoco podía estar segura de que la Sakamoto estuviese dispuesta a reencontrarse con el chico, pero no perdía nada con intentarlo.
Pero Koko no se contentó con que le diese la razón. Para ella, que un Uchiha se tragase su orgullo y reconociese su error no era suficiente. No bastaba. Quería más… mucho más.
—Bueno… —resopló, como si aquello que le estaba pidiendo ya fuese demasiado—. Son muchas cosas así de golpe y de sopetón, Koko. Mejor ir poco a poco, ¿eh? Ya… iremos viendo. Y quizá… Quizá —terminó por decir. Koko no se llevaría más que aquello respecto a su propuesta. No, al menos, en aquel momento.
Suspiró. Al final no había salido tan mal la cosa. «Me temo que Akame será un hueso mucho más duro de roer…» De pronto, su mirada se le iluminó. Se le acababa de ocurrir una idea asombrosa.
—Oye, pero quizá sí podrías mediar entre Akame y yo, ¿no? —preguntó, súbitamente esperanzado—. Ahora que sois novios, digo, seguro que te hará caso.
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Algo es algo, no logró que aceptase rotundamente pero al menos le dejó el quizás. «Ya otro día te sacaré el sí definitivo »Y solo por no haberlo dado de buenas a primeras el chico se quedaría sin abrazo reconciliador.
—Bien, mientras no vuelvas a publicar nada jodido ni de ella ni de mí en las revistas estará todo en orden —afirmó dejando caer su cuerpo sobre el colchón sin más ceremonias.
Ahora mismo Datsue era libre de marchar, completamente libre, solo tenía que dirigirse a la puerta y quitar el pestillo para poder retirarse a su habitación y…
—. Ahora que sois novios, digo, seguro que te hará caso.
«¿Cómo? »
Rápidamente se le subieron los colores a la cara, pero no se movió de su posición suponiendo que sus pechos servían para ocultar su rubor. Aunque claro, Datsue estaba de pie y ella estaba tumbada sobre la cama.
—Hablaré con él a ver si accede, luego te comento lo que me diga, ¿está bien? —respondió sin dignarse a mirarle.
Y aunque parecía muy tranquila al respecto, estaba completamente roja, a punto de tener un ataque de nervios justamente por lo que le acababan de decir pero… Si negaba aquello probablemente daría un buen motivo a Datsue para sospechar algo, después de todo aquellos dos por un momento se volvieron muy íntimos y no había manera de negarlo, y no ser pareja sería simplemente catastrófico.
«Tengo que hablar con Akame urgente »Pensaba la kunoichi sin despegar su mirada del techo. Necesitaba la respuesta a su pregunta, aquella que por culpa de Chokichi no había recibido respuesta alguna.
—¡Genial! —exclamó el Uchiha, viendo lo bien que se estaban desarrollando las cosas, totalmente ajeno al rubor de ella. Tal y como estaba colocada, era imposible que le viese la cara—. Y sí, ¿cómo no vas a poder? —la animó, alegre—. No creo que en estos momentos haya otra persona más indicada que tú.
Caminó hacia el lateral de la cama para poder verle el rostro.
—¿Lleváis mucho tiempo juntos ya? ¿O empezasteis a salir aquí? —preguntó, curioso. Luego se dio cuenta que aquello podía parecer una entrevista—. Oh, si no quieres responder no pasa nada, ¿eh? Es solo que… tengo curiosidad. La verdad, nunca me imaginé que alguien como Akame estuviese interesado en… —carraspeó—, bueno, amoríos. Y lo cierto es que nos llevábamos relativamente bien hasta ahora. ¡Venimos juntos hasta aquí y todo! Y nunca me llegó a comentar nada de ninguna chica. —«Y no será porque yo no le preguntase, al muy bandido»
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Ya estaba todo dicho, solo quedaba que Datsue se fuera para que ella pudiera retorcerse sola en su habitación y…
—¿Lleváis mucho tiempo juntos ya? ¿O empezasteis a salir aquí?
«¡Si será…! »Con solo eso Koko ya tuvo buenas ganas de darle un puñetazo en la cara al Uchiha que sin que ella se percatase, se había ubicado a un lado justo donde podía verle el rubor del rostro. No iba a ocultarlo pero mostrarse deprimida iba a ser peor considerando a quien tenía al lado.
—No llevamos mucho, apenas si nos empezamos a conocer —afirmó con una sonrisa nerviosa.
De todo menos convincente habrá sonado, pero era lo mejor que podía hacer en ese preciso instante.
—Lo entiendo, y es que no me hablé con él hasta pasado el tor… —Algo estaba mal.
Rápidamente calló y se tapó la boca con ambas manos para no finalizar la frase. «¡Claro! Vas y te besuqueas con el tipo que te quemó viva pero al que nunca le hablaste, ¡lo más normal del mundo! »pensaba queriendo evitar el contacto visual con el shinobi, para lo cual prefirió girarse dándole la espalda.
—Estoy algo cansada, ¿te molesta si dejamos la charla para otro día? —Dijo casi suplicándole.
«Demuestra que quieres mantenerte en buenos términos, por favor» Era lo único en lo que podía pensar la kunoichi.
—No llevamos mucho, apenas si nos empezamos a conocer
Datsue asintió. Asintió otra vez cuando las palabras llegaron a su cerebro. Y asintió una última vez, en esta ocasión con los ojos desencajados, cuando las procesó. ¿Qué apenas empezaban a conocerse? ¿Y ya eran novios? ¡Aquello era rapidez y lo demás tonterías!
—Lo entiendo, y es que no me hablé con él hasta pasado el tor…
«¡Pasado el torneo! ¡¿No hablaron hasta pasado el torneo?!» A Datsue creyó que le iba a estallar la cabeza por semejante revelación. Se le pusieron los ojos como platos, y se preguntó a sí mismo si aquello no valía también una buena exclusiva. Siempre creyó que la verdadera noticia —la relación entre Akame y Koko—, no iba a interesar a nadie. La gente es morbosa por naturaleza, y quieren ver traiciones, infidelidades, desamores… Pero aquello… aquello se estaba poniendo cada vez más interesante.
El Uchiha empezó a contar con los dedos. Debieron conocerse tras su combate, y sabía que Chokichi había sacado la foto muy pocos días después de la primera ronda. Eso se traducía en… «¡Joder, se besaron al segundo o tercer día de conocerse, como mucho! ¡Sino ya al primero! Si es que quedó solo en el beso…» No es que a Datsue le escandalizasen aquel tipo de cosas. Es más, él se había acostado con Aiko, a quien conocía de tres días contados. Pero él era él y Akame… No sabía por qué, pero siempre creyó que, de gustarle alguna chica, marearía y marearía la perdiz con incontables citas antes de dar siquiera el primer beso. Parecido le pasaba con Koko. De hecho, ninguno de los dos le parecía muy lanzado, y por eso aquello le extrañaba tanto.
—Estoy algo cansada, ¿te molesta si dejamos la charla para otro día?
—¿Hmm? —¿Y dejarle ahora con la miel en los labios? ¡Ni de coña!—. Claro, claro. Es solo que… Bueno, pensé que os conocíais de más tiempo. Quizá no sea tan buena idea que vayas a mediar tú, después de todo. Debería ir yo y hablar con él. —Analizó su rostro, a ver si captaba alguna reacción. Necesitaba comprobar algo…—. De hecho, alguien me dijo una vez que las cosas que uno teme hacer, mejor hacerlas cuanto antes para así quitárselas de encima. ¡Mejor será que vaya ya mismo! —exclamó, dándose la vuelta para aproximarse a la puerta y quitar el cerrojo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
La había fastidiado y era muy consciente de ello, era imposible que a ese chico se le escapase semejante cosa como los tiempos entre la ronda y la fecha de la foto.
En otras palabras, no había nada que la escudase si llegaban a llamarla facilona, después de todo nunca antes se habló con Akame y el primer día que lo hizo terminaron a los besos en su habitación. Sí, encerrados en una misma habitación, besándose sobre la cama, la misma sobre la cual ella permanecía inerte evitando el contacto visual con Datsue.
No era tampoco que estuviese perdidamente enamorada de aquel chico, pero es que el primer beso —en su inocente pensar— significaba solo una cosa, atracción real, casi amor. ¿Realmente Akame estaba enamorado de ella? De no ser el caso probablemente la chica terminaría por vengarse de alguna u otra manera, por haberle quitado su primer beso, obviamente.
—Te va a matar —le soltó con el ceño fruncido.
Si Datsue pretendía despertar algo en Koko, iba mal. Al menos si seguía aquel rumbo mencionado ya que no se movió ni un milímetro de su posición.