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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Clínica
Escondido entre unos montes, a mitad de camino entre Amegakure y el oculto poblado del Pais del Hierro de los Samurais, se hayaba en unas altas montañas un pequeño poblado formado por casi ni un centenar de personas llamado Ikata. Pese a estar bien comunicado, administrado y servido, mucha gente que llegaba a dicho poblado, no querian irse, por su hospitalidad y buen tiempo. La entrada a Ikata empieza en un enorme bosuqe que rodea y baña a mil y una montaña a su alrededor, en una de las mas grandes, en la falda, habia un gran Torii rojizo con detalles grabados en los pies negros, tras el ascendia hasta la montaña rodeandola con varios Torii y en ciertas ocasiones con pequeñas cuevas, hasta llegar a lo alto, donde tras unas rocas que rodeaban ligeramente una meseta de la montaña, se alla el pueblo de Ikata. Pese a haber bastante espacio, muchos vivian en casas-cueva creadas en el interior de algunas montañas circundantes, comunicadas entre ellas mediante puentes bien amarrados a lo que era la gran plaza, la cual no era mas que una gran meseta en lo alto de una de estas montañas, en ella se hayaba la mayor parte de la población, asi como varias tiendas y otros negocios; en el fondo, conectado por un enorme puente y en la montaña mas alta, hania templo sagrado donde habitaban los monjes que rezaban dia y noche por la tranquilidad. La enorme puerta del templo, estaba hecha de fuertes maderas y varios detalles metalicos, alcanzaba casi los 10 metros y junto a una muralla de similar tamaño y con tejas rojas hacia abajo, para evitar intrusos, hacen del templo un lugar ideal para el refugio de sus habitantes y monjes, casi una fortaleza inquebrantable. El patio exterior del templo, era mucho mas grande que la plaza de Ikata y en ella, los eruditos y discipulos entranaban con muñecos y entre ellos artes de defensa asi como un uso del chakra muy interior, con la confianza de querer encontrar el Nirvana. Habia enormes pilares rojos, de color dorado y verde en los extremos que sobresalian como si fueran anillos, la montaña en la que se hayaba dentro el templo estaba muy tayada por lo que se veian ventanas, tejados y pilares, asi como tambien algunas estatuas de animales y otros seres emblematicos. Los pasillos eran grandes y todos estaban bien iluminados con antorchas y lamparas de papel en los techos, la sala ancestral, donde meditaban y entrenaban los de mas alto nivel, era una gran habitación con un suelo de madera que junto a las rocas de la montaña refrescaban toda la sala, pero a su vez transmitia un aire de calidez y hogar. En el centro, habia un gran fuego en un agujero con una especie de olla para mantener a raya dicho calor y evitar incidentes, en los laterales de la sala, habia un segundo piso y hasta un tercero desde donde se puede ver todo el centro de la sala, en ella el maestro Ryuseinosuke, acortado por Ryusei siempre meditaba con un enorme gong de unos leones 'enroscados' a su espalda (Como persiguiendose el uno al otro en el simbolo del Uroboros). Pese a los grandes tuneles-pasillos, las habitaciones muy alejadas y demas, ocurria un fenomeno muy curioso, y es que aquel Gong, cuando se hacia sonar, se escuchaba hasta en el mismisimo poblado, el maestro Ryusei, lo usaba para cuando debia alarmar, debatir o informar a todos sus discipulos alguna noticia o acontecimiento. Era un importante simbolo, sobretodo cuando llegaba la edad de madurez de los monjes el gong sonaba hasta diez veces, en la que tenian que recorrer parte del mundo solos durante un año, y luego volver a contar sus hazañas y acontecimientos, pese a que solian irse bastantes a su vez y el templo quedase bastante vacio, sus recorridos eran individuales y solitarios aunque nada les negaba el poder comunicarse entre ellos si se encontraban durante un viaje

Diagnóstico
La historia de Len comienza cuando en los baules y cestas de ofrendas del grandioso templo, aparecio una pequeña cesta con un niño de una escasa edad 2 años. Estas cestas y baules estaban al lado del gran portón del templo, donde aldeanos, peregrinos y demas personas, ofrecian alimentos y otros elementos, como dinero o materiales a los monjes por ayuda en sus caminos o vidas, pues estos peregrinaban con frecuencia solitariamente o en grupos, y tras ayudar siempre les comentaban de donde venian y su hospitalidad. Aquel pequeño niño de pelo azul, no lloraba en la cesta, estaba callado, mirando el mar de nubes que cubrian las montañas, ensimismado con sus ojos dorados intenso mientras el puro aire de las montañas mecia sus azulados cabellos sobre la palida tez de su piel.

Encontrado en uno de los turnos de recogida, uno de los monjes fue a avisar al monje anciano, el lider emblematico de los monjes. Era un hombre alto y pese a sus años fornido y moldeado, bajo las ropas se podian ver horribles cicatrices que harian que alguien con poco estomago, necesitara un momento para asimilarlas. Su enorme barba llegaba casi a sus rodillas, y mientras se acerco lentamente apoyado en su baston, no podia dejar de apartar la mirada de la cesta, cuando llego, lentamente se agazapo, mientras aquel ingenuo niño se giraba a ver la enorme figura barbuda. Tras una breve pausa, el niño comenzo a gatear, se acerco al anciano y mientras balbuceaba, tiraba levemente de su barba mientras reia sin parar.

-Jojojojo.. -Río el anicano enternecido- Parece que una pequeña bendición, ha llegado hasta nuestras puertas...

Solto su baston un momento, pero aferrandolo bajo su hombro con presión, cogio al niño con sus manos, y lo elevo por encima de su cabeza mientras se volvia a erguir. El anciano sonrió ampliamente, aunque su enorme barba no lo dejase ver, despues, cambio bruscamente su expresión, tornandola muy seria mientras bajaba hasta la altura de su cuello al pequeño retoño. Los demas monjes le miraron extrañado, algunos apenados, y los que llevaban los recursos dentro del templo, aminoraban su paso, o incluso se paraban. Acurruco al niño entre sus brazos, pegandolo a su pecho y poniendo su cabeza al lado del corazón, mientras este jugueteaba todavia con la barba y los dedos del anciano, el anciano paso lentamente la mano por la cabeza el niño hasta detenerla en su frente, mientras el niño observaba como sorprendido

-Que temprana edad... ¿Que has pasado para acabar tan lejos de seguramente tu hogar?.. ¿Que horros has tenido que contemplar?...

Derrepente, mil y un recuerdos, imagenes, gritos gemidos y chirridos, fueron derechos a la mente del maestro. Pero este no parecia inmutarse, las imagenes se sucedian tan rapido, que solo alguién como el podria entender que es lo que ocurrio.

-Mhmhmm... Pobre.. Tranquilo, ya tienes un nuevo hogar, ahora, seremos tu familia, y no te dejaremos de lado..

Susurro el anciano al niño, mientras acercaba su frente a la del pequeño mientras una lagrima, recorria las mejillas del viejo hombe, y caia en la frente del niño, antes de juntar sus frentes.

Pasarón los dias, las semanas, las estaciones y los años, y aquel joven fue creciendo. Bajo la tutela personal del anciano maestro, que lo cuido como si fuera su hijo. Le enseño mundo en sus peregrinajes, las distintas maneras de utilizar la energia interior llamada chakra, pues en el monasterio, utilizaban artes marciales junto con el chakra, para canalizar la tranquilidad y relajar el espiritu. Sin embargo, a temprana edad comenzo a desarrollar horribles pesadillas, en las que lo unico que le tranquilizaba muchas veces, era el observar las nubes desde la ventana de su alta habitación a la luz de las velas de papel colgadas del techo, pero no era el unico, pues a la vez el maestro tambien las tenia, pero lo que a él le tranquilizaba, era ver a Len, que recibio su nombre mientras visitaban un blanco y nevado paraje, relajado y tranquilo; ya que se preocupaba mas por él, que por su propia salud... A menudo se juntaban en la entrada del templo a ver las estrellas por la noche para calmar a Len, y todas las noches le decia

-En un futuro, yo no estare, pero mira en el cielo. Cada una de esas estrellas es otro viejo maestro, yo seguramente me convierta en uno tambien -Dijo riendo- pero tanto los viejos maestros del pasado como yo, te protegeremos...

Finalmente llego la edad de su madurez, sobre los 14 años, en la que los monjes debian abandonar por un año el pueblo, y volver posteriormente para compartir su experiencia tanto fisica como espiritual. El maestro estaba preocupado por él, pues sabia que lo que arraigaba en el interior del muchacho, podria incluso matarle. Justo antes de marcharse, el maestro y Len tuvieron una larga conversación mientras contemplaban el mar de nubes.

-Puede que te encuentres con grandes adversidades, incluso algunas, muy profundas en tu corazón, mas no debes de temer, confia en ti, como lo hago yo.

El anciano sabia perfectamente que es lo que habia dentro del ya crecído muchacho, mas lo que decia era cierto, confiaba plenamente en él.

Enfermedad
Len viajo por diversos parajes, haciendo mucho incapie en los bosques nevados y montañas, ya que el frio, la nieve y el hielo, era algo que le fascinaba. Paso el tiempo, y fue hora de volver, mas mientras subia los mil y un escalones del pueblo, a cada paso que daba algo le resultaba mas y mas extraño. Las piedras desgastadas estaban extrañamente maguyadas, y conforme subia, los estandartes, telas y demas simbolos del templo, estaban rasgados, rotos y muchos de ellos, parecian quemados. No podia dejar de acelerar el paso, algunas recuerdos que traia los pedio en la subida de las escaleras, se tropezo en alguna que otra ocasión, pero no podia detener su paso, finalmente, cuando estaba llegando a los ultimos escalones, donde tras pasar una enorme roca se ve el poblado, comenzo a frenarse lentamente.

El aire olia a sangre

El poblado hayado en lo alto de las montañas, estaba completamente arrasado. Las casas estaban carbonizadas, los cadaveres ensangrentados bañaban el pequeño valle de la montaña que se usaba de plaza, muchos puentes colgaban casi de un hilo, pero uno de ellos, estaba intacto, el del monasterio

Comenzo a volver a correr, respirando agitadamente, sin saber claramente que pensar, mientras algo en su interior se revolvia, una voz comenzaba a susurrarle, era familiar, pues le atormentaba casi todas las noches, pero el solo queria hacer oidos sordos

-Sabes perfectamente que es lo que ha pasado..

-¡N-No! ¡Tiene que haber una explicación! ¡Esto no puede estar ocurriendo!

Dijo mientras corria por el largo puente hasta el enorme monasterio, cualquiera diria que esta hablando solo. Cuando mas desesperado se sentia, cuanto mas miedo sentia, cuanta mas rabia, horror y sentimientos negativos le atacaban a su mente, mas densa fuerte era la voz interior. Llego a las puertas en seguida, pero para él fue una eternidad. Las abrió fuertemente, pero una de ellas se cayo en redondo dando un estridente golpe, y a su vez, el cayo de rodillas. El templo estaba arrasado, carbonizado, las telas rasgadas, ventanas rotas, las puertas casi ni parecian haber estado, en los mastiles y enormes pilares habia cadaveres ahorcados o empalados. No podia creer lo que contemplaba. Fruto de la desesperación, corrió dentro del enorme edificio, sin importarle el estado en el que se hayaba. Algunos fuegos todavia se mantenian encendidos dentro y fuera del templo y dificultaban la respiración, pero eso no le detuvó

Busco por horas a sus antiguos compañeros, pero todos estaban muertos, degollados y saqueados, parecia no haber un alma en todo el pueblo, hasta que finalmente, se dirigio a buscar a su maestro. No encontro el cadaver en el templo, ni ningun indicio suyo, busco y busco, hasta tropezar con la antigua habitación donde el creció. Una figura se erguia en el fondo de esta, contemplando el paisaje de las nubes enrarecidas por el humo

-¿M-Maestro?... ¿Maestro eres tú?.. ¿Que ha ocurrido? ¡¿Quien ha hecho esto?!

Con una pequeña carcajada, comenzo a hablar al momento
- Por mas que pasa el tiempo, los errores de un hombre le persiguen alli donde vaya... Por buenas acciones, y vidas que rediriga al bien..

-¿De que esta hablando?...

-Len.. No fui toda mi vida un hombre de buena fé.. Yo antes, era un horrible rufián... Hice todo lo inimaginable y cuestionablemente moral... Pero cambié... -Decia mientras movia levemente los brazos- Mas aun asi, mis erorres no dejan de perseguirme.. Soy demasiado viejo para esto..

Derrepente, toda la habitación parecia girar sobre si misma, los colores cambiaban a sus anchas, y poco a poco, comenzo todo a volverse mas nitido, estaban en la entrada del templo mientras un extraño aire oscuro salia de la habitación en la que estaban. Len se sentia demasiado confuso, todo ocurrio derrepente y extrañamente, el suelo era el de la habitación, aunque solo un pequeño trozo

-Maestro ¿¡Que esta ocurriendo!? ¡Respondame! -Grito mientras se cubria la cara de el enorme vendabal que extrañamente azotaba ese sitio, zarandeandolo todo y tirando mas escombros al suelo

-Yo.. Antes era un ninja.. Como los de las aldeas que conocimos -Dijo mientras se giraba a mirarle de frente, pero el rostro de aquel hombre, parecia el de otra persona- Hice cosas horribles.. Pero, me enamore.. Me enamore de una bella mujer, a la cual nuestra aldea mato brutalmente, y todo.. Por una confusión de espionaje.. Mientras moria entre mis manos... Entre las manos que la apuñalaron sin saber que era ella... Me dijo que me perdonaba...

El aire se volvia cada vez mas turbio, Len no podia tranquilizar la respiración frente a la presión que se estaba creando
-Sensei... Usted... -Dijo con voz titubeante

-La maté, si.. Sin reparos... Cuando me di cuenta de todo el daño que habia hecho... Finji mi muerte y me retire aqui, a las montañas... Quise reparar mis errores y ayudar a la gente... Muchos de los monjes eran personas tan crueles como yo... Pero cambiaron, junto a mi... Sin embargo, parece que alguien, no estaba contento con que hubiera dejado mis servicios...

-N-No entiendo nada... ¿¡Quiere decir que su antigua aldea le quiere muerto!?

-Muerto.. -Dijo tras soltar una carcajada, y despues suspirar- Ojala fuera eso... Antes quieren mi sufrimiento... Len... No puedo seguir esta carga.. En tu interior se haya algo... Se podria decir que es la misma oscuridad personificada...

Derrepente algo paralizo a Len, el tiempo era como si se detuviera, y lentamente, todo se oscurecia

-No le temas, oscuridad es solo un nombre que se le da... Pues hay portadores de la luz que obran el mal pese a que prediquen el bien. De igual manera, no tu oscuridad debe ser usada para el mal....

El cuerpo de Len comenzo a moverse solo pero tembloroso, mientras aquella presencia volvia a atosigarle, y en un abrir y cerrar de ojos, se sintio como un mero espectador, su cuerpo no le reaccionaba, y era como si otra persona hubiera tomado el control. Hizo una sonrisa bastante siniestra mientras andaba, cogio una espada del suelo ensangrentada, Len no podia dejar de mirarla, pero para él, es como si fuera una segunda persona.

-S-Senei... N-No.. Y-Yo no.. Mi cuerpo no respondé... ¡Por favor apartesé!

-Se que tienes miedo, pero no te preocupes -Dijo extendiendo los brazos- No te dejes consumir, no temas... Todo pasara... Recuerda... -El anciano, comenzo a esbozar una sonrisa mientras hablaba, sabia lo que le estaba ocurriendo pues de pequeño ya lo habia visto una y otra vez, pero Len no podia dejar de llorar mientras sostenia el arma caminando hacia el anciano que sabia que su destino estaba ya escrito.

-M-Maestro... Por favor ¡huya! -Unos enormes y fornidos oscuros brazos agarraban de las muñecas al muchacho mientras caminaba derecho hacia el viejo hombre

Siguio caminando hacia delante, mientras su voz cambiaba y volvia a ser la original una y otra vez, peleando por evitar seguir adelante, pero acabo como encerrado en su mente siendo un mero espectador pese a que de los ojos de su cuerpo, brotaban las lagrimas aun con aquella mueca siniestra en su rostro con la que le habia pedido que por favor se apartase
Finalmente, en un aterrador grito de desesperación, y la espada atraveso el pecho del anciano hasta salir por su espalda, quien le susurro al oido mientras la cabeza de este se hayaba en el hombro de Len, y con otra mano, acariciaba la nuca del muchacho

-En un futuro... Yo... no estare... Pero mira en el cielo...-Tosio algo de sangre con uno de sus ultmos alientos, manchando el hombro de la tunica de Len mientras este, no dejaba de llorar y gritar de agonia- Cada una de esas estrellas... Es otro viejo maestro... Yo seguramente me convierta en uno tambien -Expulso algo mas de sangre, mientras se alejaba levemente del hombro, para volver a ver la cara del muchacho, una ultima vez- Pero tanto los viejos maestros del pasado como yo... Te protegeremos...

En ese momento, volvio a tomar el control de su cuerpo, de hecho dio un leve empujon hacia delante, como si hubiera estado haciendo fuerzas por salir. Len no pudo dejar de llorar en un buen rato, no entendia bien que es todo lo que habia ocurrido, tanto sufrimiento, tanto dolor en tan poco tiempo, pero que a su vez, se hacia eterno como los milenios. Tras sus ultimas palabras, el viejo maestro, se desplomo encima de Len, aferrandose este fuertemente al cadaver del maestro, llorando sin descanso hasta que sus lagrimas no pudieron volver a salir de sus ojos. La noche cayo, y los cadaveres desaparecieron todo el valle, enterrados todos en el patio del templo, tanto monjes como los que habia fuera de esté lugar, todos descansaban bajo la tierra del monasterio ahora, con pequeñas lapidas y unos molinillos de viento en cada tumba, que siempre ondeaban en aquel antiguo tranquilo lugar como simbolo caracteristico. En el centro de todo, se erguia una gran roca, parecia un monolito o mas bien un monumento. Tras acabar, Len se acerco a aquel monolito donde descansaba por fín ya su maestro, y dejo un pequeño molino de colores blanco y azul.

-Tal vez... Usted no querria que tomase ahora el camino de la venganza... Pero aun asi... Es el unicó que veo... Asi que por favor, protegedme, y guiadme... Mas mi viaje, parece que solo acaba de comenzar...

Medicina
Mientras Len abandonaba el poblado de Ikata, la cual ya era irreconocible, bajando las grandes escaleras no dejaba de pensar que seria de él, el invierno comenzaba a cernirse otra vez, se aferro a una capa roja que habia hecho con parte de las antiguos estandartes de Ikata; en el centro de lo que estaba usando como capa de viaje podia verse un dibujo muy apagado y desgastado el cual era el simbolo de Ikata. Se tapo ligeramente la boca y el pelo mientras baja los escalones lentamente que comenzaban a taparse por la nieve.

No tengo donde refugiarme... Y si lo encontrase, solo seria una carga...

Siguio bajando los escalones, soltando algunas lagrimas levemente hasta llegar a la primera de las cuevas que ascendian hasta Ikata, tras una larga mirada y un gran pesar, comenzo a derrumbarla con algunas ramas que habia cerca, tirando pesadas piedras hacia las paredes hasta que esta se viniera abajo por su propio peso. Nadie debia hacer el esfuerzo de recorrer tanto camino para ver una ciudad tan bella destruida. Con un gran disgusto, siguio bajando hasta llegar al Torii principal del comienzo de las escaleras. Alli paso sus primeras noches, pegado al Torii y despertandose durante el dia o la noche, completamente cubierto de nieve, de alguna manera, conseguia asi evadir a los animales por la falta de olor y la poca visibilidad de él. Tras una semana entera, por fin se decidio a levantarse de allí, no sin antes dejar un pequeño monumento con piedras en un lateral al camino cerca del Torii. Comezno a caminar bajo la nieve sin rumbo durante varios kilometros y durante varias semanas, su roja capa comenzo a desteñirse con el tiempo y su gorro de paja empezo a deshacerse, la comida y bebida que tenia comenzaba a escasear. Durante las noches, no podia dejar de andar mientras miraba a las estrellas, pensando que entre ellas, su maestro le guiaria y protegeria, en concreto, se dedico a seguir una muy brillante, y que segun él 'antes, no estaba en ese lugar'. Siguio caminando sin descanso, dia y noche, sus pies apenas podian mantenerle en pie por lo que se veia forzado a andar con un baston, las manos estaban vendadas por las heridas del frío y los roces, hasta que finalmente, con la vista nublada, comenzo a ver luces

Ryusei-sama... Lo encontre...

Se trataba de la villa de Amegakure, cuanto mas claro se hacian las luces, mayor era la velocidad a la que comenzo a andar, hasta correr. Sin descanso con un ojo brevemente tapado por el parpado debido al cansancio, seguia corriendo por los campos circundantes a Amegakure, los aldeanos se giraban, algunos paraban de trabajar para observarlo, extrañados al ver al chaval gritar de alegria y corriendo sin descanso hasta la villa. Mientras corria, la lluvia no dejaba de caer sin cesar y golpeaba el rostro de Len, pero su felicidad era tan grande que no podia detenerse, la capa se solto, y voló lejos hasta encaramarse en un roble. Cuando llego a la puerta de la villa, cayo de rodillas, completamente agotado, sin energias pero antes de caer redondo al suelo entre la gente, sus labios susurraron llevandose su ultimo aliento el aire.

He llegado... Sensei.. Gracias..

Acto seguido, se desplomo en el suelo, con los ojos entrecerrados del cansancio, queriendo luchar por mantenerse vivo; mientras el agua seguia bañando su cuerpo, los habitantes de la ciudad formaron un pequeño corrillo a su alrededor, pues sus ropas eran demasiado extrañas y tampoco sabian que hacer con aquel muchacho, todavia no habia caido insconciente pero las voces y el tumulto no cesaba sin descanso. Entonces como llamado por sus palabras, por intervención divina, o como si estuviera programado, un canoso hombre con algunas arrugas en su rostro, comenzo a abrise paso entre todos gritando sin descanso hasta llegar a Len y abrazarlo

Por fin te encontré... Mi querido nieto...

¿N-Nieto?... -Penso momentos antes de que sus ojos se cerrasen, perdiendose en la oscuridad, y quedase insconciente durante varios dias.

Remédio
¡S-Sensei! -Grito exaltado despertandose, extendiendo el brazo como intentando agarrar de la mano a alguien- D-Donde... ¿D-Donde estoy?...

Miraba a los lados extrañado y lentamente girando la cabeza, parecia una clasica casa japonesa, las puertas correderas del pasillo y el armario estaban cerradas, la ventana levemente abierta, por la que se veia y escuchaba la lluvia caer sin descanso. Intento levantarse, pero un repentino dolor en las piernas le impidio levantarse del futon en el que estaba. La mueca de dolor era clara en su rostro, hasta una gota de sudor cayo por su rostro, cuando entonces se dio cuenta. Aparto la sabanas hasta su cintura, viendo como parte de su torso, brazos y abdomen estaban vendados. En ese momento, las puertas se abrieron, y un alto y ligeramente corpulento hombre, vestido con un kimono de hombre, entro con una pequeña bandeja en la que traía un cuenco con sopa, otro con arroz y un artesanal vaso de té.

Vaya, veo que por fin has despertado, soy Kento -Dijo con una pequeña mueca en su rostro tapada ligeramente por un gran bigote blanco pero con extraño gesto, como esperando algo del chaval.

¿Donde estoy?.. ¿Que es este lugar? -Mencionaba Len algo exhaltado en parte por el dolor y en parte por la confusión

Oh venga, haz memoria -Dejo la bandeja al lado del futon donde Len estaba recostado, sentandose de piernas cruzadas al lado con las manos puestas en sus rodillas de brazos algo flexionados- Comé, pese a que hayas estado viviendo de suero durante estas cuatro ultimas semanas, necesitas comer algo de una vez que no sea machacado y pasado a via intravenosa

-Viendo la comida traida, Len no pudo evitar hacer un extraño gesto en su cara, su boca hizo un gesto de disgusto pero sus ojos reflejaban sus ganas de saborear algo bueno y no una bola de arroz con hielo- ¡I-Itadakimasu!

Cogío los palillos y comenzo a comer sin descanso, mientras comia y observando la desesperacion con la que empezo a comer el fornido hombre no pudo evitar echarse a reir a carcajadas, abriendo toda la mandibula y cerrando los ojos debido al espectaculo

¡Vaya! De saber que mi comida esta tan buena, me hubiera hecho cocinero

Pero conforme iba terminando, Len comenzo a aminorar su entusiasmo, comenzo a recordar lo pasado a la vez que su estomago se estaba viendo saciado. Cuando finalmente termino de comer, dejando el bol de arroz lentamente en la bandeja sin levantar la mirada del suelo, muy cabizbajo, haciendose el silencio en la sala y cesando sus movimiento. Aquella persona que tenia delante, y que comenzo a mirarlo mas seriamente pero a la vez apenado mientras comenzaba a aminorar sus movimientos, no solo era quien la habia rescatado, si no que se suponia que era su abuelo, tras una pausa, y con una titubeante voz, Len pregunto lo que le parecia lo mas obvio

¿Donde has estado?... Si eres mi abuelo... ¿Donde han estado mis padres todos estos años? ¿Porque me abandonasteis?... ¿Teneis si quiera idea de todo lo que he pasado?...

Los musculos de tus piernas... Estaban casi desgarrados...Por lo que debes de venir desde muy lejos -La mirada de aquel hombre, se volvio ferrea y penetrante- Tu piel estaba llena de quemaduras, arañazos y diversas heridas, como si hubieras estado cazando y peleandote contra la misma naturaleza, asi que durante un buen tiempo, debiste de haberte dedicado a sobrevivir de lo que tenias cerca

Len levanto la cabeza, estaba extrañado pero a la vez curioso, su rostro lo mostraba claramente como si se tratase de un libro abierto

Los musculos de tus brazos tambien estaban muy desgastados, asi como los del torso. Al prinicpio pense que sufrias algun tipo de anemia debido a la palidez de tu piel y la falta de alimento en tu sangre, pero tras alimentarte con los sueros durante una semana, vi que solo se trataba de una caracteristica tuya, como el fuerte color de tus ojos...

¿E-Eres medico?.. ¡D-Deja de contarme eso y responde a lo que te pregunte!

Mira... -Dijo volviendose a cruzar de brazos, y mientras relataba lo siguiente, bajo ligeramente la cabeza lentamente con una expresión en su rostro muy seria y los ojos algo entrecerrados- Se quien eres, conocia a Ryusei, era un fiel amigo mio, y se lo ocurrido en Ikata, al fin y al cabo, yo fui a vivir alli una temporada por orden del anterior Arashikage... Sali de viaje aqui, a recoger algunas cosas, pues en un sitio tan elevado, tengo ciertas dificultades para ayudar a la gente...[/color]

E-Eras aquel medico de la ciudad... -Su rostro se ilumino levemente, como viendo un atisbo de esperanza

Si, exactamente... Cuando volvi ya estaba todo como seguramente tu lo viste... No se quien pudo haber sido -En ese momento, cerro los ojos mientras una gota de sudor recorria su mejilla, pues se sentia muy apenado por no haber podido ayudar- Tu maestro me dijo que seguramente cuando volvieras, acabarias aqui, y asi fue. Aun asi, fue una grata sorpresa... Tuve que improvisar pues Amegakure, tiene unas calles muy crueles, a saber que hubiera sido de ti...

Como... si mi maestro... me hubiera guiado... -Un pequeño brillo broto de uno de sus ojos pues estaba casi llorando de la felicidad

Veras... -Extendio la mano, moviendo la mano arriba y abajo- Yo estoy bastante viejo, no voy a poder ayudarte mucho

¿Viejo? Si solo tienes 50 años mas o menos... -Dijo con una expresión de incrudelidad y como pensando que le estaban tomando el pelo

Tengo 98 años chaval -Tapando su boca el gran bigote otra vez mientras sonreia

¿¡¿¡98!?!? ¡¿Estas de broma?! ¡Si estas hecho un roble! ¡Tienes musculos en los brazos y las piernas mas grandes que mi cabeza! -Grito señalandole enfadado

Eso se debe a que los ninjas medicos podemos renovar mejor nuestras celulas con el chakra -Dijo despues de un buen monton de carcajadas- Pero aun asi yo no voy a poder ayudarte, y se que seguramente querras vengarte de aquellos que hicieron eso... -Su expresión se volvio entonces de pena, no queria que aquel pobre chico siguiera sufriendo, pues conocia muy bien a su antiguo maestro y sabia que es lo que habia pasado.

Mhmhm... En eso tienes razon... Pero tampoco se que hacer exactamente... -Volvio a titubear mirando el tatami de la habitación con los ojos sin brillo- No se a donde ir, que hacer... Ni si quiera tengo un lugar donde caerme muerto...

[color=SpringGreenBueno... -Se rasco el cogote donde apenas le quedaba un pelo en la cabeza- Yo no tengo tampoco grandes ingresos... Toda mi familia murio en las ultimas guerras... Entre mis manos mientras intentaba sanarles... -Cerro fuertemente los puños y sus ojos de la tristeza y rabia y luego los relajo lentamente- Este es la parte superior de mi pequeña clinica, donde curo a la gente... Tambien tengo un pequeño piso en un mal barrio... Pero es bastante peliagudo hasta el hecho de subir, supongo que podrias quedarte a vivir allí, apenas lo uso

Arigato... Pero aun asi, sere una carga... He perdido grandes facultades con el chakra y demas... No valgo si quiera para ser un ninja... -Sus ojos comenzaron a volverse vidriosos, ya que apenas podia aguantar las lagrimas.

Esta vez, rio con una carcajada mas grave el supesto anciano- Tengo una idea, seras mi enfermero. Mientras viva, me ocupare de ti, te intentare volver a enseñar el uso del chakra y que puedas asistir a la gente, sera tu pago ¿que me dices?

Len hizo un gesto de sorprendido, del cual se escapo alguna lagrima, su boca se quedo algo entre abierta, y entonces, todo para el volvia a cobrar sentido- ¡S-Si!.. Protegere su legado y el de mi antiguo maestro Ryusei ¡Me dedicare a ayudar y apoyar a la gente!

Tras otra carcajada, Kento asintio con la cabeza- Muy bien, decidido... ¿Len? Si mal no recuerdo, era tu nombre, a menos que te lo hayas cambiado en estos tres años, seras mi ayudante -Entonces, se dio una palmada en la barriga el voluminoso hombre de la alegria- Informare al Kage de la villa para que regularice tu situación. Buscare algunos libros de paso para que vayas practicando -Tras eso, se incoporo y mientras Len recogia las sabanas, el se marcho a hablar con el Kage

Por fin... Un hogar de nuevo... No les fallare... -Dijo finalmente con una amplia sonrisa y lagrimas en sus ojos, mientras miraba por la ventana de su nueva villa- Ryusei-san... No le defraudare... Ayudare a todos los que pueda...

Salud
Pasarón los años y durante todo ese tiempo mantuvieron la apariencia de abuelo y nieto, Len recupero sus dotes para el uso del chakra y algunas tecnicas, pero su especialidad era sin duda, gracias a su nuevo maestro Kento, la medicina ninja. Entreno duramente las tecnicas ninja que pudo mientras estuvo con Kento, pero no solo eso, Len le pidio a Kento algo especial que comenzo a pensar desde que aprendio los pilares del medico de campo: Si un ninja medico debe de ser evitado ser dañado en los combates ¿porque no al contrario? ¿Porque no hacer de cebo?. Al principio, Kento no entendia que es lo que quiso decir, pero cuando fueron a su lugar habitual de entrenamiento, lo comprendio perfectamente; ser un muro que impide movimientos. Desde ese dia, Len se entreno duramente, bajo condiciones extremas; calores asfixiantes, frios heladores, meditaba bajo violentas cascadas, recibia golpes continuos de su maestro para fortalecer sus resistencias. Finalmente, tras cinco años despues de que Len llegara a la villa, su maestro fallecio, Len sabia que podia ocurrir en cualquier momento, pues pese a parecer tener solo 50 años y ser un hombre grande y fornido, realmente tenia una edad mucho mas avanzada. Su muerte le entristecio bastante, se paso hasta medio año visitando su tumba y otro pequeño monumento que el mismo habia hecho, en nombre de su antiguo maestro y ciudad. Cuando pasaron un par de semanas mas, llego una carta a la clinica que el mantenia entonces a duras penas, ya que no podia hacer grandes intervenciones, a la hora de cerrar, se llevo algunos materiales en una mochila ademas de la carta. Camino por oscuros callejones, muchos de ellos estrechos y algunos hasta habia que saltarlos, hasta llegar a un callejon, con poco mas de un metro y medio de anchura, en el habia varios balcones muy mal atendidos. Len salto hacia las paredes, encaramandose de barras de hierro y tuberias facilmente hasta llegar al tercer piso, ya le resultaba facil, al fin y al cabo, era su pequeño hogar. El balcon donde reposo los pies, tenia una pequeña ventana en la parte superior izquierda y una ferrea puerta de mandera como el resto de pisos, al fin y al cabo, es la unica entrada para todos los habitantes del edificio, sus propios balcones. Entro dentro de su casa, dejo sus materiales como todos los dias, y tras quitarse los zapatos en la pequeña entrada, paso al pequeño salon, que media menos de dos metros por dos metros, se sento en el tatami metiendo los pies bajo su tokatsu y entonces, abrio la carta. No queria abrirla desde el principio en la clinica, pues tenia el sello de la villa, pero tambien una pequeña marca, casi inapreciable pues estaba en relieve en una esquina de la carta. En ella, se explicaba que se requeria de sus servicios como ninja debido a sus conocimientos de medicina que serian muy seguramente utiles en sus misiones debido a su gran resistencia. Al prinicpio, Len no supo que pensar, su cara hizo un gesto de desaprovación, entrecerrando los ojos y suspirando.

¿Que deberia hacer?... No quiero perder a otra persona...-Dejo la carta a un lado, y con los brazos flexionados sobre la mesa, dejo caer su cabeza tapandosela con ellos, sus ultimas palabras, resonaban para el en su mente como una tortura "Perder a otra persona", una y otra vez. Pasaron los minutos y entonces halzo la cabeza levemente- Necesitan mi ayuda... Necesitan... Mi ayuda... Por una vez... -Se hecho hacia atras, erguiendose algo animado-Esta vez, no soy yo el que la necesita... -En ese momento, se levanto corriendo, recogio algunas cosas y se equipo por el cuerpo varios pequeños portadores para diferentes cosas- ¡No dejare que nadie mas se marche! -Tras acabar, corrio hacia la puerta, poniendose los zapatos a la vez que corria casi, cerro la puerta de un portazo, y salto hacia la pared de enfrente, subiendo hasta lo alto del edificio, pero no satisfecho con ello, se subio a lo alto de un poster que habia encima del edificio. Se puso de cuclillas en lo mas alto, miro hacia el edificio del Arashikage y con una leve sonrisa dio otro salto hacia un edificio adyacente en el que emprendio la carrera hacia allí.

No les defraudare, ni a Ikata, ni a Kenta, ni a Ryusei-sama ¡Ni a ninguno de los antiguos maestros que yacen en las estrellas del firmamento!
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