Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Ser miembro del clan Hōzuki traía consigo un buen puñado de ventajas cuando se trata de ser ninja. A nivel estratégico, sus técnicas contaban con un importante plus que desde luego les podía sacar de grandes aprietos, gracias a sus habilidades insignes, como las de convertir su cuerpo en agua.
Pero a su vez, era una ventaja peligrosa. Porque no era vulnerable a muchas cosas sino a una sola, y ese era el...
—¡Sueña con que me vas a tocar con esa mierda, capulla! —espetó el escualo, con los ojos abiertos como platos, evidenciando su preocupación. Aquellas armas por sí solas no eran ni serían nunca una amenaza, pero ahora que estaban recubiertas en una potente capa de electricidad, éstas se habían convertido en su peor pesadilla. Kaido no tuvo más remedio que dar un enorme salto hacia su retaguardia a fin de abandonar el charco de su técnica anterior, para que no pudiera ser usado como conductor. Y previó al acercamiento de aquella mujer con la simplicidad de una técnica que, para él, tendría que funcionar. Esperaba que Riko comprendiera lo que estaba a punto de hacer—. ¡Riko, hágase la luz!
Bastó un simple movimiento. Un pulsar de su mano, que sostuvo de forma transversal aquella katana desgastada que se había ganado horas antes. Una poca inversión de su chakra, y una rápida potenciación de la luz a su alrededor para generar un súbito destello que tendría que detener a aquella mujer, al menos por un instante.
Instante que querría Kaido que Riko aprovechase como bien era debido.
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180/180
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–-5
—Espada en mal estado
¤ Iaido: Nikkou ¤ Camino del Iai: Brillo del Sol - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Kenjutsu 10 - Gastos: 5 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Ceguera de unos instantes - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 5 metros
El término Iaido representa un estilo específico de kenjutsu que consiste en movimientos limpios, controlados y rápidos de desenfunde y enfunde de la espada, de una forma tan rápida que resulta imperceptible. De esta forma, se consigue confundir a un posible enemigo. Este arte fue inventado por los samuráis, y desarrollado como un arte de lucha con espada instantáneo capaz de anticiparse a los sellos manuales de los shinobi. En esta aplicación del Iaido, el usuario desenfunda ligeramente la espada y vuelve a enfundarla imperceptiblemente, reflejando la luz del Sol (o una luz artificial, o de la luna si está visible) y potenciándola con su chakra, generando un destello lo suficientemente cegador como para incapacitar a un grupo de adversarios durante un pequeño instante. Después de cada uso, la técnica se va volviendo más predecible y evidente.
Y fue en ese momento cuando Riko comprendió algo esencial de Kaido, la electricidad no era su mejor amiga, y no habían hecho falta palabras para saberlo, solo con ver su rostro de preocupación ante la repentina capa de chakra Raiton que cubría las katanas de la mujer.
—¡Sueña con que me vas a tocar con esa mierda, capulla!
El escualo se retiró, lo suficiente como para que el siguiente movimiento de la rubia tardara un poco más de la cuenta en llegar a su objetivo, lo que le dio tiempo a pensar en una estrategia que trató de contar a Riko con una especia de acertijo.
—. ¡Riko, hágase la luz!
Y lo captó al instante, el genin dio la espalda a su compañero y vio como un resplandor cegaba momentáneamente a su oponente, momento que aprovechó para realizar un único sello.
— ¡Suiton: Suiikidan!
Y de su boca salió un taladro acuático girando a gran velocidad sobre sí mismo, impactando de lleno en el pecho de la mujer, que, como su compañero, quedó rígida y dejó de moverse, cayendo al suelo.
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¤ Hitai-ate (en el cuello) ¤ Kunai ¤ Shuriken ¤ Bomba de humo
El torbellino puede surgir desde cualquier masa de agua en una distancia de 5 metros a la redonda desde el ejecutor
El torbellino puede medir hasta 3 metros de longitud y 80cm de grosor
Una técnica que inflinge daño físico al enemigo con una masa de líquido sustraída de una superficie de agua cualquiera. El usuario realiza un sello, y desde un punto cercano a su adversario surge un potente torbellino de agua que impacta contra su cuerpo. Su poder asesino es aumentado añadiendo al torbellino que crea la técnica un movimiento en espiral al ya de por sí presurizado y compacto agua que la forma. Es una técnica diseñada para su uso en combates sobre el agua, y su particular habilidad para impactar desde cualquier lugar en 360º a la redonda la hace muy versátil.
Alterador (Suiikidan): tras un tiempo de entrenamiento Riko ha sido capaz de cambiar ligeramente esta técnica, siendo capaz de utilizarla directamente desde su boca en lugar de necesitar una fuente de agua externa, haciendo que la masa de agua salga disparada girando sobre sí misma como un taladro y a una distancia de 3 metros como máximo. El torbellino puede medir hasta 2 metros de longitud y 50 cm de grosor.
... y la luz se hizo, a imagen y semejanza de su invocador.
El destello sirvió de señuelo, y Riko aprovechó la oportunidad para sacarse de la manga una de las técnicas más poderosas de Suiton que podía tener en su repertorio, para sacar del juego a aquella mujer. Un poderoso taladro de agua arremolinada que se restregó impiadoso en el cuerpo de la dama que terminó incapacitada en el acto, momento en el que los organizadores decidieron ponerla a salvo del algún otro ataque finiquito del dúo dinámico.
Kaido vio el agua perderse entre los poros de la tierra, con el corazón latiéndole a mil por hora.
—Joder, eso ha estado genial. Quien diría que el fantocha de Riko era tan diestro con el suiton, te lo tenías bien guardadito, ¿no?
Tras el impacto de su técnica, el peliblanco vio como la rubia quedaba fuera de combate, lo cual significaba que habían eliminado a un nuevo equipo, por lo que cada vez quedaban menos en pie.
—Joder, eso ha estado genial. Quien diría que el fantocha de Riko era tan diestro con el suiton, te lo tenías bien guardadito, ¿no?
Riko miró a su compañero, con una gran sonrisa, aquella era una variación que él mismo había desarrollado y era la primera vez que la utilizaba en un combate real, por lo que la reacción del escualo fue un gran halago para él.
— Pues ya vez, tengo mis truquitos después de todo. — Rió haciéndose el interesante. — ¿Tú has tenido una mala experiencia con el Raiton alguna vez o qué? Se te ha visto asustado con las espadas... — Dijo en un tono algo burlón, nunca esperaría que aquel chico pudiera tenerle miedo a algo tan simple como a una naturaleza elemental del chakra.
¡GOOOOOONG!¡GOOOOOONG!
— ¡Equipos 2 y 8 eliminados!
El peliblanco miró a Kaido, con cara pensativa tratando de recordar todas las eliminaciones.
— Si no recuerdo mal... Con esos cuatro, ahora mismo quedamos... Nueve en pie, menos de la mitad ya...
El Juego estaba terminando, los equipos empezaban a caer con mayor presteza dada la reducción constante del terreno de juego, por lo que, en un momento en el futuro próximo, se encontrarían cara a cara con el resto de los equipos.
— Bueno, cojo estas dos katanas, ¿quieres el martillo? — Le preguntaría a Kaido mientras se agachaba, haciéndose con las dos espadas que estaban el suelo.[/color]
Riko atizó a Kaido con respecto a su reacción cuando vio aquella técnica Raiton frente a él. No podía creer que había sido tan obvio, pero no se inmutó al querer responder. Y sin embargo, en cuanto estuvo a punto de revelar una de sus mayores debilidades...
¡GOOOOOONG!¡GOOOOOONG!
Miró al cielo, y luego a Riko. Quien según sus cuentas, sólo quedaban nueve equipos, contándolos a ellos dos. Kaido se saboreó los labios, con el manjar de la victoria muy pero muy cerca.
—No, un arma tan pesada sólo entorpece —dijo, deshaciendo su mizu bunshin, que cayó al suelo envuelto en un charco de agua—. y si lo que va quedando entre los últimos equipos son medianamente parecido a estos dos, vamos a tener que pelear bien si queremos ganar a todos. No puedo andar con esa cosa gigante colgando por ahí.
Tomó su cantimplora y bebió algo de agua.
—¿Cómo estás de chakra? ¿eso ha sido una variación, verdad? no lucía como una técnica que hubiera visto nunca.
El anuncio de la eliminación de los equipos pareció interrumpir al escualo, pero, aún así, el peliblanco no volvería a insistir en aquello, al menos no por el momento.
—No, un arma tan pesada sólo entorpece y si lo que va quedando entre los últimos equipos son medianamente parecido a estos dos, vamos a tener que pelear bien si queremos ganar a todos. No puedo andar con esa cosa gigante colgando por ahí.
Riko asintió, tenía razón, había que tener mucha fuerza y destreza para poder manejar aquel arma con la suficiente capacidad para que fuera útil. Los dos jóvenes se quedaron allí parados, retomando un poco el aliento y relajándose mentalmente después del combate.
—¿Cómo estás de chakra? ¿eso ha sido una variación, verdad? no lucía como una técnica que hubiera visto nunca.
El uzunés miró a su azulado compañero, que bebía agua ávidamente.
— Bien, bien, no ha sido nada. — Respondió, aunque era cierto que le vendría de lujo descansar unos momentos para recuperar el aliento. — ¿Eh? Pues sí, no sé si conoces la técnica Suigadan, pero es una variación que he desarrollado yo mismo de esa técnica.
Tenía la suficiente confianza con Kaido como para contarle eso,al fin y al cabo era lo más parecido a un amigo que tenía fuera de su aldea.
Suigadan, sí que la había oído. Era una técnica para nada sencilla, y Riko la había logrado dominar. No iba a resultar ser un fiasco tan grande después de todo, el Uzujin.
—Ah sí, esa técnica. ¡Joder! al final resultaste más diestro que yo en el suiton, eso me jode un poco. Aunque por lo visto, no pareces tener ninguna clase de Kekkei Genkai que te robe un poco los esfuerzos que le pones al ninjutsu elemental, ¿o me equivoco? —arrugó los ojos—. Aunque. Senju, no es la primera vez que lo oigo. ¿Es un apellido común allá en Uzushio?
—Ah sí, esa técnica. ¡Joder! al final resultaste más diestro que yo en el suiton, eso me jode un poco. Aunque por lo visto, no pareces tener ninguna clase de Kekkei Genkai que te robe un poco los esfuerzos que le pones al ninjutsu elemental, ¿o me equivoco? Aunque. Senju, no es la primera vez que lo oigo. ¿Es un apellido común allá en Uzushio?
Riko se alegró, sin motivo alguno, pero saber que era más diestro que aquel shinobi, que desde luego aparentaba ser muy fuerte y él, que había comprobado su fuerza lo podía corroborar, era algo por lo que alegrarse.
— ¡Gracias, gracias! — Dijo sonrojado. — Sí, es un clan, pero por lo que tengo entendido no es únicamente propio de Uzushiogakure. — Confirmó. — Tú tienes un Kekkei Genkai o algo parecido, ¿no? — Preguntó, recordando la técnica que usó contra el escorpión gigante en su aventura en el desierto.
—Hōzuki ichizoku. Somos un antiguo linaje que alguna vez hizo vida en la extinta Kirigakure, aunque después de la destrucción de las mismas, nos esparcimos por el mundo. Sé de buena mano que somos unos cuántos en Amegakure —ese último comentario le atizó un poco la moral, teniendo en cuenta que él se había encargado de eliminar a esos cuántos—. aunque asumo que también los hay en tu villa.
»En fin, que tenemos una serie de habilidades jodidamente únicas, como la de transformarnos en agua a voluntad. Entra otras particularidades que no voy a revelarte porque mañana vuelve a pasar que a mi Kage la culpan de haber asesinado a la tuya y vamos a tener que enfrentarnos, o algo parecido.
Aunque aquello era una broma, desde luego, estaba referido a algo que ocurrió realmente, y muy recientemente. Un altercado internacional que agitó Oonindo, al menos durante el tiempo en el que se descubrió que ninguna de las tres aldeas tenía que nada que ver con el asunto. Todo había sido un complot interno cuyos detalles, sin haberse escurrido demasiado, aún permanecían desconocidos para Kaido.
—Hōzuki ichizoku. Somos un antiguo linaje que alguna vez hizo vida en la extinta Kirigakure, aunque después de la destrucción de las mismas, nos esparcimos por el mundo. Sé de buena mano que somos unos cuántos en Amegakure aunque asumo que también los hay en tu villa.
Riko se quedó algo sorprendido, la presentación que Kaido hacía de su propio clan era, sin lugar a dudas, merecedora de aplauso, y se notaba que estaba bastante orgulloso de él.
»En fin, que tenemos una serie de habilidades jodidamente únicas, como la de transformarnos en agua a voluntad. Entra otras particularidades que no voy a revelarte porque mañana vuelve a pasar que a mi Kage la culpan de haber asesinado a la tuya y vamos a tener que enfrentarnos, o algo parecido.
«¿Transformarse en agua a voluntad?»
Riko se quedó un momento pensativo.
— Pues en mi aldea no conozco a nadie de tu clan... Pero sí que he peleado contra uno, en el Torneo de los Dojos, Ayame de tu aldea, ¿la conoces? Me volvió loco transformándose en agua para evitar mis golpes, es muy útil. — Dijo el joven recordando el combate en el que había quedado eliminado, sin duda alguna, la kunoichi era bastante talentosa y los poderes que le otorgaba su clan eran muy buenos. — Y no te preocupes, aunque esperemos que no vuelva a haber una situación de tanta tensión entre nuestras aldeas, ¿eh? — Rió.
—Pues en mi aldea no conozco a nadie de tu clan... Pero sí que he peleado contra uno, en el Torneo de los Dojos, Ayame de tu aldea, ¿la conoces? Me volvió loco transformándose en agua para evitar mis golpes, es muy útil. Y no te preocupes, aunque esperemos que no vuelva a haber una situación de tanta tensión entre nuestras aldeas, ¿eh?
Oh, cierto. Él había enfrentado a Ayame en el torneo de los Dojos y ésta, desde luego, tendría que haber usado alguna de sus habilidades insigne a fin de poder pasar de ronda. Cabeceó con los ojos esclarecidos y se mordió el labio inferior.
—Bueno, ¿algún día te ibas a enterar, no? —dijo, justificándose—. la conozco, sí. Es una muy buena amiga además. No había caído en cuenta que os habíais enfrentado en el jodido torneo. Bueno, no te martirices, que aún y si hubieras pasado, Akame te iba a hacer mierda de caballo. Como pasó con todos, incluyéndome.
Rió, por más que le doliera aquella estrepitosa derrota.
De un momento a otro, empezó a caminar.
—¿Y a ese Uchiha de mierda cómo le va? tengo tiempo que no le veo.
—Bueno, ¿algún día te ibas a enterar, no? la conozco, sí. Es una muy buena amiga además. No había caído en cuenta que os habíais enfrentado en el jodido torneo. Bueno, no te martirices, que aún y si hubieras pasado, Akame te iba a hacer mierda de caballo. Como pasó con todos, incluyéndome.
Aquello no era algo que le preocupara en exceso, no le había gustado perder, pero no se martirizaba por ello, simplemente no había estado a la altura y aquello le había ayudado a darse cuenta de que si quería estar al nivel de los mejores, tenía que entrenar mucho, mucho más.
— Siempre va a haber alguien mejor que tú, no es algo que me quite el sueño, aunque espero llegar a ser de los mejores algún día. — Respondió, siguiendo a Kaido que había empezado a caminar.
—¿Y a ese Uchiha de mierda cómo le va? tengo tiempo que no le veo.
Riko quedó pensativo, hacía mucho que no sabía nada de él, desde que había sido nombrado parte de Los Hermanos del Desierto junto con Datsue no había tenido más noticias suyas.
— Pues... No tengo ni la más remota idea, pero conociéndole estará subiendo su nivel ahora mismo...
El camino se les haría tranquilo y, antes de que se dieran cuenta, la oscuridad se apoderó del lugar y sólo la luz de la luna le alumbraba el camino.
Y así, entre conversación y conversación, les cogió la noche.
Kaido sintió escalofríos, y los vellos de los brazos a descubierto se alzaron friolentos. Arrugaba los ojos de cuándo en cuándo, buscando mejorar su rango de visión, pero lo cierto es que sólo la luz de la luna no era suficiente por sí sola. Necesitaban una antorcha, y fuego. Aunque ninguno manejaba el katon, e iba a estar difícil conseguir una cerilla para encender nada con semejante oscuridad.
—Mierda tío, no veo una mierda —atizó, con la voz baja—. tenemos que encontrar un refugio, o nos van a pillar desprevenidos en cualquier momento. ¿Qué hacemos?
—Mierda tío, no veo una mierda tenemos que encontrar un refugio, o nos van a pillar desprevenidos en cualquier momento. ¿Qué hacemos?
Kaido tenía razón, en ese momento no tenían forma de conseguir algo de luz con la que ver por donde pisaban y eso era una mala idea, en cualquier momento podían emboscarles y prácticamente no se darían cuenta.
— No sé, deberíamos apretar el paso hasta que encontremos un lugar en el que refugiarnos y pasar la noche, pero tenemos que salir cuanto antes del bosque, es bastante peligroso.
La noche se volvía fría por momentos, el aire movía las ramas de los árboles produciendo sonidos que se confundían con los producidos por el movimiento de animales o personas. Al seguir avanzando tardarían un rato en salir del bosque y, de repente, se encontraron en un inmenso prado en el que podían ver varias edificaciones de pequeño tamaño, unas casuchas con parte de las paredes rotas, unas sin puertas, otras con las ventanas rotas...
— ¿Deberíamos meternos en una de esas casas a pasar la noche? — Preguntó el peliblanco, sin fiarse del todo.
Al cabo de unos cuantos minutos de caminata, los genin lograron abrirse paso a través de bosque sin perder una pierna, lo que era decir mucho teniendo en cuenta que a veces les costaba horrores ver en dónde mierda pisaban. Para la sorpresa de ambos, sin embargo, resultó que afuera hacía vida un inmenso prado que contaba con un puñado de edificaciones, casonas y pequeños almacenes cuyas condiciones eran variopintas entre unas y las otras. Las había en mejor estado, desde luego, pero desde la distancia, y no siendo los únicos equipos que morirían por encontrar un refugio tan agradable; era previsible que algún enemigo se encontrase ya en el corazón de la pequeña ciudad.
El maldito quid de la cuestión era saber en cuál.
—Por deber, pues creo que debemos. No sobreviviremos a la noche quedándonos afuera, y yo me estoy congelando. Ahora —entrecerró los ojos, e intentó ubicarse en una de las casas. Cualquiera—. si podemos asegurarnos de alguna manera que al menos una esté desocupada, sería bárbaro. ¿Pero cómo? yo aún no he aprendido a mantener a un Kage bunshin en el tiempo, por lo que no podríamos enviar nada a recabar información. Y los mizu bunshin no cumplen con esa función, así que estamos un tanto jodidos.