Honor en vida, Caos en muerte

[Himura Hana]

— Si bueno. Tenemos un pequeño restaurante en mitad de la ciudad; y verle cortar cualquier cosa a veces se convierte en un auténtico espectaculo.

Asintió lentamente. No se le hubiese ocurrido un oficio mejor para un espadachín retirado, la verdad. De repente, se percató de algo que era obvio desde el principio y le punzó levemente en el pecho. Esa chica tenía un sueño. Una sencilla chica de un pueblo que llevaba un restaurante familiar tenía el sueño de ser espadachín, no como ella, que era kunoichi por casualidad.

— "¿Esperanza?"

— ¿Eh? — salió de su ensimismamiento y alzó la mirada a Ren, que seguía inspeccionando su Kodachi. — Oh, sí, es un grabado que encargó mi madre. Es un poco... contradictorio, llevar una katana con "Esperanza" grabado, ¿no?

Se tensó un poco al recordar a sus padres, pero esbozó una pequeña sonrisa al mismo tiempo.

[Himura Ren]

— Mmmm... Ta vez. Mi maestro dice que las armas pueden arrebatar vidas, pero también darlas. Que es el usuario el que decirle como empuñarla y perdonar dichas existencias. — enfundó el arma por completo y se la devolvió lentamente. Para proseguir moviendo el dedo índice en círculos delante de la propia Ren, mirando hacia el frente, recitando palabras pasadas de semanas atrás — No se puede devolver una vida arrebatada, y muchos se sienten embriagados por esta sensación. Si no eres capaz de comprender la gravedad de esto, puedes acabar convirtiéndote en un "Shura".

Terminó dirigiendo una mirada lateral a Hana, para después devolver la mirada a su almuerzo. Ya solo quedaba la tempura.

— Supongo que con eso no tengo mucho problema, me aterra un poco el simple hecho de pensarlo.

[Himura Hana]

— Mmmm... Ta vez. Mi maestro dice que las armas pueden arrebatar vidas, pero también darlas. Que es el usuario el que decirle como empuñarla y perdonar dichas existencias. No se puede devolver una vida arrebatada, y muchos se sienten embriagados por esta sensación. Si no eres capaz de comprender la gravedad de esto, puedes acabar convirtiéndote en un "Shura".

La kunoichi escuchó atentamente lo que la futura espadachina le contaba. A pesar de que las dos cosas que le había dicho eran contradictorias entre ellas, entendió el punto al que Ren quería llegar. También se lo habían dicho muchas veces en la academia, no había armas malas, las armas no mataban a nadie si nadie las empuñaba. Su espada sería tan sanguinaria como ella misma.

Aceptó la Kodachi que le devolvía y la volvió a colocar a su lado, aún con el Bokken encima de sus piernas.

— Tu maestro es un hombre sabio. No hay nada más sagrado que una vida.

— Supongo que con eso no tengo mucho problema, me aterra un poco el simple hecho de pensarlo.

Hana se contuvo un segundo antes de contestar. No quería ser hipocrita, ella era una kunoichi, tarde o temprano se vería en una situación en que fuese morir o matar.

— Bueno, puedes convertirte en una buena espadachina sin matar a nadie. Será más complicado, pero no imposible.

Intentó consolarla obviando decir lo que ella pensaba.

[Himura Ren]

— Supongo, pero imaginate que la seguridad de tu villa está en juego. Y que es por culpa de alguien al que aprecias, pero os ha traicionado; que es una pescadilla maloliente del banco de peces, vamos. — miró al cielo extrañada. — ¿Que haces? ¿Le arrebatas la vida? No se. ¿Que jurisdicción y poder tengo yo para decidir sobre una vida ajena?

Retomó su comida, mirando a Hana esperando una respuesta; era un tema complicado, del que ninguna solución era la acertada. Simplemente, había respuestas. Solo esperaba que compartir estas experiencias, la ayudara en un futuro, para calmar sus dudas o al menos tener una decisión clara y firme, de la que posteriormente no arrepentirse.

[Himura Hana]

— Supongo, pero imaginate que la seguridad de tu villa está en juego. Y que es por culpa de alguien al que aprecias, pero os ha traicionado; que es una pescadilla maloliente del banco de peces, vamos. ¿Que haces? ¿Le arrebatas la vida? No se. ¿Que jurisdicción y poder tengo yo para decidir sobre una vida ajena?

Las palabras de Ren parecían sacadas de su propia mente. Muchas veces se había hecho esa misma pregunta, sin embargo, no le quedaban personas realmente indispensables en su vida. En otra época, cuando sus padres vivían, se lo planteaba continuamente. No los mataría ni aunque se lo hubiese ordenado Shiona en persona. ¿Ahora?

— Depende de la gravedad de la traición, pero comprometer la seguridad de la villa es poner en riesgo cientos, miles de vidas. Seguramente en el momento dudase, sobre todo teniendo en cuenta que sería la primera vida que me cobraría ahora mismo. Sin embargo, creo que si tuviese que matar a un traidor, teniendo claro que lo es, lo haría. — todo rastro de sonrisas se había esfumado, estaba siniestramente seria.

Había vuelto a bajar la mirada, evitando el contacto visual con Ren. Volvió a levantar la mirada a la de la morena.

— Cuando me gradué prometí poner la seguridad de mis vecinos por encima de la mía, era la única motivación que tenía para convertirme en kunoichi. Creo que ser un ninja es tomar decisiones y vivir con las consecuencias de tus decisiones. Si mato al supuesto traidor y me equivoco, tendré que vivir con ello, pero creo que si no hiciese nada y matasen a un solo civil por mi culpa, me dolería mucho más. — no apartó la mirada de la chica esta vez.

Después se dio cuenta del rollo que le había soltado, se llevó una mano a la nuca y relajó su expresión.

— Perdona, creo que me lo he tomado demasiado en serio. Dime, ¿tú qué harías?

[Himura Ren]

Sin perder atención de sus palabras, no aparto mirada de ella mientras seguía comiendo. Masticando lentamente procesando las palabras como la bola de carne que se le hizo por accidente, teniendo que darse golpes en el pecho de manera disimulada y luego dar un sorbo de agua de la calabaza.

Cuando esta le redirigió a mirada, ya había terminado y se apoyó sobre una mano para escucharla. Coincidía en bastante con lo que esta decía, por lo que asintió levemente alguna que otra vez. El bien común ante el querer propio, la vida de innumerables en muchos casos desconocidos ante la de un ser querido; un acto de caridad frente a uno de egoísmo.

— No te preocupes — respondió con una leve y suave risa. — Opino igual. No podría permitirme que otros sufrieran por mi culpa. Seria como haberlos matado tu mismo, solo que través de otra persona. Además, no quiero ni imaginarme la ira de Yui a la que tendría que enfrentarme.

Ya llevaba mucho tiempo hablando sin haber metido la pata de alguna forma, y si fuera un instinto que debe hacer siempre, volvió a dar un paso en falso.

[Himura Hana]

— No te preocupesOpino igual. No podría permitirme que otros sufrieran por mi culpa. Seria como haberlos matado tu mismo, solo que través de otra persona. Además, no quiero ni imaginarme la ira de Yui a la que tendría que enfrentarme.

Tenía que admitir que no era la alumna más brillante de clase, ni la más suspicaz, pero hasta ella sabía quien era Yui. La Arashikage. ¿No habían dicho que eran de una pequeña aldea del bosque de Azur? Vaya par de mentirosos. Sonrió.

— Sí, he oído que es algo... brusca. Hanabi es más compasivo, eso es tanto una virtud como un defecto supongo. Aunque no lo cambiaría por la Arashikage, la verdad. Bueno, ¿y es cierto que nunca deja de llover en Ame? Sinceramente, a mi me suena a exageración, aquí llueve un par de veces al mes como mucho.

[Himura Ren]

Hasta ella misma se dio cuenta de su propio error. Pero Hana no pareció sorprenderse, de hecho, soltó una suave risa que hizo sacarle nuevamente los colores a Ren. Aunque por dentro se sentía algo aliviada, ya que no tendría que seguir mintiendo o intentar evadir respuestas incomodas.

Había una paz firmada, pero tras tanto tiempo y los eventos acontecidos, se trataba ya de una paz fría y tensa. Pero todos somos humanos pensó, puede que haya gente que tenga redencillas así como odio hacia otros paises; pero también habría gente como ella, dulce e inocente, o bondadosa y comprensiva, que buscaría una solución sin un derramamiento de sangre de por medio.

— S-Si —dijo un poco avergonzada. — No suele haber tormenta, pero si es una lluvia incesante. De hecho a lo mejor lo has oído, pero cuando deja de llover, suele considerarse en la villa como una señal de mal augurio.

[Himura Hana]

— S-Si. No suele haber tormenta, pero si es una lluvia incesante. De hecho a lo mejor lo has oído, pero cuando deja de llover, suele considerarse en la villa como una señal de mal augurio.

Al menos, Ren no se molestó en desmentirlo. Aún así, Hana no podía borrarse la sonrisilla de la cara. No sabía por qué no llevaban bandana o se habían pronunciado como amejins, probablemente tuviese algo que ver con el entrenamiento de la, ahora, kunoichi. Por eso su maestro se había contrariado tanto en primera instancia.

— Vaya, pues sí que tiene que ser duro. Supongo que estaréis acostumbrados ya. Sí que había oído lo de que era un mal augurio que se viese el Sol. También he oído que a los estudiantes los obligan a correr bajo la lluvia desnudos. Y que os obligan a criar un cachorro para después matarlo en la graduación. Se oyen muchas bobadas en la academia. — río por lo bajo, mirando de reojo a Ren, esperando que lo desmintiese todo. O por lo menos lo último.

[Himura Ren]

— ¿Q-Que?... ¿Tener un cachorro y matarlo a modo de graduación?... — respondió con algo de horror en su voz. — Parece el tipo de cosas que harían en una aldea sanguinaria.

Se abrazo a si misma tras sufrir un escalofrío por el hecho de haber pensado semejante atrocidad. Agitó la cabeza hacia los lados, para recomponerse de aquel mal trago y volvió su mirada hacia el gran lago. Paso un breve tiempo hasta que volvió a hablar, tanto que se hizo un poco incomodo.

— Se supone que estoy de viaje para conocer algo más de mundo¿Como fue? ¿Como era Shinoa? Alguna vez he escuchado sobre ella en la aldea, decían que era una persona gentil. — añadió tras la larga y tensa pausa. — Oda dice que antes de juzgar, debes oír las dos historias de la versión. Es un amigo de Nanashi, muy viejo y arrugado, con una voz super ronca. — la última frase, la dijo poniendo el tono más grave que pudo.

[Himura Hana]

— ¿Q-Que?... ¿Tener un cachorro y matarlo a modo de graduación?... Parece el tipo de cosas que harían en una aldea sanguinaria.

Interpretó el horror en el rostro de Ren como una negativa. Aunque se apuntó que no había dicho absolutamente nada sobre lo de correr desnuda bajo la lluvia.

— Se supone que estoy de viaje para conocer algo más de mundo¿Como fue? ¿Como era Shinoa? Alguna vez he escuchado sobre ella en la aldea, decían que era una persona gentil. Oda dice que antes de juzgar, debes oír las dos historias de la versión. Es un amigo de Nanashi, muy viejo y arrugado, con una voz super ronca.

Hubo una pausa. Hana hubiese jurado, con poca modestia, que era una persona pacifica. Había abogado siempre por la concordia, el dialogo y la paz, en general. Sin embargo, el momento en que la morena había nombrado a Shiona había provocado todo tipo de deseos homicidas en ella. Por suerte, con un par de respiraciones profundas y recordándose a sí misma que la ignorancia no es pecado mortal, contestó a Ren.

— Es Shiona, Ren, te has confundido. — dijo con suavidad antes de pasar a la respuesta en sí. — Shiona-sama era la Uzukage por excelencia. La verdad es que no llegue a hablar con ella, pero mis padres la admiraban y vino un par de veces a la academia. Sin embargo, donde se nota lo importante que era es en el caos que se armó cuando falleció. — hizo una pausa sintiendo que no le estaba haciendo justicia a Shiona-sama. — Es difícil de explicar, sencillamente llevaba tantos años siendo la Uzukage benévola y pacifica que ahora que no está... Uzushiogakure parece otra villa, parece que le falte algo, no se siente igual.

[Himura Ren]

No daba pie con bola, hasta se había equivocado en el nombre de Shiona; la breve pausa de Hana en sus palabras hizo que le doliera más aquel error. Llevaba toda su vida pensando que aquel era su autentico nombre. Por lo que intentó corregir su error tras una incómoda pausa.

— Debió de ser alguien realmente impresionante si hicieron semejante lugar para honrar su memoria. Quiero decir; solo por ser el líder de la villa no harían esto, aunque fueras alguien militarmente excepcional tampoco lo harían. Esto es fruto de amor y cariño, de benevolencia y de amabilidad, como la que tuvo que transmitirle a sus ciudadanos. — dijo mirando profundamente la isla central del lago, inclinada hacia delante.

— Y puede que hubiera bastante caos, pero el actual kage también es alguien muy afable. ¿Tanto como Shiona? Eso solo puede decirtelo alguien de aqui. —dijo una voz ligeramente obstruida por el sombrero de paja.

— ¿Se puede saber desde cuando llevas escuchandonos? —respondió sobresaltada por su interrupción.

— Desde poco antes de que metieras la pata revelando que somos de la aldea colindante. Cabeza buque.

[Himura Hana]

— Debió de ser alguien realmente impresionante si hicieron semejante lugar para honrar su memoria. Quiero decir; solo por ser el líder de la villa no harían esto, aunque fueras alguien militarmente excepcional tampoco lo harían. Esto es fruto de amor y cariño, de benevolencia y de amabilidad, como la que tuvo que transmitirle a sus ciudadanos.

Las palabras de Ren hicieron que Hana se olvidase de su flagrante error con el nombre de Shiona. Todos en Uzushiogakure daban por supuesto el amor por su anterior Kage, era algo obvio para todos, indiscutido. Los pocos que pudiesen profesarle algo parecido al odio, no encontraban una multitud apoyandoles, porque la vida le había dado la razón a Shiona. Su paz había sido la mejor y más duradera y desde su muerte hasta el nombramiento de Hanabi habían sido meses de caos y muerte.

— Y puede que hubiera bastante caos, pero el actual kage también es alguien muy afable. ¿Tanto como Shiona? Eso solo puede decirtelo alguien de aqui. —

Se mordió el labio inferior levemente, incapaz de encontrar las palabras adecuadas en el momento. Por suerte, maestro y alumna empezaron a discutir y eso le dio tiempo a recomponerse y pensar cómo expresarse.

— Sería injusto comparar a Hanabi-sama con Shiona-sama. Los primeros meses tras su muerte fueron un caos absoluto, por suerte, eso acabó con el nombramiento de Hanabi-sama. Sin embargo, la situación global ahora mismo hace que sea imposible alcanzar la tranquilidad de la época de Shiona-sama. — se frotó las manos, no sabía si de frío o por los nervios — Pero, sí que creo que Hanabi-sama podría conseguir algún día esa paz. Si el mundo se lo permite, claro.

Sí, eso era más o menos lo que pensaba. Sonrió orgullosa de haberse conseguido explicar. Después dirigió esa sonrisa a Ren.

— Espero que esa paz sea para todas las villas y que la próxima vez que nos veamos sea con ambas bandanas por delante.

[Himura Ren]

Nanashi dio un largo suspiro; había dejado años atrás su servicio como ninja, pero estaba al corriente de todo lo que pasaba. Las palabras de Hana tuvieron un gran peso sobre él, no quería volver a empuñar una espada y menos con fines bélicos donde nadie acabaría siendo un claro ganador.

— Esperemos que vuelva esa paz y calma. Esperemos que nadie cometa ninguna estupidez. — dijo casi entre susurros; se removió un poco el sombrero encima de él, con el fin de tapar un rayo de sol molesto.

— Espero que esa paz sea para todas las villas y que la próxima vez que nos veamos sea con ambas bandanas por delante.

Algo apenada, Ren se llevó una mano al interior del grueso uwagi oscuro, sacando su bandana lentamente. Se la anudó alrededor del cuello, como hacía habitualmente todas las mañanas.

— Nada me gustaría más. — respondió.

[Himura Hana]

— Nada me gustaría más.

La conversación había llegado a su punto más deprimente y aunque no quería despedirse todavía, tampoco se le ocurría como desatrancar la situación. Ni molestarles durante más tiempo del debido.

— Bueno, creo que lo mejor será que me ponga en marcha y así os dejo descansar.

Cuando fue a ponerse en pie se dio cuenta de que aún tenía el Bokken sobre sus piernas. Lo cogió con ambas manos para poder levantarse. Le dedicó un último vistazo antes de devolvérselo a su dueña. Le hubiera gustado seguir hablando con Ren, pero entre el frío y el camino que tenía que hacer antes de que anocheciera, no se quería alargar demasiado.

— Aqui tienes — le ofreció el Bokken a Ren, una vez lo aceptase procedería a colocarse su Kodachi en su sitio.