Lo que olvidaron los Ancestros

[Himura Ren]

—Sasaki Reiji, SHINOBI de uzushiogakure. — Ren aspiro e inflo sus pómulos en señal de respuesta. —Y autoproclamado guardián de estas ruinas.

«Ya ya. Lo he pillado. ¿Y me sueltas tan ancho "autoproclamado"? Será mejor no meterme en líos pese a que Nanashi no este tan lejos, podría llegar a ser peor el remedio que la enfermedad.»

—¿Puedo preguntarte que trae a un amejin tan lejos de sus tierras?

— Pues estoy de viaje con mi maestro. No hace mucho que salí de la academia y tanto él como Oda querían que "viera mundo, ya que me ayudaría a verlo todo con otra perspectiva". O algo así. Así que mi maestro cogió unos días libres para enseñarme el país de la espiral. Hace unos días mostramos respetos en la tumba de Shiona-sama — dijo esperando convencerle; y no volver a pronunciar mal aquel nombre.

Si no, tampoco sabía que haría; no había mentido en ningún momento e intentaba ser todo lo sincera posible, pero tampoco quería abandonar aquel lugar; si podría aprender algo de historia era un buen sitio. Y si encima había samurais de por medio, con más motivos.

[Sasaki Reiji]

— Pues estoy de viaje con mi maestro. No hace mucho que salí de la academia y tanto él como Oda querían que "viera mundo, ya que me ayudaría a verlo todo con otra perspectiva". O algo así. Así que mi maestro cogió unos días libres para enseñarme el país de la espiral. Hace unos días mostramos respetos en la tumba de Shiona-sama

Supongo que eso era una buena respuesta. La verdad es que a mi también me vino muy bien salir de Uzuahiogakure. Cambió mi forma de ver las cosas de muchas maneras. Conocí mucha gente, hice amigos y me enamoré.

—Te creo, no pareces mala gente, pero uno no puede fiarse así como así.

O podrían apuñalarle por la espalda. Pero bueno, por esta vez confiaría un poco en la Amejin. La última vez que desconfíe de alguien me porte como un idiota y era una escena digna no repetirse jamás.

—En fin, no me molesta que estes por aquí siempre que no intentes llevarte nada. Tampoco hay mucho en estas ruinas, pero lo hay pertenece a nuestros ancestros, olvidaron llevárselo al más allá.

[Himura Ren]

—Te creo, no pareces mala gente, pero uno no puede fiarse así como así. — Ren suspiró aliviada, llevándose una mano al pecho. —En fin, no me molesta que estes por aquí siempre que no intentes llevarte nada. Tampoco hay mucho en estas ruinas, pero lo hay pertenece a nuestros ancestros, olvidaron llevárselo al más allá.

— ¿Excepto los cascos? De todas las armaduras que he visto ninguna tenia. Y por más que busqué, no he visto ninguno. — respondió haciendo gestos con las manos, como quitándose y poniéndose un yelmo, de forma algo cómica. — ¿Será cosa de esos asalta tumbas?

[Sasaki Reiji]

— ¿Excepto los cascos? De todas las armaduras que he visto ninguna tenia. Y por más que busqué, no he visto ninguno. —Dudaba mucho que los espíritus pudieran llevarse ningún casco al más allá — ¿Será cosa de esos asalta tumbas?

Hombre. Asalta tumbas no se. Aquello era un castillo en ruinas. Allí no había cadáveres ¿No? O quizás estaban enterrados en el subsuelo. A saber. A Yuuna la había asustado el creer ver un espíritu. O quizás si que lo había visto. A saber.

—Supongo que sí. Me gustaría recuperarlos y dejarlos en su sitio, pero claro... Quizás haga tiempo ya que los han vendido.

Vender o fundir para conseguir metal, o cualquier otra barbaridad que no podía o mejor dicho, que no quería ni barajar. Ojala me equivocara. Ojala estuvieran todos guardados en alguna parte, intactos.

—Pero si puedo evitar que se lleven las demás piezas, con eso me conformo.

[Himura Ren]

— Uuuhmm... ¿Pero porque los cascos nada más?— dijo poniéndose de cuclillas para mirar una de las armaduras que no había llegado a tocar. Estaba justo como llego, pero al igual que el resto, a esta también le faltaba un casco. .— Si te lo llevas por el material, para fundirlo o algo en un herrero. ¿No seria mejor la parte del torso? Tiene más cantidad.

Estaba cerca de Reiji, de cuclillas con las manos encima de sus rodillas. ¿Cual seria la historia que rodeaba a aquel castillo? Tal vez su auto proclamado protector sabía algo, aunque seguramente no le confiaría dicha información a una extranjera. Se puso entonces de rodillas frente a la armadura, y cerro los ojos dando una palmada, mostrando sus respetos.

Lo había leído cientos de veces en sus historias o visto en algunos mangas; no sabía si tenia que decir algo pero hizo aquel gesto con todo el respeto que pudo mostrar. Poco después, todavía con la palma de las manos juntas, redirigió sus ojos a Reiji.

— Y... ¿Cual es la historia de este lugar? Si quieres contármela claro. —añadió con curiosidad, y un suave tono en su voz. No quería incomodarle y estaba intentando hacer todo lo posible por caerle bien. No era un samurai, pero ella todavía quería creer esto.

[Sasaki Reiji]

— Uuuhmm... ¿Pero porque los cascos nada más?— Si lo supiese, tendría una pista sobre los culpables. ¿Quizas eran mas fáciles de transportar? A saber. — Si te lo llevas por el material, para fundirlo o algo en un herrero. ¿No seria mejor la parte del torso? Tiene más cantidad.

—Supongo que como cada casco es único, y seguramente estuvieran ornamentados, debe ser lo que mas dinero podía proporcionarles.

O no. No tenia ni la mas minima idea. Ojala saberlo. ¿Pero que pistas tenía? Ninguna, por que mientras las estaba buscando, había aparecido la muchacha esta. Aunque quizás hubiese desperdiciado el día en vano.

— Y... ¿Cual es la historia de este lugar? Si quieres contármela claro.

—Pues hay muchas historias al respecto, la mayoría, leyendas absurdas. Pero la mas realista cuenta que antaño este sitio fue el palacio del señor feudal de este pais.

Aunque tampoco había leído tanto sobre el sitio. Solo un par de cuentos de fantasmas, alguna leyenda de un héroe y un libro de historia cuya veracidad, pues a saber.

—Yo tengo otra teoría. Yo creo que los shinobis de hace años, prepotentes y estúpidos, consiguieron expulsar a los samuráis de este sitio, que era su hogar y que se mudarán al pais del hierro.

El odio y la aversión que tenían hacia los shinobis no podía deberse solo a Kurama. Si fuese eso, le odiarian solo a él, solo a sus ninjas. Pero el odio era generalizado. Los culpaban a todos. Estaba seguro de que había mucha mas historia en el pasado de ninjas y samuráis.

[Himura Ren]

—Pues hay muchas historias al respecto, la mayoría, leyendas absurdas. Pero la mas realista cuenta que antaño este sitio fue el palacio del señor feudal de este pais.

Ren asintió intrigada por lo que le contaba, se cruzo de piernas y brazos en el suelo para escucharle atentamente. «Con lo grande que es, tiene toda la pinta. »

—Yo tengo otra teoría. Yo creo que los shinobis de hace años, prepotentes y estúpidos, consiguieron expulsar a los samuráis de este sitio, que era su hogar y que se mudarán al país del hierro.

— Oh, tiene sentido. ¿Habrá algo por aquí que pueda demostrar eso? Podrían haber intentado echarlos por casi cualquier motivo.— la historia de Reiji cobraba mucho sentido en su cabeza.

No hay muchos textos que hablen del periodo antes de la aparición de los ninjas, pero los pocos que hay mencionaban guerras continuas por territorios entre grandes y pequeños señores. Puede que no pudieran hacerles frente debido a un salto militar y tuvieran que replegarse kilómetros atrás.

— ¿Puedo ayudarte? Este sitio tiene todo lo que me llama y parece que tenga una historia que contar. ¡Prometo no tocar nada e ir con cuidado! Haré lo que me pidas— dijo juntando las palmas, pero esta vez hacía su acompañante.

[Sasaki Reiji]

— Oh, tiene sentido. ¿Habrá algo por aquí que pueda demostrar eso? Podrían haber intentado echarlos por casi cualquier motivo.

Pues seguramente no hubiera nada de nada en ese castillo. Si había alguien que supiera algo, esa seria Yuuna. Si es que ella conocía el pasado de los samuráis claro. Apenas le había preguntando nunca nada sobre los suyos.

Pero eso podía esperar a que salvaramos su pais y a su madre. Ella tendría cosas que contarle a su madre, y yo podría aprovechar para ver el lado bonito de su tierra mientras tanto. Pero era mejor no pensar en eso ahora.

— ¿Puedo ayudarte? Este sitio tiene todo lo que me llama y parece que tenga una historia que contar. ¡Prometo no tocar nada e ir con cuidado! Haré lo que me pidas

—Por mi puedes hacer lo que quieras mientras no toques nada. Pero dudo mucho que nadie pueda adivinar quien se ha llevado los cascos o las piezas que faltan. Yo no he encontrado nada.

[Himura Ren]

Se cruzó de brazos, mirando al suelo pensativa. ¿No había ni rastro? Bueno el lugar estaba realmente maltratado y dado de sí. Aunque dejaran marcas por el suelo al arrastrar o algo, ella por lo menos no sería lo suficientemente perspicaz para distinguir las magulladuras del suelo o las paredes.

— ¿Y si montamos guardia o una trampa? A lo mejor llega alguien y podemos asaltarlo. Solo esperemos que no sea algún curioso como yo. — dijo añadiendo una risa. — ¿O se te ocurre algo mejor?

[Sasaki Reiji]

— ¿Y si montamos guardia o una trampa? A lo mejor llega alguien y podemos asaltarlo. Solo esperemos que no sea algún curioso como yo.

Lamentablemente, lo mas probable es que allí ya solo fuesen curiosos como ella. Y alguno, como había intentado esa misma chica, quisiese llevarse alguna de las armaduras. Lo demás... Seguro que hacía años que se habían perdido para siempre.

— ¿O se te ocurre algo mejor?

Pues sí. Que no pensaba pasar la noche en aquellas Ruinas, al día siguiente tenia que trabajar en la forja. Y ademas...

—¿Cómo vas a montar guardia? ¿Acaso no te espera tu maestro, no se va a preocupar por que no vuelves?

Aunque quizás, quien sabe, no había dicho la verdad sobre el tema. Pero vamos, que yo tampoco quería quedarme allí, pero sospechaba que si me largaba primero, aprovecharía mi ausencia para llevarse ese recuerdo que tanto ansiaba.

[Himura Ren]

—¿Cómo vas a montar guardia? ¿Acaso no te espera tu maestro, no se va a preocupar por que no vuelves?

Aquel lugar ya la había hecho olvidarse de su situación. Tampoco tenía mucho tiempo, pues le dijo que volviera antes de que anocheciera, que cuando comenzara a atardecer marchara de vuelta. Y si tenían que montar guardia o querer hacer una emboscada, seguramente tendrían que quedarse por la noche, pues sería más fácil llevarse las armaduras en la oscuridad noctívaga.

— Mierda; tienes razón. — soltó a continuación un pequeño gruñido y se llevo las manos a la cabeza ligeramente enfadada.

No le encontraba una solución al asunto, ni buena ni mala. Le importaba ya poco poder llevarse algo de aquel lugar o no, siempre podía comprar algún recuerdo en Los Herreros, pero solo quería ayudar como pudiera a su nuevo compañero de otra villa. Se levantó del suelo apoyándose en una pared cercana, y después se sacudió el polvo de la parte inferior.

— Todavía puedo quedarme algo más. Me dijo que volviera cuando empezara a atardecer — caminó hasta la entrada, para poder ver por donde se ubicaba el sol. —¿De verdad se los habrán llevado todos? O a lo mejor hay alguna habitación oculta con un tesoro; llevarse eso si que seria una ofensa mayor que llevarse los cascos.

[Sasaki Reiji]

— Mierda; tienes razón.

Hombre, pues claro. Si lo había dicho ella misma. Tampoco era muy difícil adivinar que si se había separado de su maestro un rato, este iba a preocuparse si ella desapareciese por un largo periodo de tiempo.

— Todavía puedo quedarme algo más. Me dijo que volviera cuando empezara a atardecer ¿De verdad se los habrán llevado todos? O a lo mejor hay alguna habitación oculta con un tesoro; llevarse eso si que seria una ofensa mayor que llevarse los cascos.

—Puedes quedarte todo lo que quieras, no te estaba echando ni nada por el estilo. — Quizas me había expresado mal cuando le preguntaba por su maestro. Yo no era nadie para echar a nadie de ningún sitio. A no ser que intentase robar. —Si hay una habitación secreta, que guarda un tesoro, es mejor que siga siendo secreta.

Ademas, si hubiese un tesoro por allí, mi olfato de pirata me lo hubiera dicho hacia rato. Pero allí no olía a tesoro. O quizás solo podía olerlos desde el barco.

—Oye...¿Que sabes sobre los samuráis?

Parecía interesada por el tema, quizás sabía alguna cosa, o quizás, como Datsue, solo conocía lo que contaban de ellos los libros y los comics. Historias,claro, contadas desde el punto de vista de los ninjas.

[Himura Ren]

— ¿Que sé? — se cruzó de brazos con gesto pensativo, frunció el ceño, y tal vez si continuaba le llegaría a doler la cabeza de pensar sin hacer estupideces. — Pueeeeeees... Es que es tan antiguo; la mayoría de cosas que sé es por mangas y series. Un código de honor, proteger a tu señor, defender a los débiles...

> Pero supongo que te referirás sobre historia — dijo susurrando esto último. — Que viven apartados en su región, y son reacios a los ninjas. Aunque supongo que es lo que todo el mundo sabe.

Se sintió un poco decepcionada; recapacitando sobre todo lo que pudo, se dio cuenta que en todos estos años apenas sabía algo sobre samurais. Los Herreros era la última para en su viaje antes de volver a Amegakure, pero sabía que Nanashi la había traído para contentar a Ren.

[Sasaki Reiji]

— Pueeeeeees... Es que es tan antiguo; la mayoría de cosas que sé es por mangas y series. Un código de honor, proteger a tu señor, defender a los débiles...

Madre mía. Por series y mangas. Por el entusiasmo mostrado anteriormente tenia muchas mas expectativas puestas en ella. Código de honor y defender a los débiles. Vaya broma.

No quería juzgarlos a todos por culpa de unos pocos, pero yo no recordaba ese código de honor excepto por Yuuna y Yamato. Y lo de defender a los débiles... Después de amenazar con torturar a un herido...

— Pero supongo que te referirás sobre historia. Que viven apartados en su región, y son reacios a los ninjas. Aunque supongo que es lo que todo el mundo sabe.

¿Reacios a los ninjas? Menuda forma de suavizarlo. Algunos son reacios, si. Pero en los ojos de otros lo que había era autentico odio. Un odio que eran capaces de transmitir. Un odio que se contagiaba. Incluso yo, me había infectado con ese Odio.

— Pensé que sabrías más cosas —Quizas se me noto un poco la decepción en el tono. —La verdad es que yo he estado allí. Los he visto con mis propios ojos. —Incluso mi pareja era una samurái, aunque esta información no era necesaria. —Decir que son reacios es suavizar mucho el tema. Ellos... O al menos una mayoria, nos desprecian, aunque tienen sus motivos, por supuesto.

[Himura Ren]

— ¡¿COMO QUE HAS ESTADO ALLÍ?! — gritó desde la otra punta sobresaltada.

Cuando el fuego de la curiosidad no eran ya más que cenizas; su creencia por pensar que era un samurai tan solo ascuas que poco a poco se estaban apagando; tiró varios leños de fuego a la hoguera junto con un buen montón de combustible que hizo que ardiera de golpe en forma de rugido. Ren carraspeó con una mano cerrada frente a su boca, e intento mantener la compostura como pudo.

— Ejem. Quiero decir. ¿Vaya de verdad? — se apoyó en una pared, intentando hacerse la interesante, pero uno de sus pies no dejaba de moverse de arriba abajo por los nervios. — ¿Y-Y que motivos tienen?