Entre montañas

[Himura Ren]

— A mí no me mires, son rumores que se cuentan entre las señoras mayores de la villa. Lo cierto es que tengo que contarte algo. Algo que no le he contado a nadie. Pero... si no quieres saberlo lo entenderé. Es complicado.

Aquellas palabras despertaron su curiosidad, por lo que recortó la distancia quedando, volviendo a chocar hombro con hombro.

— ¿Que? ¿El que?¿El que?¿El que?¿El que?¿El que? Dimeló jo.

[Himura Hana]

— ¿Que? ¿El que?¿El que?¿El que?¿El que?¿El que? Dimeló jo.

Ren se le echó encima, lo cual hizo que Hana intentase retroceder, chocando contra el borde de la bañera, ahora estaba entre Ren y la pared. Sonrojada por la cercanía de la morena.

— Bueno, pues, a-a veces, yo... Es decir, me da como... no sé, un... unas ganas de... bueno, es como que necesito... — se paró a sí misma, respirando hondo. — Me apetece tener cosas que no son mías y... y las cojo, o lo intento, fuertemente. Me pasó con tu bokken. Lo vi y... y... lo quería. Pero no lo puedo controlar y a veces es por cosas más complicadas y entonces me enfado porque, jope, yo lo quiero. — lo había dicho, ya estaba hecho.

Miró fijamente a Ren, esperando ver su reacción. ¿Iba a mandarla a la mierda? ¿A decirle que no se volviese a acercar a nada que fuese suyo?

[Himura Ren]

Dio un largo suspiro, esperaba alguna otra historia casi más alocada que la anterior; se reclinó un poco hacia atrás para relajarse.

— Esperaba alguna otra locura — dijo añadiendo una carcajada. Y luego su atención recayó sobre algo que no había soltado en mucho tiempo, pero ella no se había percatado hasta ese momento. — ¿Quieres ese barreño me estas diciendo?

Soltó otra pequeña risa, le parecía de lo más curioso, pero no lo hacía con ninguna malicia.

[Himura Hana]

— Esperaba alguna otra locura ¿Quieres ese barreño me estas diciendo?

Hana se quedó impactada.

— ¡Pero! Ren-chan, tomatelo en serio. He robado por capricho, robé una muñeca de niña y aún la tengo debajo la almohada. Me siento fatal. Soy una ladrona, Ren-chan. ¿Y si algún día me da por cogerte algo? No me lo perdonaría.

Se aferró más a su barreño.

[Himura Ren]

— ¡Pero! Ren-chan, tomatelo en serio. He robado por capricho, robé una muñeca de niña y aún la tengo debajo la almohada. Me siento fatal. Soy una ladrona, Ren-chan. ¿Y si algún día me da por cogerte algo? No me lo perdonaría.

— ¿Te sientes responsable por lo que hiciste? ¿Luego lo has pagado o algo? — dijo acercándose a ella, y cogiendo el barreño desde el lado contrario a ella, sonriente, intentando que se tranquilizara.

[Himura Hana]

— ¿Te sientes responsable por lo que hiciste? ¿Luego lo has pagado o algo?

Hana tragó grueso, empezando a adentrarse en los traumas del pasado.

— Más... más tarde me enteré de que mi tutor había pagado todo. Fue la noche que murió mi madre y me enteré de que mi padre había desaparecido en una misión. Reventé un cristal y todo para cogerla. Nunca me ha dicho nada, ni él ni la dueña de la tienda y yo... no me he disculpado. — un escalofrío atravesó su espalda, haciendo que se estremeciese.

No podía mirar a los ojos a Ren, le daba demasiada vergüenza. ¿Y si de verdad acababa odiandola? Al fin y al cabo, ¿qué clase de persona hace algo así?

[Himura Ren]

No pudo evitar sentir pena por ella, y su rostro lo mostraba claramente, juntando las cejas y una suave sonrisa. Apartó el barreño a un lado, y la abrazo acariciándole la cabeza con una mano; pensó que podría desbocarse como le ocurrió a ella minutos antes, y quería evitarle el mal trago, o por lo menos amortiguarlo todo lo que podía.

— Todavía estas a tiempo, puedes enmendar tus errores... — deslizó la mano con delicadeza sobre sus dorados cabellos una y otra vez, poniendo la cabeza sobre su hombro mirando el agua.

«Sus padres... Ahora entiendo cuando me insistió tanto la primera vez que nos vimos... » suspiró, sus padres seguían con vida, pero no quería ni verlos; solo esperaba que Hana comprendiera que a diferencia de ella, no todas las familias eran como aquella que tuvo.

[Himura Hana]

Ren apartó el barreño y Hana le dejó hacer sintiéndose demasiado hundida para resistir el abrazo de la morena. Lo correspondió de inmediato, intentando absorber tanta energia positiva como le fuera posible. El calor de Ren aliviaba sus remordimientos.

— Todavía estas a tiempo, puedes enmendar tus errores...

Rompió a llorar ante las palabras de su hermana.

— No... no puedo... Es que... no es haberlo hecho... sino... — tuvo que parar un momento cuando los sollozos la superaron, Ren sentiría las lágrimas más calientes que el agua caerle en el hombro. — No dije nada... Yo... yo... me callé... ¿cómo puedo saber que no lo volveré a hacer? Desde entonces siempre me vuelve y... no puedo controlarlo. Siempre quiero algo, Ren-chan. ¿Y si vuelvo a hacerlo y vuelvo a callar? ¿Y si hago daño a alguien que quiero?

Hana se aferró con más fuerza a la amejin, llorandole en el hombro entre sollozos ahogados.

[Himura Ren]

— Si de corazón te sientes mal, y de verdad te arrepientes, no creo que pase nada malo al final. Quiero decir, no es algo que hagas con malicia... Es más como... ¿Un impulso supongo? — se reclinó apoyando la espalda en los límites de la bañera. — Y en un futuro, supongo que lo superaras, o hallarás la manera de convivir con ello.

El barreño había estado flotando y entonces se posó frente a Ren, quien lo cogió para zarandearlo delante de Hana con una sonrisa de oreja a oreja.

[Himura Hana]

— Si de corazón te sientes mal, y de verdad te arrepientes, no creo que pase nada malo al final. Quiero decir, no es algo que hagas con malicia... Es más como... ¿Un impulso supongo? Y en un futuro, supongo que lo superaras, o hallarás la manera de convivir con ello.

El llanto de Hana se interrumpió ante las palabras de Ren. Aún con algún gimoteo, encaró a la morena.

— Entonces, ¿no te enfadaras si algún día echas de menos algún Bokken? — le susurró con toda la inseguridad del mundo la rubia.

Sin embargo, Ren agarró el barreño y empezó a menearlo ante Hana. La rubia frunció el ceño.

— ¡Que no soy un perro! — tras lo cual intentó quitarle el barreño de las manos a la morena aún a sabiendas de que era mucho más fuerte que ella.

[Himura Ren]

No pudo evitar soltar una carcajada ante su reacción.

— No creo. Ya me las apañaré si no de alguna forma o cuando te artes de ellos, me los devuelves — respondió entre risas, intentando pelear por el barreño sin ninguna intención de quedárselo ni ninguna fuerza, por lo que no tardo mucho en que se lo arrebatara de las manos.

[Himura Hana]

— No creo. Ya me las apañaré si no de alguna forma o cuando te artes de ellos, me los devuelves

Ante las palabras de Ren, Hana se quedó consternada. No tardó en quitarle el barreño, o más bien, la morena le dejó quitarselo.

— Pero... — cualquier cosa que la rubia fuese a decir murió en su garganta. — Muchas gracias, Ren-chan. Tenía que decirte que yo... yo te... — Hana estaba susurrando ya, roja como un tomate.

— ¡Chicas, os quedan cinco minutos! — la voz del muchacho resonó con fuerza en el silencioso baño, haciendo que Hana se apartase de golpe de Ren, soltando el barreño y olvidándose de él.

El chico les había avisado desde fuera, dando leves golpes a la puerta.

— Dibe... Deba... Deberíamos. Salir. — dijo entrecortadamente intentando ponerse en pie y prácticamente volviendo a sentarse al momento.

[Himura Ren]

— Pero... — cualquier cosa que la rubia fuese a decir murió en su garganta. — Muchas gracias, Ren-chan. Tenía que decirte que yo... yo te... — Hana estaba susurrando ya, roja como un tomate.

Con un brazo extendido, la joven espadachín acarició su propia piel, pasando la cálida agua, mientras miraba a Hana ligeramente extrañada ante el tartamudeo de Hana; pero una voz atrajo su atención, girando la cabeza en dirección a la puerta.

— ¡Chicas, os quedan cinco minutos! — la voz del muchacho resonó con fuerza en el silencioso baño, haciendo que Hana se apartase de golpe de Ren, soltando el barreño y olvidándose de él. El chico les había avisado desde fuera, dando leves golpes a la puerta.

— Dibe... Deba... Deberíamos. Salir. — dijo entrecortadamente intentando ponerse en pie y prácticamente volviendo a sentarse al momento.

— Puf, con lo bien que se está aquí dentro — se escurrió en la pared, dejándose caer hasta dejar solo los ojos cerrados en la superficie, intentando mentalizarse que debía salir de allí ya.

[Himura Hana]

— Puf, con lo bien que se está aquí dentro

La tranquilidad de Ren siempre se le acababa por contagiar. Con más calma logró ponerse en pie y salir de la bañera ella sola, apoyando tan poco como fuese posible el pie malo.

— Venga, antes de que tengan que echarnos. O tenga que sacarte yo. — tras envolverse en su toalla y coger otra para el pelo se asomó al borde de la bañera. — Además yo estoy famélica, ¿tú no?

[Himura Ren]

No se había percatado del hambre que tenía hasta que lo dijo; su estomago rugió oyéndolo solo ella al ser ahogado por el agua del lugar.

— Vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaale; si, tengo algo de hambre también — algo avergonzada por el ruido del hambre, cogió otra toalla que había encima de un pequeño banco al lado de ellas.

Tras salir del agua, se lió hasta el pecho en una de aquellas toallas, mientras con otra de menor tamaño, enrollo su pelo. Momentos después, flotando en la superficie del agua, se acercó el cubo de Hana; no dudo un momento en cogerlo y acercarse hasta Hana con el en una mano, para abandonar el lugar.