Arboles de distintos bosques

[Sagiso Ranko]

Ranko escuchó con suma atención, recreando imágenes mentales acerca de Kazuma, su sensei, la niña Sora y el atentado de secuestro. Inclusive puso su comida en pausa para no perder detalle. Sintió la reticencia del espadachín, cómo no quería realmente hacerle daño a nadie. Sintió su ideal de anteponer el diálogo a la batalla.

—Kazuma-san… Tiene espíritu de justiciero, creo. U-un justiciero pacifista. Y eso no tiene nada de malo, creo. Yo… —Bajó la mirada y jugueteó un poco con sus alimentos —. Creo que… T-tal vez hay quien n-no comprende el camino de la paz. Y-yo me imagino siempre luchando contra los malos. Pienso: ¿l-los puedo convencer con palabras? ¿Pu-puedo hacer que dejen d-de lastimar a alguien? S-si la respuesta es no, entonces son villanos que buscan ha-hacer el mal, aquellos q-que sólo pueden ser detenidos con golpes. S-sé que la realidad es más complicada, que no es blanco y negro…

Comió el último de sus camarones empanizados, remojándolo excesivamente en lo que quedaba de salsa de anguila. Lo saboreó lentamente, como si no fuese a probar bocado en años. Después de tragar, habló de nuevo.

—T-tal vez podrías llevar un contador mental: “L-le daré tres oportunidades p-para no pelear. S-si rechaza el diálogo o si me ataca, le resto una…” o algo así. S-sé que las situaciones podrían ser más complejas, pero… Pero podría ser una manera d-de ponerla en perspectiva…

Siguió a con el arroz al vapor.

[Hanamura Kazuma]

—Cielos… Es difícil encontrar una solución definitiva —dijo con un suspiro de cansancio.

Esa era una de las cuestiones de la vida, no había una respuesta universal que pudiera satisfacer a todos. Cada quien tenía que encontrar su respuesta y aferrarse a ella, aunque fuese imperfecta, aunque se contradijera respecto a las respuestas de los demás.

—No creo ser un justiciero, ni un héroe, ni nada parecido —reflexiono con cierto alivio—. Simplemente hago las cosas de la manera que resulten más adecuadas y luego me atengo a las consecuencias.

»Aunque Ranko-san si tiene cierto aire heroico —sentencio, observándola con sus ojos serenos—. Eso no siempre es bueno; después de todo, los héroes son los que tienen que tomar las decisiones más difíciles, ¿cierto?

[Sagiso Ranko]

El pecho de Ranko se inflamó al escuchar las palabras de su amigo.

"Tengo… ¿Aire heroico?"

—G-gracias. B-bueno… Si quieres que las cosas s-se hagan de lo más adecuado… ¿Podrías… podrías llamar a eso justicia?

Tomó un par más de bocados de arroz antes de continuar.

—S-sí. Yo… Acataría la responsabilidad con gusto s-si al tomar una decisión difícil hiciese l-lo correcto. Aunque… a veces… qué es lo correcto es la decisión difícil —Jugueteó con lo que quedaba de arroz por unos segundos —. S-supongo que es en realidad el peso que un héroe debe de llevar…

La de la trenza no lo había pensado así. ¿Y si en algún momento tenía que arriesgar algo para hacer lo correcto? ¿Y si tenía que abandonar a alguien para hacer justicia? ¿Sería capaz de hacerlo? ¿Tendría la voluntad para apretar los dientes y tomar el camino del héroe?

Esperaba que sí.

[Hanamura Kazuma]

—Ya veo… —dijo el peliblanco, que se quedó mirándola fijamente durante unos segundos.

Le parecía que Ranko estaba bastante clara en su forma de actuar, al menos en la manera en que deseaba hacerlo; pero él, de alguna manera, no estaba completamente convencido. Y era así, en esos momentos de tanta seguridad y determinación, donde a él le gustaba hacer preguntas difíciles. A Rōga aquello le parecía molesto, quizá porque parecía tener la intención de crear duda; pero el joven peliblanco solo buscaba saber cómo actuaria la gente frente una encrucijada… Aunque, la verdad sea dicha, si había encontrado cierto gozo en molestar al chico de Ame con aquellas preguntas difíciles.

—Una vez estaba leyendo un manga interesante, sobre héroes y villanos —comenzó, casi casualmente, pero con una intención tras sus palabras—. En cierto punto, el protagonista a derrotado a un villano. Este le dice: “Acaba conmigo ahora, dame el golpe de gracia o lo lamentaras”. El héroe tiene un pequeño debate interno, pero al final se impone su sentido de la justicia, de no quitarle la vida a alguien derrotado… Esto sin duda le valió fuertes críticas, pues a quien él había perdonado había quitado vidas a diestra y siniestra sin consideración alguna y con plena conciencia.

»Antes de contarte como continua, me gustaría saber, ¿Qué habrías hecho tú en su lugar?

[Sagiso Ranko]

La situación hipotética de Kazuma dio vueltas en la cabeza de Ranko. Era el tipo de casos que la kunoichi prefería no imaginar. Se llevó el extremo posterior de los palillos a la sien y pensó.

—Yo… Q-quisiera decir que lo correcto es… a-acabar con el villano, pero… Pero sé que yo no lo haría. Si-siento que podría… resarcir sus actos o-o… o podría pagarlos. Sí, creo que yo lo… ahm… llevaría ante las autoridades. A-ante Kintsugi-sama, por ejemplo, para que se haga justicia. Creo. ¡Ay, Kazuma-san tiene razón, es tan difícil!

Ranko soltó un sonoro suspiro antes de seguir y acabar con su arroz al vapor. Solamente quedaba un onigiri en su bento. Lo extendió hacia su amigo.

—¿Quiere Kazuma-san el último? No hay problema. —ofreció de nuevo. Si el peliblanco no lo tomaba, lo comería ella.

[Hanamura Kazuma]

—Gracias —dijo Kazuma mientras tomaba la bola de arroz, para luego darle un bocado—. Esta rico, ¿lo preparaste tú?

El peliblanco termino de consumir el onigiri mientras se preparaba para contarle a Ranko lo que seguía…

—El autor hizo algo curioso con aquello —comento, continuando con la historia—: creo una historia aparte (otra línea temporal), donde el villano se redime y comienza a luchar por la justicia para enmendar sus errores. Mientras que en la original, ese mismo villano se escapa y reaparece tiempo después para arrebatar la vida a alguien querido del héroe protagonista… Esto hace que él héroe pierda la fe en el perdón y en la redención, provocando que se convierta en un antihéroe que asesina villanos al margen de la ley…

»Lo curioso es que su compañero sigue con el camino del héroe, buscándole para tratar de llevarlo de vuelta al buen camino.

»Se que puede parecer pura tontería sacada de un manga; pero creo que refleja bastante bien muchos conflictos internos que hay en las personas… Mas o menos como cualquier otro tipo de ficción.

[Sagiso Ranko]

—N-no, no cocino tan bien. Lo… Lo compré en Sendōshi. Hay… Hay muchos buenos restaurantes allí…

La explicación de Kazuma, mejor dicho, la historia de aquel manga era algo enrevesada para Ranko, quien tardó unos instantes en digerir todo.

—N-no lo veo como una tontería… Es… Interesante. No quisiera caer en los pasos de-del héroe de la línea original. P-pero no sé qué pasaría si yo perdiera a… —Se interrumpió, pues no quiso terminar su pensamiento.

Bebió un poco de agua y suspiró.

—¿Crees…? ¿Crees que surja algo así… una situación así en e-este torneo? ¿Alguna donde haya que tomar una decisión difícil?

[Hanamura Kazuma]

—N-no, no cocino tan bien. Lo… Lo compré en Sendōshi. Hay… Hay muchos buenos restaurantes allí…

—Ya veo… —dijo mientras se lo terminaba—. Un día de estos deberías probar mi comida; he aprendido unas recetas nuevas y, aunque lo diga yo mismo, me han quedado muy sabrosas.

Kazuma escucho a su amiga, que como esperaba no tenía una respuesta en aquel instante. Eso le pareció bien, nadie podía tener una respuesta para el imprevisible futuro; y el que asegurara que sí, se estaba mintiendo a sí mismo.

—¿Crees…? ¿Crees que surja algo así… una situación así en e-este torneo? ¿Alguna donde haya que tomar una decisión difícil?

—Una situación difícil…, como en la que estamos, como la rotura del pacto —señalo mientras se reclinaba hasta quedar acostado sobre sus brazos, mirando al cielo—. ¿Te refieres a un conflicto entre aldeas, una guerra entre naciones?

[Sagiso Ranko]

La kunoichi asintió con ganas.

—¡Me encantaría probar la comida de Kazuma-san!

Tal parecía que, cuando se trataba de su amigo peliblanco, eran las cosas pequeñas las que salían a relucir lo más intensamente. La comida, el descanso, la poesía… Era la personificación de un atardecer perezoso, una brisa fresca, un té calientito y un bocadillo dulce, todo después de un día agotador. Y después de ello, sueños con guerra.

—S-sí… Creo… Creo que a veces olvido lo de la alianza. E-es como si no quisiera que fuese verdad. Como si quisiera que Juro-senpai no… —Bajó la mirada. Siendo honesta, no quería hablar de ello. No conocía personalmente a Eikyuu Juro, pero Yota, su amigo, sí. Y a ella le dolía la traición —. Sólo quisiera que esto s-se quedara como una competencia. U-un deporte entre todos. Un enfrentamiento amistoso. Deseo co-con todo mi corazón que no haya… Que no haya necesidad de héroes como los del manga de Kazuma-san. Q-que al final de las peleas haya… paz. Y amistad.

Suspiró. No sabía si ése era un pensamiento más idealista que el convertirse en una heroína justiciera. Pero era el más honesto, desde el fondo de su ser.

—¡Y-y-y podremos celebrar con una muy buena cena al regresar a Kusagakure! ¡Todos!

[Hanamura Kazuma]

—Sí, Juro-sensei… —dijo casi en un susurro, aunque con una expresión serena que no dejaba ver alguna emoción—. Yo también quisiera que las cosas hubiesen resultado de un modo diferente; pero este el mundo que tenemos y en el cual debemos que continuar.

Cuando Ranko suspiro, Kazuma elevo su mano como si quisiese detener la caída del sol y la poso sobre el hombro de su amiga. No creía que sus ideas fuesen utópicas o fantasiosas, pues para él lo único fantasioso era creer que se podría lograr aquello sin pagar nada a cambio, sin hacer ningún sacrificio.

—¡Y-y-y podremos celebrar con una muy buena cena al regresar a Kusagakure! ¡Todos!

Por como marchaban las cosas, no estaba seguro de sí tendría una Kusagakure a la cual regresar; pero de todas formas respondió, porque aquello le hubiese gustado.

—Sí, eso sería agradable: ir a un evento literario, hacer otra misión como la de Nubu y preparar algo de comer y para festejar —reconoció, imaginándose lo bueno que sería, aunque la vida no fuese tan amable como para permitírselo—. Eso me gustaría.

[Sagiso Ranko]

La mano de su amigo sobre su hombro reconfortó de manera extraña a Ranko. No fue un "todo va a estar bien". Fue un "estuvo muy mal que eso pasara, y hay que superarlo, no sé si saldrá bien o no." La chica le sonrió.

Poesía, trabajo y comida. Mucha comida. La sonrisa de Ranko se amplió. Se llenó de esperanza de la nada, casi sin razón.

—Sí. Sería bastante lindo.

Ranko miró su bento vacío por un buen rato, como si pudiera ver lo que fue, o lo que sería. Como si aquel par de granos en el fondo reflejaran las victorias que la kunoichi deseaba, los tiempos de alegría que quería, las comidas que compartiría con sus amigos. Respiró profundamente sin perder su sonrisa.

El sol caía ya, y Ranko lo tomó como el final de aquella reunión. Comenzó a envolver su cajita del almuerzo.

—Creo… Creo que ya debería de volver a mi habitación —La chica se levantó y le dedicó una profunda reverencia al peliblanco —. Ha sido u-un enorme gusto encontrarme con Kazuma-san aquí. E-espero que le vaya bastante bien en su primer combate. ¡Comamos algo al terminar la primera ronda! ¿Ok?

Se inclinó de nuevo, pero no se movería sino hasta que el espadachín contestase.

[Hanamura Kazuma]

—El gusto ha sido mío, Ranko-san —respondió con una sonrisa—. También te deseo éxito. Puede que este sea el primer gran paso de tu propia legenda, así que dalo todo.

La vio marcharse tan serenamente como lo hacía el día, pensando en que también tendría que marcharse pronto. Sin embargo, decidió quedarse un poco más, al menos para despedir al sol cuando se ocultase tras el horizonte y el último de sus rayos llegase hasta él.

—Ten fuerza, Ranko-san —susurro cuando la noche se cernió sobre el valle—. La necesitaras..., creo que todos la necesitaremos.