Las vacaciones del peor pirata

[Sasaki Reiji]

—Supongo que si, puedo intentar hablar con su mujer o algo y organizarle una fiesta sorpresa.

Si, si, quizás eso era la mejor idea. Mucho mejor que decirle que lo organizabamos en mi casa por que si, sin tener ningun motivo ni nada. Quedaria raro, e igual se olia alguna cosa.

—Aquí podemos invitar a mucha gente. Seguro que Hanabi y Datsue se animan a colaborar también con los preparativos. ¿Te aviso cuando hable con su mujer?

Quizas con lo del sello, iba a estar bastante ocupada, pero si queria, podia venir a ayudarnos a decorar el sitio, poner mesas y esas cosas. Ah, y había que evitar, POR TODOS LOS MEDIOS, que Datsue comprase nada de comer.

—Y diga lo que diga Datsue, él no puede traer comida. De ningún tipo.

[Uzumaki Eri]

Reiji pareció tener un par de ideas para la fiesta y que no pareciera que de verdad se estaban planteando hacer una fiesta sorpresa en su honor. Eri asintió, hablar con su mujer sería seguramente lo mejor que podrían hacer.

—Claro, avísame y así podré planificarme el tiempo mejor, si no lo hago seguramente termine hecha un desastre. —Tras decir aquello soltó una carcajada nerviosa. Pero era verdad, era un poco desastre.

Mencionó a Datsue y a Hanabi, aunque cuando lo hizo de este primero algo se le pasó por la cabeza, algo no muy bueno...

—Sin lugar a dudas, él no puede traerla, no, no —Negó ella, confirmando que ambos estaban pensando lo mismo—. Yo puedo traer algo, así colaboro —se ofreció.

Arrancó la hoja de papel donde tenía todo apuntado y se lo guardó en el bolsillo para devolverle el cuaderno a Reiji.

—Pues entonces me pongo manos a la obra y tú me avisas cuando hables con ella.

[Sasaki Reiji]

—¡Claro! En cuanto lo tenga todo organizado te aviso y te digo lo que puedes traer —Dije mientras volvia a coger mi preciada libreta de diseños locos para armas y otras cosas. —¿Quieres tomar algo o te tienes que marchar?

Yo estaba de vacaciones, pero en cuanto Eri saliera por la puerta, pensaba retomar el trabajo, ahora estaba emocionado y queria ponerme a trabajar en el arma de Katsudon cuanto antes.

Ya, quizas debia de hacerle algo de caso también a mi trabajo como ninja, o al final iba a quedarme como un gennin para toda la vida, pero en realidad me daba un poco igual, al final, el rango no es más que una acumulación de misiones, y quizas algun enemigo se confiaba por ver que todavia era un genin.

Y bueno, quizas no tenia una enorme lista de misiones cumplidas en mi expediente, pero tenia otros logros, como sobrevivir al frio de las tierras del Hierro, hacerme amigo de un bijuu, hacer una misión para él y forjarle una bandana y armas a su medida. Por no decir, que había ganado el torneo de los dojos.

Tel vez era mejor así, mas rango es igual a más responsabilidades, y eso implica menos tiempo para fabricar cosas guays. Y bueno, lo primero era lo primero... Ser una jodida leyenda forjando armas para un bijuu. ¿Cuantos herreros en Oonindo habían hecho algo así en la historia? Ninguno. Solo yo. Y eso era mucho más satisfactorio que recibir una chapita cargada de responsabilidades.

[Uzumaki Eri]

Entonces tenían un plan: en cuanto Reiji tuviera todo organizado, avisaría a la Uzumaki. Ésta asintió, claramente conforme con la idea.

Antes de marcharse, el Sasaki ofreció tomar algo. No tenía nada mejor que hacer realmente y, siendo verano, quizá era buena idea beber algo fresco antes de volver a salir al sofocante calor del Remolino.

—¿Tienes algo frío que puedas darme? Con toda la conversación, me he quedado seca. —Pidió la chica, mostrando una sonrisa.

No tenía prisa, tampoco necesitaba volver a casa inmediatamente. Simplemente podía dejarse llevar y disfrutar de la compañía de un amigo.

—¿Te gustan las bebidas frías, Reiji?

Siempre le había visto muy serio, recto, y por ello relacionaba a su compañero de oficio como alguien seguidor del té. Sin embargo, nunca era tarde para empezar a conocer de verdad a quienes te rodeaban.

[Sasaki Reiji]

—Supongo que hay refrescos, zumos y cervezas en la nevera, aunque como ya no vivo aquí, no lo se con certeza. Lo que seguramente no falle sea el agua.

Caminamos por el jardin hasta llegar a la puerta de casa y entramos hasta llegar a la cocina. Rebusque en la nevera a ver que había. Tampoco es que yo bebiera muchas cosas a parte de té y agua, así que jamás habia prestado mucha atención a esas cosas.

—Pues aquí hay refrescos de naranja, zumo de manzana, cervezas y agua. ¿Que te apetece?

Sacaría de la nevera lo que me pidiera y me pondria a hacer un té. Tenía que haber alguno por casa, aunque había mudado mi colección al barco, la verdad. Aunque también tenia alchol allí, por si me visitaba Datsue.

—Realmente me da un poco igual, no es que no me gusten, es que prefiero el té. Supongo que son muchos años a base de la misma bebida, y tiene tantos tipos, que nunca te aburres.

La verdad es que yo habia tenido una enorme variedad de tés, y joder, los habia disfrutado todos. Unos me gustaban más que otros, y había alguno que no había terminado de convencerme, pero ahí estaba la magia de experimentar.

—Supongo que si es té frío, no podría resistirme.

Si alguien queria envenarme, lo tenía realmente fácil. Podía equivocarse, había muchos tés y habia algunos que no volveria a tomarme, pero... Era difícil fallar.

[Uzumaki Eri]

Reiji enumeró lo que probablemente podrían encontrar en la nevera, alegando que él ya no vivía allí como para saberlo con exactitud. Ella asintió. Realmente un zumo o un refresco iba a entrar fácilmente a su estómago, incluso el agua era algo que le resultaba deseoso a esas alturas solo con llevarse algo frío al cuerpo.

Caminaron por el jardín y entraron a la casa de la familia Sasaki, llegando hasta la cocina donde dejó al anfitrión buscar las bebidas, informando a Eri sobre lo que podían beber.

—Un refresco de naranja, por favor —pidió. Cuando Reiji se lo diera lo cogería y lo abriría mientras él se iba a hacer lo que parecía ser un té.

—Realmente me da un poco igual, no es que no me gusten, es que prefiero el té. Supongo que son muchos años a base de la misma bebida, y tiene tantos tipos, que nunca te aburres.

Eri dio un sorbo antes de contestar.

—Vaya, yo pensaba que cuanto más bebías algo, más le cogías como... ¿Asco? Aunque si no es el caso la verdad es que me alegro, el té no me apasiona, pero me gusta, así que podrías darme algún consejo para la próxima vez que vaya a comprar.

Reiji añadió más tarde que si era té frío no podría resistirse a beberlo, y ella comprendió que el chico sabía a lo que se refería cuando hablaba de tés. Lo apuntó mentalmente en su cuaderno sobre Reiji: acero, barcos y tés.

—Entonces visitarás Las Islas del Té a menudo, ¿o los importan aquí?

[Sasaki Reiji]

—No salgo mucho de Uzu últimamente, la verdad. Quizás esté un poquito obsesionado con el trabajo.

No era verdad. Y no por el "Un poquito", que también. No salía mucho de uzu por otras razones. Había llamado bastante la atención durante el torneo al lanzar aquélla bijuudama, obviamente Kuurama sabría que había sido el chakra de Gyuki, y sabía que habia sido yo, quizas quisiera sacarme la información de donde estaba su hermano para terminar lo que empezó.

No es que tuviese miedo de los ninjas de Kurama, ni de sus generales, pero si ni siquiera Datsue podía derrotar a uno él solo, ¿Que podría hacer yo? No es que no fuese fuerte, pero sabia de sobra que Datsue lo era más.

Además, no podía morir antes de ayudar a Yuuna a salvar a su madre. Que, pensandolo bien, podría ser uno de esos generales de Kurama disfrazado. Al menos, la que estaba ahora mismo al mando de los samuráis. La de verdad... A saber.

Y, había otro par de cosas por hacer antes de morir. Como terminar las armas del Bijuu. Y escribir un libro relatandolo. Y... Había más, pero era privado.

—Mi madre va a veces a las islas a entregar algún encargo, así que lo suele traer ella.

[Uzumaki Eri]

Siento muchísimo la tardanza.

—¿Tampoco sales de misión? Alguna sencillita, quizás, puede venir bien salir de vez en cuando.

La sugerencia de la chica se vio ahogada por el sorbo que dio a su bebida mientras escuchaba como Reiji contestaba a su otra pregunta. La verdad es que su curiosidad siempre salía a relucir en esas conversaciones y era algo totalmente involuntario, pues su sed de conocimiento no se saciaba a no ser que todas sus preguntas fueran contestadas.

—¡Vaya! Entonces lo del té vendrá de familia, otro dato que me apunto de la familia Sasaki. —Bromeó ella, sonriente—. La verdad es que está bien conocer mejor a los que me rodean, es agradable.

[Sasaki Reiji]

—La verdad... Tengo mas ganas de seguir centrado en las espadas de Gyuki que de rescatar gatitos o limpiar aulas. —Al final del día, yo seguía siendo un gennin, y esas eran las misiones que solían asignarles. —Salvo que alguien pida que sea específicamente yo el que haga la misión, prefiero centrarme en mi obra maestra.

Y si, me estaba repitiendo, pero me daba igual. Era un logro enorme, una obra irrepetible, un trabajo que sería difícil de superar. Era mi escalera a ser una leyenda de la forja. ¿Las misiones? Secundario. Y más cuando mi sueño estaba cada vez más al alcance de mis manos.

—No creo, le pido yo que lo traiga. Mi madre es más de café, pero esa bebida sabe horrible, la verdad. Nada que ver con el delicado sabor de los distintos Tés.

Para gustos colores, si, pero al café, si no le ponías azucar, no había quien se lo bebiera. Con leche mejoraba un poco, pero seguía sin tener un sabor aceptable para mi paladar.

—Y mi padre dice que, lo mejor despues de tantas horas al calor de la forja, es una cerveza bien fresquita. Tampoco me gusta, hay mejores bebidas alcholicas, aunque la verdad es que solo he bebido alchol estando con Datsue...

[Uzumaki Eri]

—Tienes mucha razón, Reiji, la verdad es que crear armas del tamaño de un bijū es mucho más interesante que rescatar un gato de un árbol, por cierto, esos encargos últimamente escasean... —divagó por un momento la kunoichi de la pareja.

Entonces el chico le confesó que su madre no era de tés, sino de cafés. Eri frunció el ceño, recordando el sabor amargo de aquella bebida. Solo lo había bebido en un par de ocasiones y pasado por cantidades de edulcorante de las que no estaba muy orgullosa y siempre para mantenerse serena y despierta, así que no era muy fan, no.

—Y mi padre dice que, lo mejor después de tantas horas al calor de la forja, es una cerveza bien fresquita. Tampoco me gusta, hay mejores bebidas alcohólicas, aunque la verdad es que solo he bebido alcohol estando con Datsue...

—Me suena a algo que diría también mi hermana tras un día duro en el hospital, la verdad, pero sigo sin entender cómo hay gente que le gusta tanto esa bebida. Puaj, si ni si quiera sabe bien. —Hizo una mueca y tomó un sorbo de su refresco, intentando olvidar el sabor de aquel líquido que se había imaginado—. Datsue suele ser más refinado a la hora de escoger bebidas, de eso no me cabe duda, pero no le he visto beber muchas cervezas... ¡Oh! ¿Entonces bebiste alcohol con él? ¡Vaya! ¿Sake?

[Sasaki Reiji]

—Uff, si... Y está bien curtido, no veas el aguante que tiene... Es imposible seguirle el ritmo. Y como un día es un día... Seguramente el cumpleaños de Katsudon se pondrá las botas, habrá que tener una buena reserva.

Todo aquello de ser más formal estaba muy bien, pero un cumpleaños... Es una vez al año. Claro, que, si empiezas a sumar los cumpleaños de todos tus amigos, al final ya no era un dia al año, era probablemente un día al mes. Y claro, teniendo en cuenta la facilidad que tenia Datsue con la gente... Era probable que tuviera una fiesta al mes. O más.

—¿Tu bebes mucho?

La había visto tomar alcohol el día de la terrible fiesta en casa de Datsue. Pero no sabía si tenia su mismo aguante o ella era de beber menos.

[Uzumaki Eri]

Eri rio ante el comentario de Reiji. Estaba completamente en lo cierto y ella no podía para de asentir. Datsue no parecía tener fondo cuando de aquello se trataba, y, seguramente, si en algún rincón de Uzushiogakure se celebrase algún tipo de competición sobre ingesta de alcohol, él podría coronarse rey sin despeinarse aquel moño siquiera.

—¿Yo? —preguntó, tomándole la pregunta por sorpresa—. A veces, pero siempre termino más chispada de lo normal y empiezo a decir tonterías y a reír sin parar, mejor no hacerlo si no quiero dejarme en ridículo —soltó una risa nerviosa y sus mejillas se colorearon. Aún recordaba como le habían detallado varias veces sus espectáculos bajo la influencia del alcohol.

Lo mejor era evitar su contacto y dedicarse al agua, café, té o refrescos.

—Así que no daré un espectáculo, no, no —asintió, conforme con lo dicho—. No te preocupes por eso. —Afirmó.

Se terminó su refresco.

—Creo que debería irme ya, Reiji, no quiero pecar por vuestra amabilidad y seguro que tendréis cosas que hacer, además, me gustaría enterarme del final del problema con el gebijū en la playa.

Aquel dilema todavía estaba ahí, en su cabeza, y le gustaría confirmar si todo se había resuelto de una manera más o menos pacífica y si no había afectado a las grandes y extensas playas del remolino.

[Sasaki Reiji]

—Claro, claro, aunque ha ido a resolverlo gente muy capacitada, y estaba lejos de las costas, seguro que no ha pasado nada.

Acompañé a Eri hasta la salida de casa. No queria echarla, pero como bien había dicho ella misma, tenia cosas que hacer, entre ellas, el regalo de cumpleaños de Katsudon, y las armas de Gyūki. Y tenia muchas ganas de ponerse a trabajar en ello. MUCHAS. Si. Era hora de acabar sus vacaciones y ponerse manos a la obra.

—Muchas gracias por la ayuda con los sellos, ahora va a ser más fácil trabajar. Te aviso cuando tenga preparado lo de Katsudon. Nos vemos.

Me despedí de Eri y, en cuanto giró la esquina, salí disparado hacia la forja. Tenia mucho trabajo por dalente, pero era la trabajo de aquel qué, algún día, sería un leyenda.