Cicatrices

[Himura Hana]

Toshio descubriría lo simples que eran los sellos de Dentō. Mientras estuviesen colocados en la puerta, ésta permanecería inamovible. En cuanto los quitase, que era algo que hasta él podía hacer sin problema (Destreza 40), la puerta volvería a la normalidad.

Muy útiles para defender contra infiltraciones sutiles. Limitados porque solo funcionaba en pequeñas superficies como puertas y ventanas y son fácilmente desactivables desde el lado del que se han colocado.

Fuese como fuere, Kinumi estaba atenta a la puerta. En cuanto Toshio saludó, Kinumi le preguntó, en voz ronca:

— ¿Qué te ha dicho?

Su mirada era intensa, como solía serlo cuando se ponía sería. Sin embargo, en su estado actual no resultaba tan intensa ni dura, pues le fallaban las fuerzas y parecía a punto de dormirse de nuevo.

[Kurogane Toshio]

Al despegar el sello, Toshio se lo guardó. Quizás podría serle útil más tarde.

— Que se encargará de los tíos que te hicieron esto. —Respondió, omitiendo detalles—. ¿Cómo te encuentras? ¿Necesitas algo?

El chico se sentó en la cama, cerca suyo, y contestó. Estaba terriblemente cansado, pero ya estaba acostumbrado a estarlo.

[Himura Hana]

Kinumi frunció el ceño sin fuerza ninguna. Sabía que estaba omitiendo mucha información. Si pudiese sacar el sharingan lo haría confesar como un bebé. Pero apenas podía mantenerse despierta. Tendría que limitarse a la palabrería.

— ¿Quienes? ¿Por qué? Eran ninjas.

Preguntó, cada vez con un tono más bajo.

[Kurogane Toshio]

Toshio apartó la mirada un momento. Eso mismo le gustaría saber a él pues, si lo supiera, sabría exactamente a quién debería pegarle una paliza.

— No lo sabemos. —Respondió—. Deberías descansar, Kinumi-chan. ¿Hablamos de esto cuando despiertes?

Hablaba bajo y con suavidad. En sus ojos se podía ver claramente lo mucho que le afectaba la situación.

[Himura Hana]

Decidió no forzar a Toshio, no parecía lo apropiado. Sin embargo, ella era la víctima así que tal vez aprovecharse un poco no sería terrible tampoco.

Asintió, cediendo a su angelito sobre el hombro. No forzaría a Toshio hoy. Cerró los ojos y su respiración se suavizó. En pocos minutos estaría dormida o inconsciente, que era lo más cerca a dormir.

Entonces, Toshio podría ver bien de cerca las facciones de Kinumi. Hasta ahora no se había fijado o no le había dado importancia, pero las facciones de la Uchiha eran finas y, en pocas palabras, casi perfectas. Le daban una belleza que era difícil de acabar de percibir cuando estaba despierta, pues solía estar tensa y seria. Con las pocas excepciones en las que Toshio le había arrancado una sonrisa.

Ahora, relajada. Podía observarla con cuidado. Era hermosa y Toshio lo reconocería con facilidad, pues él también lo era.

[Kurogane Toshio]

El chico esperó a que Kinumi se quedase del todo dormida antes de hacer cualquier otra cosa, y la verdad es que sí: era hermosa. Eso era algo que el Kurogane ya pensaba desde siempre. Incluso estando tensa y seria, Kinumi era preciosa. Nadie podía negarlo.

— Descansa...

El chico volvió a salir de su habitación, pegando el sello tal y como lo había hecho Dentō al salir, antes de dirigirse a su cocina para preparar algo. Tenía hambre y parecía ser mediodía, así que debía ser ya hora de comer.

El chico no sabía sí, por las heridas en su cuello, Kinumi podría comer demasiado, así que no se arriesgó y preparó una sopa de pollo y champiñones para la chica.

Mientras cocinaba, Toshio seguía dándole vueltas a todo el asunto, pero solo consiguió varias hipótesis sin ninguna conclusión.

Al final, el Toshio volvió a la habitación con dos boles de sopa, estando uno de ellos tapado para evitar perder mucho calor, y se sentó a esperar mientras comía.

[Himura Hana]

No tardaría en volver a despertarse cuando Toshio trajo los cuencos de sopa. Se incorporó lentamente, gruñendo con cada morado que movía.

— ¿Quién ha traído sopa? — su padre no cocinaba desde hace años y dudaba que hubiese mandado a nadie del servicio.

¿Tal vez Tamao se había vuelto a pasar? No estaba segura de recordar siquiera la mitad de cosas que habían pasado hoy.

— Huele bien. — volvió a carraspear dolorida.

[Kurogane Toshio]

— Cuidado, cuidaaaado. —Le decía Toshio, ayudándola a sentarse muy poco a poco.

El chico sonrió y cogió el bol de sopa junto a la bandeja, pero sin ponérselo todavía en las piernas a Kinumi, por si acaso.

— Gracias. La hice yo. —Le dijo—. ¿Tienes hambre? ¿Necesitas que te dé de comer?

[Himura Hana]

La Uchiha se dedicó a mirar al pelirrojo intentando descifrar si mentía. Y no mentía.

— ¿Cómo que dar de comer? Dame la bandeja que no estoy tetrapléjica. Solo son unos golpes.

Claramente, Kinumi estaba subestimando los daños que tenía. Aún así, estaba haciendo gesto con los brazos y parecía que podía moverlos. Aunque soltaba algún 'Ay' de vez en cuando, cuando movía algo que no debía ser movido.

— Solo es un poco de dolor muscular, no me mires así.

[Kurogane Toshio]

Toshio se quedó mirando a Kinumi un segundo, antes de reírse un poco. Qué orgullosa que era.

— De acuerdo, de acuerdo. —Le dijo, mientras le pasaba la bandeja con cuidado—. Aquí tienes.

Al darle la bandeja, el chico prestó especial atención durante unos segundos por si a la Uchiha le faltaba la fuerza para sostener la bandeja, o por si no podía mover la cuchara hasta su boca, o cualquier cosa para ayudarla.

Si no sucedía nada, volvería a coger su bol para seguir comiendo.

[Himura Hana]

Kinumi no contestó cuando Toshio le pasó la bandeja. La cogió y la colocó con cuidado en sus piernas. Pronto, el pelirrojo se daría cuenta de que estaba aguantandose los quejidos. Le dolía, sí, pero podía coger la cuchara y llevarsela a la boca sin problema. Bueno, con un par de problemas. Tenía que parar después de cada cucharada a tomar aliento.

— Está bien. ¿Le has preguntado a Tamao por mis papilas gustativas?

Sonrió levemente, intentando mantener a raya el dolor.

[Kurogane Toshio]

Toshio se rio un poco.

— No. Se le olvidó revisártelas, pero diría que no te funcionan del todo. —Le dijo—. Porque si lo hicieran me dirías "¡Toshio, esta es la mejor sopa que he probado en mi vida, por favor cocina siempre para mí!"

Quizás estaba exagerando un poco. Se le daba bien cocinar, pero no tanto.

Se lo pensó un momento antes de hacerlo, pero al final aprovechó para dejar su sopa a un lado y, con cuidado y suavidad, quitarle la cuchara a la Uchiha.

— No tienes por qué soportar el dolor ¿sabes? —Le dijo, mientras cogía el bol, también—. También tuvieron que cuidar de mí cuando me hice daño. No hay nada de malo con eso.

[Himura Hana]

Se aclaró la garganta antes de hablar.

— Toshio-kun, esta es la mejor sopa que he probado en mi vida. Por favor, cocina siempre para mí. — lo repitió con la voz más monótona posible. — ¿Mejor?

Tenía una leve sonrisa, intentando ignorar el daño y fingir que lo conseguía. Sin embargo, eso desapareció cuando Toshio le quitó la cuchara. No forcejeó, ni se le hubiese ocurrido hacer fuerza en ese momento.

Pero las lágrimas empezaron a escaparsele tras las palabras de Toshio. Sabía que el chico intentaba consolarla. Pero ¿qué iba a saber él? Nada. Principalmente porque ella no se lo había contado.

— Devuélveme la cuchara.

Intentó estirar el brazo para exigir de vuelta su cubierto, mientras Toshio aprovechaba para robarle también el bol, pero tuvo que detenerse a mitad porque no era capaz de estirarlo del todo.

— Puedo hacerlo sola.

[Kurogane Toshio]

Maldita sea. ¿Ya la había hecho llorar? Toshio inspiró profundamente y dejó escapar el aire lentamente. En la situación tan delicada en la que se encontraba la Uchiha, el chico sabía que tenía que ser la mejor versión de sí mismo para apoyarla. No podía simplemente hacer las cosas sin pensar como siempre hacía.

— Sé que puedes hacerlo sola. —Le respondió. No se le daban espectacularmente bien las palabras, así que tuvo que pensarlo bien antes de hablar—. Pero es difícil y duele ¿verdad? En situaciones como esta es mejor apoyarse en tus amigos.

[Himura Hana]

Los dolores de Kinumi eran mucho más profundos de lo que Toshio pensaba. Y ahora que tenía daño físico, el daño psicologico se hacía más real.

— Tú... no lo entenderías. Mi madre murió por mi culpa. — era algo que probablemente nunca hubiese dicho, algo que querría llevarse a la tumba.

Pero estaba completamente superada. Con los ojos cerrados y las lagrimas brotando sin control, apenas podía limpiarse con sus manos entre sollozos. Definitivamente había heridas que necesitaban cicatrizar, pero estaban más profundas de lo que el pelirrojo pudiese haber imaginado. Ahora que no tenía la fortaleza mental para sostenerse, Kinumi se estaba deshaciendo bajo la presión de sus cargas.