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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Suzume soltó una risita al ver que la chica no llevaba papel alguno, y le alegró que la peliazul llevara un pergamino. Se le hizo curioso. Le hizo recordar a algo que había leído alguna vez, los pergaminos y pactos de invocación. ¿No sería gracioso que Miki pudiese invocarla cuando quisiera por medio de ese autógrafo?

Gracias por ayudar a tu hermanita... —respondió a la mirada tierna de la mayor con una mirada tierna propia, así como con una gran sonrisa —. ¿Ka-chan, cierto?

Tomaría el papel si Miki se lo daba, y escribiría en letras grandes, con preciosa caligrafía:

Para la adorable Miki-chan.
¡Gracias a ti, canto con más alegría!
¡Por favor, ven a verme de nuevo!
Un gran abrazo,
—Murakisho Suzume ♥

Se lo mostró a la joven.

¿Qué tal? Soy relativamente nueva en esto de los autógrafos, siendo honesta jajaja. Uhm... Aunque siento que poner "un gran abrazo" no es sincero si no te doy un gran abrazo yo... ¿Qué dices, Miki-chan?

Se giró hacia ella y abrió los brazos.

Mientras tanto, la chica bajita de cabellos verdes habló a la morena que se acercaba también.

Genial, ya vienen todos —susurró entre dientes con un tono entre aburrido y antipático. Suzume no la escuchó, pues estaba enfocada en Chila y Miki, pero Ren podría. Le miró sin mucha emoción —. Hey. ¿También quieres un autógrafo?
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#32
. Hey. ¿También quieres un autógrafo?

¿Qué? Oh, no, para nada. Os he escuchado hoy por primera vez — respondió con las manos dentro de los bolsillos de su sudadera, riendo levemente pero sin perder su cálida sonrisa. — Solo quería venir a preguntaros por algunas de las canciones que habéis tocado, me han gustado bastante y quería saber el nombre para buscarla en "La Isla de los Casetes".

»Aunque si tenéis alguno encima, me ahorráis el viaje y os lo pago más que encantada — rio un poco, apretándose la nuca con una de sus manos.

Era una proposición bastante estúpida, pero es que tampoco las conocía de nada e hizo acopio de lo primero que se le pasaba por la cabeza a la hora de hablar.
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#33
Los ojos de la pequeña se iluminaron como dos estrellitas cuando su hermana sacó el pergamino.

— ¡Gracias! —Le dijo, llena de alegría mientras la abrazaba.

Cuando Suzume le preguntó, Miki asintió al menos diez veces en un solo segundo, antes de ofrecerle el pergamino que le había dado Chika con una reverencia bastante profunda. Luego, mientras la cantante firmaba su autógrafo, la chiquilla se quedó dando saltitos en el sitio, emocionada, hasta que Suzume le mostró el pergamino que había firmado. Ese fue el momento en el que se detuvo durante un par de segundos para leerlo, pero solo durante un par de segundos, pues no dejó que la idol terminase de hablar siquiera antes de prácticamente saltarle encima para abrazarla.

— ¡Es perfecto! —Le dijo—. ¡Te quiero muchísimo! ¡Voy a verte siempre que cantes!
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#34
. ¿Ka-chan, cierto?

Uy, no nos hemos presentado. Yo soy Kaminari Chika y este saco de nervios es Kaminari Miki. Encantadas, disculpa por molestaros mientras descansais.

Haría una leve reverencia de nuevo, mientras Suzume rellenaba el pergamino con su hermosa caligrafia. Apenas tuvo la oportunidad de echarle un vistazo antes de que Miki lo agarrase como si le fuese la vida en ello.

¿Qué tal? Soy relativamente nueva en esto de los autógrafos, siendo honesta jajaja. Uhm... Aunque siento que poner "un gran abrazo" no es sincero si no te doy un gran abrazo yo... ¿Qué dices, Miki-chan?

— ¡Es perfecto! ¡Te quiero muchísimo! ¡Voy a verte siempre que cantes!

Apenas acabó de leerlo ni dejó a Suzume terminar y se le había tirado encima. Chika sonrió levemente. Estaba contenta de que Miki estuviera contenta pero ahora le tenía algo de envidia, ella también quería abrazar a Suzume. Negó levemente con la cabeza. ¿Qué estaba diciendo?

Se percató entonces de la presencia de Ren y le puso una mano en el hombro a Miki.

Mejor vamonos, Ki-chan, que hay gente esperando y Suzume tiene que recuperar fuerzas. Gracias por todo, Suzume-san.

Tras hacer otra reverencia, esperaría a que Miki se despidiese para irse con ella a su mesa de nuevo.
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#35
Mientras las chicas hablaban, una más se acercaba, muy lentamente, caminando de manera torpe entre las mesas. Llevaba el cabello rosa pálido suelto, hasta los hombros, y vestía un suéter que le quedaba al menos dos tallas más grande, de manera que sus manos estaban ocultas.

Mientras tanto, la peliverde rió ante el comentario de la morena.

Wow, sí, ésa ha sido de las mejores cosas que he escuchado, sí. ¡Ja! No, no hemos grabado nada. Sólo presentamos en vivo. Lo hemos mencionado un par de veces, pero nada de cintas aún. Así que te tocará visitarnos de nuevo —Se encogió de hombros. Su sonrisa era menos antipática que antes, como si se hubiese puesto de auténtico buen humor —. Podemos compartir nuestro itinerario si quieres.

La peliazul alta comía tranquilamente, volteando a ver a sus dos compañeras de vez en cuando.

Suzume abrazó a Miki, riendo.

¡Woah! ¡Me encanta tu energía, Miki-chan! Bueno, ¡yo te buscaré entre la audiencia, entonces! —Mientras la abrazaba, hablaría con la peliazul —. Gusto en conocerte, Chika-san. ¡Y a tu adorable hermanita también! Gracias por venir a vernos. No te preocupes, a las chicas no les molesta, ¿Verdad, Shao-chan, Odorihime-chan?

La de pelo azul negó, regalándole una sonrisa a las hermanas. La de pelo verde se encogió de hombros con una mueca.

¿Ven? Si no pudiéramos permitirlo, nos quedaríamos todo el tiempo tras bambalinas jaja.

Cuando Miki la soltara, Suzume también le regalaría una reverencia a las hermanas y se despediría de ellas con la mano. Sin embargo, al voltearse verían a la chica del suéter justo enfrente de Miki. Era casi tan alta como Chika, y se notaba ligeramente más joven. Parecía estar muy nerviosa, y no parpadeaba.

Quisiera... Abrazar a Suzume-chan... También. Por favor. —susurró.
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#36
Wow, sí, ésa ha sido de las mejores cosas que he escuchado, sí. ¡Ja! No, no hemos grabado nada. Solo presentamos en vivo. Lo hemos mencionado un par de veces, pero nada de cintas aún. Así que te tocará visitarnos de nuevo. Podemos compartir nuestro itinerario si quieres.

Bueno, es la primera vez que vengo a algo así y si es la única forma... — dijo rascándose la nuca, mientras ladeaba la cabeza a los lados. Entonces se percataría de una nueva persona, una muchacha que parecía algo tímida, quien parecía estar esperando su turno para hablar con Suuzme.

Ren se echaría entonces a un lado, dándole a entender que ella no estaba esperando en la cola, para seguir hablando con la misma integrante de la banda.

Pero claro, salvo entrenar y poco más no me importaría. Seguramente me coincida con algún tiempo libre o pueda hacer un hueco sin calentarme demasiado la cabeza — añadió moviendo un poco una de sus manos. — ¿Es muy complicado tocar un instrumento? No es algo que haya tenido nunca en mente, pero... Supongo que de aprender alguno, me decantaría por el bajo
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#37
— ¡Yo te buscaré entre la audiencia, entonces! —Le dijo Suzume—. ¡Especialmente a ti, porque eres la fan a la que más quiero en el mundo!

La sobrecarga de amor que atacó a Miki fue tal que ya estaba empezando a escuchar cosas que la idol realmente no estaba diciendo, pero que para ella era algo completamente cierto, solo que Suzume no se lo podía decir en voz alta. Suerte que la pequeña sabía leer entre líneas. En las líneas que ella misma escribía e interpretaba, claro.

— ¿En serio? —Le preguntó, con un brillo especial en los ojos.

Poco después pudo sentir la mano de su hermana en su hombro. Era momento de irse.

— Pero no quiero... —Se quejó, pero aún así obedeció.

Dio un paso hacia atrás, abrazando el pergamino que le habían firmado, antes de agradecerle a su idol favorita el tiempo que le habían prestado. Con una enorme sonrisa en el rostro, se giró junto a su hermana para retirarse, momento en el que se encontraron con una chica alta que también venía a buscar un abrazo de Suzume.

Su sonrisa desapareció. Suzume no podría verlo, porque estaba de espaldas, pero se había quedado mirando a la chica nueva con el ceño fruncido. No le diría ni le haría nada, claro, entendía que el resto de personas podían quererla también e incluso podían querer pedirle un abrazo, pero... no le gustaba.

No le gustaba nada.
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#38
— Pero no quiero...

Lo sé, Ki-chan, pero hay gente esperando y Suzume-chan tiene que cenar todavía. No querrás que le falten energías, ¿verdad?

Intentó razonar con la pequeña mientras se dirigían de vuelta a su mesa. Era dificil para Chika saber que se comportaba como una madre sobreprotectora porque nunca había tenido una madre, ni sobreprotectora ni bajoprotectora. Solo esperaba que Miki creciese fuerte e independiente y capaz de sobreponerse a sus deseos carnales por el bien de los demás. Cómo hacía ella.

Cuando Chika volviese a mirar a Miki vería que estaba con el ceño fruncido y su rostro pasó de sonriente a preocupado en un segundo.

¿Estás bien? ¿Te duele la tripita? — lo más probable era que le hubiese sentado mal la comida después de tanta emoción.

Y de comer como un animal en la jungla.
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#39
Odorihime, la de cabellos verdes, parecía encontrar mucha gracia en las palabras de Ren.

Oh, ¿entrenas? Nosotros también tenemos que acoplarnos a los entrenamientos de Suzume —le apuntó con el pulgar, no muy discretamente, aunque a la pelirroja no le importó —. No tenemos el papel hoy, pero la siguiente presentación es en tres días en otro restaurante, en el borde del distrito comercial. Es... Ah... Olvidé el nombre —No le dio mucha importancia y prosiguió con la otra pregunta —. ¿Complicado? ¡Ja! ¿Qué dices, Shao? ¿Es complicado aprender el bajo?

Por primera vez, la bajista habló. Su voz era suave y queda. Era clara, pero daba la impresión de que uno se perdería una frase entera si no le prestaba total atención.

Será tan complicado como decidas. —dijo con sencillez.

Mientras Suzume se despedía con una enorme sonrisa, Miki se encontraría cara a cara con la chica del suéter por un instante. Y por ese brevísimo momento, la chica fulminaría a la Kaminari con una infernal mirada asesina, como si quisiera cortarle la cabeza mentalmente e incinerarla a pura voluntad.

En cuanto apartara la mirada y se fijara en Suzume, la chica suspiraría y volvería a su expresión nerviosa. Apretó las manos, ocultas bajo las enormes mangas de su suéter, y dio un paso hacia Suzume.

¡Hola! —Le saludó la cantante —. No sé si mis amigas aprobarán que dé todos los abrazos posibles después de una presentación... Pero lo haremos por esta vez, ¿Te parece? ¿Cómo te llamas?

Suzume hablaba con una enorme alegría, mas la chica pelirrosa no parecía poder encontrar ni las palabras para contestarle, ni la energía para dar el último paso. No estaba a punto de llorar, pero parecía estar abrumada.

T-Tsu... Bame. — dijo al fin, con voz super queda.

Odorihime parecía querer seguir la plática con Ren, Shao parecía estar neutral ante cualquier conversación, y Suzume estaba dispuesta a abrazar a la chica, prácticamente ignorando a Ren y dando por sentado que las Kaminari irían de vuelta a su lugar.

¿Tsubame-chan? ¡Qué lindo nombre? Uh... ¿Te encuentras bien, Tsubame-chan?
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#40
En tres días dices eh... Uuuhmm — se llevó una mano al mentón, pensando ligeramente en lo que tenía planeado hacer durante aquel tiempo, y si podía adelantar o retrasar algo.

Oh, es verdad. No tenía realmente nada que hacer. Mas allá de seguir entrenando en el Torreón de Pruebas para intentar volver a retomar las capacidades físicas que había perdido tras tanto tiempo encerrada en su habitación, no tenía otra cosa. Tal vez leer algún tomo nuevo que habría salido o que llamara su atención, o echarle una mano a Nanashi en el pequeño restaurante.

Supongo que puedo intentar pasarme. ¿Y su entrenamiento? ¿Es una kunoichi? — respondió Ren tras bajar la mano de su rostro, dejándola un poco en el aire y acompañando la dirección que la chica había señalado para después mirarlas a ellas. — ¿Vosotras también? ¿Entonces hacéis esto como hobby?

Ren entonces aprovecharía para apoyarse sobre alguna superficie, quedando de lado a Suzume y no pudiendo mirarla directamente a menos que girara bastante su cabeza.
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#41
Si las miradas matasen, las dos chicas ya estarían intentando rematarse mutuamente en el Infierno. Durante un muy largo segundo, Miki le mantuvo la mirada a Tsubame, hasta que Chika habló.

— ¡Tranquila! Estoy bien. —Dijo, abrazándole el brazo a su hermana.

Era sorprendente lo rápido que había vuelto a ser la Miki que Chika conocía. No había rastro de las intenciones asesinas de antes en ella, o al menos, no lo aparentaba (Carisma 70).

Mientras andaban devuelta a la mesa, todavía estaría mirando tras de sí para asegurarse de que todo fuese bien y Suzume no le estuviese poniendo los cuernos tan pronto. Incluso después de sentarse en su silla, la chiquilla no apartaba la mirada de la mesa de Suzume.
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#42
En el mismo momento en que Miki le aseguró que todo estaba bien y la vio volver a la normalidad, Chika le sonrió y olvidó toda su preocupación.

Bien. Si en algún momento quieres volver a casa, dimelo. O si te sienta mal algo. O si coges frio.

Pero hasta Chika podía darse cuenta de que Miki tenía de poca a ninguna atención en lo que le decía, tenía la mirada clavada en Suzume y no parecía que fuese a soltarla en un momento cercano. Suspiró, dubitativa. No estaba segura de si había hecho lo correcto volviendo a la mesa tan pronto. Estaba claro que Miki quería quedarse allí, cerca de Suzume.

Por otro lado, pedirle a Suzume tal cosa como sentarse en su mesa era un completo descaro. Sus mejillas se enrojecieron solo de pensarlo. Incluso si le decía que sí, el alboroto y todo lo que se montaría sería incomodo para ella. Lo último que quería era incomodar a la cantante. Además, tampoco podía consentir tanto a Miki. Debía mantenerse firme en eso.
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#43
La morena era más parlanchina que otras fans de costumbre. A Odorihime le parecía algo torpe, no era una admiradora chillona que quería lanzársele a Suzume encima, como la del suéter, lo cual le caía muy bien. Le agradaba que reconociera que la música no la hacía solamente la pelirroja.

Suzume lo es. Locura suya —se encogió de hombros —. Nosotras queremos dedicarnos a esto al cien por ciento, aunque a veces no nos rinde monetariamente. Lo bueno es que vamos mejor cada vez. Oye... —viendo cómo la chica se apoyaba en la mesa, la peliverde se inclinó un poco hacia ella —. ¿Cómo dijiste que te llamabas? Quizá podríamos vernos al terminar aquí y... Platicamos sobre música. ¿Te parece?

Odorihime se notaba llena de confianza. Su mirada no era coqueta, pero sí decidida. A su lado, Shao sólo las miraba de reojo, curiosa.

Tsubame se acercó un último paso y abrazó a Suzume. Lo hizo con fuerza, como quien abraza a un amor perdido, y se mantuvo allí por varios segundos.

¡Hahaha! ¡Cuidado, Tsubame-chan! Me alegra tanto tener fans tan adorables y afectuosos. ¡Espero que nuestra música les alegre el día, la semana, el mes!

Suzume-chan me dijo... Adorable...

La idol asintió y rió. Hubo un ruido pequeño, quedo. Suzume estaba riendo, y no lo escuchó. Shao estaba prestando atención a Odorihime y la morena, y Odorihime estaba enfocada en la chica. Pero las shinobi sí lo escucharon.

Ren estaba suficientemente cerca, y su entrenamiento como kunoichi le hacía poner atención, incluso sin querer. A pesar de haberse alejado, Chika seguía mirando a Suzume, por lo que sus sentidos estaban concentrados en ella, lo mismo con Miki.

Era un sonido suave, común, uno que habrán escuchado mil veces. El sonido del metal moviéndose suavemente contra el papel o la tela, o el cabello. No, más específicamente, el sonido de dos metales. Sí, eso era.

El sonido de una tijera cortando.
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#44
Ren sonrió, con un ligero rubor en las mejillas. La idea le emocionaba, nunca había pensado en tocar un instrumento pero... Pero podría intentarlo, seguro que le ayudaba a distraer la mente cuando el ejercicio físico no lo hacía, y además tendría algo con lo que sorprender a Hana la próxima vez que la viera.

¡Eso suena guay! Me encantaría entonces probar a practicar con el bajo. ¿Crees que me valdrá de algo el haber blandido tanto una espada? O a lo mejor acabo siendo un prodigio en eso y ni lo sabía — añadió con una carcajada, sin maldad ninguna y mucho menos con aire de superioridad. — Podría comprarme uno barato y... Oh, ¿tal vez tenéis alguno por ahí viejo al que queréis darle puerta? Sería perfecto para empezar y...

Ren cruzaría la mirada de Odorihime a Shao, y se quedaría mirando a esta fijamente un par de segundos. Como si algo en su cabeza hubiera hecho click. Había algo de barullo en aquel local todavía, sobre todo con tanta gente hablando, pero pudo escuchar perfectamente un extraño ruido que la hizo girar la cabeza rápidamente en dirección a Suzume. Tal vez sus miradas se cruzasen, pero no era el objetivo exactamente de la morena. ¿Qué había sido aquel extraño sonido? No era natural y por algún motivo se sentía extraño.

Tal vez las dos chicas con las que estaba hablando, se sintieran intimidadas ante la extraña actuación de Ren.
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#45
— Vale... —Le contestó la pequeña a su hermana, aunque parecía estar ausente.

Y es que ella, realmente, no estaba en aquella mesa sentada. Quizás su cuerpo sí, claro. Esa era una realidad innegable para todo el mundo con ojos funcionales, pero su consciencia y toda su atención realmente estaba en la mesa de la idol, observando con quizás demasiada atención lo que estaba sucediendo allí. Quizás por eso pudo escuchar un muy leve ruido que pasó desapercibido para la mayoría de personas en el lugar, incluida Suzume.

Para ella no pasó desapercibido en lo absoluto.

Miki no tardó un segundo en levantarse y empezar a andar hasta Suzume y Tsubame. Si había escuchado lo que había escuchado...

— Tú, pajarito. —Chika sabía que Miki no solía ser tan agresiva como sus hermanos, pero a veces, cuando algo la enfadaba demasiado, se hacía demasiado notorio quién la había criado—. Enseña las manos.

No le importó si acababa creando una escena en aquel local. Si la chica le había hecho algo a Suzume, nunca se lo perdonaría.
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