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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#61
La situación finalmente se había salido de control. Suzume parecía estar teniendo un ataque de ansiedad, mientras que uno de los meseros se les acercaba para pedirles que tomen asiento y detengan el alboroto. Fue en ese momento en el que Tsubame decidió que escaparía empujando a Miki.

— ¡Oye!

Con su fuerza, la pobre no podría hacer nada para evitarlo, pero confiaba en que Chika sí, que era más grande, fuerte y hábil que ella. Aún así, no se quedaría quieta, pues si Tsubame conseguía escabullirse se encontraría con que Miki estaría justo detrás suyo, persiguiéndola.
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#62
Y Suzume se deshizo. Chika pensó que incluso si Tsubame había hecho algo, Suzume diría que no pasaba nada, que lo dejaría pasar. Fue la reacción de la pelirroja lo que evidenció para la peliazul la gravedad de la situación.

Se acercó para separar a la chica de la cantante, pero esta empezó a correr. Y Miki detrás. Realmente pensaba que lo mejor era quedarse con Suzume y aliviarla en la medida que fuese posible. Pero no podía dejar a su hermana persiguiendo a la chica hasta el infinito y matandola cuando la alcanzase. De todas formas, Suzume no estaba sola.

Decidió ir tras las chicas y detener a Tsubame una vez estuviesen fuera del establecimiento. No sabía exactamente qué decirle. Así que la agarró del hombro con fuerza para detenerla y esperó a ver qué tenía que decir Miki.
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#63
Saki es la guardiana de Suzume —Odorihime explicó, algo nerviosa —. Es muy estricta. Le costó mucho a Suzume convencerla de que estaría bien venir sola. B-bueno, con nosotras. Hoy Saki estaba ocupada, y no podía venir. Nos dijo... —palideció también —. Que si algo le pasaba a Suzume, nos haría lo mismo diez veces como castigo por no cuidarla.

Tanto Shao como Odorihime se veían honestamente aterradas de Saki. La cantante, por su parte, no parecía tener miedo de su guardiana, sino de las palabras de ésta.

No habría... No habría podido... Hacer nada...

A Miki y Chika no les costaría nada alcanzar y detener a Tsubame. Era una jovencita, después de todo, y no era una ninja como las Kaminari.

¡Suéltame! —gritó la pelirrosa fieramente cuando Chika la tomó del hombro. Quiso liberarse, pero no pudo —. ¡Déjame ir, maldita sea! ¡DÉJAME!

Con el mango de la tijera, intentó golpear la mano que le apresaba.

Mientras tanto, Suzume se levantó de su asiento, nerviosa.

Creo... Creo que debería irme.

Shao y Odorihime le miraron sorprendidas, pero no dijeron nada. No se les ocurría cómo aliviar la situación. La peliverde miró a Ren, comp pidiendo ayuda en silencio.
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#64
La autora del crimen intentó huir, y rápidamente fue seguida por las otras dos kunoichis mientras las compañeras de Suzume le daban una breve explicación sobre quien era esa chica que habían mencionado. Por lo mencionado, parecía bastante aterradora y temían por lo que les pudiera pasar ahora; pero la que visiblemente peor estaba era la pelirroja, que estaba claramente pasando una fortísima crisis de ansiedad. Había empezado su vida como kunoichi y por lo que habían dicho era bastante nueva, Saki parecía haberla advertido sobre el peligro que corría y si a eso le sumaba el hecho de ser una idol, sería un objetivo muy fácil. Era claro que sentía que eso podría haber sido una puñalada que la hubiera dejado en el sitio, y no había pensado en el poder morir hasta ahora.

La peliverde miró a Ren quien la recibió con su mirada, parecía visiblemente preocupada y parecía pedir un grito de socorro. Ren tragó un poco de saliva, ¿no sería peor que otra nueva desconocida se la volviera a acercar? Pero parece que no tenía otro remedio. Se bajó de la mesa y posteriormente se le acercó.

U-Uhm... Suzume-chan ¿estas bien? — era obvio que no, pero no sabía ni como empezar la conversación. Intento tomarla de las manos para pedirle que se sentara antes de proseguir. — Solo ha sido un poco de pelo, ¿vale? No ha pasado nada grave, toma algo de agua. Intenta respirar y tranquilizarte... P-Podemos salir a que te dé un poco el aire fresco

Buscó la mirada de las compañeras de Suzume, intentando que estas la apoyaran y que no pareciera una amenaza más.
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#65
Las hermanas no tardaron en alcanzar a Tsubame, aunque aquella corta carrera pareció haber sido demasiado para los pulmones de la pequeña Miki, que tuvo que detenerse a recuperar el aliento en cuanto su hermana atrapó a la maleante.

— ¿A dónde... vas con tanta prisa? —Preguntó, mientras se esforzaba en no acabar escupiendo un pulmón—. Pensaba que eras la fan número uno de Suzume-chan... no te puedes ir así como así.

Solo cuando finalmente recuperó el aliento se irguió, ignorando las arremetidas de Tsubame arremetidas contra Chika. Sabía que no podría hacerle daño de ninguna manera.

— No te vamos a hacer daño, tranquila. Solo quiero que veas algo y luego te puedes ir ¿vale? —Con cuidado, le puso la mano en el hombro a Tsubame, para guiarla junto a Chika para que pudiesen ver un momento a través de la ventana del local—. Ahí está Suzume-chan. ¿Ves lo mal que está? —Si miraba, le dejaría un momento, antes de continuar—. Eso estuvo muy mal, pero tranquila, porque puedo ayudarte a que te perdone, Tsubame-chan.

Y le mostraría, igual que antes, la mejor de sus sonrisas.
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#66
Una vez fuera del local, pudo detener sin mayor esfuerzo a la chica. No estaba segura de qué le quería decir Miki, pero sus palabras parecían ser conciliadoras, lo cual tranquilizó bastante a Chika.

Claro que no te haremos daño, pero lo que has hecho ha estado mal. — aseguró la peliazul.

Después de esa breve intervención dejó que Miki siguiese hablando, parecía tener algo en mente y al final aseguró que era para que Suzume la perdonase. Chika sonrió, alegre de que Miki fuese tan bondadosa.
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#67
Suzume alzó la mirada a la morena, y luego miró a sus amigas.

N-no es el cabello. Es... ¿Y si hubiera sido otra cosa? —La cantante se acariciaba el cabello, más como un tic que otra cosa.

Ren tiene razón, salgamos un rato a que te despejes. Esto... Saki-san no tiene por qué enterarse, ¿Verdad?

¿¿Qué?? Odorihime-san, debo contárselo. Ella... Vela por mí, y yo fui muy imprudente y... Cualquiera podría... Podría haber... Y yo no soy lo suficientemente...

La pelirroja estaba muy molesta, aunque no parecía estarlo con Tsubame, sino consigo misma. Tanto que le costaba trabajo encontrar las palabras correctas.

Mientras tanto, la pelirrosa seguía forcejeando en vano.

¿¡Qué vas a saber tú!? —le espetó a Miki. Parecía que sólo guardaba su vocecita temerosa para la idol—. ¿¡Cómo te atreviste a abrazar primero a Suzume-chan!? ¿Sabes? ¡E-es tu culpa! ¡Si no la hubieses abrazado, yo no habría decidido hacerlo! ¡Me habría ido tijera en mano como todas esas veces! ¡Pero fuiste a manchar los brazos de Suzume-chan! ¡ES TU CULPA!

Tsubame miró por la ventana y vio a Suzume, levantándose, mirada baja, claramente alterada. Su labio inferior tembló, quizás de la ira o de la impotencia.

Me perdonará —dijo sin apartar la vista de ella —. Suzume-chan entenderá por qué lo hice y me perdonará. Es un ángel. S-sabe que no le hice daño. Me perdonará y luego se reirá del día de hoy, y pensará en la tímida chica pelirrosa que le arrebató un abrazo y su corazón. Sí. Sí —Tal vez las hermanas no lo veían, pero debajo de la manga de su enorme suéter, Tsubame apretaba el mechón de pelo rojo con toda su fuerza. —. Dijeron que no me harían daño y que me dejarían si me mostraban algo. Ya, déjenme ir.

Tsubame ya no forcejeaba, pero en cuanto Chika le soltase, correría de nuevo.
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#68
Ren frunció un poco el ceño, no sabía que decir o hacer para consolarla. Y sentía que si hablaba demasiado, tal vez podía llegar a molestarla, entristecerla más o Dios sabe qué. Por ello, intentó medir sus palabras todo lo posible.

S-Si es cierto que podría haber sido algo peor, pero... Pero no ha pasado nada, ¿no? Seguro que Saki lo entenderá si se lo explicas y... Este susto te sirve para tener más cuidado en un futuro — añadió intentando apoyarse en todas mientras hablaba. — P-Puedo entenderte, hace poco pasé por una situación igual de desagradable con mi novia y...

Suspiró muy largamente, con un gesto claro de preocupación en su rostro. No la conocía de nada, pero tal vez explicarle una experiencia algo similar que ella había vivido la ayudaría.

N-Ni siquiera podía pensar en que me pasara a mi — dijo con una débil sonrisa, los ojos un poco húmedos, y acariciándose un poco el cuerpo con sus propias manos. — S-Solo pensaba en lo que le había pasado a ella, y me sentía horrible por no ser tan fuerte para protegerla y... Y-Y aun así fui tan estúpida que la preocupé sin pensar en las consecuencias. E-Esa tal Saki es muy importante para ti ¿verdad?
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#69
Miki torció el gesto. Tsubame no parecía ser tan manipulable como ella se imaginaba, y lo que era peor: parecía estar completamente ida. Vengarse de ella acabaría siendo mucho más molesto que satisfactorio, así que dejó ir aquellas ideas con un suspiro cansado.

— Tienes razón. Te lo prometimos. —Terminó por decir, recuperando la sonrisa—. De todos modos, debería volver. Suzume-chan necesitará compañía.

No añadió nada más. Simplemente caminaría hasta la puerta y esperaría a que Chika terminase lo que tuviese que hacer.
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#70
Chika siguió sonriendo mientras la chica soltaba todo tipo de cosas que le ganarían un buen azote. Incluso cuando dijo que había sido culpa de Miki por abrazarla. Se mantuvo serena.

Claro que te dejaremos ir, lo prometimos.

Sin embargo, no la soltaría, de hecho, apretaria el agarre. Una vez Miki se alejase, Chika movería a Tsubame incluso algo más lejos y se agacharia a susurrarle algo al oído.

Pero escuchame bien, pedazo de perra. Cómo te vuelva a ver acercarte a Suzume, te arrancaré todos y cada uno de tus pelos. Y, jamás, vuelvas, a culpar, a mi hermana, de tus locuras. — con cada pausa aumentaría la fuerza de su agarre.

Incluso cuando le empezase a hacer daño a Tsubame no pararía. No le haría tanta presión para arrancarlo, solo que se sintiese así.

¿Entendido? — fuese cual fuese la respuesta, la soltaría, incluso si no era una respuesta. — Adiós.

La despediria con una sonrisa, volviendo hacia su hermana sin prestarle más atención.
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#71
Tsubame parecía un gato acorralado, pues se encogió de hombros, haciendo un gesto de desagrado intenso, casi siseando. Su respuesta al fuerte agarre de Chika fue hacerse pequeña, intentar retroceder sin éxito. Parecía estar a punto de llorar. No contestó a su pregunta, sino que salió pitando de allí en cuanto se vio libre.

Dentro del restaurante, Suzume prestó especial atención a Ren. Sus ojos sinceros la convencieron.

Sí. Es mi guardiana y... mi amiga. Odio haberla decepcionado. Y... —Se talló el codo, encogiéndose de hombros —. S-sé que se culpará a sí misma, aunque no me lo diga. No quiero... hacerle mal a nadie...

Ren tiene razón —añadió Odorihime —. Tendremos más cuidado la próxima vez. Tal vez... Tal vez deberíamos comer tras el escenario. Y... Y tener shows sólo cuando Saki pueda venir.

La cantante lo pensó por largos segundos. Alzó la vista, hacia la ventana que daba hacia fuera del local y vio a Chika y a Miki a la puerta. Ya no había señal de la pelirrosa. Suspiró.

Creo que tienen razón. Yo... no esperaba nada malo de la gente...

Se sentó de nuevo, aunque su sonrisa tardaría un largo rato en reaparecer.
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#72
Ren se vió extrañamente sorprendida, y a la vez agradada con una cálida sensación al ver como había ayudado un poco a aquella chica pelirroja, así como el hecho de que había tomado su consejo, aunque cabría esperar y seguramente ella no lo llegara a saber, en que medida lo aceptaba o usaba.

M-Me puedo imaginar un poco el hecho de que se sienta asustada al enterarse de algo así — se acarició su nuca, compartiendo la mirada de Suzume al exterior, pero Ren no posaba los ojos con atención a nada de lo que había a través del cristal. — Es una chica muy especial para mí, la quiero muchísimo, y si algo le pasara, por pequeño que fuera...

Pudo observarse como una de sus manos, con el puño cerrado, temblaba de la presión y la fuerza. La morena arrugó un poco el rostro mientras sostenía una sincera y cálida sonrisa que se le había producido al hablar de Hana, así como un pequeño rubor.

Supongo que si se comporta así contigo, es que tal vez eres muy importante para ella también — añadió volviendo a su alegre expresión con una pequeña lágrima que se secó con el reverso de la mano.
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#73
Al notar que su hermana no la había seguido inmediatamente, Miki se asomó para ver cómo Chika apartaba a Tsubame para decirle algo. En principio, no le prestó demasiada atención, pensando que simplemente iba a decirle que la dejaban ir con un aviso y que no volviese a liarla. Parecía que se había equivocado, pues la reacción de Tsubame no era la de una persona a la que dejaban ir con un aviso, sino que era la de una persona que se iba con una amenaza. Al verlo, el corazón de Miki dio un vuelco. Hasta aquel momento había pensado que Chika era alguna especie ángel incapaz de hacer el mal, pero ahora que lo pensaba, no sabía por qué pensaba algo como eso cuando la primera vez que la había visto fue cuando apareció hecha una furia con toda la intención de destruirlo todo con tal de recuperar a Kimi. No podía evitar preguntarse si haría lo mismo si ella desapareciese. Esperaba que sí.

Cuando Chika regresó, se encontró con una enorme sonrisa por parte de su hermana.

— ¿Qué le has dicho? —Le preguntó, aunque tampoco insistiría si no quería decírselo—. ¿Vamos dentro?
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#74
— ¿Qué le has dicho? ¿Vamos dentro?

Chika le devolvió la sonrisa a su hermanita. Una sonrisa llena de bondad y amor.

Que no hiciese algo así, que es peligroso y puede hacer daño a mucha gente, incluida a sí misma.Las señoritas primero.

Le hizo una seña a Miki para que pasase delante suyo tras despeinarla un poco de forma fraternal. Ambas volverían a la mesa de Suzume, Miki por delante, a ver si la cantante estaba algo más calmada.
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#75
Suzume suspiró. Parecía que esa tal Ren sabía de lo que hablaba. Si bien confiaba en sus amigas Odorihime y Shao, éstas no conocían en realidad a Saki tan bien. Pero Ren... Ella tenía a alguien especial, y eso le daba ventaja.

Saki-senpai es... Particular, sí —No pudo evitar soltar una breve risita —. Gracias por tus palabras, Ren-san.

La cantante se sentó de nuevo, lentamente, y las otras dos suspiraron de alivio. Cuando las hermanas Kaminari regresaron, Suzume respiraba profundamente, ya más calmada.

Miki-chan, Chika-san. Lamento... Lamento lo sucedido. Estoy segura de que venían a comer y pasarla bonito y yo... Lamento que se hayan visto envueltas en esto —La pelirroja se levantó una vez más y les dedicó una reverencia —. A modo de disculpa, ¿querrían sentarse con nosotras para terminar la velada? S-si a Odorihime-san y Shao-san no les molesta, claro.

Chika parece ser de las buenas, así que no me opondré. —dijo la peliverde, mientras la peliazul sólo sonrió y asintió.

Suzume les sonrió, con el brillo usual de sus ojos violeta regresando gradualmente.
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