Corazón ardiente

[Himura Hana]

Hana enrojeció más, pero esta vez le mantuvo la mirada a Ren.

— Pues claro que no me gusta. Además, tú eres la que decía que eras mi caballera y yo tu princesa. Deberías hacer todo lo que digo y sonrojarte cuando flirteo contigo. — protestó bajando el volumen a medida que Ren se acercaba a ella.

[Himura Ren]

— Bueeeeeeeno... — dijo levantándose de encima de ella jovial, mirándola aun así de reojo con aquella sonrisa picarona. — Creo que irás averiguando que botones me acaban poniendo avergonzada como el otro día, ni yo misma los conozco. Pero bueno, tan solo tienes tooooooooooooda una vida junto a mí para averiguarlo.

Apoyó uno de sus codos sobre una de las piernas flexionada, para usarla de apoyo para su rostro, mirando a Hana con todo el encanto natural que poseía sin darse cuenta en ello. Le brillaba un poco su mirada entrecerrada, y algunos cabellos estaban en medio de su rostro, pero sonreía con una sinceridad y calidez muy profunda.

[Himura Hana]

Hana frunció el ceño ante las palabras de Ren. ¿Cómo iba ella a saber qué botones tenía que pulsar? Sin embargo, Ren hizo su jugada más famosa que es verse increiblemente sexy sin pensarlo. Hana apartó la mirada finalmente.

— Bueno, acabate la comida y vamos, que se nos va a hacer de noche. — le mandó sin siquiera levantarse del suelo, con el corazón a punto de salirsele del pecho.

[Himura Ren]

— Hai, hai — afirmó sin darse cuenta de lo que había hecho, con un poco de desgana pero en su habitual tono animado.

Terminaría de comer sin molestar a Hana, bebiendo lo que quedaba del zumo y de vez en cuando compartiendo miradas con ella. Cuando terminara, se quedaría con los brazos apoyados detrás de su espalda, mirando al lago con algo de nostalgia.

— No se me ocurre ningún sitio mejor para eso, la verdad... Donde nos conocimos por primera vez, será donde desaparezcamos para siempre de los ojos del mundo... — Una leve brisa meció alguno de los cabellos de su rostro.

[Himura Hana]

Hana haría lo mismo, relajandose cuando Ren dejó de flirtear con ella. Comió algo más, pero no demasiado. Prefería que fuese Ren la que se llevase la mayor parte, ya que le iba a tocar talar arboles.

Después recogería todo, incluida la manta, y lo metería dentro de la cesta. Sacó un pergamino y selló la cesta en su interior, volviendolo a guardar en el portaobjetos. Finalmente, sacó la bandana, agarrandola en la mano.

— Saca tu bandana. Las dejaremos aquí. — anunció con seriedad y algo de tristeza.

[Himura Ren]

La morena se volteó para mirarla durante unos segundos en silencio cuando lo anunció. Si mostraba seriedad o tristeza, acabaría o pegándoselo a Hana o arrepintiéndose profundamente de lo que estaban a punto de hacer; y aquello la acarrearían durante todo el viaje, el viaje de vuelta cuando decidiera volver, el viaje de vuelta de vuelta cuando se volviera a decidir para hacerlo y el viaje de vuelta de vuelta de vuelta cuando volviera a arrepentirse. Por ello simplemente esbozó una sonrisa melancólica.

— Como ordenes, Hime-sama — respondió, llevándose una mano al interior de su ropa, sobre la zona del pecho, para finalmente sacar de allí su bandana con el símbolo de Amegakure, extendiendo un poco la mano con la que lo sostenía a Hana, decidida a decirle unas últimas palabras sobre lo que iban a hacer. — Pase lo que pase Hana, seguiré a tu lado. Aunque te arrepientas mil veces, seguiré contigo, por muchas vueltas que me hagas dar. No te librarás de mí ni con agua hirviendo.

Ensanchó un poco más su sonrisa, dejando escapar un suspiro entre dientes, con una decidida mirada.

[Himura Hana]

Hana la miró intentando mantener la compostura y la seriedad que podia, pero empezaban a abrirse fisuras de tristeza. Agarró la mano libre de Ren y se acercó al borde del lago.

— Gracias, Ren. Sin ti, esto hubiese sido pura cobardía. Sería huir por huir. Contigo, sé que estoy yendo a un futuro mejor. Un futuro juntas. Y para ello, debo dejar ir todo en lo que he creído. El lugar donde me crié... Pero... — soltó la bandana al lago, dejandola ir y viendo como se quedaba flotando unos segundos antes de hundirse.

[Himura Ren]

— No creo que la chica más valiente que jamás he conocido sea precisamente una cobarde, igual que tampoco creo que debas dejar ir todo lo anterior... — La imitó, dejando caer su bandana cerca de donde había tirado ella la suya, esperando a que se hundiera para volver a hablar y tomar de la mano a Hana. — Eres quien eres por todo lo vivido, de donde vienes y demás. Y yo me enamoré de esa chica amable, encantadora, caprichosa y sonriente. ¿O vas a dejar ir la idea de paz en la que creía Shiona? La Hana que conozco seguiría luchando por ella, aunque fuera a menor escala, o en su propia vida; pero sobretodo, sin perjudicar por ello a los demás... Aunque en ocasiones acabes siendo un poco caprichosa en el proceso.

Añadió una pequeña risa para volver a mirarla como antes.

[Himura Hana]

La tela de las bandanas poco a poco iria absorbiendo agua y forzando la placa de metal a hundirse con ellas. Hana se quedaría mirando hasta que desapareciesen de su vista, agarrando con fuerza la mano de Ren. No dijo nada.

Se giró a ella y se echó a su pecho, llorando a moco tendido. Le hubiese gustado contestarle a esas bonitas palabras de ánimo. Sin embargo, no tenia la voluntad suficiente para dejar ir aquello y no sentirse completamente destruida.

Le agarró la camiseta entre gimoteos buscando la seguridad que solo encontraba en sus brazos

[Himura Ren]

Ren correspondió a Hana abrazándola con suavidad, dejando que se aferrara a ella con toda su fuerza y ser, apoyando la cabeza levemente sobre la de ella. Se sintió apenada, esbozando un rostro algo más triste; no solo por lo mal que parecía estar pasándolo Hana, sino porque se estaba dando cuenta del gran abismo que parecía haber entre ellas en aquel tema. A ella le daba un poco igual abandonar su hogar, no estaba apegada a su país, no había conocido a sus padres y solo recordaba vagar por las calles hasta que Nanashi la recogió. A él sí que lo echaría de menos, pero fue él también quien le dio una última palma dita en la espalda diciendo que pensaba que estaba haciendo lo correcto. Seguramente lo volvería a ver, pero lo que era la villa y demás... No había nada a lo que sentirse aferrada en ella.

Sin embargo, Hana parecía estar siendo desgarrada por sus interiores ante ello. ¿Debería sentirse así? ¿Debería realmente sentirse mal por ello? Acarició la cabeza de Hana en silencio, mientras seguía meditando sobre ello; aquella era una de las mil conversaciones que podrían tener de camino o cuando se asentaran.

[Himura Hana]

Poco a poco, Hana fue calmándose en el pecho de Ren. Dejo de hacer fuerza y empezó a respirar más pausadamente.

— Cuando mis padres murieron, vino personalmente a darme el pesame. Me dijo que aunque no podrían sustituir lo que habia perdido, la villa era mi gran familia. Se ocupó de los pagos de la casa, de que tuviese de comer... Nunca se lo pagué en vida y después intenté hacerme cargo de los más necesitados y ahora... Ahora estoy siendo abandonando la aldea. Y quiero hacerlo, porque... Nunca fui feliz. Todo lo que hice fue por deber. Ser kunoichi, deberme a la gente... Lo sentía una responsabilidad. — explicó contra el pecho de Ren

Se apartó un segundo, limpiandose la cara como pudo y miró a Ren.

— Quererte ha sido la primera cosa que he hecho porque quería hacerlo y no porque debiese. Y esta es la segunda. — estaba claro que tenía dudas, pero no supo ponerlo en palabras, solo se quedó mirando a Ren, cautiva de sus preciosos zafiros una vez más

[Himura Ren]

Cada palabra de Hana la hacía apenarse y apiadarse más de ella; si no estuviera profundamente enamorada de ella, no sabría que hacer, porque se sentiría en la necesidad y obligación de ayudarla en todo. La miró con amabilidad, con una suave sonrisa que pronto se desdibujó cuando dijo aquellas últimas frases. Se quedó mirándola expectante, casi como si hubiera visto un fantasma. Y pronto, una lágrima brotó de uno de sus ojos recorriendo por completo su mejilla.

— ¿E-Eh?... C-Creo que... S-Se me ha metido algo en un o-ojo... — Dijo cuando sus labios empezaron a temblar irremediablemente, separándose momentáneamente y mirándose las manos, para que pronto le acompañara unas lágrimas incesantes una tras otra, llorando con una débil sonrisa de confusión. — L-L-L-Lo s-siento... N-No puedo p-p-pararlo... Yo...

[Himura Hana]

Hana agarro suavemente la nuca de Ren y la bajó hasta que su frente descansase en su hombro. La abrazó con cariño, pero con firmeza.

— No pasa nada. Es mejor dejar aquí todas las lágrimas y empezar de nuevo con una sonrisa. ¿Qué me dices? — propuso acariciandole el pelo todavía en un tono bastante afectado.

[Himura Ren]

Ren se dejó llevar, agarrando con fuerza la ropa de Hana una vez posó la cabeza sobre su hombro. Suspiraba temblorosamente, mientras lloraba desconsoladamente. Había olvidado prácticamente ya lo que era haber sido una niña abandonada, que no había conocido el amor hasta que pasaron ya varios años. Claro que Nanashi y Oda la querían y apreciaban, pero las palabras de Hana siempre conseguían remover en su interior cosas olvidadas o que simplemente pensaban que no existía. La quería tantísimo, la amaba tanto, que no tenía ni idea de lo que era capaz de hacer por ella.

Tras un buen rato, cuando pareció tranquilizarse un poco, Ren se separó con una cara completamente descompuesta, temblorosa y sin rastro de aquella confianza descarada que siempre parecía tener. Asintió tras dejar escapar un larguísimo suspiro. Ya no podía pensar por sí misma, Hana tendría que darle durante unas horas algunas pautas sobre que hacer, moverse y demás. Era una gatita triste y mojada.

[Himura Hana]

Hana le agarraría del brazo para guiarla y para ir acariciandola para que volviese en sí mientras salían del lugar como civiles para adentrarse en el camino al bosque. No dejaría de acariciarla y llevarla de la mano durante todo el camino, haciendo breves comentarios sobre los animales que veían, que dada la naturaleza de Hana, no eran pocos.

Así andarían durante unas cuantas horas hasta llegar al que sería su nuevo hogar. El pequeño pueblo de Primera Nieve.