Lazos carmesíes

[Himura Ren]

Solo la Diosa sabía que es lo que habrían hablado o pasado para que hubieran vuelto las dos con una sonrisa. Desde luego, Lily se había inflado de llorar, pero Hana parecía bastante contenta. Ren le dedicó una sonrisa afable y después se pasó la manga de su ropa por los ojos, por si quedaba algún rastro de aquel lloro. Tomó de nuevo los cubiertos, y buscó terminar de comer intentando mantener el tipo. Se la veía sería, pero más bien estaba intentando concentrarse solo en eso para no volver a desmoronarse.

[Himura Hana]

La cena fue tan sencilla como siempre. Una sopa y unos filetes. La sopa aún estaba caliente cuando el revuelo se vino abajo y los filetes los hizo Saori al momento con algo de sal. No tenían casi especias así que no iba a malgastarlas en una cena cualquiera. Cuando fuese una ocasion especial ya sacaria el recetario.

Una vez acabadas, Saori mandó a Lily a lavarse los dientes y prepararse para dormir mientras ella limpiaba los platos. Hana se levantó a ayudarla a recoger, no sin antes girarse a Ren.

— Subete tú primero, yo le he prometido a Lily que le contaría un cuento. — le explicó con sencillez mientras se iba a la cocina tras Saori.

[Himura Ren]

Antes de que Ren pudiera siquiera ofrecer su plato cuando Saori estaba recogiéndolos, Hana la mandó directa a la habitación mientras ella iba a pasar un momento con Lily.

— ¿S-Segura? No me importa hacerlo yo, de verdad... — dijo con una clara preocupación en el rostro.

[Himura Hana]

Hana se paró, dejando los platos amontonados encima de la mesa y acariciandole la mejilla a Ren.

— Cielo, no te preocupes, tú sube y relajate. Subo en cinco minutos. — le dijo dandole finalmente un beso en la frente.

Le acarició la cabeza aprovechando que estaba sentada y llegaba a su cabeza y recogió los platos para llevarlos a la cocina.

[Himura Ren]

Cuando Hana posó la mano sobre su mejilla, cerró los ojos y ladeó la cabeza sobre esta, posando con suavidad ambas manos sobre la de Hana momentáneamente. Se veía sensible y vulnerable, y cuando le llamó de aquella forma bajó ligeramente la cabeza buscando sentirse más querida y correspondida. Tras el beso de Hana asintió muy levemente con un breve sonido afirmando. Cuando la dejara, iría a la habitación y se metería en la cama a esperar a su pareja.

[Himura Hana]

Hana no tardaría cinco minutos, obviamente. Tardaría unos largos veinte minutos en aparecer por la puerta del desvan. Entró sonriente y se fue directa a la cama, quitandose los zapatos para meterse rápidamente bajo las sabanas.

— Sí que vamos a tener que buscar más sabanas. No creo que el mercader que venga tenga, pero tal vez puedo acercarme una tarde a un pueblo cercano a ver si les sobra alguna que pueda comprar. — dijo acercandose rápidamente a Ren a robarle el calor.

Estaba tiritando levemente y sus manos y pies estaban completamente helados.

[Himura Ren]

Ren la correspondió con un tierno abrazo al verla temblar ligeramente, así como un beso en la frente. La poca luz de la luna que entraba por la ventana la seguían haciendo ver con una expresión triste, pero no se veía con ninguna intención de soltar a Hana ahora que estaba en sus brazos.

— Podemos poner algo de nuestra ropa por encima de las sabanas — dijo tras acomodarse un poco. — ¿Qué le dijiste antes a Lily?... Se te veía muy alegre a ella también, aunque hubiera llorado...

[Himura Hana]

Hana la abrazó de vuelta, pegandose bien al cuerpo de Ren para entrar en calor.

— Con abrazarte un rato ya estaré bien, no te preocupes. — dijo apretando el abrazo. — Oh, le dije que yo le contaría cuentos y la acostaria y que podríamos ir por las tardes a pasear y verte trabajar. Que tú la querías, pero te ponías muy nerviosa. También que si quería podía llamarme mamá a mi tambien. Y que fuese nuestro secreto. No quiero que Saori se preocupe demasiado. — le explicó hundiendo su cara en su pecho.

[Himura Ren]

No pronunció ninguna palabra, tan solo reafirmo su abrazo cuando Hana buscó más calor en ella, pasando a acariciarle un poco el pelo por la parte de atrás de su cabeza. Había sido un día agotador, y aunque no hubiera hecho aquel trabajo físico durante el día con los tablones, hubiera acabado igual de derrotada; aquello fue la menor de las dificultades de aquel día. Cerró los ojos y respiró con profundidad, oliendo el aroma de melocotón que Hana solía desprender debido a los productos que usaba para bañarse.

Era tan increíblemente relajante, que sintió como gran parte del cansancio desaparecia poco a poco.

[Himura Hana]

La noche se calmó mientras Hana se relajaba en los brazos de la única persona en este mundo que podía acelerarle el corazón y ralentizarle la cabeza. Respiró hondo ese aroma fresco que siempre venía de Ren. Era como estar en un bosque tras una noche de lluvia, tan reconfortante...

De repente, un grito agudo desgarró el aire. Venía de abajo y parecía de puro dolor.

— ¡Lily! — exclamó Hana saltando de la cama al instante.

Miró un instante a Ren, esperando que la siguiese, y se marchó escaleras abajo a toda prisa. Se fue tan rápido que ni siquiera se puso los zapatos. Si Ren iba tras ella, ambas llegarían al cuarto de Lily en unos segundos. Saori ya estaba allí, sentada en el borde de la cama sin saber qué hacer mientras Lily se retorcía en la cama entre quejidos de dolor.

— ¡Mamá! ¡No! No te vayas tú también. — parecía estar teniendo una pesadilla, sin embargo, la voz de Saori y sus zarandeos no la despertaban.

— N-No sé qué le pasa, no le había pasado antes. — explicó Saori girandose a las chicas.

— Es un terror nocturno. Básicamente una pesadilla, pero mucho peor. Saori, ¿tenemos algo de té? Un olor reconfortante la ayudará. — le pidió Hana mientras se acercaba a Lily y la cogía entre sus brazos.

— S-Sí, voy. — contestó Saori saliendo aprisa hacia la cocina.

Hana abrazó a Lily con cuidado y le apartó el pelo de la cara.

— Está bien, Lily. Estoy aquí. Está bien. — empezó a decir un suaves susurros.

Lily seguía musitando y temblando, sin parar de sudar y con una expresión de terror en el rostro.

— No, no perderé a mamá otra vez. ¡No! — abrió los ojos de golpe con ese último grito.

Sus ojos eran rojos, con una pequeña marca negra alrededor de la pupila. Hana se giró de inmediato a Ren, reconociendo perfectamente el Sharingan de un aspa, con temor. Los ojos de Lily volvieron a su azul habitual casi al instante y su cuerpo se destensó, cayendo sobre los brazos de Hana.

— M-Mamá... L-Lo siento... Y-Yo... — se echó a llorar contra su pecho, agarrandose a su camisón.

Hana ni siquiera reaccionó. Estaba completamente en shock. No fue hasta unos largos segundos después que estrechó a Lily con sus brazos. Volvió a girarse a Ren con pura preocupación.