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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#76
Sora se quedó mirandola al verla tan concentrada, como si estuviese haciendo de vientre. Alzó ligeramente una ceja, sin saber qué intentaba hacer.

¿Qué haces? — preguntó directamente.
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#77
Rin no respondió, espero un par de segundos cuando finalmente se relajo y abrió la caja, dejando que escapara un delicioso aroma y algo de vapor en el proceso.

Estoy calentando los platos; toma, este lleva poco picante — respondió dejándolo frente a ella, para tomar otro plato.

El plato que le había ofrecido a Sora, eran aquellas especies de empanadillas fritas que comió el otro día. Tendrían un poco de picante, en su justa medida para que una novata de aquellos sabores pudiera tolerarlo. Rin por su parte siguió calentando otra de esas cajas, pero la expresión que ejerció entre un esfuerzo y otro era una más neutral y relajada.
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#78
Sora volvió a mirarla con frialdad. No parecía que la comida fuese a tener ese efecto purificador esta vez.

Gracias. — lo dijo en un tono tan neutro que podría sonar a sarcasmo, si Sora fuese capaz de hacer sarcasmo.

Miró las empanadillas de la misma forma, juzgandolas, o juzgando si era buena idea comerselas. Si intentaba distanciarse de Rin, iba a ser imposible si volvía a caer en aquella tentación que era la comida.
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#79
La chica seguía concentrándose en calentar aquellos platos, poniendo uno entonces para ella de esas mismas empanadillas y posteriormente calentando otros dos más que tenían un par de bollos de carne cada uno. Los de un plato se veían bastante anaranjados, mientras que el otro tenía un tono mucho más ligero. Cuando Rin termino, suspiró con un breve gesto de esfuerzo. Se dio entonces cuenta que Sora todavía no había probado bocado de lo que le había dado. Desviaría la mirada, torciendo ligeramente la boca y empezando a comer del plato de sus empanadillas fritas.

Se te va a enfriar si no te las comes — le mencionó en un tono que buscaba ser neutral, pero sonaba ligeramente lastimero.
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#80
Tienes razón. — no podia simplemente dejar que esas empanadillas acabasen sin comerse.

Cogió una con sus palillos de viaje y se la llevó a la boca. La forma de calentar de Rin sin duda imitaba a la del restaurante. Estaba igual de buena que cuando la había probado allí, incluso más por el ligero picante. Le daba ese carácter que necesitaba y a Sora el calor que la derretía. Soltó un ligero gemidito al acabar de tragar. Llevandose rápidamente la mano a la boca para taparsela y recuperando su semblante serio.
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#81
Cuando Sora fue a probar las empanadillas, Rin se quedó mirándola de reojo con mucha curiosidad por su reacción, realmente expectante del resultado. A priori, parecía haberle gustado bastante, por lo que tras ver como comía un par, ella haría lo mismo con las suyas.

¿Qué tal están? Son un poco las sobras del día de ayer, pero no nos gusta tirar nada de comida. Y como íbamos a salir de misión, les pedí que apartaran un par de estas que era lo más sencillo para el viaje — dijo alternando la mirada entre su plato y Sora. — C-Como tampoco sé qué comida fue la que más te gusto, n-no puede pedirles que guardaran de esa.

Rin parecía ligeramente nerviosa y esbozaba una débil sonrisa acompañada de una mirada que no paraba de un lado a otro.
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#82
Por primera vez, Sora le prestó total atención a las expresiones de Rin. A pesar de sus palabras y su altanería, era una buena niña. Sin embargo, ella no veía que ese era precisamente el problema. Podía estar obligando a una dulce chiquilla a meterse en un camino demasiado sangriento para ella.

Otra de esas empanadillas borró esos pensamientos de su mente, dejando solo lo adorable que era Rin.

Están deliciosas. La verdad es que no me paré a pensar en qué plato me había gustado más. Todos estaban tan buenos que me perdí, la verdad. ¿Tú sabes cocinarlos? — había perdido su frialdad, pero seguía hablando con una neutralidad algo antinatural.
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#83
Rin se llevó una mano a la boca para tapársela mientras masticaba tras aquella pregunta, ruborizándose muy ligeramente. ¿Tan poco tanto había tenido que se había dado cuenta ya? No, no podía serlo; simplemente vivía en un restaurante y parte de la familia se ocupaba de ello, así que era normal pensar algo así.

A-Algo me p-puedo defender en la cocina, s-si — respondió rápidamente, tomando la última empanadilla que le quedaba.
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#84
Los ojos de Sora se encendieron como dos luceros ante las palabras de Rin.

¿Puedes cocinar esto? Es increible. ¿Podrías enseñarme? — no dudó en agarrarle la mano, entusiasmada.

Rin notaria lo frias que las tenia, incluso despues de comer comida caliente.
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#85
Cuando Rin tomó uno de los dos bollos, Sora la tomó de una de sus manos libres. Su tacto era frío, ni siquiera ligeramente templado; todavía faltaba algunos meses para que alguien llegara a tener ese tacto de base, así que estaba claro que era debido a su elemento.

A-Ah... Y-Yo... U-Uhm... N-No puedo, l-lo siento — respondió ligeramente nerviosa y sonrojada, manteniéndose en silencio y mirando esta vez al banco, poniéndose ligeramente de perfil. — S-Si te e-enseño como hacer n-nuestra cocina... E-Entonces no tendrás n-ningún motivo para venir...

Rin la miró de reojo, con sus oscuros y grandes ojos ligeramente abiertos, como un gatito mojado bajo la lluvia que necesitaba resguardo y un hogar. Aunque ella era más bien un mapache empapado y ni siquiera estaba terminando de procesar las palabras que salían de su corazón antes que por su cerebro.
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#86
¿Qué? Por supuesto que seguiré yendo. Para empezar, tú eres mi aprendiz. Y para acabar, saber un plato no quita el resto de la carta, o que lo hareis mucho mejor. O las hermosas camareras. — las propias palabras de Sora la sorprendieron a sí misma. — Olvídalo, tienes razón, es secreto del negocio.

Estaba avergonzada, pero en vez de reaccionar a ello como una persona normal, volvía a ponerse seria. Soltó la mano de Rin y apartó la mirada, intentando mantener el talante.
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#87
Oye, que son mis hermanas. ¿O es que yo no tengo atractivo? — apoyó sobre una de sus manos su rostro, quedando todavía de perfil, pero mirando de lado a Sora, entre sonrojada y molesta, para darle un bocado a su bollo.

Era cierto que Rin no tenía un cuerpo muy desarrollado, y tenía pinta de que iba a quedarse así a futuro. No era excesivamente guapa, y tal vez la ropa con la que vestía no resaltaba sus puntos buenos.
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#88
Lo cierto era que Sora no sabía ni por qué había dicho eso. En su cabeza había un vacío en esa zona. ¿En qué estaba pensando? Ella ni siquiera había visto a nadie de esa forma.

Tú eres más adorable que atractiva. Como un mapache de peluche. — dijo esta vez de forma razonada y consensuada por cada neurona de su cabeza.
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#89
La quasimorena volteó ligeramente la cabeza, manteniendo todavía su posición y sin nada ahora en la mano que reposara sobre ella. ¿Eso era un alago? ¿Estaba ligando con ella? ¿Qué clase de cumplido era ese exactamente? Bajó entonces la cabeza, realmente avergonzada y apoyando la mano en su frente, apartando algunos de sus cabellos. ¿Y ahora qué le respondía? Mejor simplemente terminar de centrarse en la comida, y eso fue lo que hizo. Termino lo que le quedaba de aquel bollo avergonzada, antes de tomar el otro que le quedaba.
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#90
Sora no entendió para nada la reacción de Rin. ¿Le había dicho algo malo? A ella le había sonado bien. Era su simple percepción de Rin, no lo había considerado malo. ¿Debería aclararselo?

Todo eso se esfumó cuando vio un destello rojizo al otro lado del parque. Algo se acercaba a gran velocidad a espaldas de Rin.

¡Cuidado! — gritó Sora saltando por encima de la mesa para tirar a Rin al suelo.

Una enorme cola pasó rozando a Rin e impactando de lleno en Sora, mandandola a volver hasta golpear la pared de una de las casas. No estaba fuera de combate, pero tardaria unos segundos en recuperarse.

Rin tenía ante ella un animal bipedo con una enorme cola y sin rastro alguno de brazos. Tenía los ojos completamente negros y una boca repleta de dientes afilados y desordenados. Su carne parecia estar despedazada y vuelta a montar. Le soltó un potente rugido y volvió a saltar para golpear con su cola a Rin de costado.
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