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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
No, no, ya sería abusar de tus padres. Al menos he conseguido lo de devolverte de una pieza. — dijo orgullosa. — Solo hay que ir al sudeste hasta encontrar alguna señal de Los Herreros. Pero ya voy yo delante.

Se adelantó un par de pasos y siguió el camino que habían tomado para llegar a aquel pueblecito.
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Cuando Sora se adelantó, Rin volvió a torcer un leve gesto en su boca caminando tras ella. ¿Lo había hecho tan solo porque su padre le había pedido eso? Ella podía aguantar más de un golpe, y en su lugar decidido recibir más daño del que podía haber sostenido durante la pelea. Si la cocina estaba cerrada para cuando llegase, ya se ocuparía la propia Rin de prepararle algo, aunque fuera para que se lo llevara a casa.
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Volvieron a la estación sin mayor problema, más allá de Sora yendo ligeramente más lenta que antes. Durante el viaje en tren, Sora no paró de temblar y no soltó el brazo de Rin, dando un brinco con cada pequeño movimiento inusual del tren, que eran unos cuantos. Parecía incluso más sensible de lo habitual a los trenes, aún así no abrió la boca en todo el trayecto.

Finalmente, caminaron hasta la villa y el restaurante de Rin estaba de camino a casa de Sora, o eso le dijo. Llegaron justo a la hora de recoger. La cocina llevaría una media hora cerrada y solo quedaría lavar los cacharros y guardarlos.
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Rin se vería un poco cansada en el tren, pero aun así se mantendría despierta y dejaría que Sora se agarrara a ella sin rechistar. Estaba un poco ruborizada, pero también estaba tan centrada en todo lo que había pasado y lo que se había propuesto, que realmente no tenía muchas ganas para sí quiera ponerse nerviosa. Cuando anduvieron por las calles iluminadas por las farolas, empezaba a hacer algo de frío, pero Rin no parecía realmente molesta por este.

Finalmente, al llegar al restaurante, entraron por la puerta principal, pero vería que todo estaba siendo recogido. Le comentó a Sora que entrara igualmente un momento, y Rin entró preguntando si había sobrado algo de comida de la cena. No habría mucho por desgracia para ellas; algo de arroz con tortilla, guisantes, zanahoria y algo de jamón cocido, así como algunos bollos de carne al vapor como los que habían comido a medio día.

Coge un asiento, voy a calentar algo de la comida — dijo Rin asomándose por la puerta de la cocina.

¿Entonces te ha gustado lo que Rin te ha preparado? — Pregunto el padre asomandose por un lateral a Sora, que daba a unas escaleras para subir al piso de arriba donde estaba la casa.

¡Era solo comida del otro día, comida calentada del otro día! — Gritó Rin, para que en respuesta su padre levantara las manos como si le interrogara la policía, y se volteara para marcharse.
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Sora entró siguiendo a Rin, pero rápidamente le negó.

Rin, no hace falta. Ire a casa y comeré algo por mi cuenta. No quiero molestar. — a pesar de sus palabras, se acabó sentando y acariciandose la pierna ahora que Rin no la veía.

Cuando el padre apareció se irguió rápidamente.

Estaba muy rica, pero tenía entendido... — antes de que pudiese decirlo ella misma, Rin saltó a vocearlo desde la cocina. — Bueno, le he traido a Rin sana y salva, como le prometí. — le dijo con su educación habitual.
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Ya lo veo, y bastante llena de energía si ha decidido irse directamente a la cocina

Bufff... ¿No ibas a ducharte? — Volvió a protestar.

Vale, ya os dejo — añadió antes de finalmente marcharse escaleras arriba.

Desde su asiento, y dada la falta de ruido al no haber nadie más que ellas; Sora podría escuchar sin mucho problema lo que hacía Rin en la cocina, aunque tan solo eran ruidos habituales en un lugar así. Tras un rato, finalmente la chica saldría con unos platos de arroz tres delicias ligeramente humeante, colocándolos sobre la mesa para volver a la cocina a por luego un tercer plato con los bollitos que puso en medio, así como unos pequeños botes.

Lo siento, pero al final no quedaban empanadillas — dijo con una leve sonrisa sentándose finalmente.
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Al final hemos ido en tren como quería. Será por eso. — le contesto Sora con su seriedad habitual.

Rin lo mandó a ducharse y Sora se quedó quieta esperando. No queria que la estuviesen alimentando siempre, pero levantarse e irse le parecía todavía más inapropiado. También prefería la comida de aquí, aunque fuesen sobras.

No hacía falta, Rin. ¿No crees que es demasiada poca comida para ti? Aun estas creciendo. — le insistió preocupada de estar comiendose lo que se podría cenar Rin sola.
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¿Eh? Si es para las dos, tendrás que conformarte con los panecillos — respondió extrañada, tomando unos palillos. — Te he traído salsas picantes bajas como las de hoy.

Tomó un poco de arroz, y tras acercarlo a los labios y notar que estaba bastante caliente, lo sopló antes de comerlo.
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Rin sabía hacerse la tonta muy bien y Sora realmente no quería rechazar la comida. Cogió una de las salsas y se la echó a su arroz sin pensárselo.

¿Hiciste tu la comida del viaje? — preguntó sin tapujos mientras ss llevaba algo de arroz a la boca.
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Había escuchado perfectamente lo que su padre había dicho, que tampoco era de extrañar pues se dirigió a ella directamente. Tan solo esperaba que Sora no fuera a tan directa a preguntar algo así. Aunque ahora que poco a poco la iba conociendo... Sora era bastante directa.

Noooooo... — Respondió en un tono que se iba haciendo cada vez más agudo y bajo, mientras Rin solo miraba a su plato buscando llenarse la boca para no poder hablar.
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Ah, ya veo. Eso pensaba porque dijiste que eran sobras del otro día. ¿Por qué diría tu padre algo así? No lo entiendo. — preguntó con curiosidad mientras seguía comiendo arroz con ese agradable picante.
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Siiii... Eso me pregunto yo tambieeeen... Está viejo, y dice tonterías.

¿Habia colado? ¿De verdad? Buf, menos mal, pensó respirando aliviada. Tampoco notaría mucho la diferencia de sabores, pues cocinaba de la misma forma que le habían enseñado en su casa desde siempre. Algo más relajada, siguió comiendo.
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Sora torció el gesto extrañada.

A mi me parece un hombre muy cabal. Además, se preocupa mucho por ti. — hizo una breve pausa mientras masticaba y tragaba. — Es una pena. Esperaba poder comer algo preparado por ti.

Siguió comiendo como si nada, mirando su plato.
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T-Tampoco se diferencia mucho de lo que hayan preparado ellos. A-Al fin y al cabo hemos aprendido de los mismos a-asi que no notarías la diferencia de algo como eso — añadió con una sonrisa nerviosa, terminando de comer su plato.

¿Quería probar la comida que le hiciera? Eso era algo que recordaría, y con lo que tendría algunos problemas si volvía cuando estuvieran cocinando. Rin buscaría meterse de lleno en la cocina para hacerle la comida solo a ella, y era algo que sería un poco problemático. Qué lioso, pensó, y que cansado tan solo de pensarlo. Se llevó la mano a sus moños para deshacerlos, pues con el cansancio empezaba a notar como le tiraba un poco del cuero cabelludo, dejando que sus cabellos cayeran formando aquella media melena que rozaba sus hombros.
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No creo que todos en la familia cocineis igual. Mi hermana y yo conocemos las mismas técnicas y las hacemos de formas diferentes. Estoy segura que tu cocina reflejará tu personalidad. — dijo mientras se acababa el arroz y pasaba a coger un bollo.

No mencionó nada sobre rl cambio de peinado de Rin, pero se quedó mirandola unos largos segundos como admirándola.
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