29/03/2016, 18:46
El rapido revuelto ocurrido en la sala de entrenamiento, junto con la extraña experiencia que solo sufrio el joven canoso; le dejo agotado fisicamente, lo que le haria quedar dormido sobre el suelo de la sala varias horas si nadie lo llegase a molestar. Para el pobre Len, todo habia sido como un soliloquio, solo que sus gritos no caian en oidos sordos; la experiencia para el ya comenzaba a resultar familiar; la oscuridad cernirse sobre la habitación, engullendo la luz mientras la temperatura, y en ocasiones, una bajada de temperatura abismal, haciendo que exhalase vapor de agua y no pudiera ver mas haya de sus propias narices. Exhausto por los acontecimientos, Len siguio tumbado en un lateral de la habitación acurrucado respirando apaciguadamente.
— Chico... En serio, estas como una regadera
Comentaba la joven kunoichi Katomi, mientras acariciaba su pelo recogiendoselo hacia atras; Len le habia fastidiado todo el entrenamiento a Katomi sin ni si quiera quererlo. Como si fuera el beso de un principe de cuentos de hadas con la princesa durmiente, las palabras de Katomi hicieron despertar un poco a Len, el cual abrio los ojos levemente, mirandola tumbado en el suelo. Tras una pausa, Len se sintio algo avergonzado y decepcionado.
— Mm... ¿H-Ha ocurrido... verdad?... -Susurraba brevemente mientras miraba el suelo, acarició la tarima del suelo con uno de sus dedos con los ojos algo llorosos, como si fuera a romper a llorar. Sabia que no era culpa suya lo ocurrido, sabia que no predecirlo; pero tampoco sabia como evitarlo o que es lo que lo causaba.
— Perdoname Katomi-san... -Comentó algo apenado, sin llegar a mirarla en ningun momento a los ojos.
«Otra vez estoy molestando a alguien... Solo soy un estorbo...» Es lo unico que podia pensar, las palabras resonaban en su cabeza como el eco en unas grandes montañas, haciendo que perdiera la noción de lo que estaba ocurriendo asi como ese brillo tan caracteristico en sus ojos, mostrandose como dos esferas azules, casi opacas, como si su vitalidad hubiese sido arrebatada.
— Chico... En serio, estas como una regadera
Comentaba la joven kunoichi Katomi, mientras acariciaba su pelo recogiendoselo hacia atras; Len le habia fastidiado todo el entrenamiento a Katomi sin ni si quiera quererlo. Como si fuera el beso de un principe de cuentos de hadas con la princesa durmiente, las palabras de Katomi hicieron despertar un poco a Len, el cual abrio los ojos levemente, mirandola tumbado en el suelo. Tras una pausa, Len se sintio algo avergonzado y decepcionado.
— Mm... ¿H-Ha ocurrido... verdad?... -Susurraba brevemente mientras miraba el suelo, acarició la tarima del suelo con uno de sus dedos con los ojos algo llorosos, como si fuera a romper a llorar. Sabia que no era culpa suya lo ocurrido, sabia que no predecirlo; pero tampoco sabia como evitarlo o que es lo que lo causaba.
— Perdoname Katomi-san... -Comentó algo apenado, sin llegar a mirarla en ningun momento a los ojos.
«Otra vez estoy molestando a alguien... Solo soy un estorbo...» Es lo unico que podia pensar, las palabras resonaban en su cabeza como el eco en unas grandes montañas, haciendo que perdiera la noción de lo que estaba ocurriendo asi como ese brillo tan caracteristico en sus ojos, mostrandose como dos esferas azules, casi opacas, como si su vitalidad hubiese sido arrebatada.