30/03/2016, 07:03
—¡Que una rata me arranque los huevos si este no es el mismísimo Haskoz!
Datsue tuvo un escalofrío, un terrible y horripilante escalofrío, como si hubiese sentido la mirada mortal de Izanami clavada en su nuca. No… Dime que no es verdad. Por favor. Dime que he escuchado mal... Con la misma lentitud que las agujas de un reloj, el cuello de Datsue fue girando poco a poco, temiendo con lo que se iba a encontrar.
No... No, no, no, no, no. Alguien se acercaba a él. Un tipo fornido, casi tan alto como la figura de su padre. Vestía con ropa cara, y un parche ocultaba uno de sus ojos. ¡NO, JODER, NO!
—¡Hay que tener agallas para asomar la jeta por aquí después de lo que hiciste, maldito tarado hijo de perra!
Datsue se quedó en blanco. ¿Lo que hice? Yo… ¡Abortar, joder, abortar! Ni el dinero, ni el golpe… A la mierda todo. Lo único que le importaba era salvar su pellejo y salir de allí. Ojalá pudiese intercambiarse con el tío al que había dejado inconsciente. Ahora que lo veía desde aquella posición, ya no le daba tanta pena. El tío debía estar dormido, tranquilo y sin preocupaciones. Toda una suerte, vaya. Se había llevado una pequeña golpiza, cierto, pero la única diferencia con Datsue era que él todavía no lo había llevado... Todavía.
—¡Que mi santa madre me dé un puñetazo si estoy dormido! Nunca creí que volvería a ver esa cara de bastardo.
Tenía que decir algo. Tenía que decir algo o la máscara que llevaba se haría añicos en aquel instante. ¿Pero qué diría su padre en una situación como aquella? Ahora que lo pensaba, no conocía una mierda a su padre. Apenas había tenido un encuentro con él, y los recuerdos de cuando era más pequeño se podían reducir a uno —y ni tan siquiera sabía si era real o soñado—. Sus padres tampoco le habían dado demasiada información. Al parecer, no lo conocían mejor que él.
Vale, piensa. Con los pocos datos que tengo, debería… ¡Agh! No hay tiempo, joder. No pienses, ¡sólo actúa!
—Ni yo tu cara de perro apaleado —respondió, estrechándole la mano y dibujando un amago de sonrisa.
¿No pienses…? ¿¡NO PIENSES!? Joder, ¡me he pasado tres pueblos! ¿Y si no le gusta que se metan con su físico? Mierda, joder, mierda. Aunque es un tipo duro... A los tipos duros les gusta hablar así, ¿no? Igual no me pasé tanto. Igual... Joder... Datuse no paraba de observar la cara de aquel hombre, buscando cualquier reacción a su broma. Lo cierto es que sí que tenía la cara de un perro apaleado: desfigurado por una cicatriz que le cruzaba de arriba abajo, con un parche en el ojo derecho y una barba tan roja como la sangre. La típica imagen de un santo, vaya.
Datsue tuvo un escalofrío, un terrible y horripilante escalofrío, como si hubiese sentido la mirada mortal de Izanami clavada en su nuca. No… Dime que no es verdad. Por favor. Dime que he escuchado mal... Con la misma lentitud que las agujas de un reloj, el cuello de Datsue fue girando poco a poco, temiendo con lo que se iba a encontrar.
No... No, no, no, no, no. Alguien se acercaba a él. Un tipo fornido, casi tan alto como la figura de su padre. Vestía con ropa cara, y un parche ocultaba uno de sus ojos. ¡NO, JODER, NO!
—¡Hay que tener agallas para asomar la jeta por aquí después de lo que hiciste, maldito tarado hijo de perra!
Datsue se quedó en blanco. ¿Lo que hice? Yo… ¡Abortar, joder, abortar! Ni el dinero, ni el golpe… A la mierda todo. Lo único que le importaba era salvar su pellejo y salir de allí. Ojalá pudiese intercambiarse con el tío al que había dejado inconsciente. Ahora que lo veía desde aquella posición, ya no le daba tanta pena. El tío debía estar dormido, tranquilo y sin preocupaciones. Toda una suerte, vaya. Se había llevado una pequeña golpiza, cierto, pero la única diferencia con Datsue era que él todavía no lo había llevado... Todavía.
—¡Que mi santa madre me dé un puñetazo si estoy dormido! Nunca creí que volvería a ver esa cara de bastardo.
Tenía que decir algo. Tenía que decir algo o la máscara que llevaba se haría añicos en aquel instante. ¿Pero qué diría su padre en una situación como aquella? Ahora que lo pensaba, no conocía una mierda a su padre. Apenas había tenido un encuentro con él, y los recuerdos de cuando era más pequeño se podían reducir a uno —y ni tan siquiera sabía si era real o soñado—. Sus padres tampoco le habían dado demasiada información. Al parecer, no lo conocían mejor que él.
Vale, piensa. Con los pocos datos que tengo, debería… ¡Agh! No hay tiempo, joder. No pienses, ¡sólo actúa!
—Ni yo tu cara de perro apaleado —respondió, estrechándole la mano y dibujando un amago de sonrisa.
¿No pienses…? ¿¡NO PIENSES!? Joder, ¡me he pasado tres pueblos! ¿Y si no le gusta que se metan con su físico? Mierda, joder, mierda. Aunque es un tipo duro... A los tipos duros les gusta hablar así, ¿no? Igual no me pasé tanto. Igual... Joder... Datuse no paraba de observar la cara de aquel hombre, buscando cualquier reacción a su broma. Lo cierto es que sí que tenía la cara de un perro apaleado: desfigurado por una cicatriz que le cruzaba de arriba abajo, con un parche en el ojo derecho y una barba tan roja como la sangre. La típica imagen de un santo, vaya.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado