13/05/2015, 16:43
Un día tan lluvioso como cualquier otro, desde luego. La cortina de agua caía a plomo sobre la ciudad de Amegakure, pero aquel persistente contratiempo no parecía aguar los ánimos de sus ciudadanos. Después de nacer bajo ella, la lluvia era para ellos tan normal como un día soleado para cualquier extranjero. Casi se podrían considerar anfibios al considerarla su madre, pero Ayame iba a un paso por delante del resto.
—¡Noooo! ¡Me van a matar! ¡Me van a matar! —gimoteaba, tratando de cubrirse la cabeza con los brazos pese a que ya estaba calada hasta los huesos. Ni siquiera era consciente de que la gente a su alrededor, todos ellos cubiertos con paraguas, se paraban a su paso y dejaban escapar risillas entre dientes.
No se había dado cuenta de que había salido de casa sin paraguas hasta que se había alejado varias manzanas de su hogar. Ahora corría de vuelta, aunque en su mente estaba clavada la imagen del rostro furibundo de su padre cuando la viera llegar de aquella manera. Podría parecer una reacción exagerada...
Si no fuera porque no era la primera vez que le pasaba.
Giró una esquina, y fue entonces cuando escuchó un restallido que le hizo detenerse en seco. Una muchacha de cabellos dorados y ojos cristalinos pasó furibunda junto a ella. Balbuceaba palabras ininteligibles, y Ayame llegó a atisbar un destello húmedo en sus ojos.
«¿Qué le ocurre?» Ayame se estremeció ligeramente al percibir su ira, pero enseguida pudo hacerse una idea al respecto.
Frente a ella, un muchacho se frotaba la mejilla con gesto dolorido. Sus largos cabellos, oscuros como el carbón, caían sobre su espalda como una auténtica catarata. Vestía con ropajes más oscuros aún.
«Oh, no...»
Ayame retrocedió un paso, temblorosa. En un gesto instintivo se llevó una mano al cuello. Aquel chico había ido con ella a la academia; y, aunque no había entablado nunca conversación alguna con él, conocía a la perfección los rumores que le rodeaban.
"El vampiro".
¿Habría intentado morder a aquella chica? ¿Y si lo intentaba ahora con ella?
Palideció de tan sólo imaginarlo.
—¡Noooo! ¡Me van a matar! ¡Me van a matar! —gimoteaba, tratando de cubrirse la cabeza con los brazos pese a que ya estaba calada hasta los huesos. Ni siquiera era consciente de que la gente a su alrededor, todos ellos cubiertos con paraguas, se paraban a su paso y dejaban escapar risillas entre dientes.
No se había dado cuenta de que había salido de casa sin paraguas hasta que se había alejado varias manzanas de su hogar. Ahora corría de vuelta, aunque en su mente estaba clavada la imagen del rostro furibundo de su padre cuando la viera llegar de aquella manera. Podría parecer una reacción exagerada...
Si no fuera porque no era la primera vez que le pasaba.
Giró una esquina, y fue entonces cuando escuchó un restallido que le hizo detenerse en seco. Una muchacha de cabellos dorados y ojos cristalinos pasó furibunda junto a ella. Balbuceaba palabras ininteligibles, y Ayame llegó a atisbar un destello húmedo en sus ojos.
«¿Qué le ocurre?» Ayame se estremeció ligeramente al percibir su ira, pero enseguida pudo hacerse una idea al respecto.
Frente a ella, un muchacho se frotaba la mejilla con gesto dolorido. Sus largos cabellos, oscuros como el carbón, caían sobre su espalda como una auténtica catarata. Vestía con ropajes más oscuros aún.
«Oh, no...»
Ayame retrocedió un paso, temblorosa. En un gesto instintivo se llevó una mano al cuello. Aquel chico había ido con ella a la academia; y, aunque no había entablado nunca conversación alguna con él, conocía a la perfección los rumores que le rodeaban.
"El vampiro".
¿Habría intentado morder a aquella chica? ¿Y si lo intentaba ahora con ella?
Palideció de tan sólo imaginarlo.

![[Imagen: kQqd7V9.png]](https://i.imgur.com/kQqd7V9.png)