11/04/2016, 11:51
(Última modificación: 11/04/2016, 11:52 por Uchiha Akame.)
Anzu asistió, atónita, a la escena que se acababa de formar allí. Por lo visto los tres ninjas ya se conocían entre ellos, o eso daba a entender la actitud desenfadada o cortés que tenían unos con otros. El que más le llamó la atención fue el chico-pez, que con toda naturalidad expuso su deducción de lo ocurrido. Anzu no pudo evitar soltar una carcajada, aunque al momento se contuvo en una inusual muestra de modales.
-No, no estoy loco, chica de Takigakure- dijo el pelirrojo- Me he escapado de esa cárcel que algunos llaman hospital y el único modo de no ser visto era salir por la maldita ventana y descender por la fachada. Lamentablemente he tenido un pinchazo en la espalda y he acabado cayendo accidentalemnte con la mala suerte de caer encima de Ayame.
¿El hospital una cárcel? Ya, claro, y luego dices que no estás chiflado... No manifestó en voz alta sus pensamientos. Reconocía al tipo. Era Sasagani Yota, y había peleado por Uzushiogakure en el Torneo hasta caer eliminado en la segunda ronda. Debía ser fuerte; maldita sea... Anzu estaba empezando a odiarse a sí misma por dejar que el Torneo la condicionase tanto.
—Kajiya Anzu —respondió, queriendo evitar un próximo 'chica de Takigakure'—. ¿Y tú, socio, también te has escapado? De una pescadería, diría yo. ¿Cómo lo haces?
Sus ojos grises examinaban de arriba a abajo al curioso niño-pez, deteniéndose en la afilada hilera de dientes que sembraba su mandíbula.
—¿Es alguna técnica secreta de Amegakure? —agregó después, intercalando miradas entre Ayame y el escualo—. En ese caso, no creo que sea muy secreta ya.
-No, no estoy loco, chica de Takigakure- dijo el pelirrojo- Me he escapado de esa cárcel que algunos llaman hospital y el único modo de no ser visto era salir por la maldita ventana y descender por la fachada. Lamentablemente he tenido un pinchazo en la espalda y he acabado cayendo accidentalemnte con la mala suerte de caer encima de Ayame.
¿El hospital una cárcel? Ya, claro, y luego dices que no estás chiflado... No manifestó en voz alta sus pensamientos. Reconocía al tipo. Era Sasagani Yota, y había peleado por Uzushiogakure en el Torneo hasta caer eliminado en la segunda ronda. Debía ser fuerte; maldita sea... Anzu estaba empezando a odiarse a sí misma por dejar que el Torneo la condicionase tanto.
—Kajiya Anzu —respondió, queriendo evitar un próximo 'chica de Takigakure'—. ¿Y tú, socio, también te has escapado? De una pescadería, diría yo. ¿Cómo lo haces?
Sus ojos grises examinaban de arriba a abajo al curioso niño-pez, deteniéndose en la afilada hilera de dientes que sembraba su mandíbula.
—¿Es alguna técnica secreta de Amegakure? —agregó después, intercalando miradas entre Ayame y el escualo—. En ese caso, no creo que sea muy secreta ya.