14/04/2016, 22:22
Con la esperanza de no molestar, se hizo a un lado, pegandose a una de las ventanas de la habitación sobre la que golpeaba la lluvia, algo mas que habitual en aquella villa, mientras Katomi se acercaba a uno de los sacos con los que llevaba tiempo entrenando antes de que el dulce chico hiciera aparición. Miró algo apenado a Katomi mientras ella sacudia el saco, golpe tras golpe, como una dura cascada; hasta posteriormente quedarse algo embobado perdiendo la mirada.
Tras darse cuenta de que se estaba casi quedando embelesado sin pensar en nada, sacudio la cabeza ligeramente agitando sus cabellos, se acaricio la frente brevemente algo todavia aturdido.
— Sigh... Menos mal que yo no soy ese saco... — Susurró de manera casi imperceptible mientras una gota de sudor frío, recorrio uno de los laterales de su rostro con los ojos entrecerrados por la impresión de como repartia patadas y codazos.
Tras ello, pego la espalda a la pared, dejandose caer de manera resbaladiza hasta el suelo, con las piernas algo flexionadas, miró al frente, perdiendose un poco en sus pensamientos. Mientras Katomi seguia repartiendo leña al saco como si descargase toda su mala uva con intención de casi matar a alguien, Len se dedicó a mirar pensando en sus cosas y apuntar algunas anotaciones en una pequeña libretita. Paso un buen rato, comenzando a atardecer, a lo que instintivamente, Len respondio a su medio ambiente con un largo bostezo con los ojos cerrados mientras estiraba sus brazos, una lagrima brotó de uno de sus ojos, acariciandoselo para quitarla mientras le hablaba a la kunoichi de cabellos palidos con una tierna voz.
— Katomi neeeeeeeeeeee-chan — Apodandola como si fuese su hermana, con la confianza del que se conoce desde toda su vida cuando su encuentro habia sido casual — Se hace tarde. ¿No estas cansada ni tienes hambre? — Miró por la ventana algo adormilado dando otro nuevo bostezo que se tapo con la mano.
Tras darse cuenta de que se estaba casi quedando embelesado sin pensar en nada, sacudio la cabeza ligeramente agitando sus cabellos, se acaricio la frente brevemente algo todavia aturdido.
— Sigh... Menos mal que yo no soy ese saco... — Susurró de manera casi imperceptible mientras una gota de sudor frío, recorrio uno de los laterales de su rostro con los ojos entrecerrados por la impresión de como repartia patadas y codazos.
Tras ello, pego la espalda a la pared, dejandose caer de manera resbaladiza hasta el suelo, con las piernas algo flexionadas, miró al frente, perdiendose un poco en sus pensamientos. Mientras Katomi seguia repartiendo leña al saco como si descargase toda su mala uva con intención de casi matar a alguien, Len se dedicó a mirar pensando en sus cosas y apuntar algunas anotaciones en una pequeña libretita. Paso un buen rato, comenzando a atardecer, a lo que instintivamente, Len respondio a su medio ambiente con un largo bostezo con los ojos cerrados mientras estiraba sus brazos, una lagrima brotó de uno de sus ojos, acariciandoselo para quitarla mientras le hablaba a la kunoichi de cabellos palidos con una tierna voz.
— Katomi neeeeeeeeeeee-chan — Apodandola como si fuese su hermana, con la confianza del que se conoce desde toda su vida cuando su encuentro habia sido casual — Se hace tarde. ¿No estas cansada ni tienes hambre? — Miró por la ventana algo adormilado dando otro nuevo bostezo que se tapo con la mano.