14/04/2016, 22:30
— ¿Y-Y digame doctor? — Contestó siguiendo como es habitual en él. Habia comenzado un juego que seguramente no podia ganar.
El rostro de Len mostró una faceta de sorpresa junto a su ruborización habitual; acto seguido, paso su propia mano izquierda por su mejilla del mismo lado, mirando hacia el suelo. Esbozó una sonrisa de felicidad, pero no una normal, una calida y amable, la que daria un enamorado hacia su querida tras algun acto que el consideraba tierno. Bajo la mano por su cuerpo, hasta posarla en su estomago, donde se encontro con su otra mano, acariciando su barriga.
— Oh... Entonces es eso... — Su estomago se veia inflado, dilatado, pero de manera algo irregular pese a estar como si fuese un globo. Siguio acariciando aquel enorme bulto que le hacia parecer una embarazada, mientras mantenia esa dulce sonrisa.
— Se que fue un momento fugaz... Y papa no va a estar con nosotros... Pero le quiero a él y a ti, te cuidare bien. No dejare que te ocurra nada... — Dijo con una voz dulce y tierna, sin dejar de masajearse; cerro los ojos sin borrar esa sonrisa de su rostro; encorbandose hacia delante casi posando la cabeza en su barriga, mientras una manga de la chaqueta seguia visible desde el comienzo desde el lateral en el que Mogura estaba sentado.
El rostro de Len mostró una faceta de sorpresa junto a su ruborización habitual; acto seguido, paso su propia mano izquierda por su mejilla del mismo lado, mirando hacia el suelo. Esbozó una sonrisa de felicidad, pero no una normal, una calida y amable, la que daria un enamorado hacia su querida tras algun acto que el consideraba tierno. Bajo la mano por su cuerpo, hasta posarla en su estomago, donde se encontro con su otra mano, acariciando su barriga.
— Oh... Entonces es eso... — Su estomago se veia inflado, dilatado, pero de manera algo irregular pese a estar como si fuese un globo. Siguio acariciando aquel enorme bulto que le hacia parecer una embarazada, mientras mantenia esa dulce sonrisa.
— Se que fue un momento fugaz... Y papa no va a estar con nosotros... Pero le quiero a él y a ti, te cuidare bien. No dejare que te ocurra nada... — Dijo con una voz dulce y tierna, sin dejar de masajearse; cerro los ojos sin borrar esa sonrisa de su rostro; encorbandose hacia delante casi posando la cabeza en su barriga, mientras una manga de la chaqueta seguia visible desde el comienzo desde el lateral en el que Mogura estaba sentado.