15/04/2016, 20:10
(Última modificación: 15/04/2016, 20:54 por Manase Mogura.)
Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar ese alarido de dolor con una altura de letra mayor a la de los demás. Había logrado conectar el golpe, no exactamente como se lo había propuesto pero lo había hecho a fin de cuentas. El golpe le costó algo también, el jefe hizo que perdiera el equilibrio y cayera al piso con el golpe de su machete.
¡Ah! ¡Maldición!
El machete cayó al piso junto a él, mientras que el jefe de los bandidos se lamentaba un brazo muy mal herido, ninguno de los dos estaba en la mejor posición, Mogura sintiendo como algo calido le brotaba de la pierna trataba de no retirarle la mirada de encima en ningún momento a su oponente.
¿Será por esto... que los ninjas médicos se quedan... en la retaguardia?
Pensaba para si mismo observando al jefe mirar a todos lados, sus subordinados y una posible ruta de escape inexistente. Comenzó a gritar cosas que no significaron mucho para el shinobi de la Lluvia. No había intentado ayudar al camarero porque un Daimyo se lo ordenara ni nada por el estilo.
En sus planes estaba la idea de darle un puñetazo con la esperanza de dejarlo inconsciente de una buena vez, pero el ritmo de las cosas había tomado un camino diferente, la mirada furiosa que le entregaba a Riko había pasado a ser un intento de ataque. Estiró su mano para tomar la muñeca del jefe que había empuñado una navaja, no lo lograría por la distancia a la que se encontraba. Alertó a su compañero desde su precaria posición mientras intentaba ponerse de pie.
¡Cuidado Riko! ¡Tiene una navaja!
Tirado en el piso no iba a poder llegar a detener al bandido de realizar su ataque y sumado a eso el dolor que sentía en la pierna era algo a considerar, no había sido un corte limpio pero había hecho un daño al shinobi.
· PV:–
· CK:–
¤ Hitai-ate: (Frente)
¡Ah! ¡Maldición!
El machete cayó al piso junto a él, mientras que el jefe de los bandidos se lamentaba un brazo muy mal herido, ninguno de los dos estaba en la mejor posición, Mogura sintiendo como algo calido le brotaba de la pierna trataba de no retirarle la mirada de encima en ningún momento a su oponente.
¿Será por esto... que los ninjas médicos se quedan... en la retaguardia?
Pensaba para si mismo observando al jefe mirar a todos lados, sus subordinados y una posible ruta de escape inexistente. Comenzó a gritar cosas que no significaron mucho para el shinobi de la Lluvia. No había intentado ayudar al camarero porque un Daimyo se lo ordenara ni nada por el estilo.
En sus planes estaba la idea de darle un puñetazo con la esperanza de dejarlo inconsciente de una buena vez, pero el ritmo de las cosas había tomado un camino diferente, la mirada furiosa que le entregaba a Riko había pasado a ser un intento de ataque. Estiró su mano para tomar la muñeca del jefe que había empuñado una navaja, no lo lograría por la distancia a la que se encontraba. Alertó a su compañero desde su precaria posición mientras intentaba ponerse de pie.
¡Cuidado Riko! ¡Tiene una navaja!
Tirado en el piso no iba a poder llegar a detener al bandido de realizar su ataque y sumado a eso el dolor que sentía en la pierna era algo a considerar, no había sido un corte limpio pero había hecho un daño al shinobi.
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–¤ Hitai-ate: (Frente)