16/04/2016, 16:08
El ataque sorpresa del jefe fue evadido por Riko gracias al aviso de Mogura, aquel maleante había descargado toda su furia en ese ataque y la frustración le invadía el pecho. Odiaba a los shinobis, enormemente, esperaba poder descargar su enojo contra esos chicos pero la cosa se estaba poniendo fea, en cualquier momento podrían aparecer los guardias del lugar y eso si sería un verdadero problema.
El tipo de la cadena al sentir como tenía el control de su arma de nuevo se dispuso a observar a su jefe para que le indicase con la mirada que hacer, pero su jefe estaba inmóvil, pensativo. Ante esto el sujeto decidió atacar por su cuenta aprovechando que el shinobi de Uzu ahora se encontraba distraído, lanzó la cadena esperando darle en la nuca pero algo inesperado ocurrió.
-¡Alto idiota!, ¡pedazo de animal!- Ordenó el jefe.
La cadena se dirigía hacia el cráneo de Riko pero con un movimiento de la mano el malente enrrolló una parte alrededor de su mano y le dió un tirón, el contrapeso estaría cerca del ninja de Uzushio, pero no alcanzaría a conectar sino que vería como regresaba como un resorte a las manos del maleante.
-¡Vámonos de aquí!, ¡olvídense de Taro!- Bufó
-¡Jefe no me deje!- Gritó el traicionado secuaz.
-Todo es tu culpa grandísimo imbécil, así que para arreglarlo saludarás a los guardias de mi parte- Rió maleficamente.
-¡JEEEEEFEEEEEEE!- Rogó con voz llorosa.
El tipo de la cadena y el que había sido despojado de su cuchillo ayudaron a caminar al que había recibido el golpe en la garganta cortesía de la ninjatou de Tatsuya, el jefe se echó a correr más rápido de lo que se podría esperar de alguien de su tamaño. El mentado Taro intentó arrastrarse por el suelo pero aún estaba sufriendo dolor por el Konoha Reppu que impactó sus piernas, al parecer no era un tipo tan fuerte como el resto de la pandilla.
"Pobre..." -Pensó el genin de Taki.
Tatsuya los dejó ir sin más, no iba a seguir esta pelea por nada, pero le dió lástima que dejaran a uno de los suyos tirado como basura. No importaba que fueran maleantes, cualquiera se sentiría triste si lo traicionan, y así el tal Taro se echó a llorar como un niño que se cayó de la bicicleta.
Justo cuando los maleantes se acababan de ir el mesero que previamente se había escabullido hizo acto de prescencia de nuevo, esta vez acompañado de un hombre que se miraba de unos sesenta años, a pesar de sus canas se miraba enérgico, y sobre todo molesto. Tatsuya pensó que se trataba del dueño del local y en efecto lo era, el señor vió la pared destrozada, al tipo llorando en el suelo y a los tres shinobis que estaban en el sitio.
-¿QUE MIERDAS PASÓ AQUÍ?- Gruñó el tipo.
-Pues...- Tatsuya no alcanzó a decir más.
-USTEDES TRES VAN A PAGAR POR ESTE DESASTRE- Dijo furioso el dueño.
Estaba totalmente fuera de sus casillas, el dueño estaba seguro de que era culpa de los ninjas y no iba a aceptar ninguna explicación que le diesen. Tatsuya no sabía que decir para calmar al sujeto, no sabía que excusa darle para tranquilizar al dueño del local.
El tipo de la cadena al sentir como tenía el control de su arma de nuevo se dispuso a observar a su jefe para que le indicase con la mirada que hacer, pero su jefe estaba inmóvil, pensativo. Ante esto el sujeto decidió atacar por su cuenta aprovechando que el shinobi de Uzu ahora se encontraba distraído, lanzó la cadena esperando darle en la nuca pero algo inesperado ocurrió.
-¡Alto idiota!, ¡pedazo de animal!- Ordenó el jefe.
La cadena se dirigía hacia el cráneo de Riko pero con un movimiento de la mano el malente enrrolló una parte alrededor de su mano y le dió un tirón, el contrapeso estaría cerca del ninja de Uzushio, pero no alcanzaría a conectar sino que vería como regresaba como un resorte a las manos del maleante.
-¡Vámonos de aquí!, ¡olvídense de Taro!- Bufó
-¡Jefe no me deje!- Gritó el traicionado secuaz.
-Todo es tu culpa grandísimo imbécil, así que para arreglarlo saludarás a los guardias de mi parte- Rió maleficamente.
-¡JEEEEEFEEEEEEE!- Rogó con voz llorosa.
El tipo de la cadena y el que había sido despojado de su cuchillo ayudaron a caminar al que había recibido el golpe en la garganta cortesía de la ninjatou de Tatsuya, el jefe se echó a correr más rápido de lo que se podría esperar de alguien de su tamaño. El mentado Taro intentó arrastrarse por el suelo pero aún estaba sufriendo dolor por el Konoha Reppu que impactó sus piernas, al parecer no era un tipo tan fuerte como el resto de la pandilla.
"Pobre..." -Pensó el genin de Taki.
Tatsuya los dejó ir sin más, no iba a seguir esta pelea por nada, pero le dió lástima que dejaran a uno de los suyos tirado como basura. No importaba que fueran maleantes, cualquiera se sentiría triste si lo traicionan, y así el tal Taro se echó a llorar como un niño que se cayó de la bicicleta.
Justo cuando los maleantes se acababan de ir el mesero que previamente se había escabullido hizo acto de prescencia de nuevo, esta vez acompañado de un hombre que se miraba de unos sesenta años, a pesar de sus canas se miraba enérgico, y sobre todo molesto. Tatsuya pensó que se trataba del dueño del local y en efecto lo era, el señor vió la pared destrozada, al tipo llorando en el suelo y a los tres shinobis que estaban en el sitio.
-¿QUE MIERDAS PASÓ AQUÍ?- Gruñó el tipo.
-Pues...- Tatsuya no alcanzó a decir más.
-USTEDES TRES VAN A PAGAR POR ESTE DESASTRE- Dijo furioso el dueño.
Estaba totalmente fuera de sus casillas, el dueño estaba seguro de que era culpa de los ninjas y no iba a aceptar ninguna explicación que le diesen. Tatsuya no sabía que decir para calmar al sujeto, no sabía que excusa darle para tranquilizar al dueño del local.